Julieta: ¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no renuncias al nombre de tus padres? Y si careces de valor para tanto, ámame, y no me tendré por Capuleto.
Romeo: ¿Qué debo hacer, continúo escuchándola o hablo?
Julieta: Acaso no eres tú mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas. ¿Y qué quiere decir Montesco? No es pie ni mano ni brazo ni rostro ni fragmento de la naturaleza humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaria de ser rosa, tampoco dejaria de esparcir su aroma, aunque se llamara de otra manera. Asimismo mi adorado Romeo, pese a que tuviera otro nombre, conservaria todas las buenas cualidades de su alma, que no las tiene por herencia. Deja tu nombre, Romeo, y a cambio de tu nombre que no es cosa esencial, toma toda mi alma.
Muy bien chicos, hora del descanso—dijo el director asignado y Fye respiró con ganas. Estaban solo en los ensayos pero era evidente que era un buen actor pues de otra manera le hubiera tirado algo encima al idiota ese y era que su cara lo irritaba tanto como nunca en su vida le irritó persona alguna.
Lo vio cerca camino a los camerinos rodeado de tipos que le daban coba todo el día y pasó de largo sin hablarle.
Al ojos rojos le sacaba de quicio que le ignoraran. Sonrió con malicia ya que se imaginó como vengarse.
La escena sexta del segundo acto era la que más lo permitía.
Los ojos gatunos del rubio miraban impertinentes a los del moreno mientras Fray Lorenzo les daba su bendición, habían cambiado un poco esa parte para volverla más épica por lo que cuando tomó el talle del rubio este no pareció estresarse pero cuando los labios del moreno tocaron los suyos propios una calidez exagerada se expandió por todo su ser.
Kurogane sonrió un poco al apartarse de la cara algo consternada. Estaba seguro de que otros hombres lo habían besado en el cumplimiento de su deber pero ninguno había utilizado toda su argucia en semejante acto corrompiendo los labios con fogosidad y metiendo su peculiar lengua dentro de la cavidad. El ojos azules se había resistido un poco al comienzo pero era evidente que a la final le había gustado.
Bien, es todo—dijo el director y tras esas palabras los dos se alejaron. La sonrisa en la cara del moreno molestó sobremanera a su partener pero nada dijo víctima de su propio enojo y se fue tras bambalinas.
Todo era un revuelo porque todo el mundo estaba desarrollando cosas para la presentación, tales como el vestuario, la luz, los enseres y decoraciones necesarios para una presentación ante la realeza.
Fye caminaba muy rígido mientras se dirigía a su camerino que era un coche cama para el solo.
¿A dónde piensas ir?—preguntó Fuko interfiriendo en su camino.
Adonde me pegue la real gana—dijo el rubio furioso que se vio sorprendido por el agarre del otro.
Pero si no hemos practicado lo suficiente—dijo el moreno antes de halarlo de una manera en que sus cuerpos estuvieron pegados y la boca del mayor entró en la del más delicado, de pronto su lengua interfería entre sus dientes y por un momento perdió la cordura. Al recobrarla pensó en morder su lengua y justo entonces…
Una pierna interfirió entre las suyas y el muslo se deslizó por sobre su parte baja logrando que se estremeciera mientras era besado. Kurogane había tenido el tino de deslizarlos a ambos entre dos carros de carga y su experiencia salió en evidencia con todo su ser. Despues de un rato de ese trato el ojos azules temblaba de deseo y es cuando el otro se apartó y lo miró.
¿Qué dices de esta practica?—dijo evidentemente agitado el pelinegro mientras sus ojos se encontraban.
Es evidente que no podemos quedarnos así—dijo el rubio.
¿Ah sí?—preguntó con media sonrisa el otro.
No creas que me sonrojaré por esto—dijo con evidente molestia Fye, era obvio que ambos eran presa de la excitación del momento, lo mejor era dejarlo fluir y pasarlo atrás en el tiempo, por la obra y por él—Esta noche tendremos sexo y después al trabajo. Una vez y cada uno su camino—era lo que él había hecho siempre que se encontraba excitado con alguien. ¿Que importaba hacerlo con ese tipo? Y tal vez aprovechara para bajarle los humos.