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Love is all you need por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

Los personajes de Danny Phantom pertenecen a Butch Hartman.

 

Especial de “All you need is love” por sus más de veinte mil visitas. 

Muchas gracias  n.n

<3

 


 


Love is all you need


 


 


 


En una dimensión similar a la nuestra, un lugar donde los seres fantasmales son los que predominan, hay un castillo donde el soberano de toda la dimensión, la Zona Fantasma como es mejor conocida por los mortales, vive el Rey y su hermano el Amo de la Muerte. Se rumora que al fin la paz ha llegado, hubo varias guerras entre esta Zona y el mundo mortal, hubo batallas en confines de la misma Zona, varios fantasmas seguían sin aceptar al nuevo Rey, era demasiado chico decían, le falta la experiencia en todos los aspectos repetían, no es digno de gobernar la Zona Fantasma aseguraban… y una y otra vez, el Rey mostraba lo contrario.


El Rey, un joven de apariencia que no supera los quince años, pelo color plata y ojos color verde tóxico, llegó un día acompañado de Clockwork, el fantasma más respetado en la Zona Fantasma, y fue presentado como futuro Rey, todos los habitantes mostraron sus respetos, nadie cuestiona al Amo del Tiempo… pero nadie niega que al supuesto príncipe sí se le podía objetas, por lo menos hasta probar ser digno del título de Príncipe (próximo Rey) de la Zona Fantasma.


Hubo riñas, hubo ataques, hubo revueltas y varias trampas en las que se pretendía derrocar al Príncipe con delirios de Rey según sus atacantes. El Príncipe no dudó, actuó y lideró sabiamente, siempre estuvo acompañado de sus llamados familiares, y aun estando solo siempre supo contener el caos, aplacar la ira, desvanecer el odio y evitar el sufrimiento a quienes le desafiaban, con y sin la ayuda de su Báculo de la Redención. Era un Príncipe comprensivo, benévolo, y justo… era firme más no tirano. Era un Príncipe que poco a poco fue ganando la lealtad de aquellos a quienes debía gobernar.


Su hermano, el Amo de la Muerte, siempre estuvo al lado del entonces Príncipe, hubo veces en las que intervenía, hubo veces en la que los espectros temían ser enviados a el Olvido, el Amo de la Muerte aún pude dañarlos. No se le debía temer a menos que el Príncipe fuera dañado, o que alguno de sus familiares fuera herido, entonces sus ojos esmeralda se volvían fríos y su pelo negro desordenado se movía con un viento inexistente, la fuerza que poseía causaba el movimiento no solo en él sino a su alrededor. En cambio, estando con su hermano y familiares sin amenazas sobre sus cabezas, el Amo de la Muerte era alguien bondadoso y misericordioso.


El momento en que el Príncipe fue coronado, dos años después del anuncio de su Reinado, fue a causa de una guerra contra al mundo mortal, el mundo de donde tanto el Príncipe como el Amo de la Muerte seguían viendo como un hogar. Sin embargo, el miedo de los mortales por lo desconocido y diferente provocó conflictos, provocó batallas, provocó la muerte en ambas dimensiones. Lo incomprensible y terrorífico aumentó cuando se dio a conocer el ‘estado híbrido’ del Príncipe: no podían aceptar que alguien estuviera vivo y muerto a la vez.


Esa ‘verdad’ del Príncipe dio pie a extrañas teorías, los humanos que quisieron controlar el plano espectral, así, los fantasmas que se vieron en el centro del conflicto por sus ‘viajes al mundo mortal’ y quienes fueron en su ayuda cuando los problemas no pudieron evitarse, dejaron de seguir existiendo. Ni los intentos del Amo de la Muerte por evitar los conflictos dieron frutos, no le quedó más que brindar paz a quienes sufrían.


El Príncipe defendía su Reino, claro que sí, pero al ser ‘tan joven’ a los ojos de los mortales no le tomaban importancia, el título de Príncipe no era lo mismo que un Rey, así que, tras varios arreglos y lecciones de culturales y de etiqueta completadas, el Príncipe fue nombrado Rey de la Zona Fantasma. Pese a ser híbrido, el Rey se dio a conocer en su forma fantasmal: pelo plata, ojos verde tóxico con una firmeza y entereza digna de un soberano, su atuendo en blanco y negro pero más acorde a su título, además de una capa blanca con el interior negro que caída desde sus hombros sujeta por un par de lazos dorados hasta el suelo. La corona y el anillo del antiguo Rey también los portaba, esos objetos se modificaron ligeramente para contribuir al atuendo del soberano, eran las únicas piezas que eran doradas al igual que los lazos que sujetaban la capa del Rey.


Su título de Monarca Absoluto fue más convincente, el respaldo de cada espectro fue abrumador, sus conexiones todavía existentes en el mundo mortal le proporcionaron poder extra. Hubo reuniones, hubo acuerdos, hubo conflictos y desacuerdos, hubo amenazas, hubo disputas, más tratados y luego se decidió un periodo de nula comunicación, ambos mundos debían reflexionar: se acordó esperar a que las cosas se calmasen un poco. Transcurrieron seis años para llegar a esa conclusión.


Se perdieron vidas, fantasmas fueron olvidados, el Amo de la Muerte fue quien más contento se le vio con este acuerdo… estaba cansado de tantas despedidas. Aquellos a quienes les daban el descanso, no lograrían olvidar esos verdes ojos esmeralda que se escondían a la sombra de una capucha gris, un anillo en la mano con la que sostenía un báculo a manera de bastón y una última charla para el camino, no importaba si fueran enemigos o aliados, siempre se les daba el último adiós.


Pasaron cinco años más, tiempo durante el que Rey fortalecía sus relaciones con aquellos a quienes gobernaba en el plano espectral, se ayudaron a quienes pedían ayuda, se disolvían conflictos internos, se promovía la comunicación entre dominios, el Rey cumplía sus deberes reales y se veía a veces disfrutando con su hermano y familiares. No obstante, los fantasmas notaron que ni su Rey ni el Amo de la Muerte envejecían, del Rey podían entenderlo puesto que los fantasmas no envejecen, pero el Amo de la Muerte… era normal especularon, el título de Amo de tal deidad no llegaba tan seguido, nunca habían conocido a uno.


Entonces se llegó el día en que el Rey de la Zona Fantasma volvería a reunirse con los mortales, se hicieron las paces con los magos, aquellos a los que un día la familia real pertenecieron, no obstante, los demás mortales sin magia siguieron otra guerra, una agencia de gobierno donde sus operadores vestían de blanco y tenían como objetivo erradicar a los fantasmas. Los magos no intervinieron, la guerra siguió. Para ser mortales sin relevancia como los magos consideraban lograron más bajas que las anteriores disputas. Más fantasmas dejaron de existir, más mortales dejaron de vivir… el Amo de la Muerte estaba más ocupado y el Rey de la Zona Fantasma disgustado.


Un arma poderosa, amenazante a la Zona Fantasma fue lo que desató la furia del Rey y del Amo de la Muerte, detonar semejante arma implicaba riesgo para ambas dimensiones, incluso los magos se vieron preocupados. El Rey invocó una creatura mágica, antigua ante los ojos mortales así como parte de la mitología: un enorme dragón oriental, el espíritu de una poderosa creatura, savia a cuesta del tiempo, fiel a quien buscaba el poder para detener una catástrofe como la que podría ocurrir. El Amo de la Muerte también invocó una creatura mitológica, un Fénix, hacía tiempo que los fénix habían abandonado el mundo mortal debido a la natural facilidad de ser corrompidos, nadie negaba que la presencia de un fénix y más aún el ser llamado familiar es símbolo de longevidad y poder ininterrumpido.   


Los mortales desistieron, ni los más osados creían prudente provocar la ira de las personas que mantenían un lazo con dos de las creaturas más significativas de la historia ya sean mitos o no. Fueron once años los que transcurrieron para llegar al cese al fuego definitivamente. Se acordó que los fantasmas podrían explorar el mundo mortal siempre y cuando no se causaran daños, se acordó que los científicos de la tierra podían investigar a los fantasmas que quisieran colaborar, también se establecieron días en los que los mortales pudieran entrar a la Zona Fantasma y explorar un poco.


Tan corto periodo de tiempo, más de una guerra, y siempre con ayuda además de la presencia de su hermano el Rey ha demostrado ser un buen soberano. En el palacio de blancas paredes y altas torres, ahí en los jardines privados, ya es costumbre que se pueda observar al Rey y al Amo de la Muerte acompañados de un gran dragón, un despampanante fénix y esos familiares que nunca les dejaron solos. Sin embargo, el tiempo es evidente en cuatro de aquellas personas que apoyaron al Rey y al Amo de la Muerte desde el inicio.


--¿De verdad crees que esa vez habrá paz? Los Hombres de Blanco no se veían tan contentos del acuerdo al que llegaste con las Naciones Unidas. –dijo un joven con ojos verde esmeralda con preocupación a otro joven de cabellos plata.


--Sí lo creo. Los Hombres de Blanco serán disueltos como organización gubernamental, las pruebas que ellos hacían más mal que bien no les dejó opción, y, confío en los representantes que estuvieron presentes… ellos también están cansados de guerras. –contestó el de pelo plata mientras miraba un horizonte imaginario.


--¿Hay algo más que quieras compartir? –inquiría uno de los hombres que el tiempo sí afectaba.


--Vamos Sev, ¿No confías en mi instinto? –preguntaba el de cabellos plata, no obtuvo más que una ceja arqueada en el rostro de Sev –Está bien, está bien, verás, la última vez que vi a Clockwork ya no tenía esa expresión.     


--¿Qué expresión? –intervenía otro de los hombres que no era inmune al tiempo, a diferencia de Sev, este hombre tenía el pelo castaño y se le notaba más afectado por el paso de los años.


--Pues esa expresión, Remus, la misma que tenía la primera Navidad que celebramos aquí en la Zona Fantasma, la expresión en la que decía que la no habría tal cosa como paz durante un tiempo, y bueno, ya han pasado veinticuatro años… creo que ya es suficiente. Su expresión cambió, no habrá conflictos por el momento. –respondió el de pelo plata.


--Creí que Clockwork no te decía las cosas claramente. –dijo el moreno de ojos esmeralda.


--No lo hace y creo que nunca lo hará, pero esa  expresión fue lo que necesité en ese instante para saberlo. –contestó el pelo plata, soltó un suspiro y continuó –Por cierto Harry, he estado pensando… ¿Cómo eran James y Lily? –cuestionó casi en un susurro.


Un tanto sorprendidos, los demás esperaron una respuesta del de ojos esmeralda. Ciertamente habían contado anécdotas y hasta habían visto los ‘recuerdos’ de los Potter, sin embargo, esta era la primera vez que el de pelo plata preguntara por propia iniciativa sobre sus padres biológicos. Si no recordaban mal, desde que los hermanos se reunieron, el que había crecido en un lugar muy lejano a su hogar, el tema de los padres biológicos era algo que se trataba de evitar. 


--Tú y yo nos parecemos a papá, yo tengo los ojos de mamá y tú heredaste los ojos del abuelo Evans, también tengo la mala vista de papá y tú tienes la vista de mamá; al igual que papá me gusta volar en escoba y tú al igual que mamá te gustan las estrellas y lo complejo de las pociones. –decía Harry con una disimulada sonrisa –Mientras mi carácter impulsivo se asemeja al de papá, tú tienes el carácter sereno de mamá. ¿No es así, Severus?


--¿Qué? ¿’Severus’? ¿Por qué no me preguntas a mí? ¿O a Remus? ¿Por qué buscas la aprobación del padrino de Danny y no del tuyo? –intervenía otro de los hombres que el tiempo no podía ignorar, un hombre de cabellos negros al igual que Severus pero con ojos grises.


--Vamos Sirius, todos sabemos que Sev es más objetivo. –dijo Danny con calma.


Así siguieron hablando del pasado, de los Potter, de ellos mismos, los temas siempre cambiaban, era bastante común pasar de un tema a otro y a veces sin relación en tan solo minutos. Pese a los cambios, Danny llegó a escuchar lo que ya había escuchado, y de diferentes personas, pero esta vez con genuina curiosidad. Esa curiosidad por saber más de sus padres biológicos.


Los otros dos hombres, un fantasma con apariencia vampírica y un mago con cierta aura intimidante, los únicos otros dos a parte del Rey y del Amo de la Muerte que no podían envejecer miraban atentos lo que ocurría frente a ellos sin interrumpir a quienes hablaban muy animadamente.


El fantasma, de pelo negro con un peinado extraño, piel azulada y ojos rojos sin pupilas, pensaba en la manera de poder ‘raptar’ a Danny para pasar un poco de tiempo a solas, aunque mirando lo que sucedía decidió posponer sus planes.


El mago, de pelo negro y ojos cafés con matices rojizos, tenía ideas similares a las del fantasma, Harry había sido evasivo los últimos días, debían hablar más no ahora, no en este momento que el de ojos verdes había esperado tanto: hablar de sus padres con su hermano.


Ambos, fantasma y mago, observaban a sus parejas oficiales desde hace poco menos de un año con cierta adoración. Pese a los años transcurridos los mayores obstáculos fuero (y siguen siendo) esos padrinos recelosos, sobreprotectores y dramáticos cuando a sus ahijados se refiere; si no fuera por Remus y la ayuda del otro, quizá aún no estarían en una relación seria con aquellos chicos que capturaron sus ‘malvados’ corazones. 


Pese a las guerras, los mayores se encargaban de asistir a sus respectivas parejas, se hizo tiempo para citas, paseos en la Zona Fantasma o en el mundo mortal, largas charlas, incluso haciendo nada… tan solo disfrutando de la compañía del otro. No veían el punto en apresurarse, no después de la historia típica ‘héroe-villano’ que tienen cada uno con su respectivo amado, además, al igual que los gemelos, estaban conscientes del tiempo limitado que tanto Sirius, Severus y Remus poseían. Sumándose las responsabilidades que cada gemelo tenía… por ellos, tan solo por ellos, se tomaban su tiempo en conquistarlos por completo.


La plática de los chicos con sus padrinos y tío así como los pensamientos de los dos inmortales se vieron interrumpidas por un sirviente que se aproximaba, traía mensajes de los aliados del Rey, solicitaban una audiencia, un tanto resignados a dar por terminado la agradable tarde quienes estaban en el jardín, a excepción del dragón y del fénix, entraron al palacio. El jardín era el hogar de las creaturas y nadie más que el Rey, el Amo de la Muerte, Vlad, Tom, Severus, Sirius y Remus tenían permitido estar en ese jardín.


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Cosas como estas… reuniones en el castillo, temas sobre políticas, tratados, acuerdos y leyes en moción… estos temas tan distintos a lo que solía tratar, esto de ser Rey es algo tedioso, siempre hay importante que atender, se debe tener cuidado al hablar y actuar para no ofender a los aliados. Todos me observan, todos opinan en cómo debería tomar las decisiones, todos objetan cuando lo que digo es algo que jamás se había dicho, todos se molestan cuando mis decisiones inician con el pie izquierdo pero luego resultan ser correctas, aun así, no lo admiten, no aquellos que se enfocan en los errores que cometo. Aquellos que siguen cuestionando mi capacidad para reinar.


Pfff, ¿A quién engaño?  Esto es divertido, el remarcar mi nombre o el título con el que deben referirse a mí, Su majestad, Lord Phantom, Lord Black-Potter, Excelencia Potter-Fenton, Majestad Fenton, y Daniel para quienes les tengo más confianza; la manera en que le bajo los humos a aquellos que siguen cuestionando mi autoridad… claro que tengo  claro mis responsabilidades, claro que entiendo que a veces necesito ayuda, claro que sé que no debo abusar de mi poder con aquellos que muestras insolencia pues siguen siendo aliados… pero sigue siendo divertido.


Además cuento con la ayuda de dos hombres que soñaron con ‘reinar’ el mundo, sus ideas y consejos siempre son un alivio para mí, y mi hermano jamás me deja solo… admito que a veces se ve tan confundido como yo pero eso nos permite aprender. A pesar de los tantos años de graduarnos de Hogwarts seguimos aprendiendo cada día algo nuevo e interesante.


Debo admitir que no creí que llegaría a ser así de cercano con Harry, el primer encuentro fue catastrófico, el segundo fue realmente extraño, y poco a poco fuimos permitiendo que el otro entrara en nuestras vidas. Somos inseparables, bueno, hay algo que no compartimos, cada uno tiene su propio novio. Después de algunas charlas, de citas y enfrentamientos, aceptamos a esos locos que nos propusieron ser algo más que antiguos enemigos.


Quién diría que Vlad sería así de gentil, quién diría que fuera un romántico empedernido… quien diría que tan solo en la tercera cita ya me tuviera en la palma de su mano. Si en ese momento me hubiera pedido que le cediese el puesto de Rey de la Zona Fantasma lo habría hecho, en cambio, lo que me pidió fue que le viera como él me ve: como el compañero de la eternidad. Vlad no apresura las cosas, no me ha insinuado nada inapropiado, no se permite ir más allá de un par de besos… adictivos besos… aun no me decido si es porque sigue conquistándome o porque le teme a Sev, Sirius y Remus, sin contar con Frosbite, Dora y Clockwork.


Esta relación, estoy seguro durará lo que esta condición de híbridos nos lo permita, apenas van veinte años de intentar ser algo más y él sigue asegurándose de sorprenderme a cada momento, sigue enamorándome y aunque suene ridículo, esos detalles me encantan. La eternidad en mucho tiempo como para terminar el juego del amor tan pronto.


Además, tengo un reino que proteger, aliados que confundir, disputas que disolver, leyes que crear y un millón de cosas más… pero, por ayudar a que las cosas mejoren, todo vale la pena.


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Ser el Amo de la Muerte es algo… extraño, es deprimente y satisfactorio a la vez, son solo sentimientos opuestos que se fusionan y no permiten sentir con claridad, ser lo último que varios ven y escuchar es algo difícil de describir. Lo que me sigue desconcertando es la indumentaria, parece el atuendo típico que se le da a la Muerte en el mundo mortal. Es cansado ayudar a Muerte, más cuando hay guerras, cuando no hay descanso, cuando puedo estar casi en todos lados a la vez y aun así estar al lado de Danny. Mi hermano, mi único familiar vivo… el único familiar con el que estaré el resto de mi existencia.


Esto de la inmortalidad es abrumador, sigo sin acostumbrarme, como en Danny, Vlad y Tom no se le nota el paso del tiempo tiendo a olvidarlo, pero, al ver a Sirius, Remus y Severus la realidad cae de golpe. Es más que evidente que aún no estoy preparado para aceptar que ellos dejarán de estar ahí en un futuro, ellos son el lazo que me quedan –nos quedan de nuestros padres James y Lily.


Sé que los magos tienen una vida más longeva que los humanos, pero eso no evita que llegará el día en que se irán, el día en que sea yo quien les acompañe por ese camino que no tiene retorno.


Es posible que los llame con la ayuda de la Piedra de la Resurrección, pero como Danny lo dijo un día que intenté llamar a nuestros padres, no sería justo. Se supone que ellos están descansando, y si los llamo les interrumpiré, incluso repitió esto cuando le propuse llamar a los Fenton para que se despidiera, egoístamente creí que así luego cambiaría de idea y no objetaría el llamar a los Potter. Me equivoqué, y hasta discutimos un poco.


Tom me ayudó a entender lo que Danny sentía, me ayudó a comprender lo que sus palabras significaban… volvimos a hablar mi hermano y yo, acordamos dejar descansar a quienes habían partido. Desde esa vez, la Piedra de la Resurrección volvió a ser parte del anillo que una vez me obsequiara Tom, esa reliquia familiar que tenía más valor que todas las joyas del mundo.


Menos mis ojos, dijo una vez Tom. Pese a tener ese aire intimidante, suele tener momentos en los que no parece más que un poeta recitando sus sentimientos para obtener una muestra de afecto… no para de decir cosas que me hacer sonrojar hasta que le tomo la mano, le acaricio el pelo o le beso la mejilla. Y pensar que hace tiempo lo habría hechizado al momento de verle. Y pensar que un día fue quien plagaba mis pesadillas… ahora no deja de habitar mis sueños.


Y valla sueños, últimamente mi cabeza está plagada de sueños bochornosos que me impiden acercarme a Tom pues no olvido que él es un maestro en legilimentis y no quiero arriesgarme, temo a lo que pudiera pensar de mí. Temo dejarme llevar y que luego no me vea como me ve. A veces siento que mi temor es infundado, a veces siento que soy muy tonto… pero, no puedo evitarlo.


Me aterra perder a Tom, no creí que llegaría a sentir esto que siento por él, tan solo por él. Y luego, veo sus ojos y esa sonrisa que tan solo a mí me dedica, y siento que nada en el mundo puede dañarme.


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El rey de la Zona Fantasma y el Amo de la Muerte están constantemente ocupados, sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido siguen siendo los mismos chicos que se conocieron en un momento importante para cada uno: uno de ellos había perdido a quienes creía sus padres biológicos y sus mejores amigos, el otro era la clave para una guerra que estaba siendo provocada por quien creía su mentor.


Pase el tiempo que pase, cada uno no olvida el momento en que se conocieron, rodeados de magos cautelosos, cegados por las emociones del momento, tratando de aceptar la idea de no estar solos… tenían un hermano, ojos verdes se perdieron en ojos azules, la única gran diferencia evidente de los gemelos Potter.


A pesar del mal inicio, su relación fraternal fue evolucionando, fueron entendiendo al otro, desarrollaron ese instinto de protección, se fueron conociendo en verdad. Se sintieron parte de una familia.


Una familia que fue creciendo, los padrinos de los gemelos, el tío no oficial, amigos sinceros y aliados valiosos; se enfrentaron a tantos problemas, el principal de ellos suprimir su instinto innato de “actuar primero-correr peligro-pensar después”. Cada uno cumplía con su papel, el de reinar y el de acompañar custodiar las almas hacia el último viaje, y lo que menos esperaban, encontraron el amor.


Dos personas que siempre estuvieron cerca, personas que conocen lo mejor y lo peor de ellos, personas que no dudarían en dar sus vidas con tal de verlos felices. Un fantasma para el Rey y un mago para el Amo de la Muerte, ambos inmortales al igual que sus amores, hombres que cada momento se esfuerzan por seguir conquistando el corazón de aquel chico que les hizo ver el mundo de diferente manera.


Puedo pasar contando anécdotas de cómo la relación de los gemelos  y sus amados fue evolucionando, puedo seguir contando historias de lo que les hizo ganarse el respeto de las dos dimensiones a las que protegen, puedo seguir escribiendo el cómo el tiempo les arrebato lo que quedaba de su gran familia antes de formas cada uno una familia propia… puedo seguir escribiendo los momentos más bellos y más importante para cada gemelo o narrar los intentos de asesinato de parte de los padrinos hacia los hombres-pervertidos-corruptores de menores que osaron pasar al siguiente nivel con su pareja… puedo anotar que la protección de estos padrinos logró transcurrir después de la muerte convirtiéndolos en fantasmas y quedando al pendiente de su ahijado durante la eternidad.


Puedo añadir todas esas otras aventuras en las que Clockwork y Muerte tienen mucho que ver, demasiado que contar y poco que inmortalizar. Dos dimensiones, un Rey y un Príncipe con tanto ingenio pueden causar todo tipo de caos a donde les envíen, misiones en otros mundos y otras dimensiones, los amigos y las tristezas que siguieron experimentando son cosas que no pudieron evitar, sin mencionar a esos dos hombre que destruirían planetas enteros si ven dañados a sus parejas… sí, hay mucho que contar.


Pero si lo hago, si cuento todo esto, ¿Dónde quedaría la diversión en Danny y Harry cuando los vea leer estar líneas?


Pueden imaginar lo que sigue, lo pudo haber sido y lo que podría pasar, la ‘eternidad’ no tienen límites, y estos hermanos lo saben.


 


 


 


 


Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


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