Eran alrededor de las 7:00 p.m y todos ya estaban esperando el delicioso banquete preparado po el cocinero de abordo. El capitán y el tirador saltaban de auí para allá, felices por el día.
- Quisiera que Kaya-san estuviera aquí, le hubiera confesado algo.
- ¿Te gusta Kaya? - Luffy se detuvo.
- Un poco... - Le contestó apenado.
- A mí me gusta Nami, shishishi, le diré que me gusta - Dijo inocente con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡No lo tomes tan a pecho Luffy, el amor es algo serio!
- Perdón, perdón... ¡Pero le diré!
A los pocos minutos, Sanji llegaba con la comida y bebidas para la tripulacón.
- Usopp ¿Puedes llamar a Chopper y a Nami-san porfavor? - Le dijo mientras colocaba los manteles y el banquete.
- Sí - Se encaminó a la enfermería y al camarotte de Nami.
El tirador llegó con Chopper en la espalda y con Nami, sólo faltaba...
- ¿Dónde está...? Ah ¡Marimo, ya es hora! - Le avisó y le sonrió.
- ¿Trajiste Sake? - Estaba sentado, apoyado en el barandal.
- Sí, te traje Sake...
- ¿Por qué me sonreiste, no se supone que me odias? - Su voz sonaba dolida.
- Por nada. Vamos que los demás nos esperan.
Se dirijieron a cubierta, no se imaginaban que pasaría.
- Nami ¿Te puedo decir algo? - Le preguntó el azabache.
- ¡Claro Luffy! - Se vio emocionada.
- Te quiero - Besó su mejilla.
- ¡¿EHHHHHH?! - Todos, incluyendo Nami, se sorprendieron.
- ¡Luffy, tú no puedes besar a Nami-san! - Casi le da una patada.
- Luffy... - Se lanzó a abrazarlo - ¡Yo también te quiero! - besó su mejilla - Es el mejor regalo, gracias.
- ¡¿Ah?! ¡¿Cómo pudo quedarse con Nami-san?!
- Shishishi, no lo sé pero... ¡Qué empiece la fiesta!
- ¡Sí! - Dijeron y Nami tomó a Luffy de la mano.
Cenaron en un ambiente divertido, Usopp no paraba de contar historias sorprendiendo a Chopper y Luffy hacía cualquier tontenría, alguna que otra Sanji también. Pronto terminaron, se fueron a dormir, Luffy quería quedarse con Nami y ella no tuvo otra opción que decirle sí. Los únicos que quedaban despiertos eran Zoro y Sanji porque iba a lavar platos.
- Qué sueño... - Decía mientras el agua fría caía en sus manos - Cómo me hubiera gustado que Nami-san me hubiera dicho eso, uff... - Suspiró - Si hubiera otra chica en el barco podría decir todo lo que me he guardado y... No, Sanji, esa alga andante no te dirá que... - Se detuvo y sus ojos se cristalizaron, apunto de llorar - ...Que te quiere... Mierda, me voy a dormir.
Se escucharon pasos, supuso que era Luffy o algo así, no... Los pasos se oían más... Pesados, después se abrió la puerta.
- ¿Qué pasa...? - Sus suposiciones se esfumaron cuando se dio la vuelta, no era el capitán, era... - ¿Marimo, que haces despierto? A mi me toca guardía...
- Ya lo sé - Caminó para estar más cerca del rubio - Toma... - Le entregó una hoja - ...Leela.
- ¿Qué es?
- Sólo leeela.
Abrió la hoja, empezó a leerla y a medida que avanzaba, sus ojos se cristalizaron de nuevo, no podía creer lo que estaba leyendo.
- E-esto... ¿Lo escribiste para...?
- Sí, para tí cocinero...
- Pe-pero... Yo no pue-puedo... - Rompió a llorar - Yo no puedo...
- Claro que puedes gustarm... - La frase quedó imcompleta, fue acallado por unos labios sobre los suyos, tomó la cintura de rubio y lo apegó a su cuerpo. Se separaron por oxigeno.
- También me gustas... - Se paró de puntitas un poco, ya que Zoro era un poco más alto que él.
- ¿Entonces puedo hacer esto? - Colocó su pierna entre las del cocinero e inclinó a ambos, besándolo tiernamente.
Cuando se separaron, Sanji tomó su cara para poder ver sus ojos, negros como la noche y profundos como la oscuridad.
- Sí, si puedes... - Seguían inclinados.
Zoro quitó el fleco de Sanji. Era la imagen más linda que pudo haber visto, sus mejillas con un tono rosado, su boca entreabierta y sus ojos... Cristalizados, porfundos como el mar y claros como el cielo.
- Sanji... - Le llamó.
- ¿Ah?
- Te amo.
¿Era cierto, le dijo que lo quería? Eran las palabras que había estado anhelando escuchar todo este tiempo, de nuevo las lágrimas salieron. No de tristesa. De felicidad.
- Zoro... - Regresaron a la postura normal y Sanji abrazó al peliverde.
El otro lo abrazó de la cintura y tomó impulso para cargarlo como costal.
- ¡Waaaaaa! ¿Qu-qué ha...?
- Vas a despertar a los demás antes de...
- ¿De-de qué?
- De que te lo haga... - Salió de la cocina con el rubio.
¡No podía ser cierto, apenas el primer beso y ya se lo quería follar! Llegaon y Zoro recostó al cocinero en la mullida cama. De nuevo la imagen más linda, era lo mismo pero está vez tenía el cabello alborotado y los brazos hacía arriba. Una vista demasiado sexi para que el espadachín no se resistiera.
- Zoro... - Lo llamó casí en una suplica - Zoro... - Su voz era entrecortada, junto con su respiración y sus ojos entreabiertos.... Jadeante.
Al espadachín se le dificultó tragar saliva y un pequeño sonrojo se le subió a la cara. Sanji jaló a Zoro para que cayera encima suyo y abrazarlo por el cuello, quitando sus piernas para darle más espacio. El rubio empezo a meser sus caderas de forma vertical, tratando de exitar al peliverde.
- Zoro... - Jadeó - Zoro, ngh...
- ¿E-eh...? - Estaba paralizado.
- Ha... Hasmelo, Zoro - Susurró en su oído con voz sensual - Quiero ser tuyo...
¿Escucho bien, no era su imaginación? No, no lo era. Se lanzó al rubio, besándose salvajemente, sus lenguas se entrelazaron y mesclaron sus salivas. Zoro segado por la lujuria, acabó bajando a su cuello, dejándo marcas visibles como mordidas o chupetones, que le arrancaron pequeños gemidos al cocinero. Por otra parte, el contrario frotaba su entrepierna con la del peliverde. Volvieron a besarse apasionadamente, se separaron y se vieron, sus ojos mostraban pura lujuria. Seria una noche divertida...
TO BE CONTINUED...