Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Arenas del tiempo por Ryouka SmGa

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Después de todo, aquel encuentro entre Akefia y su niño albino fue amor a primera vista. Sólo que la situación no era la apropiada para fundir completamente su amor.

Atem Vs Akefia... La batalla final.

Narrador:

Antes de que llevaran a Ryou con el faraón para el interrogatorio, el moreno de cabello blanco, se había infiltrado al palacio real, donde en varias habitaciones se había metido para buscar pequeños objetos qué robar, en ese momento, llegó al fondo del pasillo, se escucharon ruidos. En seguida, se coló a una de las habitaciones al azar.

Ahí, entró el faraón, Heba y el chico albino que había visto antes. Se desconcertó un poco, decidiendo que debía quedarse para ver qué tramaba el jovencito. Akefia se había escondido sobre unas suaves cortinas claras de seda, guardándose cerca de una esquina y la entrada a la pequeña habitación. Curiosamente podía observar a su pequeño que admiró un segundo la habitación y sus alrededores.

Parecía que el albino, se estabilizó un poco en sus aposentos, se recostó sobre la gran cama que le acogía después del gran desastre hecho por Akefia, aunque no podía cerrar los ojos, seguía imaginándose la grandeza de ese hombre; de repente sintió como la sangre se elevó en sus mejillas dándole una tonalidad rojiza. Akefia notó el sonrojo que tenía el menor y a gracia de eso, soltó un pequeño suspiro.

Narración del albino menor.

Se escuchó una leve respiración en cuanto cerré mis ojos y obviamente, sabía que no me pertenecía. Ahí en mis aposentos, había alguien más. Tal vez un asesino, tal vez Akefia notó que vine con el Faraón y ahora piensa asesinarme.

Jamás tuve este sentimiento, pero de verdad deseaba que Akefia me tomara con sus propias manos y robara mi vida para estar eternamente con él. Me levanté de la cama y nuevamente me puse a explorar los rincones de la habitación, merodeé un momento más antes de que se presentara ante mí.

Ahí estaba él, salió de las hermosas cortinas que le hacían excelente juego con su tono de piel y su excitante movimiento al acercarse a mí. Me precipité y mi reacción al verle no fue la indicada. Retrocedí tres pasos, chocando con una pequeña mesa donde tenía una pieza invaluable de cerámica egipcia, que accidentalmente tiré con el empujón.

Mi respiración se agitó y abrí enormemente mis ojos, ¿me habrá estado buscando? ¿qué piensa hacer ahora?

-¿qué crees que haces niño?- se dirigió a mí con un tono extremadamente soberbio, provocó que la sangre en mis mejillas se elevara y me comenzaran a arder.

-¿Eso… Eso quiero saber?- Respondí demasiado nervioso, la verdad no sabía qué hacer y no quería gritar para que los guardias vinieran y se lo llevaran. Miré a otra dirección porque su mirada era demasiado fuerte.- ¿por qué estás aquí? ¿Qué vas a hacerme?

-Yo nada, ya te dije antes, siento.. que nosotros nos conocemos de algún lado, siento que te perdí en alguna ocasión, y ahora, siento temor- Su tono de voz era más sereno, aunque, no entendí por qué me dijo eso.

-¿Temor? ¿Temor a que me pierdas?- Me sentí importante pero com muchas dudas más.- ¿por eso no me mataste en la posada?- Akefia regresó su mirada a mi y se acercó más brusco.

-¿por qué haces tantas preguntas? No te responderé nada, nadie tiene explicaciones mías, ahora debo estar loco por no haberte matado. ¿crees que deba hacerlo ahora?- Estaba un poco encorvado y su cara se acercaba más a la mía, me asustó su respuesta pero aún me mantenía firme con no defenderme.

-Dame un motivo por el que te tenga que afirmar esa última pregunta tuya- Agaché la mirada y ladeé mi rostro, me sentía demasiado apenado. No tenía la fuerza para mandar todo al carajo y pedirle que me tomara una vez más.

-Eres sirviente del Faraón, harías lo que fuese por tu señor ¿o no?- Akefia sacó una pequeña daga de su turbante color crema y lo acercó a mi vientre.

-El faraón será mi rey, pero jamás haría algo por él, en ese caso sólo si su acompañante Heba me lo pide. Él es mi familia- Senti mis ojos decayendo a cada palabra que soltaba. Akefia, subió la daga por mi pecho y la recorrió suavemente hasta mi pecho, así poco a poco sentí que me la clavaba en medio.

Escuché entonces, cómo mi ropa se desgarraba hacia de arriba hacia abajo con el objeto, Akefia arrojó la daga lejos y usó sus manos para destrozarme toda la vestimenta. Se abalanzó hacia mí besando de nuevo mis labios, parece que todo se alentaba cada vez más.

Sus manos me envolvían la cintura y me atraía cerca de su cuerpo. Al besarme, comenzó a abrir la boca. Inexpertamente imité al oji-lila. Entonces nuestras lenguas interactuaron unos minutos más en lo que sentí sus caricias en mis muslos.

Sentí mi hinchazón y el calor que emanaba de mi entrepierna. La cabeza estaba apuntando hacia arriba y él se había dado cuenta. Ladeó sus labios como si me sonriera y me llevó hasta la cama, recostándome y él poniéndose sobre mí. Sentía que mi rostro estallaría en rojo. Sus besos eran delicados y lentos. Todo igual, de arriba hacia abajo.

Sentí una leve humedad fría en el glande y su lengua jugueteando con ella, como si lamiera algún fruto demasiado dulce, eso me estaba excitando más. Traté de lazar el rostro para mirar el cómo me gozaba. Pero jamás apartó su vista de mi miembro. El hormigueo en las piernas era placentero.

Más adelante, se puso cara a cara conmigo y me levantó, me hizo sentarme en sus piernas mientras él me abrazaba por detrás. Lamió mi cuello y cerca de mi trasero sentí su mano pasar varias veces tratando de acomodar su miembro.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal al sentir la pequeña rozadura de su excitante virtud. Poco a poco la acomodó apuntando a mi esfínter, así, me recostó boca abajo y me apoyé en una almohada.

Su cadera comenzó a balancearse adelante y hacia atrás con mucho ritmo, su calor, su aroma, todo se mezclaba en mi mente, comencé a morderme el labio inferior. Estaba sintiendo demasiada excitación dentro de mi esfínter. Noté poco después que mi eyaculación venía lentamente. Gemí sin querer.

-¿eso te está gustando mi niño?- Sentía un entusiasmo en lo que Akefia estaba haciendo.- ¡Pídeme que siga!

-Ahhh ohh Akefia.- Gemí con más frecuencia.

-¡Pídemelo, por favor! ¡Te deseo!- lamió una vez ás parte de mi nuca y su ritmo se aceleró.

-¡Te deseo Akefia! Sigue, por favor…- Mi corazón casi se detenía en seco y justo ahí sentí más húmeda mi retaguardia, él se endureció y poco a poco yo también, ambos néctares estaban fuera de nuestro organismo. Ese fue el primer y único orgasmo que tuve a su lado.

Se recostó a un lado mío, descansando, y yo recargado sobre su brazo me acurruqué mientras lentamente me quedaba dormido.

Justo al amanecer, abrí mis ojos y miré a mi alrededor, recordando un poco, busqué a Akefia, peros e había ido, con razón sentí la cama más solitaria de lo habitual. Parece que también había cambiado de ropa, tal vez mientras dormía él lo había hecho para mi.

Alguien se acercó velozmente a mi habitación. Y entró sin tocar.

-¡Heba! ¿qué ocurre?- Heba entró agitado y muy asustado.

-¿estás bien? ¿No te hicieron nada?- Heba me examinó de pies a cabeza y no encontró nada fuera de lo normal y me abrazó.- ¡Estás bien! ¡Me alegro!

-Heba, ¿qué ocurrió?- Me separé de mi amigo para que me diera una explicación.

-Han invadido el palacio, hay una gran conspiración y están dentro. Akefia y sus secuases están dentro del palacio, a noche un guardia lo vio pasar cerca de tu ventana y asesinó a dos de los guardias que escoltaban a Atem. Creí que te había envenenado o algo por haber sido el único que sobrevivió.

-Tranquilo, ya sé cuidarme solo.- Dije con demasiada confianza.

-¡No es eso Ryou, estamos con un asesino y un ladrón a sueltas!!- exclamó aún más asustado.

-Pero si antes no me asesinó, ¿por qué lo haría ahora? Más bien siento que el faraón o t´´u están en peligro, si está aquí creo que es para buscar al Faraón.

Cerca de ahí se escuchó un estruendo enorme, me asusté y Heba se cubrió conmigo. a lo lejos se veía una nube de polvo por la caída de una columna. Ahí estaba él, cabalgando y jalando lo que parecía ser un sarcófago. Parecía un loco. ¿qué quería exactamente?

-Heba, ve a buscar a Atem, puede que estén peligro- así a lo lejos vimos como la nube de polvo ocultó a Akefia llegando a desaparecer.

Por la tarde no reunieron a todos en el salón principal del Faraón, y mientras me mezclaba entre la multitud, Heba y Atem se paseaban por todos lados. Sus guardianes milenarios cruzaban toda la gran habitación asegurándose que estuviéramos a salvo.

Parecía que me perdería de un nuevo atardecer, y también de volver a ver a Akefia o eso creí.

A penas había anochecido cuando, en el silencio, una carcajada rompió con la calma de todos. Akefia había vuelto, rodeando a todos en la habitación con sus secuaces.

Traían antorchas y estábamos atrapados, los guardianes y los guardias estaban por atacar hasta que varios de esos secuaces le apuntaron al faraón con dardos venenosos, nadie pudo impedir aquel ataque, nadie más que Heba.

-¡Hebaaaaa!- Resonó la voz del faraón, con un tono tan desgarrador. A penas pudo sostener su frágil cuerpo mientras lo dejaba recostado en el suelo. Le lloró un momento y se levantó hecho una ira. Antes de ordenar a sus guardias atacar, los secuaces dejaron caer las antorchas incendiando el palacio.

Me quedé helado, no pude creer que Heba muriera tan rápido. Akefia, ¿por qué lo mataste?, me pregunté con lágrimas rodando por mis mejillas, una mujer me jalaba y me pedía que saliéramos de ahí, pero casi estaba sordo, entré en un estado de Shock. Todos corrían menos Akefia y Atem, estaban cara a cara ambos armados y las llamas rodenadolos, así poco a poco se desvanecía su imagen, no sé cómo desperté después de eso, pero su túnica estaba a un lado mío ensangrentada y Atem me cargaba para sacarme del palacio. Sabía que ese final sería muy probable.

Después de eso desaparecí de Egipto, Atem quería que ahora yo tomara el lugar de Heba, pero, me sentiría en traición a su memoria si me quedara, Atem sabía de mi enamoramiento que tuve hacia Akefia. Después de llorarle en silencio a la túnica que fue quemada frente a mis ojos.

Me desterré a mí mismo de la gran ciudad por sentir vacía la muerte de mi amado, esperaba reencarnar y volver a encontrarme con él y por fin ser felices en una época no tan violenta.

Quería pasar el resto de mi vida amándolo…

Narrador:

Entonces, Ryou despertó a las tres con quince de la mañana, estaba sudado y algo nervioso sobre la cama en el departamento, miró a su alrededor y a su lado, descansaba su yami, durmiendo pasivamente. Se veía calmado y tranquilo. A pesar de que haya tenido un pasado muy violento, ahora sabía que el tiempo que estuvieran untos, lo haría feliz, después de todo, se enamoró de un bello recuerdo de lo que fue su amor del pasado.

Ryou temía por que Bakura se fuera, pero, a pesar de ello, disfrutaba el estar enamorado de aquel bandido que una vez le susurró “te he visto antes y siento que te he conocido de algún otro lado.”

Besó la frente del albino mayor y se acurrucó en la cama, pegándose cada vez más a él. Hasta que Bakura lo tomó por la cintura y se quedaron dormidos de nuevo.

Fin…

 

Notas finales:

Queridísima audiencia:

Ya por fin me inspiré para terminar este ficque dejé desde febrero, me parece xD

Bueno pues espero que les haya gustado mucho las aventuras locas de Akefia :') Al final si me excedí pero.. sabemos que de alguna manera tenía que convertirse en el Yami que todos conocemos :3

Sayo.

Mando saludos a todos y cada uno de ustedes.

SmGa


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).