Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Forever por darkmiss

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

bueno esta historia nacio para el evendo Saint Seiya BithDay 2015 del foro SSY.net, antes que nada tengo que avertir que el fic tiene que leerse con mucho cuidado pues tiene algunas cosas que uno puede pasar desapercibido pero que tiene un sentido. 

Los vecinos alrededor de aquel departamento hacían de oídos sordos a los gritos y golpes que provenían de la estancia con el número 2341 más que nada  por temor a lo que podría provocar la familia de quien habitaba en ese lugar, los objetos cayendo, así como los gritos de auxilio no les convencía para llamar a los oficiales y detuvieran al agresor, simplemente voltearon a un lado esperando que la furia y un milagro pudiera controlar a ese hombre salvaje y salvar a ese joven que solo cometió el error de enamorarse.

Milo,  un  joven de herencia helena, con una belleza envidiable siendo el producto de deseo de cualquier persona, corría por todo el lugar tratando de alejarse de su novio Camus que finalmente había enloquecido de celos por la belleza helena;  el moreno tenía que ponerse a salvo antes de que el galo cumpliera con la amenaza que al principio de toda la relación le había dicho y que en su momento había sido una broma para su cabeza.

Trata de llegar a la puerta de la habitación sin importar que los vecinos lo vieran desnudo y herido, tenía que escapar antes de que Camus lo matara. Apenas los ojos podía divisar la salida, sus piernas débiles por el cansancio apenas y se mueven en el espacio,  tropieza con el mueble derrumbado cayendo al suelo, lastimándose el tobillo. 

Camus, un joven de procedencia francesa por algunas causas, llevada tres años residiendo en aquellas tierras exóticas y por una seria de acontecimientos que solo el destino podría saber había logrado conquistar el corazón heleno de Milo, sin embargo el miedo de perder al moreno con cualquier persona hizo que los sentimientos de Camus fuera mutando llegando a ser lo que ahora era, en  un movimiento rápido atrapo al griego del cabello antes de que pudiera llegar a la puerta, lo arrastro por todo el suelo desde la sala hasta la habitación que ambos compartían, Milo pataleaba y gritaba por ayuda aunque sabía que todo grito sería en vano.

—Por favor—solloza Milo levanta las manos tratando de alejarse, Camus apretaba con más fuerza el cabezo haciendo gritar a Milo, lo levanta del suelo para luego dejarlo caer, Milo queda aturdido por unos segundos, tiempo suficiente para que Camus  lo tomara del cuello y comenzara ahorcar,  la tersa piel morena  comenzara a formarse un moretón en la zona blanda,  desesperado el moreno trata de quitarse de encima a la persona había confiado y ahora lo estaba matando, golpea con las fuerzas  las piernas y brazos sin embargo el fuerza y poder de Camus era superior a la suya, y en unos minutos la vista se fue nublando, esta por quedar inconsciente por la falta de aire.

Camus estaba  celoso porque Milo se negaba rotundamente a obedecer, tenía que aplicarle el castigo que infundía su falta y aprendiera la lección. Los ojos turquesas miraban suplicando que no continuara que ya había aprendido la lección y no volvería a pasar, sin embargo esta vez el hombre inundado en la ira continuaba privando del vital aire, como aborrecía que Milo lo mirara de esa forma, así mirara a todos sus amantes para tenerlos a sus pies;  no,  él se lo quitare.

— ya verás que con migo no se juega, maldita puta.

—Ca…mus... p..or fav..or…

—Cállate de una vez Milo.

—¡No Camus! —un golpe cayó sobre el volteándole el rostro a un lado, luego otro y así siguieron los minutos hasta que Camus se cansó, el rostro del moreno se cubrió de moretones así como de sangre, por las fisuras de la boca salían línea del líquido vital y la respiración será entrecortada así como la de Camus por la fuerza que aplico era el único sonido que escuchaban. Camus se levantó, toma a Milo por el cabello arrastrándolo para llegar al cuarto.

—ya no más Camus. —murmura bajo temeroso a que Camus lo volviera a castigar.

—Eres una maldita zorra Milo. —grita Camus llego a su habitación  y cerrar la puerta con llave, aventó al peli índigo a la cama que compartían,  el galo se sentó en el vientre de Milo, este trata de libarse de su pareja, pero Camus lo tenía atrapado sobre él.

—Ca..Ca…Camus…por favor

—¡Cállate! — Comenzó nuevamente a golpear el rostro del moreno sin detenerse a pesar las suplicas del menor para que se detuviera.   Los ojos galos miraba desde arriba al cuerpo maltrecho del griego; a pesar de todas las heridas que tenía, el libido y lujuria no paso en algo para la mirada turquesa, eso le provoco escalofríos, eso era mucho peor que cuando Camus era violento, trato de removerse pero el peso y la debilidad del cuerpo eran factores que le impedían salir de la habitación.

—Milo—recorre con los labios el cuello del heleno. —por favor no me dejes.

—Camus—se remueve de la cama, el galo comenzó a deshacerse de la ropa quedando desnudo; milo desvía la cabeza dejando al descubierto el cuello no quería ver aquella mirada cargada de lujuria que Camus podía cuando estaba a  disposición de esté; Camus se acerca colocándose encima del moreno, lame la parte blanda dejando con ello la mordedura en la parte de la carótida, Milo gime adolorido, en los ojos silenciosas lagrimas salían sin piedad , apenas mantenía los ojos abiertos, gime de dolor por el trato de Camus a su persona, sin importar la rudeza en el actor,  la que entraba en él, el galo solo disfrutaba del cuerpo del moreno, este estaba en shock como para protestar o disfrutar, el llanto era la única forma que tenía ara proyectar la tristeza que estaba sufriendo.

—por favor Milo— lame los pezones de Milo, los succiona con desesperación hasta dejarlos erectos, Milo gritaba de dolor y placer— solo ámame a mí, no me dejes, nunca me dejes.

—Camus, necesito decirte algo—suplica el moreno, levanta las manos buscando el contacto del peliazul y poder soltarse, reprime un grito cuando el hombro derecho cruje, pero no desiste en tratar de tocar a Camus y pedir que parara que lo que tenía  que decir era muy importante,  sin embargo lo tenía atrapado y  a su merced, el galo ignora las suplicas de Milo y continua marcando con la boca cada rincón de Milo , apretó más las muñecas cuando Milo apenas y puede separar unos centímetros del suelo,  logrando marcarlas, gime adolorido por el rudo tacto, deja de luchar, todo estaba perdido nuevamente.

—Camus… escucha… tengo que decirte algo, yo…

—no Milo, primero déjate amarte—suelta ambas muñecas, toda una pequeña cinta de lo que había quedado del uniforme de Milo, ata ambas muñecas y las deja encima de Milo —deja que nuestros cuerpos hablan —recorre cada rincón del cuerpo de Milo, los lastimeros gemidos de Milo era suficientes para calmar el atormentado corazón del francés, iba extrañando con las manos la lastimada piel, besando cada parte, aspirando el dulce aroma que despendía, los gemidos de amobs hombres  inundaron la habitación, entre el placer y el dolor, los movimientos en la cama era contantes hasta que finalmente todo termino en un silencio, la agitada respiración de Camus como el sollozo del moreno, era lo único que se tenía.

—te amo Milo.

—Camus. —cerró los ojos, el galo lo abrazo pegándolo al pecho abrazo a Milo como si fuera su posesión más valiosa, el moreno simplemente se dejó hacer, ambos cayeron en el sueño.

A la mañana siguiente Camus se levantó, tanteo la cama buscando al griego, pero el sitio estaba vacío y frío, se incorporó rápidamente, tomo los pantalones y busco a Milo por todo el departamento, lo castigaría por escaparse de la habitación sin permiso, apenas salió cuando vio al moreno en  medio de la sala bocabajo, aun se encontraba desnudo . 

—¡Milo! —se acerca al griego esta por darle una patada para despertarlo, pero algo lo detiene, lo mira con atención, su mente comienza a tranquilizarse y mira con atención todo lo que había pasado, los zafiros que tiene como ojos se abre , nuevamente había caído en ese demonio de fuego que  tenía en su cabeza, se dejó  caer a un lado sin dejar de ver la figura del menor, había dejado de respirar de la impresión; un charco de sangre a su alrededor que salía de la nariz y boca, con la mirada perdida observaba la entrada del departamento , cayo a su lado sin poder saber lo que si cabeza, mira asustado a Milo, no se movía ni respirada.

—¡no, Milo reacciona, Milo no puedes estar muerto!, ¡Milo despierta, despierta!

Paso todo el día gritando al cuerpo del griego, lloro, golpeo hasta que la gente del edificio tuvo que llamar a la policía, los oficiales ingresaron al departamento, observaron al pelilargo con el cuerpo del heleno, abrazándolo, llamándolo por su nombre sin importa que se estuviera manchando con la sangre del moreno. Para la policía fue complicado alejar a Camus del cuerpo de Milo, este se negaba a soltarlo, lo llamada con su nombre, tuvo que ser drogado para llevárselo y la gente de azul pudiera levantar el cuerpo y comenzara una investigación por homicidio en primer grado.

Por la condición de extranjero de Camus, el galo tuvo que pedir asesoría a la embajada de su país y por ser menor de edad, las autoridades tuvieron que llamar a la familia de Camus,  esta no se negó a ir a ayudar a su pariente, pues esto solo significaba una vergüenza para la Familia Diamust, pues que podría decir la alta sociedad parisina de ellos. Camus fue llevado a una celda a la espera de su juicio, sin embargo nunca se imaginó que al momento de llegar, una persona lo estuviera esperando.

—¡Maldito Asesino! —grita una mujer de ya unos 40 o 50 años de piel morena de una larga y abundante cabellera índigo, Camus la reconoció al instante y bajo la mirada, no tenía derecho de observarla luego de lo que le hizo a su hijo; estaba en un mar de llanto hablando con una oficial que cuando vio al francés, aquellos ojos tristezas rápidamente se tornaron en una furia incontrolable, corrió hacia el galo, logrando darle alcance tomándolo del cuello, la mujer comenzó ahogarlo con sus propias manos, estaba fuera de si la mayor sin que Camus pudiera defenderse del ataque, la policía tuvieron que separarlos o sino la mayor mataría a Camus—¡maldito, tú me quitaste a mi hijo, eres un maldito Camus, un maldito te matare con mis propias manos!

—Señora suéltelo — grito un oficial, tomándola de las manos alejándola del pelilargo.

—¡te maldito Camus, te maldigo Camus, maldigo el día que mi hijo se fijó en ti, sin saber que eres un monstruo, maldito, eres un maldito! —gritaba la mujer fuera de sí mientras él era llevado a un celda de seguridad, no haya a ser que trate de hacerse algo, gracias a la culpa.

Todas las evidencias marcaba a Camus como responsable del asesinato de Milo, sin embargo el dinero de la familia del galo pudo más con la justicia y en una semana Camus estaba en libertad junto a su familia, como si nada hubiera pasado; la madre de Millo lloró por la injusta  y maldijo a la vida y en frente del toda la familia del galo, juro por tu vida que pagaría por todo lo que su hijo sufrió los últimos instantes de vida, tuvieron que sacar con ayuda de la policía a la adolorida madre de la corte, siendo ignorada por todos ellos.

Toda la familia de Camus le dijo que olvidara en acontecimiento, que todo solo  era la horrible experiencia de las tierras místicas, que dejara en el olvido a Milo y tu relación de este bastado, como solían referirse a Milo, había sido el peor error. 

Tres  meses después la madre de Milo fue encontrada muerta por una intoxicación fármacos, dando fin a la familia griega, Camus regreso a su país natal olvidando todo lo que había pasado, deseando con todas sus fuerzas olvidar aquella pesadilla que llamaba vida y aquí queridos lector comienza nuestra historia.

Continuara…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).