I. Límite
Déjame decirte una cosa, mi amor: aquello que haces está dirigiéndonos a un precipicio. Tan sólo imagínate cuánto nos afecta ver esos anillos en tu mano.
II. Sumisión
Me pregunto si tienes alguna inclinación fetichista. Parece que sí por cómo nos manejas entre tus manos. Nos quieres de rodillas en el suelo mirándote del modo en que vimos el océano la primera vez, deslumbrados y a la espera de más maravillas. Aunque, siéndote sincero, no creo poder encontrar algo más bello que tú.
III. Vergüenza
¿Eres capaz de sentirla?
IV. Medicina
Me hago a la idea de que, por más que nos lastimes, siempre encontrarás la manera de hacernos sentir que eres una benciñón. Soy consciente de ello un momento y luego me esfuerzo en olvidarlo. Si tus manos pueden ser veneno y antídoto, yo puedo odiarte tanto como te amo.
V. Dolor
Son tú y él. Él, que posee un anillo idéntico al tuyo, con quien paseas en público vistiendo sonrisas enormes y trajes hechos a la medida. Después somos nosotros. Nosotros sin ti a nuestro lado. Escondiéndonos como delincuentes y actuando como perros detrás del sendero de tus pasos.
VI. Necesidad
Él te adora. Él se esfuerza en complacerte con regalos costosos y una vida de lujos y comodidades. Nosotros te necesitamos. Nosotros luchamos por ganarnos un poco de tu atención en los días que él está lejos por cuestiones de trabajo.
VII. Mordaza
Hay días en los que se me ocurre cubrir tu boca con una mordaza. Dime, cariño, sin poder hacer aquello que haces con tu boca ¿aún podrías tenernos de rodillas?
VIII. Calor
A nosotros nos permites sentir las capas externas de tu ser, esas partes de ti que están frías y son ásperas como las rocas. Pero a él, a tu precioso él que te llena de oro y seda, le das lo que se encuentra en tu interior sin siquiera dudarlo.
IX. Húmedo
Quiero verte llorar. Quiere verte mojado de fluidos que no sean del tipo obsceno, y cuando lo haga, querré que nos pidas perdón. Querré que te arrastres del mismo modo que nosotros y él nos arrastramos por ti.
X. Venganza
Dicen que es dulce. Y, más que dulce, que es sencillamente deliciosa. Te doy la razón en que no deberíamos quererla, porque nosotros mismos nos metimos en este embrollo, pero jamás estaré de acuerdo en que no la merecemos.
XI. Quebrar
¿Puedes caerte a pedazos?
XII. Mentir
Tu lengua y tus labios son como la venganza. Tanto es así que las mentiras del día a día no suenan mal si eres tú quien las dice.
XIII. Hablar
Nosotros pensamos que con él hablas. Que con él tú eres tú y contigo él es él. Pensamos que el mundo es así de suave si se trata de ustedes y no de nosotros.
XIV. Ego
Somos cuatro. Somos cuatro y somos dos y somos uno. Somos todo y somos nada porque tú nos unes y tú nos separas. Pero cuando nos separas, algo más viene a mantenernos juntos. Ese algo más que es parte de ti y es parte de cuatro y del cual ninguno puede alejarse.
XV. Leer
Dicen que hay personas con la capacidad de "leer entre líneas". Tú, seguramente, eres de esas personas. Nosotros no lo somos. Él podría serlo o no, y nada cambiaría.
XVI. Fastidiar
Está en la naturaleza humana, dices. Está en la naturaleza humana buscar calor, buscar seguridad, buscar distracciones, buscar algo que no está entre los otros "algo" que ya se tienen. Pero tú, vida mía, no buscas nada que no tengas ya.
XVII. Chocolate
Antes de ti el chocolate era bueno. El chocolate, el vino, las fresas, los duraznos, las aceitunas, el agua y el aire. Todo era bueno. Todo era perfecto. Ahora que estás tú, nada nos parece tan maravilloso como antes porque, dios nuestro, no hay palabra que te describa. No hay punto de comparación entre lo mundano y lo que sea que tú eres.
XVIII. Tabaco
Nosotros lo vemos a él, él a nosotros, y los tres sabemos que estamos perdidos. Somos tres cuartas partes de un todo que son nada. Es triste. Es lo mejor. Si el humo que sale de nuestras bocas no demuestra lo enfermos que estamos, nada lo hará.
XIX. Porno
No sería una sorpresa si vinieses de los caminos torcidos de la vida. Sería, de hecho, una ayuda para comprenderte.
XX. Escribir
A él cuando estás con nosotros. Nunca a nosotros cuando estás con él.
XXI. Violencia
Está grabada a fuego en la base de tu espalda. No es un pensamiento metafórico ni figurado. Está ahí, literalmente.
XXII. Dinero
Si las nuestras hubiesen sido cunas de oro y brillantes, ¿nos amarías tanto como a él?
XXIII. Soñar
Dime tú si sueñas lo que yo. Ódiame si mi sueño está en el punto más alejado del tuyo. Ámame si mi sueño te provoca lástima. Pero, más bien, haz lo que te plazca si eso significa que no te marcharás antes del amanecer.
XXIV. Control
Lo pierdes si mencionamos tus anillos. A él. No nos viene mal si también lo pierdes cuando él señala las marcas que, sin explicación, aparecen repartidas sobre tu piel.
XXV. Labios
Ya te lo he dicho, ¿no es cierto? Son como la venganza y, últimamente, actúan con la violencia que fue grabada a fuego en la base de tu espalda.
XXVI. Amor
Mi amor, cariño, vida mía, dios nuestro, ya sabemos que no nos amas. Desde la aparición de esos anillos quedó claro. Sólo queremos pedirte que, por favor, no juegues con esas palabras tan apreciadas por nosotros.
XXVII. Deseo
No lo tienes, lo eres.
XXVII. Disfraz
Te vemos vestido con ellos de vez en cuando. Son físicos, a veces intangibles. Sinvergüencería, descontrol y verdades crudas te acompañan cada vez que traes uno puesto.
XXIX. Infierno
Suponiendo que las premisas "el Infierno está en la Tierra" y "el Infierno tiene un mandamás" son verdaderas, la conclusión "tú eres el mandamás" también lo es.
XXX. Obsesión
Es una pena, pero nuestras veintinueve etapas se reducen a una sola cosa que es, de entre todas, la peor.