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they are in love «YoonMin» por YodaVirus

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Notas del capitulo:

Antes que nada, debo avisar que este one shot también ha sido publicado en Wattpad, mi cuenta principal con el mismo nombre.

 

Desde ya lamento errores que no haya notado en un principio.

¡Oppa! ¡JiMin Oppa!

 

Detuvo inmediatamente su andar al escuchar que lo llamaban. Volteó rápidamente por acto reflejo y se encontró con una cabellera rubia. Un rubio casi amarillento, como el color del maíz cuando está completamente tierno y comestible, le dio hambre inmediatamente. Rió por aquellos pensamientos, entrecerrando sus ojos y mirando a la chica con algo de incomodidad.

 

—¿Qué pasa? — inquirió ladeando la cabeza. La chica lo miró con timidez. Sus labios eran carnosos y rojos, ojos grandes y de un hermoso color miel, piel blanca y brillante, pero eso a JiMin no le interesó. Realmente ya se hacía una idea de el motivo por el cual la chica le llamaba... y le apenaba porque nuevamente tendría que rechazar a alguien. No era algo que le gustara hacer, pero debía hacerlo, no quería dar falsas esperanzas a nadie.

 

Ella extendió sus manos, en las cuales sostenía con firmeza un papel en color rosado con decorados de corazones. JiMin suspiró con cansancio. Tomó la pequeña carta, mirando fijamente a la chica, esperando la "confesión".

 

—Oppa... — y ahí va...

 

—Dime~

 

—Oppa... — las mejillas de la chica se sonrojaron levemente, dándole un aspecto demasiado tierno pero que a JiMin no le conmovió para nada. —Oppa, usted me gusta. — lo miró con decisión. —No estoy pidiendo que acepte mis sentimientos y comencemos a salir ahora, lo que yo quiero es que me de la oportunidad de enamorarlo poco a poco y-

 

—Quita zorra. — fue empujada levemente por un chico, un chico que la miraba con asco y odio. —Al parecer tendré que poner un cartel enorme en la cara de JiMin para que todos sepan que es mío. — abrazó por la cintura al aludido, recargando su barbilla en el hombro del muchacho. —Es mío. Vete a una esquina y consíguete uno tú que yo no lo comparto.

 

—¡Pero-

 

—Anda y ve a la esquina.

 

—¡¿Quien te crees?! — gritó molesta, llamando la atención de los estudiantes que aún no se iban a sus casas. La chica palideció al notar los tatuajes en la pálida piel del chico. Los tatuajes según muchas personas significaba "delincuente".

 

El rubio le miró con indiferencia.

 

—Ella pregunta quien me creo, JiMin... — susurró al oído del menor. JiMin sonrió, soltándose del posesivo abrazo de aquel rubio.

 

—Entonces díselo.

 

El rubio quiso volver a hablar, pero prefirió callar y demostrarlo, las palabras no funcionaban en algunos casos y algo le decía que ese era uno de ellos. Tomó entre sus manos el rostro del menor, besándolo con rudeza y adentrando su lengua con rapidez, dejando a la pobre chica con la boca abierta al notar como las manos de su "Oppa" tomaban al chico con tatuajes por la cintura y lo estampaba contra la pared más cercana a ellos. Adiós delicadeza, ternura, amabilidad y cariño con los que solía actuar siempre.

 

Ahora todo estaba claro.

 

—Oppa... — murmuró completamente asombrada al ver con sus propios ojos como su lindo Oppa prácticamente devoraba los labios de aquel rubio grosero.

 

JiMin soltó el cuerpo del rubio y, sin separar sus labios le hizo una seña a la chica para que se fuera, mirándola con lástima antes de volver a besar a su chico.

 

 

 

...

 

 

 

El rubio dio una profunda calada al pequeño tubo de tabaco para después soltar el humo en el aire con majestuosidad y rió al ver la mueca de asco del menor. Le tomó por el mentón mientras volvía a dar otra calada y se acercaba a él, expulsando el humo sobre sus labios para después dar una pequeña lamida. JiMin intentó por todos los medios posibles no mostrar la molestia que aquel acto le causó, intentando concentrarse en otra cosa, como el tatuaje en el cuello del chico. Era un tatuaje increíble, definitivamente.

 

Su forma era totalmente abstracta y con colores oscuros, así como la personalidad de ese chico. El tatuaje en sí no tenía forma alguna, era simplemente un enorme garabato con tintes azules y negros que sencillamente en ese chico tan delgado se veía increíble, atractivo.

 

Sonrió al sentir nuevamente los labios del rubio sobre los suyos, pero frunció el ceño al notar el sabor amargo del tabaco en la antes dulce boca. Lo separó de su cuerpo, tomándolo por las caderas y lanzándolo hasta la pared, acorralándolo y sonriendo al notar ese brillo intenso en los ojos del contrario.

 

—¿Ya estás caliente? — le inquirió con sorna. JiMin sonrió arrebatándole el tubo de tabaco y lanzándolo mientras asentía lentamente al mismo tiempo que lamía sus labios, ignorando el ligero sabor a humo e intentando parecer erótico ante los ojos del otro. Una de las manos del chico se posó en su hombro derecho y él dirigió su mirada a esa mano, leyendo con una increíble felicidad y orgullo su propio nombre escrito allí con tinta negra permanente, un tatuaje más.

 

—Debería tatuarme tu nombre también... — murmuró. El chico borró su sonrisa inmediatamente, comenzando a negar rápidamente mientras fruncía el ceño, obviamente molesto al escucharlo decir aquello.

 

—No puedes hacerlo, JiMin. Tú no eres como yo, tú tienes un gran futuro por delante para que lo arruines con algo como esto, los tatuajes siempre se verán mal a ojos de la alta sociedad... — Acarició suavemente una de sus mejillas. —Olvídate de eso... — murmuró comenzando a acercarse a sus labios, besando ligeramente, provocando que en sus propios labios se formara una sonrisa.

 

—Hazme olvidarlo... — susurró, acercando el cuerpo del contrario al suyo, oliendo el embriagante aroma que tenía su piel aún y cuando antes estuviera fumando.

 

—Si es lo que tu quieres lo haré~ — se soltó del agarre que mantenía en sus caderas y lo lanzó bruscamente contra la cama de la habitación en la que se encontraban. JiMin sonrió al sentir como una de las manos comenzaba a acariciar su cintura, pasando a los botones de su pantalón y después, comenzar a desabrocharlo con lentitud. Cuando finalmente sus pantalones fueron desabrochados completamente, JiMin alzó su cadera, facilitándole el trabajo al mayor para sacárselos por completo.

 

—YoonGi... — gruñó al no sentir caricia alguna en su parte baja, estaba desesperado. El rubio sonrió burlón mientras comenzaba a bajarle levemente la ropa interior pero sin sacársela por completo. Acarició el despierto miembro del menor con sus manos, tomándolo con una sola y apretando suavemente sobre la tela, regalándole una descarga de placer al otro.

 

—JiMinnie ya está emocionado... —murmuró. Apoyó sus rodillas en el suelo, posicionándose perfectamente frente a la erección del menor. Miró la expresión de JiMin, como mordía sus labios en anticipación y sonrió, lamiendo el pequeño piercing en su labio inferior. Se deshizo completamente de la ropa interior del menor y dejó libre la caliente erección que saltó como resorte al estar libre y logró divisar gotas de pre semen resbalar por el glande.

 

—Hyung... — No pudo evitar estremecerse cuando sintió una fresca brisa sobre su polla, pero todo mejoró cuando sintió una ligera lamida en su glande, iniciando un pequeño recorrido hasta los testículos.

 

YoonGi sonrió satisfecho al verlo tan desesperado. Acercó sus labios a la punta del erecto miembro y dio un pequeño beso allí, dejando que la calidez de sus labios desesperara al menor. Volvió a besar lentamente, abriendo un poco sus labios y atrapando la punta para comenzar a succionar ligeramente. Sintió las manos de JiMin posarse en su cabeza, acariciando su cabello y empujando con algo de fuerza para que lo engullera de una vez. Vale, JiMin se desesperaba fácilmente y eso lo hacía lucir como un niño inexperto, aunque realmente lo era. Ellos jamás pasaron de besos calientes y un par de mamadas. JiMin no estaba listo y YoonGi no quería presionarlo.

 

—Y- YoonGi... — y ese fue el primer gemido que aquella lengua tan experta le hizo soltar esa noche.

 

 

 

...

 

 

 

Están sentados en el cómodo sofá del departamento del mayor, mirándose con cariño mientras JiMin delinea con cuidado cada uno de los tatuajes visibles en el cuerpo del otro. Sus labios comienzan a acercarse y lentamente ambos cierran sus ojos, sintiendo la dulce presión de sus labios con los del contrario. Es un beso dulce, esos que a JiMin tanto le gustan, pero pronto aumenta la intensidad, logrando así que pequeños sonidos escapen de la garganta del otro, siendo YoonGi quien tiene el control y dirige los movimientos del menor.

 

A JiMin le gusta cuando su hyung toma el control, le vuelve loco lo atrevido que YoonGi puede ser, pero también ama tener el control, así que con algo de pena deja una pequeña mordida en los delgados labios del otro, logrando que este los separe para poder añadir su lengua y volver su beso uno más caliente, con las manos de ambos acariciando cada parte del cuerpo del contrario.

 

JiMin siente sus mejillas enrojecer cuando la mano del mayor se dirige descaradamente a su entrepierna, comenzando a masajearla lentamente mientras intenta retomar el control, el cual JiMin le concede al no sentirse capaz de seguir. Puede sentir la mano estimular su polla y pronto comienza a despertar, provocándole un ligero estremecimiento cuando esta vez siente las caricias volverse más descaradas, con YoonGi apretando con algo de fuerza y restregando la palma de su mano contra su erección. Y JiMin lo odia, porque puede sentir como comienza a endurecerse inmediatamente. Odia ser tan inexperto y que YoonGi tome ventaja de eso.

 

Separa suavemente sus labios de los del mayor para poder respirar bien pero aquellas caricias en su entrepierna no paran, al contrario, aumentan y él no puede evitar por mucho tiempo el gemir. —Hy-Hyung... — sus ojos se encuentran con los del contraro y puede ver una sonrisa formarse en los delgados labios de YoonGi.

 

Odia esa sonrisa, porque significa que ha conseguido lo que quiere, y JiMin no está muy seguro de poder parar a esas alturas. Lo desea demasiado.

 

—YoonGi~ — muerde sus labios y puede ver como las pequeñas pupilas se expanden inmediatamente. Pronto puede sentir el peso del mayor sobre sus piernas y aquella mano se aleja de su entrepierna para ahora tomarlo por las mejillas y besarle suavemente.

 

El sentir a YoonGi tan cerca le vuelve loco. Ambos han comenzado a sudar y él puede ver perfectamente como esa pálida piel es bañada ligeramente por el sudor, dándole un brillo precioso a cada uno de los tatuajes.

 

JiMin sabe que YoonGi es la seguridad que a él le falta. Y YoonGi sabe que JiMin es la inocencia de la que él carece.

 

Y les encanta.

 

Sus cuerpos se mueven solos, sin escuchar sus suplicas internas por parar, y parece que quisieran lo contrario y no escuchan. YoonGi comienza a moverse, logrando una ligera fricción entre ambas entrepiernas y las ansiosas manos de JiMin se pasean por la delgada espalda del mayor mientras sus labios son aprisionados por los delgados del rubio.

 

Sus besos siempre fueron dulces, pocas veces eran tan atrevidos, pero ahora sus lenguas exploraban sin pena alguna la cavidad del otro, siendo YoonGi el que nuevamente tenía el control, cosa que a JiMin realmente no le molestaba. Y no pueden evitar separarse cuando la falta de aire se hace presente y ambos miran los ojos del contrario, profundos y brillantes.

 

—YoonGi... — duda al hablar y el rubio no puede evitar soltar una risita por lo adorable que es la expresión del menor.

 

—¿Qué pasa? ¿Quieres parar? — JiMin niega y muerde sus labios. Realmente le gusta tener así a YoonGi, sobre sus piernas, ama poder sentir sus cuerpos tan juntos, y ama de sobre manera el poder sentir a la perfección la manera tan alocada con la que late el corazón del mayor.

 

—Te amo.

 

Y YoonGi siente que morirá. Sonríe ampliamente y toma nuevamente al menor por las mejillas, dejando un pequeño beso en la nariz de este. —Lo sé, y sabes que yo te amo a ti, ¿verdad?

 

—Lo sé. — asiente con una sonrisa orgullosa y ambos rompen a reír, tranquilos.

 

Ellos están enamorados.

 

Un pequeño silencio se hace presente después de aquellas palabras y JiMin vuelve a sentir la necesidad de movimiento, quiere hacer algo, pero no tiene el valor. Su manos siguen moviéndose suavemente sobre la espalda del mayor y siente la ansiosa mirada de éste sobre él.

 

—Ji-JiMinnie~ — coloca sus manos sobre las del menor y comienza a bajarlas, dirigiéndolas directamente hasta su trasero. Porque sabe que JiMin también lo quiere. Ambos lo quieren.

 

JiMin sabe que está listo.

 

—YoonGi... — le llama suavemente, un susurro dulce y nervioso.

 

—¿Qué pasa?

 

—¿Por qué yo...? — esa es una duda que siempre ha tenido, no puede evitarlo, de entre tantos hombres con más experiencia, mucho más atractivos que él... ¿por qué YoonGi lo eligió precisamente a él? —¿Por qué me elegiste a mí?

 

El rubio suelta una risita, divertido. —No lo sé... — responde sinceramente y da un brinquito cuando siente como las manos del menor aprietan su trasero con fuerza, dándole a entender que no está conforme con su respuesta.

 

—Di la verdad~~ — se queja como niño pequeño y sonríe porque finalmente ha hecho lo que quería hacer hace tanto tiempo. Tocar el trasero de YoonGi con total confianza, como YoonGi solía hacerlo con él algunas veces.

 

—Es la verdad... simplemente... solo te miré a ti~ — responde con una sonrisa, sabiendo que jamás se atreverá a decir la verdad. Porque no es como si le gustara que su JiMinnie se enterara de que estuvo acosándolo durante meses. Era realmente vergonzoso recordarse a sí mismo escondido en la jardinera de la universidad del menor cada que éste salía a comer.

 

—¿Entonces no soy especial? Buu~ — hace un puchero y el mayor vuelve a reír.

 

«Si tan solo supieras...» piensa dentro de sí con vergüenza. Odia recordar eso, es sumamente ridículo.

 

Vuelven a besarse pero esta vez con más suavidad, queriendo recordar esto por el resto de sus vidas, pero JiMin quiere hablar nuevamente, cosa que a YoonGi no le hace mucha gracia, él quiere seguir probando el dulce sabor de su pequeño.

 

—Hyung... — murmura sobre los labios del otro con los ojos cerrados.

 

—¿Qué pasa ahora, Park JiMinnie? — se deleita con la vista de las mejillas sonrojadas del menor y sus labios rojos.

 

—¿Me dejarás algún día?

 

Y la respuesta es más que obvia. —Por supuesto que no. — dice firmemente, sin dudar. Porque sabe que jamás lo podría dejar ir... —¿Tú me dejarás a mí? — sus palabras tienen un tono tan triste que JiMin simplemente se preocupa y atrae más hacia sí el delgado cuerpo del mayor.

 

—No, jamás, sin importar qué.

 

—¿Lo prometes? — puede sentir un nudo formarse en su garganta y no le gusta. Siempre ha odiado llorar. Ni siquiera sabe porque se ha puesto tan sensible...

 

—Lo prometo. — se escucha tan firme que YoonGi siente su corazón agitarse y aunque jamás se lo permitió, no pudo evitar sonrojarse. Adorable ante la vista de JiMin. Patético ante si mismo.

 

—Eso es bueno, porque sin importar tu respuesta yo jamás te dejaría ir aunque así lo quisieras. — murmura y logra hacer que el menor sonría dulcemente. Deja caer su cuerpo sobre JiMin y suelta un quejido, sintiendo aquellos fuertes brazos que tanto le gustan rodear su cintura.

 

Se siente protegido.

 

—Hyung...

 

—¿Mmmh?

 

—Quiero hacerlo... — YoonGi le mira con sorpresa y nuevamente siente sus mejillas enrojecer. —Quiero que seas mío y quiero ser tuyo... ¿podemos?

 

—Po-Por supuesto. — logra murmurar con dificultad porque, joder, para qué mentir, él lleva deseándolo desde que encontró a JiMin bailando tan increíblemente en aquel estudio, el mismo día en el que sus ojos se deleitaron con tan asombroso cuerpo moviéndose como un profesional. —Pero necesito saber de que tamaño es, ¿y si me partes en dos? — nuevamente ha salido su lado bromista, intentando ignorar sus propios nervios.

 

 

 

 

 

Y esa noche, YoonGi tuvo los más deliciosos espasmos de placer y sus labios soltaron más gemidos de los que hubiera esperado, mientras que JiMin encontró su nueva droga y tuvo la mejor experiencia sexual de su vida, además de ser la primera y más memorable.

 

 

 

...

 

 

 

Paseaban tomados de las manos por aquel parque, ambos manteniendo sus miradas fijas en los pequeños que jugaban ahí. JiMin sonreía mientras YoonGi simplemente les miraba.

 

—Hyung~ — le llamó y el rubio dirigió su mirada hasta el menor, encontrándose nuevamente con ese sonrojo tan adorable.

 

—¿Qué pasa? — inquiere acariciándole sus mejillas y dejando un pequeño beso sobre los abultados labios.

 

—Yo... yo quiero tener hijos. — YoonGi se sorprendió, pero no pudo hacer más que sonreír, acariciando nuevamente las regordetas mejillas completamente coloradas.

 

—No puedo embarazarme y supongo que tu tampoco, JiMinnie. — murmura juguetón, recibiendo en respuesta un pronunciado puchero por parte del otro.

 

—Lo sé, pero existe la adopción.

 

YoonGi sonríe y asiente ligeramente, porque él también quiere una familia con JiMin, y sus palabras logran que el menor le abrace fuertemente por la cintura, comenzando a dar brinquitos con él en brazos, muy feliz.

 

 

 

...

 

 

 

El sonido de los ladridos es suficiente para que un YoonGi medio sonámbulo corra por las escaleras con claras ganas de asesinar a ese tonto cachorro que JiMin tuvo la gran idea de adoptar. Él preferiría un gato, pero JiMin es el que tiene la última palabra al ser el que siempre cocinaba.

 

—¡Park JiMin, calla al perro! — logra gritar antes de resbalar con uno de los tontos juguetes de su bebé. Siente unos fuertes brazos tomarlo por la cintura, evitando su caída y una suave respiración en su cuello le hace estremecer. —J-JiMin...

 

—La comida está lista, hyung~ — le escucha murmurar en su oído antes de que su pequeño bebé comience a llorar, dando a entender que ha despertado gracias a tanto alboroto. —Es tu culpa, te toca ir. — se burla cuando el mayor logra ponerse de pie.

 

—Pero... JiMinnie~~ — comienza a hacer uno de los berrinches que sabe que tanto ama el menor pero no consigue nada.

 

—Ve, hyung, no seas infantil.

 

Con la poca dignidad que le queda al haber resbalado con una de las sonajas de su bebé, da media vuelta para comenzar a subir las escaleras, pero antes de subir el primer escalón siente un fuerte azote en el trasero. No hay que voltear para saber quien fue...

 

—Duerme otra vez al bebé, cuando bajes te mostraré algo~

 

Y con una pequeña sonrisa formándose en sus labios comienza a subir las escaleras, sabiendo que nuevamente JiMin intentará que procreen un bebé aún sabiendo que es imposible que se embarace.

 

 

 

 

 

Simplemente... están enamorados. 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. ^^


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