Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rock you like a hurricane por Athena Selas

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capítulo contiene Minos x Albafica también. Por lo que si no te gusta la pareja, no recomiendo leer. ¿Que por qué meto a alguien que nació unos doscientos años antes de los personajes que estoy describiendo en esta historia? Porque a la bella mujer a la que le he dedicado este relato le prometí que incluiría a una de sus parejas favoritas aunque fuera temporalmente imposible porque la magia del fanfiction lo puede todo.

 

 

°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø

Julio 2012

 

Kanon, desde que comenzó a enredarse emocionalmente con Radamanthys, se preguntó qué era lo que más le gustaba de su pareja.

 

Ciertamente ambos pertenecían a mundos totalmente diferentes e incluso pudiera ser que fuesen enemigos naturales en otra vida; sin embargo Kanon se empeñó en buscar la manera en que sus diferencias los complementaran mutuamente.

 

El mundo de Radamanthys era todo rigor y disciplina, frecuentemente se olvidaba de sí mismo. Kanon, por otro lado vivía para el hedonismo.

 

La sincronización de sus existencias al comenzar a convivir como pareja buscaba siempre un punto de equilibrio entre estos aspectos de personalidades tan extremas. Wyvern ya tomaba en cuenta la necesidad de encontrar tiempo diariamente simplemente para disfrutarse a sí mismo, otras cosas que le gustaran aparte del trabajo y, por supuesto, para su amante; por otra parte Dídymoi se esforzó en dar más orden a su existencia y detener la cascada de frenesís de la que era presa antes de conocer a Radamanthys, incluso había entrado a rehabilitación y logró dejar las drogas por él.

 

Sin duda, uno de los mejores aspectos para complementar sus opuestas personalidades era el sexo. Kanon tenía mucho más experiencia que la mayoría de las personas veinte años mayores que él, conocía demasiados secretos y muchas prácticas fuera de lo común en el momento de mantener relaciones sexuales ¡vamos, que el hombre era una súper estrella de rock y había sido actor de películas pornográficas también! Antes de acostarse con Radamanthys, el sexo era para Kanon simplemente una manera más de desahogarse y de encontrar placer de manera fácil y rápida, además era gratis a diferencia de las drogas, el cigarro o el alcohol. Toda esta perspectiva cambió cuando inició su vida sexual en pareja con el rubio.

 

Wyvern no tenía la experiencia que su amante ostentaba, quien era mayor que él por seis años; no obstante, el rubio de ninguna manera era un virginal primerizo. Radamanthys disfrutaba del sexo como cualquier hombre joven de su edad, había yacido con varias mujeres, aunque con ningún hombre aparte del griego.

 

Kanon tenía las ideas perfectas para experimentar con su sexualidad y hacerlas explotar con la inagotable energía que Radamanthys cargaba debido a su juventud. Wyvern era muy apasionado en la cama, tanto que había ocasiones en las que su pareja le cedía el control del acto por completo para dejarse llevar por el fuego lujurioso del rubio quien no apagaría sus deseos hasta hacer suyo a Kanon de cien maneras diferentes hasta dejarlo totalmente exhausto. Pero no sólo eso, lo que el griego más disfrutaba del acto era que comenzaba a comprender poco a poco el significado de hacer el amor.

 

Antes, al término de las relaciones sexuales Kanon se sentía exactamente igual que después de un buen pasón con cualquier narcótico: adolorido, con un desagradable vacío emocional y con ganas de repetir en cuanto fuera anatómicamente posible para olvidar el hastío de la abstinencia. Todo lo contrario sucedía cuando Radamanthys lo sostenía en sus brazos al finalizar el acto, pues el griego se sentía de alguna manera completo y satisfecho, sensaciones extrañas para él al principio y, a pesar de todo, no tardó en familiarizarse gustosamente con ellas.

 

Wyvern se ponía romántico después del coito y le susurraba tiernas oraciones al oído que el peliazul atesoraba en su memoria para cuando al rubio se le terminara el efecto. La mayoría de las veces ambos esperaban que pasaran los efectos aturdidores del sexo abrazados y desnudos compartiendo caricias leves y algunos besos. Y ese momento de intimidad era, irónicamente, el favorito de Kanon al hacer el amor con Radamanthys.

 

°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø

 

Noviembre 2009

 

— ¿Te gusta Londres? —preguntó Albafica casualmente después de dar un largo sorbo a su vaso de agua gasificada a través de una pajilla. El apuesto joven de larga cabellera celeste vestía un entallado pantalón color rojo manzana y una camisa casual blanca de manga larga.

 

Toda su ropa pertenecía a ostentosas líneas de grandes diseñadores y siempre podías notar sobrios detalles al último grito de la moda. En realidad esto no era porque a Albafica les gustasen esa clase de superficialidades; sin embargo él trabajaba como súper modelo y sus agentes se encargaban diariamente del guardarropa de su valioso ejemplar, incluso si el joven sólo fuera a visitar a un pariente cercano a su departamento como aquella mañana.

 

— ¿Gustarme? No tiene que gustarme, estoy de paso. Julian quiere que tengamos algunas prácticas de estudio con un afamado productor. Sólo por vanidad. Ya lo conoces —contestó Kanon agitando su mano derecha mientras hablaba.

 

Albafica y Kanon pertenecían a la misma familia, la cual era una muy peculiar. La mayoría de sus miembros no tenían un lazo sanguíneo directo y, de hecho, no lo necesitaban. Casi todos habían sido adoptados en un patriarcado bastante especial.

 

— ¿Has ido a casa últimamente? —cuestionó con naturalidad el joven de cabellera celeste.

 

— No y no planeo hacerlo —zanjó el tema el mayor con hastío en su tono de voz.

 

El joven modelo frunció sus hermosos labios rosados naturalmente tersos y volvió a dar un sorbito a su bebida.

 

Ambos habían sido criados en Grecia, muy cerca de las costas mediterráneas de este país en un lugar denominado El Santuario. Su familia, de tradiciones griegas, albergaba a pequeños huérfanos de muchas nacionalidades quienes debían dejar todo atrás para entregar su lealtad y dedicación a su nueva familia. Y lo hacían con gusto, pues eran criados con mucho amor y disciplina para así convertirse en grandes hombres de los que toda su familia y las generaciones venideras pudieran sentirse orgullosos.

 

— Kanon, tengo que pedirte un favor.

 

El mayor sonrió socarronamente esperando este momento. Era cierto que Albafica y Kanon eran parientes, pues ambos se habían criado en El Santuario, aún si el modelo era seis años menor que la súper estrella de rock; no obstante su relación no era la más cercana, ni la más cariñosa que digamos. Si Albafica fue a visitarlo, Kanon sabía que no era simplemente porque estaba de paso.

 

— ¿Y cuál es?

 

— Yo… —. El más joven rehuyó la mirada al peliazul y emitió un gruñido de incomodidad. — Hay un hombre que no ha dejado de molestarme y…

 

— Ve al grano, si ese fuera el problema tus gorilas guardaespaldas ya le hubieran roto los brazos y la boca.

 

— ¡Acompáñame esta noche a una cita, no quiero estar a solas con él! —arrojó casi imperativamente.

 

Kanon abrió mucho los ojos, luego soltó algunas carcajadas burlonas que a Albafica nada gustaron.

 

— Está bien ¿Para qué es la familia si no?


 

La noche fue un poco aburrida para Kanon, aunque el griego buscaba divertirse con la situación del pobre Minos Griffon, el enamorado de Albafica.

 

Minos no era nada mal parecido, de hecho, el peliazul lo hubiera querido pedir como postre después de la cena si no fuera porque ya estaba reservado aunque a cierto joven de cabellera celeste le costara mucho aceptarlo.

 

Griffon era un hombre de veinticuatro años de edad y tenía la energía y petulancia que se esperaría de un joven tan exitoso como él. Su melena era larga y lacia de un espléndido color plomizo y su cabello era especialmente abundante en su flequillo; sus impresionantes ojos grises hacían un juego muy galante a su ya de por si atractivo rostro de rasgos nórdicos. Para la noche, Minos vestía un adecuado traje casual color negro y camisa gris oxford, mismo atuendo que contrastaba maravillosamente con su piel nívea.

 

Su anfitrión había elegido un bonito y delicioso restaurante francés en el exclusivo barrio de Mayfair para sorprender a Albafica. Kanon tuvo que contenerse para no soltar algún comentario mordaz debido al rostro de decepción que no pudo contener Minos al ver que su cita no sería de dos, sino de tres.

 

Tenía que darle crédito a Minos, pues su interés hacia el joven modelo era tal que continuó con caballerosidad con su plan. ¿Y quién no después de quedar impresionado con la deslumbrante belleza con la que Albafica había nacido?

 

La cena se desarrolló con normalidad y sin novedades.

 

— ¿De dónde eres? Pues a juzgar por tu acento no eres de por aquí —preguntó Kanon para matar el tedio de observar a Minos tratando de llamar la atención de su interés amoroso.

 

— Nací en Noruega y radico en Ámsterdam aunque también paso largas temporadas en Copenhague. De hecho conocí a Albafica en Holanda, en el mismo hotel de Róterdam en el que nos hospedamos por casualidad y desde entonces no he podido sacármelo del pensamiento —

 

— Sí, claro…

 

— De hecho no conozco muy bien Londres, por lo que tuve que preguntar a un colega y amigo sobre un agradable lugar para encontrarme con Albafica nuevamente ¿No está nada mal, verdad?

 

El joven de cabellera celeste miraba fijamente su vaso de naranjada de agua mineral y asintió distraídamente. Minos creía que había perdido la atención de su interés amoroso definitivamente y lucía desilusionado; Kanon podía leer a Albafica y sabía que era todo lo contrario, pues si el modelo no estuviera interesado en Griffon se habría ido del lugar de inmediato y no estaría sentado luchando consigo mismo por romper su habitual muro de hielo –o de espinas, decían aquellos que conocían la afición de aquel joven por la jardinería-

 

— Radamnthys, el colega que mencioné antes, recomendó que fuéramos Electric Cinema después de la cena.

 

— ¿Qué es a lo que dijiste que te dedicabas? — preguntó Kanon ásperamente, cortando de un tajo la cordial atmósfera que se había formado durante la cena. Repentinamente, Minos obtuvo el total y sincero interés de peliazul.

 

— Pertenezco a la importante firma jurídica Elysium —respondió Minos ofendido y con un tinte de molestia en la voz porque ya había dicho eso un par de veces durante la noche — Soy el responsable de las oficinas de Ámsterdam y también manejo asuntos importantes de los países nórdicos, soy uno de los hombres de confianza de nuestro presidente, el señor Hades —

 

— Albafica, voy al tocador. Minos quiere venir conmigo también. No tardaremos.

 

— ¿Pero qué? —Griffon fue tomado a la fuerza por la muñeca y arrastrado hacia los sanitarios.

 

Cuando los dos entraron al tocador de hombres, el griego soltó al otro, quien lo miraba con disgusto.

 

— Escúchame, niño abogado. Tengo una propuesta para ti, pero primero responde mis preguntas.

 

— ¿Quieres decirme qué significa esto? — exclamó Minos con enfado.

 

— Si quieres que lo que sea que intentes con Albafica funcione, te conviene guardar silencio y seguir las instrucciones que acabo de darte.

 

Griffon permaneció callado y sus ojos grises miraron severamente a Kanon.

 

— ¿Conoces a Radamanthys Wyvern?

 

— Sí, lo conozco

 

— Más alto que tú y yo, rubio, parece que siempre está de mal humor y…

 

—Sí, su gran ceja. Escucha, es la misma persona ¿Qué asuntos tienes con él?

 

— ¿Está casado o algo así?

 

— Pues… no, pero —. Minos comenzó a estresarse por lo inusual que se estaba poniendo esa conversación y además estaba inquietándose pues temía que Albafica se fuera del restaurante y su oportunidad se escapara. — Está comprometido en matrimonio con la señorita Pandora —

 

— ¿Viven juntos?

 

— ¡Por supuesto que no! La señorita Pandora vive en Alemania, pero ella es una mujer sumamente ocupada y pasa todo el tiempo viajando y rara vez se visitan —. Griffon se mordió la lengua pues regaló demasiada información a un individuo desconocido sobre personas realmente importantes para él. — No sé a qué demonios estés jugando, pero te advierto que… —

 

— Te ofrezco dos cosas: en primer lugar me iré de esta cita para que la termines a solas con Albafica, él no se irá a casa si yo me voy, te lo garantizo; en segundo lugar, te ayudaré, lo convenceré de que siga saliendo contigo y te aseguro que tendrás una segunda cita decente con él en menos de una semana.

 

— ¿Qué es lo que pides a cambio? —le interrogó con desconfianza el peligris.

 

— Quiero acostarme con Radamanthys.

 

— ¿¡Hablas en serio!? —vociferó Minos completamente pasmado.

 

— ¿Te parece que bromeo? — espetó el griego amenazante.

 

— Tengo entendido que eres muy famoso, incluso te han pedido autógrafos durante toda la noche y una vez lo hicieron unas mujeres realmente hermosas que casi me babean encima por tu culpa. No estás nada mal, seguramente tienes un candidato y una candidata por cada noche del año ¿Y aun así quieres intentarlo con el estirado, aburrido y cejón de Radamanthys?

 

Minos comenzó a reír escandalosamente y con descaro frente el rostro adusto e irritado de Kanon quien cerró los ojos impaciente y arqueó una ceja con disgusto.

 

— Lo siento, es que es realmente irónico, no he podido contenerme — se excusó Minos con una gran sonrisa burlona todavía dibujada en sus labios —. Ustedes las celebridades sí que son excéntricas —


 

El primero en regresar del tocador fue el griego y Albafica levantó la vista, pues comenzaba a ponerse intranquilo por la ausencia de sus dos acompañantes. Kanon regresó con ligereza a la mesa y se sentó a un lado de su pariente nuevamente.

 

— Debo irme

 

— ¿Qué?

 

— Me acaban de llamar de la agencia y tengo que resolver unos asuntos, nada de que asustarse.

 

Los ojos azules del menor miraron con desconfianza a Kanon.

 

— Escúchame, sé que no te desagrada Minos, por eso sigues aquí —infirió el mayor de los dos. — Olvida todos esos odiosos sermones del viejo Shion que te advertían de los peligros de tu belleza y lo cruel que podía ser el mundo contigo si te confiabas de ella. Olvídalos porque no encuentro el peligro ahora mismo. Minos es un buen tipo, tiene buenas intenciones y te cuidará muy bien. Me ha jurado que no te hará daño. Date la oportunidad de divertirte al menos una noche con alguien tan atractivo, joven y forrado de dinero.

 

Albafica amonestó con la mirada al peliazul por ser tan superficial; sin embargo meditó el resto de su consejo omitiendo la última oración.

 

— Si pasa cualquier cosa, llámame de inmediato. Si algo te llega a pasar, todos los del Santuario vendrán a cazarme y no queremos eso.

 

El joven de cabellera celeste se quedó muy quieto.

 

— Sólo relájate.

 

— Es fácil decirlo para ti — dijo Albafica a modo de despedida antes de que Kanon abandonara la mesa.


Radamanthys se enfrentaba diariamente a situaciones estresantes, pero se preguntaba por qué Minos y Aiacos se empeñaban en ser su panorama más agobiante desde que eran niños.

 

Quería explicarse cómo demonios había sido posible que aquellos dos se hubieran enterado misteriosamente de su indeseable encuentro con Kanon Dídymoi y ahora lo acosaban a cada oportunidad con el hecho.

 

— Señor, tiene una llamada desde Hong Kong. Es el señor Aiacos Garuda— habló su fiel asistente Valentine desde el telefonillo que estaba en su escritorio.

 

Wyvern se apretó las sienes con las yemas de los dedos perturbado y suspiró hondamente.

 

— Está bien, Valentine, comunícame con él.

 

— ¿Has visto alguna vez las películas porno de Kanon? ¿Ni siquiera porque peleaste los derechos de las mismas? ¡Él es alucinante!

 

— Aiacos, no me hablaste sólo por esto otra vez.

 

— Es un desperdicio de virilidad la tuya, colega mío. Si hubiera tenido la misma oportunidad que tú lo hubiera amarrado a mi cama por un fin de semana completo y le hubiera hecho…—

 

Radamanthys cortó la comunicación presionando un botón de su teléfono fijo. Entonces, en menos de un minuto un fax llegó a su oficina y se develó frente a él: era la copia de un panfleto de algún extraño remedio cantonés con propiedades afrodisiacas. O eso decía la traducción de Aiacos acerca del anuncio. También, Garuda se había molestado en poner una nota "Estoy preocupado por tu falta de vigor masculino, te enviaré dos cajas de este té inmediatamente a Londres"

 

Wyvern rompió esa chanza inmediatamente

 

Inesperadamente otro fax llegó apenas Radamanthys se había deshecho del anuncio cantonés. Ahora era un cartel publicitario sobre un tratamiento de una muy prestigiosa farmacéutica neerlandesa, nada menos que para tratar la disfunción eréctil, obviamente era obra de Minos quien había firmado "Creo que eres un caso desesperado, pagaré el tratamiento yo mismo. Me siento culpable por la patada que te metí a los doce años en la entrepierna. Lloraste mucho aquella vez, seguro fundí algo ese día allá adentro"

 

— Valentine, comunícame de inmediato con Minos y Aiacos en la misma línea — ordenó el rubio a su asistente a través del telefonillo.

 

— Listo señor, es la línea tres.

 

El inglés levantó el teléfono y presionó el botón indicado. Minos y Aiacos habían recibido sendas copias de sus respectivas bromas para su colega y aún seguían riendo por el teléfono cínicamente.

 

— ¿Saben qué es más divertido? Que envíe también copias de estas bromitas a las oficinas del señor Hades y la señorita Pandora.

 

Silencio sepulcral a través de las dos líneas internacionales.

 

— Vamos, Radamanthys, no es para tanto — habló la ahora muy seria voz de Aiacos.

 

— Sólo nos preocupamos sinceramente por ti. Está bien, está bien. Regreso al trabajo de inmediato — zanjó Minos.

 

Sus dos colegas cortaron la comunicación y cesaron todas las mofas hacia Wyvern por no haber llamado a Kanon Dídymoi.

 

Medio día después el rubio buscó en sus cajoneras el lugar donde estaba la servilleta en la cual Kanon había escrito su número telefónico. Sí, la había guardado aunque tuvo que luchar contra su código moral que le dictaba haberla hecho trizas y tirado al cesto de basura inmediatamente.

 

Luego, buscó su teléfono celular y marcó los números plasmados en tinta negra con una caligrafía muy angulosa trazada sobre el papel servilleta.

 


°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø

Notas finales:

Claramente notaron que las descripciones físicas de los personajes coinciden con las series animadas y no con el manga original. Me encuentro mucho más familiarizada con la apariencia de los personajes en sus versiones de animación. Además el manga la mayoría de los personajes son rubios y sería bastante más compleja la descripción para diferenciarlos. Espero no les moleste esta preferencia.

 

Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia si continuaron leyendo hasta aquí; cualquier clase de duda, sugerencia, inquetud o comentario, no duden en hacérmelo llegar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).