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Una oportunidad por Erzsebeth

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Notas del capitulo:

Notas al final, disfruten~

Ivan pensó que alguien allá arriba disfrutaba jugando con él, es decir ¿Cuáles eran las probabilidades de encontrarse con él justo en ese parque?

—Nunca te había visto por aquí, ¡Y eso que John y yo venimos a diario! ¿Cierto muchacho? –al oír su nombre, el perro corrió de vuelta hacia su amo, sentándose a su lado. — ¿Ivan? ¿Estás bien?

El más joven se sorprendió de que el contrario siquiera supiera su nombre, y tenía que admitir que saliendo de sus labios sonaba tan perfecto… ¡Ya! Debía volver a la realidad y al menos contestar apropiadamente.

— ¡Si! Es solo que él tenía ganas de jugar con alguien –sonrió nerviosamente —Y se llevó mi… Oh, rayos. ¡Mi volante! –rápidamente volteo la vista hacia el pavimento, buscando el papel perdido hasta finalmente encontrarlo, aunque el mayor fue más veloz y lo levanto.

— ¿Esto buscabas? Se dañó un poco pero está bastante bien como para haber sido mordido –sonrió inocentemente. Como esas sonrisas que dedicaba a todo el mundo, y que a Origami le parecía tan encantadora.

—Gracias –tomó el papel tímidamente, levantando su rostro para hacer contacto visual con el contrario. En ese momento, una idea cruzó por su cabeza pero no estaba seguro de si sería una buena. —Sky-High, eh, me preguntaba si- Antes de poder seguir con su frase se percató de algo que antes le había pasado desapercibido. Con la mano contraria a la cual le había entregado su volante, sostenía un bello ramo de flores. Para alguien más. Seguramente para una bella chica, para su novia, para alguien a la altura del rey de los héroes. Todo lo contrario a él.

— ¿Origami? ¿Qué ibas a preguntarme? ¡No seas tímido! -paso su brazo, el cual tenía las flores, por encima de los hombros del más joven, sin dejar de sonreír.

—No es nada -bajó levemente la cabeza, tratando de controlar los latidos de su corazón. —Supongo que estas esperando a alguien y lo que menos querría sería interrumpir. -dicho esto, señalo el ramo que ahora estaba prácticamente junto a su rostro.

—Oh, ¿Esto? La verdad esperaba a alguien... Pero creo que no podrá venir hoy tampoco... -una mirada melancólica se adueñó de su rostro.

Ivan se quedó observándolo. Nunca había visto una expresión parecida en aquel rostro tan alegre, y no pudo evitar el sentir esas ganas de borrarla a cualquier costo. —En ese caso... ¿Me ayudarías a encontrar este lugar? -señalo el volante —Digo yo... Es un nuevo lugar y conseguí esta promoción, pero es para dos personas así que ¿Vendrías conmigo? -Aun cuando parecía tan seguro y tan confiado por fuera, la verdad es que en su mente está temblando. Básicamente le había invitado a salir junto a él. Un cita de verdad... Aunque probablemente el mayor no lo tomará así.

—Me encantaría acompañarte, Ivan pero...

Lo sabía. Vendría el rechazo. Nunca debió atreverse a hacer una estupidez como esa.

—No creo que John pueda entrar con nosotros, y no podría solo dejarlo por aquí. Pero podríamos acompañarte hasta ahí si no te importa, creo que a él le agradas ¿Cierto muchacho? -el perro ladró como respuesta corriendo a sentarse al lado de su amo.

Ivan calmó sus pensamientos y se atrevió a acariciar al Golden retriever. Aunque no podría pasar la noche junto a Keith, tampoco había sido un rechazo ¿No? Había mayores razones detrás de su decisión, así que no podía evitarse. —Me encantaría. De hecho, creo que ando un poco perdido, así que me serviría mucho -sonrió tímidamente. Y es que, estaba seguro, su sonrisa nunca podría compararse a la de su acompañante.

Pero este tendría mucho que decir en contra de esto. Era muy pocas las veces que había visto sonreír al menor... Ninguna para ser sincero. Pero al verla por primera vez, deseo que sonriera más. Se veía tan adorable al sonreír. Y claro, no dudo un segundo en decírselo. —Origami, tu sonrisa es hermosa. -Inmediatamente, le sonrió también.

Ivan quedó paralizado, sin saber cómo responderle. Y para su suerte, antes de poder decir alguna "tontería" el can junto a ellos empezó a ladrar, como buscando la atención de ambos. —Ah, John ya quiere irse. Te llevaremos primero ¿Si? -antes de oír una respuesta, el mayor tomó la correa y empezó a caminar detrás del animal, volteando hacía atrás esperando que el menor le siguiera. — ¿Vienes?

—Ah... ¡Si! -sin hacerse esperar, empezó a caminar detrás de ellos, repasando esa frase en su mente —Yo soy el que debería haberte dicho eso... -murmuro más para sí mismo que para ser escuchado.

— ¿Has dicho algo?

—Eh... ¡Que me esperen por favor!

...

Habían llegado al restaurante, e Ivan no pudo ocultar su "Japanófilo" interno. Y es que todo se veía tan parecido a lo que alguna vez se imaginó. Y eso es que aún no lo había visto por dentro. Rápidamente corrió hacía el, olvidándose que tenía compañía.

—Bienvenido, -una muchacha con traje de maid era la encargada de vigilar en la puerta y antes de que él pudiera contestarle, la chica repitió el saludo sin perder la sonrisa. —Bienvenido.

—Ivan, te fuiste tan rápido que no pudimos despedirnos, y no podíamos simplemente irnos sin hacerlo. Lamento la intromisión -dicho esto lanzó una mirada a su perro sabiendo que estaba mal que entrara. Pero antes de que pudiera salir, dos chicas con ropa parecida a la de la entrada se habían acercado al animal, empezando a acariciarlo y a jugar con él.

—Eres tan adorable, ¿Cómo se llama?, es tan suave...

Mientras Keith respondía sus preguntas, una mujer mayor que las chicas se acercó.

— ¿Es su perro?

— ¿Ah? Si, lamento esto, solo quería despedirme de mi amigo, saldremos inmediatamente.

—Oh, no es eso. Verá, nosotros igual tenemos un par de perros en la parte trasera del local, y, si no le molesta, nos gustaría llevar al suyo con ellos para que usted pueda entrar en nuestro negocio sin problema. Le prometo que estará bien cuidado y acompañado, y solo será por un momento ¿Le parece?

El rostro del menor, quien seguía emocionado por el ambiente del lugar, se alegró más al oír esas palabras ¿Keith podría quedarse con él? Pero sabía que no debía emocionarse. John parecía alguien demasiado importante para él, tal vez no lo dejaría tan simplemente. Y menos solo para pasar la tarde con él

— ¿Tu que dices compañero? ¿Confías en estas agradables señoritas? -como única respuesta obtuvo un rápido movimiento de su cola, mientras recibía más caricias de las chica —Supongo que está decidido entonces. -Esta vez se dirigió hacía Origami — ¡Parece que podré quedarme contigo esta tarde!

El corazón de Ivan volvió a acelerar sus latidos. ¡Iba a tener su primera cita con Sky High! Y en un lugar como este... parecía salido de algún manga shoujo, y aunque él no fuera ninguna chica, tenía que aprovecharlo.

...

Ambos ya estaban en su mesa y, después de que el más joven explicara la mayoría de los platos al mayor, este se decidió por un plato de algo que el menor había llamado "ramen". En cambio, Ivan había ordenado un típico plato de sushi tradicional.

Aunque al principio el ambiente entre los dos fuera algo tenso, poco a poco la conversación había empezado a fluir más entre los dos. Hablaban sobre cosas triviales y sobre su entrenamiento como héroes, Origami le explicaba algunas de las decoraciones con una enorme sonrisa en el rostro, y aunque el solo viera un simple abanico de mano o una espada, el ver la emoción con la que hablaba de ellos le parecía totalmente encantadora.

—Ah, lo siento. Me he dejado llevar un poco... Probablemente te esté aburriendo con estas rarezas mías... —inclinó la cabeza levemente, tratando de disculparse.

—No te preocupes por eso, es más-

—Lamento la espera, aquí tienen su comida. -la chica de cabello negro y con gafas que les había atendido en primer lugar llevaba la bandeja con los platos, colocándolos cuidadosamente en la mesa junto a dos pares de palillos. — ¡Que la disfruten! -así como llegó se fue, dejándolos a los dos nuevamente solos

—Eh... ¿Qué es esto?

—Son palillos. Se usan para comer... ¿Puede que no sepas usarlos? -Pensándolo bien, era demasiado obvio — ¡No te preocupes por eso! Pediré unos cubiertos o algo...

— ¿Tú sabes usarlos, no? ¡Enséñame! Siempre es bueno aprender algo nuevo.

Después de procesar su petición un instante asintió rápidamente y procedió a empezar su explicación usándolos el mismo para darle un ejemplo. Después de varios minutos fallidos, el menor decidió levantarse a ayudarlo —Es así, ¿Ves? -con sus manos guio las del mayor, enseñándole la posición correcta de los dedos y de los palillos. Antes de notar que había tomado las manos del mayor con las suyas y retroceder nervioso hacía su asiento

—Ah, mira ¡Lo he logrado! -sostenía un fideo entre los palillos mientras sonreía orgulloso, llevándoselo a  la boca y sorbiendo con fuerza. —Gracias, y de nuevo, gracias Origami -en su segundo bocado, logró llevarse más a la boca. — ¡Esta delicioso! -con su recién adquirida habilidad y un poco de dificultad empezó a devorar el plato velozmente.

—Me alegró que te guste. -Tratando de evitar un contacto visual directo (sabiendo que le haría perder su compostura) y concentrándose en mirar su sonrisa, le sonrió de vuelta, empezando a comer también.

...

Usando el cupón de descuento, dividieron la cuenta y salieron, claro son olvidarse de John que parecía muy contento tanto de su breve estancia en el lugar así como su reencuentro con su amo.

—Bien, supongo que es hora de despedirnos...

— ¡Nos veremos mañana en el trabajo! De hecho, hoy se me ha hecho tarde. -en forma de despedida, colocó su mano sobre su cabeza, despeinándole.

—Hasta mañana. –lo vio marcharse mientras trataba de disimular los latidos de su corazón. Había tenido su primera (y probablemente única) cita con Keith, y todo había salido a la perfección. Por primera vez en su vida, algo bueno había ocurrido, y aunque al día siguiente solo fuera un recuerdo, o el mayor siguiera tratándole igual, sabía que había valido la pena.

—Así que ¿Cómo estuvo el lugar? ¡Cuéntamelo todo! –se encontraban en el gimnasio, Pao-Lin entrenado junto a él, sus movimientos de pelea.

—El lugar es asombroso. La decoración es una mezcla de la cultura tradicional con las últimas tendencias. Y la comida ni que decir. –Hablaba mientras esquivaba los ataques y trataba de repartir unos cuantos —Por cierto, gracias por el cupón.

—Eso significa que has podido usarlo ¿No? ¿Con quién fuiste? –notó que esa pregunta lo desconcentró, lo cual aprovecho para esquivar sus golpes y usar su fuerza contra él, dejándolo en el suelo. —He ganado, ahora te toca responder.

— ¡Origami! –Keith, quien había estafo haciendo ejercicios en la máquina para levantar peso se acercó a ambos y le ofreció la mano al menor para ayudarlo a levantarse. — ¿Estás bien? Me gustaría hablar contigo.

—Claro… -aceptando su mano tímidamente, se levantó para poder estar más cerca de él (algo difícil por la diferencia de alturas).

Mientras tanto, y entre sonrisas disimuladas, la chica se alejó de la escena para dejarlos hablar “a solas”.

— ¿Qué te parecería si volviéramos a ir a ese lugar de anoche?

—Oh eso… ¿Huh? ¡Lo dices en serio! –se dio cuenta de cómo había alzado la voz y se llevó ambas manos a la boca como reflejo

— ¿Eh? ¿Por qué no lo haría? La verdad es que no pude olvidar la comida mientras regresaba a casa, ¡Sabía muy bien! Además, no hay muchos restaurantes en la ciudad que acepten a John, aunque sea en la parte trasera, y parece que a él también le gusto el lugar. —Su voz parecía completamente tranquila, como si no dijera nada importante. —Claro, tampoco sería ir diario, supongo que eso sería un exceso. Tal vez una vez a la semana.

—Y… ¿Quieres que vaya contigo?

—Pues claro, tú me llevaste ahí la primera vez y pude notar lo mucho que te gusto. Además ¡Me gusta pasar tiempo contigo! ¿Qué dices?

Ivan bajó la cabeza para que no se notara el sonrojo en sus mejillas. Le había dicho que le gustaba pasar tiempo con él. Lo había invitado, aunque de una forma tan inocente y sin ninguna intención, a una segunda cita. Incluso a más. —Suena divertido. Me gustaría ir contigo.

— ¡Entonces todo arreglado! Volveremos a ese lugar y- -antes de que pudiera continuar, sus comunicadores empezaron a sonar, la ciudad los necesitaba —Okay, es hora de partir. Hablaremos más tarde –rápidamente comenzó a correr hacía la salida, en busca de su camión.

Karelin necesitó unos minutos para recuperar la compostura, pero una vez hecho corrió siguiendo sus pasos. Puede que no fuera el mejor héroe del mundo, pero siempre haría su mayor esfuerzo. Para poder merecer el nombre de héroe, para ser igual que Keith.

Notas finales:

Estuve a punto de abandonar este proyecto (no permanentemente. Quería concentrarme en otros fics) Pero me dieron ganas de volver a ver T&B y mi amor por estos dos floreció nuevamente. Aun con sus 5 lineas de dialogo entre ellos, son tan hermosos ♥♥
En fin, gracias por leer


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