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Bienvenida a casa. por ROOM

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Notas del capitulo:

Vale de los titulos ya se que están que no se entiende ni J pero en el próximo cap lo explico.

Es posible que haya algún fallo ortográfico, uno revisa pero siempre se escapa algo XD jeje

POV Autor:

El barco de Bonney andaba de juerga (cuando no) pero esta vez era para festejar la nueva adición de la tripulación, una fiesta para el pequeño pelirrosa.

-          Oye, mocoso- la capitana estaba atracándose de comida- venga, come que debes tener hambre- no terminó de hablar cuando el niño, con unos modales iguales a los de ella, comenzó a devorar cuanta cosa caía en sus manos.

-          Fstá sggmuy fhbuenhjo (está muy bueno)- decía el niño

-          Shfya dflo dfhsé. (ya lo sé)

Al resto de los hombres les caía una gota de la nuca ¿Cómo mierda se entienden? La fiesta siguió hasta la noche y cuando todos estaban desmayados por la bebida o por sueño, Bonney llevó al niño a la que sería su habitación a partir de ahora, estaba cerca de la suya, quería estar pendiente del crío. Intentó acostarle en la cama pero el niño estaba fuertemente agarrado a su blusa, suspiró ante eso pero le pareció tierno, finalmente se rindió y lo llevó a dormir con ella, no pudo ni ponerse el pijama pero bueno, se lo dejaría pasar por hoy.

Los rayos del sol se colaban por la ventana de la habitación.

-          Realmente es un niño enérgico, aunque ahora se ve tan apacible. Hay que ver lo de su nombre, no puede ser pirata a base de motes….. tampoco sé nada de él, tendré que sacarle la información poco a poco- Bonney estaba sumida en sus pensamientos mientras observaba al mocoso. 

Éste se revolvió en las sábanas y con pereza se frotó los ojos, no recordaba haber llegado a una cama, sintió algo a su lado y se sonrojó un poco al ver a la capitana despierta y mirándole.

-          Oooohhh pero que tieeernooo- la chica le agarró los mofletes y se los estiraba, el niño se sonrojó aún más y comenzó a chillar.

-          ¿¡QUÉ CREES QUE HACES, KUSO BABAAAA!?- la vena de Bonney se marcó y le asestó una colleja al niño.

-          ¡KUSO BABA Y UNA MIERDA, MOCOSO!

El escándalo se escuchaba en todo el barco, el segundo al mando suspiró largamente y se dirigió a la habitación de la capitana, tocó suavemente la puerta.

-          Capitana, el desayuno está listo- en dos segundos la puerta se abrió y dos pelirrosas salieron echando chispas hacia la cocina- Nunca falla, parece que el mocoso también reacciona nada más con comida…. Oh bueno, al menos con eso hago que dejen de pelearse.

Comían como desquiciados, a ese paso tendrían que comprar el doble de comida, con Bonney era suficiente, ahora con otro de la misma madera sería peor…..

Pasó una semana y ambos siempre estaban juntos, el pequeño perseguía a la pelirrosa por todos lados, incluso cuando desembarcaron en una isla fueron a comprarle ropa.

-          Joder, que pereza, no quiero ir- el niño caminaba enfurruñado.

-          No puedes tener solo una muda de ropa, mocoso, con lo que llegaste tampoco puedes estar, era apenas un pedazo de tela, solo será un momento y después regresaremos al barco a comer. ¿Trato?- el niño asintió, solo mencionar comida le alegraba la vida.

Regresó con la ropa que Bonney le compró: una camisa roja con una cinta amarilla sujetándole de la cintura, una pantaloneta amarilla oscura con bolsillos y borde café, zapatos rojos y una bufanda de cuadros blanca. Pero estaba pensativo, esta semana había sido la mejor de su vida, Bonney le había demostrado que lo protegería siempre, a pesar de las discusiones sin sentido y los motes, siempre le mimaba y terminaba dándole comida, sonriéndole o revolviéndole los cabellos, no quería seguir ocultándole la verdad, tampoco quería que se enfadara….estaba echo un lío y apenas probaba bocado.

-          Bonney- la capitana dejó de comer, el mocoso nunca la había llamado por su nombre- Yo…. no quiero mentirte….te contaré todo pero…..

-          Ey….no pasa nada ¿Qué puede haber hecho un mocoso como tú? Jajaja- dejó de reír cuando vio el semblante triste del pequeño- No necesito saberlo….- dijo al final y el niño la miro incrédulo- Sé que huyes de la marina, no es normal que unos niños apoyen a los piratas para que derroten una flota completa…. ¿Acaso….te hicieron algo?

-          ………un laboratorio….

-          ¿Eh?

-          Escapamos de un laboratorio…

El pequeño comenzó a contarlo todo, no sufrió tanto como los gemelos porque entró unos meses antes de que el laboratorio explotara, las pruebas que le hacían eran usar fuerza bruta y sacar su haki de fuego para defenderse de bestias y a veces de personas, habló de sus amigos, del anciano, de su promesa….

Bonney rabiaba….estaba enojada….muy enojada….esos cabrones lo iban a pagar muy caro si se los encontraba, nadie se metía con su mocoso.

-          Si serán cabrones, son tan miserables que torturan niños…. Malditos perros marines…

El niño sonrió, se acercó a la chica y se acurrucó en su pecho, comenzó a jugar con sus dedos tímidamente y sus mejillas estaban rosadas.

-          ¿Bonney, puedo pedirte algo?

-          Dispara, mocoso.

-          …………me gustaría…..que fueras mi madre…..- Bonney se quedó de piedra.

-          ¿Qué?- No pasaban muchas cosas por su cabeza en ese momento, bueno desde que lo acogió actuaba como su madre, no sonaba tan mal ¿no?

-          ¿B-Bonney?

-          Ahora sí.

-          ¿Qué?

-          Ahora sí vas a tener que respetarme, mocoso- no hubo rastro de burla esta vez, solo cariño- Tengo que ponerte un nombre en serio….

-          Cierto…..¡QUIERO UN NOMBRE GENIAL!

-          Sí, sí, lo sé…..Natsu….. Jewerly Natsu ¡el hijo de la supernova más fuerte!

-          ¿Qué no eres la única supernova mujer?- a Bonney se le marcó una venita en la frente pero luego suspiró.

-          Realmente voy a matarte un día de estos, Natsu- el niño sonrió con inocencia.

-          Me gusta mucho mi nombre, mamá.

Jewerly solo pudo revolverle los cabellos y sonrojarse, cuando quería su hijo podía ser muy tierno, se acostumbraría pronto a su nueva forma de llamarle, se sentía estúpidamente feliz porque le dijera mamá.

 

 

Cavendish estaba extasiado, la rubiecita era toda una dama: educada, delicada, dulce, totalmente hermosa, una princesa, al ser la única chica del barco y una niña no la dejaba sola un segundo; ella tampoco podía pedir más, estaba tranquila y sin tener que controlar o preocuparse por nada.

La pequeña ya no vestía los harapos de antes, lucía ahora un hermoso vestido azul cielo por las rodillas con rosas bordadas en blanco, unos zapatos azules y su cabello lo dejó suelto excepto un mechón que le sujetó a un lado con una cinta blanca, ella y Cavendish parecían de la realeza.

Conversaban todos los días de cualquier tema, él respondía sus dudas y le daba libros para que aprendiera de historia y de culturas antiguas, algunos él mismo se los leía, le agradaba ver la emoción en ese rostro tan angelical cuando lo hacía. Le regalaba rosas de vez en cuando y se sentaban a mirar el mar en las tardes, todo parecía de ensueño, hasta que llegaba la noche.

La niña estaba tensa, no quería dormir, si lo hacía “ella” saldría, a veces podía controlarla, pero cuando no se deshacía de todo lo que estuviera en frente, tanto objeto como ser vivo, quería destruirlo todo; no podía darse ese lujo, ahora pertenecía a una tripulación y Cavendish….

-          Déjame salir.

-          No- negó la pequeña.

-          Para que te esfuerzas, sabes que puedo hacerlo si me lo propongo.

-          No puedes, le harás daño.

-          Oooohhhh….cierto, el hermoso príncipe, dudo mucho que siga actuando como uno cuando me vea jajaja

-          ¡YA BASTA!- la niña comenzó a gritar y desesperarse.  

-          Vaya estás más rebelde que de costumbre, oh bueno, así es más divertido

El cuerpo le dolía, haciéndole caer al suelo y abrazarse con fuerza, el cabello y la piel se volvieron tan blancos como el papel, las uñas le crecieron y se afilaron como pequeñas garras, sus ojos se tiñeron totalmente de negro al igual que sus labios, una línea negra le recorría el lado izquierdo del rostro como si fuera una cicatriz, deformando su rostro angelical y transformándolo en lo que llevaba dentro: un demonio.

Comenzó a destrozarlo todo: la cama, su escritorio, su mesa de noche, todo lo que estuviera a su alcance terminaba hecho trizas. Llevaba rato en eso, hasta que sintió el toque de la puerta.

-          ¿Oye, qué pasa? ¿Estás bien?

-          ¿C-Cavendish?- Mierda, maldito príncipe metiche, la mocosa reaccionó con su voz, tsk.

-          ¿Qué fueron esos ruidos? Déjame pasar.

-          ¡NO!- Cavendish se impresionó, no la había escuchado gritar en este tiempo y sonaba muy alterada.

-          La puerta no se abre- Pequeña, abre la puerta.

-          ¡VETE! ¡NO VENGAS!

-          A la mierda- buscó su espada y cortó la puerta, abriendo los ojos, incrédulo ante la vista.

La habitación estaba echa un asco, solo eran pedazos de madera desperdigados por todos lados, cristales rotos y sábanas echas jirones, en un rincón había un bulto que se encogía cada vez más.

-          ¿Qué pasó aquí?

-          Fui yo.

No conozco esa voz- el bulto se movió y se acercó a la luz, revelando a la niña transformada, realmente era un demonio, pequeño, pero intimidante. La reacción del joven al principio fue de sorpresa pero después relajó el cuerpo y se recostó a la pared, con seriedad poco común en él preguntó.

-          ¿Quién eres?

-          Mirajane, la demonio Mirajane, comparto cuerpo con la mocosa- esto último lo dijo con voz hastiada- No pareces muy impresionado ¿Debería mostrarte de lo que soy capaz?- sonrió maquiavélicamente.

-          ¿Esto era lo que ocultabas? Notaba que te tensabas cuando venías a dormir ¿Era por esto?- la demonio se impresionó, no mostraba temor, ni repudio, solo hablaba como si nada.

-          Sí- no dijo nada más, no entendía la situación.

-          No eres la única….que comparte cuerpo con alguien y te aseguro, que no eres peor que mi inquilino.

La hermosa piel de Cavendish se volvió grisácea, carente de brillo y suavidad, sus ojos se blanquearon completamente, el cabello se volvió más lacio y flotaba en el aire, una sonrisa totalmente sádica se formó en su rostro.

-          Ooohhh, Cavendish, para que me dejes salir sin pelear debe ser algo muy bueno- una voz grave y de ultratumba, opuesta a la dulce y cantarina del príncipe retumbó en la habitación, la demonio se estremeció de pies a cabeza.

-           Hakuba, contrólate, fíjate en lo que tienes delante- la mitad del rostro de Cavendish volvió a la originalidad.

-          ¿Ah? ¿Qué? ¿Otro demonio?- la pequeña no decía nada, en la mitad d su rostro salió la niña rubia, ahora ambos estaban iguales.

Los “cuatro” se miraban meticulosamente, tratando de romper el silencio y comprender bien la situación. Hakuba comenzó a carcajearse.

-          JAJAJAJA yo que pensaba divertirme con la mocosa JAJAJA, esto puede ser muy interesante, no he convivido con otro demonio nunca- sonrió socarronamente- Podría ser muy divertido.

-          Je ¿Quieres ver quién causa más destrozos?- la demonio sonrió burlonamente- Tenemos que salir a divertirnos una de estas noches.

-          Ooohh te gusta divertirte- extendió su mano- Hakuba, ese es mi nombre.

-          Mirajane- estrechó su mano.

Ambos demonios conversaban amenamente, planeando una linda y divertida masacre como si fuera una fiesta, los rubios, más que hartos, decidieron terminar con la “animada” conversación.

-          Hakuba

-          Mirajane

-          Tsk- los demonios chasquearon la lengua, fueron desapareciendo y los rubios volvieron a la normalidad, se miraron unos minutos en silencio y la niña bajó la cabeza.

-          Lo siento, Cavendish.

-          No te preocupes, somos iguales, entiendo que no quisieras hablar de ello. ¿Por eso huías de la marina?

-          …….no solo por eso….. es más complicado.

Le contó a Cavendish su historia, vivía en las calles con Natsu, él si conocía a Mirajane, inclusive casi muere por su culpa, aun así siempre siguieron juntos, la marina les recogió hacía unos meses, unos críos de nueve años no sabían lo que les esperaba, los encerraron en celdas para ser conejillos de indias en un laboratorio, no llegaron a torturarle mucho, solo trataban de sacar a la demonio y que masacrara bestias o personas, querían medir su potencial, decían los científicos. Le contó todo lo demás hasta su promesa.

-          Ya veo. ¿Tú amigo le habrá contado a Jewerly?

-          Seguro que sí, él no soporta mentir, siempre ha sido un tonto en esas cosas.

-          Ella tiene nombre, deberías pensar en el tuyo también, es hora de que lo tengas.

-          Lo sé, pero….no se me ocurre ninguno, ninguno de los que he visto en los libros me gusta.- Cavendish se llevó una mano al mentón.

-          Te ayudaré con eso, veamos…….mmmmmm…….- pasaron unos minutos y la niña no dejaba de mirarle- ¡LO TENGO!

-          ¿Eh? ¿Cuál? ¡Dime, dime!

-          Lucy

-          ……….¡ME ENCANTA!- Se lanza a los brazos del joven y le abraza fuertemente, éste sonríe con ternura y le acaricia los cabellos.

-          Necesitas un apellido- Lucy le miró con duda en los ojos y el joven carraspeó- Bien….eehh….supongo que puedo ponerte el mío, serías Lucy Heartfilia- esperó un rato y cuando miró a la niña, ésta tenía una sonrisa tan radiante que derretiría hasta la persona más gélida del mundo, estaba embelesado con ella.

-          Suena perfecto, Cavendish.

-          Cabage, llámame Cabage, solo dejo usar ese nombre a las personas que más amo. ¿De acuerdo, Lucy?

-          ¡Sí!

El joven la alzó en brazos y se la llevó a su habitación, no la dejaría en ese destrozo, mañana la mandaría a arreglar. Le abrazó y le acarició los cabellos hasta quedarse dormidos.

Aunque no notó que su den den mushi estuvo sonando y esa llamada era de alguien muy importante, le esperaba una sorpresa muy grata en esos días, pero no solo él sería el sorprendido.

Notas finales:

fuuuu hasta ahora que tal? os gusta?

chauuuuuu


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