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Corazón de Papel por Ondubu

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Notas del fanfic:

Ultimamente eh estado cómo triste(?), así que escuchando música se me ocurrió esta pequeñez.

Notas del capitulo:

"Paper Hearts"

Se podría decir que sólo escucharla me llevó a escribirla, nada de lo demás tiene que ver con ella. Pueden escucharla mientras leen, idk, tal vez les ponga ambiente(?).

Es un poco raro, y confunso -Cómo ya es costumbre viniendo de mí- pero supongo que estpa bien. Espero que esto me haya desahogado bien(?)

Disfrutenlo <3.

— Es tan frágil que a veces pienso que el simple viento puede arrancarlo de mis manos— Dijo con el rostro triste, mostrando los surcos bajo sus ojos y las arrugas leves en sus comisuras. Siendo tan joven y luciendo tan viejo.

La mujer sentada a su lado le observó un rato con bastante detenimiento, cómo ya le había sido costumbre desde hace un tiempo.  Ella sabía porque sufría tanto un muchacho de presente brillante.

Su novio de toda la vida estaba muriendo lentamente. Sin poder detenerse ni poder retrasarlo.

— ¿Sabes? — Habló igual que siempre, con la voz ronca y áspera, mirando al suelo cómo desde hacía poco había comenzado a hacer —A veces odio esta parte de su corazón de papel… El hecho de ver las fotografías de cuándo aún podía estar en pie. Ver los videos  de cuándo aún tenía fuerzas suficientes para cantar a todo pulmón, a pesar de saber que más tarde estaría tosiendo horrores… Me hace querer congelarme en esos momentos. Me embriago de todos y cada uno de ellos todos los días. — Un suspiro pesado y nuevamente su ceño fruncido. La rabia e impotencia irradiándose en su rostro — No quiero olvidarle. No quiero decir “un día tuve a mi persona especial y de pronto, cual hoja de otoño, voló lejos, muy lejos de mí.” Yo sólo… quisiera poder regresar todo atrás, a cómo era antes y congelarlo milenios. Quiero despertarme cada día de mi vida y  verle sonreír mientras el sol le pega en el rostro. Quiero verlo hoy y decirle que lo amo mientras lo abrazo fuerte; y con besos le quito el aliento, con caricias el sentido y con palabras sus deseos. Yo… — Pero su voz se quebró. No dijo nada más. La joven a su lado guardó silencio. También ella parecía cansada, su rostro lucía abatido.

— No quieres despertarte un día más de tu vida y que alguien te diga “Se ha ido.” — Tuvo el impulso de abrazarlo, pero se conformó con palmear su espalda con suavidad maternal, aun cuando sus manos temblaban horriblemente —Tienes miedo de que el adiós esté más cerca de lo que han dicho— Sonrió melancólica, un nudo formándose en su garganta.

— Temes que un día esa sonrisa que tanto conoces, que tanto adoras, se convierta en algo borroso. Que los recuerdos se borren y, cómo su corazón de papel, se desmorone poco a poco de cada uno de nosotros. — Las gotas gruesas de agua salada comenzaron a brotar de sus ojos cansados, sin ápice de detenerse.

“Yo también quiero que mi hermano se quede conmigo. No quiero que vuele lejos de mí aún.” Pensó la muchacha de cabellos marrones, llorando sin piedad.

Los negros cabellos del muchacho se sacudieron violentamente, al igual que su cuerpo entero, que presentó fuertes espasmos. Su respiración irregular y aquel llanto lleno de dolor, que parecía pedir a gritos que alguien le diese por siempre al muchacho de corazón frágil y no se lo arrebatase nunca.

Del otro lado de las cortinas del hospital, un castaño reposaba entre la suavidad de las pulcras sabanas, llorando silenciosamente con las pocas fuerzas que su débil cuerpo aún le lograba dar; se supone que dormía.

Sí era sincero, él tampoco quería irse. Siempre parecía estar tranquilo y sereno, pero la verdad era que se moría por dentro, tan literal cómo su enfermedad en él.

Estaba asustado. Estaba triste. Se sentía horrible porque tenía que vivir cada día sabiendo que no se iba a curar, que por más que lo intentaran, se iba a morir. Su cuerpo le torturaba todos los días, pero él seguía aferrándose a vivir.

“Mientras él viva… Puedo soportar la prisión de dolor en la que estoy encerrado.” Se decía todos y cada uno de sus días, como si fuese su lema de vida.

Él odiaba su corazón de papel. Odiaba tener que oír a la gente sentir lastima por él, odiaba despertar todos los días y verse en esa cama, conectado a todas esas máquinas, quedándose en el mismo maldito estado todos los jodidos días.

Lo que más odiaba y le dolía ver, no era a su madre, ni a su padre destrozados. No era el dolor que su cuerpo le daba. No era ver tras la ventana  a la gente feliz.

Era ver cómo su preciado marido había envejecido lo que él había hecho en seis meses.

Ver esas tristes sonrisas cada vez que le iba a visitar, las arrugas en su entrecejo, las ojeras bajo sus ojos, sus uñas carcomidas, su cabello despeinado y su ropa deslavada por el extremo uso de blanqueador.

Su esposo y él eran tan jóvenes. Tenían un futuro brillante y eso todo mundo se los decía. Se culpaba por haberle hecho tanto daño tanto a su vida cómo a su salud.

Todos los días, despertaba con la pequeña esperanza de que fuese sólo un triste sueño y que a pesar de ello, su querido pelinegro estaría ahí para consolarle, para seguir viviendo su vida plenamente feliz cómo había sido en un principio.

Todos los días despertaba deseando, no tener un corazón de papel.

Notas finales:

¡Gracias por leer! 

Si te ha gustado, no te ha gustado, tienes algo que citar, etc, por favor deja un Rw, no cuesta nada y es rapidito <3.


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