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una equivoación por laraila

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Notas del fanfic:

No me tiren piedras, tiene un final feliz :)

Misaki últimamente llegaba más tarde de lo normal a casa, eso a usagi san no le gusta. Hoy llegó tarde otra vez, va más o menos un mes así, al punto que el hombre de cabellos plateados empezaba a dudar de misaki, pero inmediatamente descartaba esa idea.


Un día, ya cansado de la situación usagi decide seguir a su pequeño, se dirige a un parque y se encontró con alguien, se ponen a conversar muy contentos, no puede ser, ese maldito de pelo negro y ojos azules… no puede ser, es imposible ¿misaki lo engañaba?


Intentó calmarse, pero cuando los vió caminar juntos hacia un café los celos lo dominaron.


- misaki – el escritor se acercó furioso al castaño – nos vamos


Lo tomó del brazo y lo arrastró al auto sin escuchar sus quejidos.


-¡misaki! – gritaba el joven, eso lo enfurecía aún más.


 


Llegaron a la casa y akihiko lanzó a misaki al sillón, rápidamente le quito toda la ropa y empezó a besarlo y tocar todo su cuerpo.


- usagi san, espera, no es lo que crees – pero usagi no hablaba, solo quería mostrarle lo enojado que estaba, pero también estaba triste ¡misaki lo engañaba! Seguía en su labor, peñiscaba sus pezones a tal punto de dejarle marcas a misaki,mientras con la otra mano sujetaba sus muñecas, incluso su labio empezó a sangrar por la fuerza que usó con sus labios, misaki no lo estaba disfrutando para nada, es más, estaba sufriendo.


Usagi… me duele, duele mucho, por favor – las lágrimas empezaban a caer, no estaba excitado para nada, su miembro flácido no era ni mirado por el escritor en un momento el mayor se quitó los pantalones y la ropa interior, usó su corbata para amarrar las muñecas del menor y lo penetró de una embestida sin preparación previa… cada estocada dolía más que la anterior… misaki solo podía sentir miedo y tristeza.


El escritor se vino y salió de misaki, quién no podía para de llorar…


- era mi compañero de trabajo – dijo casi en un susurro el pequeño, quien no podía creer lo que había pasado


- ¿qué?


- en dos semanas es tu cumpleaños, yo quería llevarte con mi dinero a atami.


- pero el


- se llama nowaki, es mi compañero – el mayor notó que de su entrada salía su semilla y sangre ¿!qué había hecho!? Estaba en schock – trabajamos en esa florería al lado del café, era una sorpresa – sus lágrimas no paraban de salir, tomó el valor suficiente para incorporarse en el sofá, lo más lejos que pudo de usagi – perdón por preocuparte - ¡además se disculpaba!


- misaki lo siento – le intentó tomar de la mano, pero este la alejó con una cara de completo horror en su rostro, no podía ser ¿que había hecho?


Misaki fue lentamente a su habitación recogiendo su ropa en el camino, usagi no se podía mover, no podía creer lo que le había hecho al chico, estaba lleno de moretones, una herida en el labio y otra ahí adentro.


El castaño hacía su maleta lentamente, esperó a no escuchar a usagi y bajó lentamente las escaleras, procurando no hacer ningún ruido.


Abrió la puerta con sumo cuidado, salió y dejó la llave debajo del felpudo, tenía miedo y sentía una profunda decepción “voy a protegerte” “te amo” “no dejaré que nadie te separe de mi”.


 


Pasó una hora desde la mayor equivocación de su vida, y usagi decidió buscar al joven, fue a su pieza, pero lo que encontró fue aquello a lo que más temía desde hacía tiempo, no estaban las cosas de misaki, solo se llevó su ropa, dejó todos sus recuerdos, incluso el susuki san que le había regalado “me lo meresco” pensaba para sus adentros.


 


Pasaron dos semanas que misaki vivió en un hotel bastante barato, hasta que consiguió un pequeño departamentito, no era el penthause en el que vivía el escritor, pero era bastante cómodo, pero no había manera. Todas las noches despertaba llorando o gritando de una pesadilla, no sabía cuánto aguantaría… no mucho, eso era evidente, pero solo recordar lo que le habían hecho le hacía hundirse en el miedo y la tristeza.


Sus compañeros habían notado lo decaído que estaba, incluso ijuuin sensei, quién sabía que algo malo había pasado con su niño. Fue a buscarlo al parque, ya que sabía que él prefería ambientes con menos gente.


- tú has estado mal durante dos semanas de corrido ¿Qué te pasó?


- nada sensei, estoy bien


- te veo más flaco y deprimidos, y tus ojos ya no tienen esa hermosa luz de siempre ¿pasó algo con usami sensei?


Solo la mención de ese nombre le hacía recordar lo que había pasado… lloraba todas las noches ¿esta tarde lo haría otra vez? Y para más desgracias ¿enfrente de ijuuin?


- misaki, todo está bien, cuéntame qué pasó


- no puedo – mi llanto era incontrolable, él me abrazaba para contenerme


- misaki… tú sabes lo que siento por ti, por favor… - pero una voz interrumpió el momento


- misaki


- usagi san – su cada de horror era igual a la de ese día, ese día que usagi haría lo que fuera con tal de enmendar


- ijuuin, necesito hablar con misaki, lo he estado buscando estas dos semanas, por favor


- misaki ¿quieres quedarte a solas con él


- está bien, puedo solo


- bien, pero si me entero que le haces algo más no lo voy a perdonar – y se retiró de la escena vigilando cada cierta cantidad de pasos que no le pasara nada al pequeño.


- misaki – se veía bastante demacrado, había perdido peso, no estaba afeitado, su cabello no estaba lavado y su corbata estaba mal puesta – misaki, te necesito, por favor perdóname, de verdad los celos me cegaron, prometo no volver a hacerte daño – empezó a llorar igual que el menor, estaban ambos llorando desconsoladamente.


- usagi san, yo te amaba, yo quería llevarte a atami porque tú me llevaste el año pasado.


- misaki, lo sé, y merezco que te vallas, pero por favor – a cada paso que daba para acercarse al joven este se alejaba un poco más, sin embargo sabía que no duraría mucho más.


- ¿prometes escucharme?


- sí misaki, lo prometo, y te prometería mil veces más


- ¿y vas a ir a atami conmigo mañana?


El mayor no podía creerlo, misaki lo había perdonado, pero esta vez tendría mucho más cuidado, y lo escucharía en cada cosa que dijera.


 


Al día siguiente misaki empacó sus cosas para volver a la casa del escritor, si bien aún se sentía algo nervioso cuando estaba cerca de él, pudo deshacer el contrato de arrendamiento e ir con usagi a las aguas termales.


Usagi se acercaba con mucho cuidado a su pequeño. Tanto en los baños como fuera de ellos, llegó la noche y estaban juntos viendo las estrellas desde su habitación, la cual tenía un aspecto típico japonés.


- usagi san, feliz cumpleaños.


- misaki, gracias por traerme, y por perdonarme, y por estos años juntos


- t… te… teng…go u… un ulti…mo… re… regalo


- y cual sería, mencionó sorprendido akihiko.


- cierra los ojos - Usagi hiso caso de inmediato – solo lo abrirás cuándo yo lo diga


Usago sintió los labios del menor sobre los suyos, con un suspiro abrió un poco su boca, coa que el menor aprovechó para profundizar el beso, en ese minuto usagi sintió que su novio ponía una caja entre sus manos, mientras terminaba lentamente el apasionado beso.


- ¡aún no lo puedes abrir! – se fue alejando del escritor, cuando ya estaba en la puerta le grito - ¡ahora sí! – cerró la puerta de golpe y salió corriendo. Usagi quería ir tras él, pero más le intrigaba el contenido de la caja. Lo abrió y lo que había dentro lo llenó de la felicidad más grande del universo ¡un test de embarazo positivo! Efectivamente últimamente se habían dado casos de hombres que pueden concebir, pero eran muy pocos y jamás pensó que su misaki fuera uno, necesitaba abrazarlo, decirle cuánto lo amaba… tenía todo un hotel para buscarlo.


Desde su escondite, misaki sabía que esta sería una larga noche.

Notas finales:

diganme qué les gusto, para motivarme a seguir escribiendo, o no para mejorarlo, todas las críticas son bienvenidas :D


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