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Mi Fantasía. por 691396

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Notas del fanfic:

Contiene incesto, violación, sadismo y muerte. 

Notas del capitulo:

Este fic está basado en un poema que se pondrá al principio del capitulo, que lo disfruten.

 

Una noche silenciosa fue esa vez,
El cielo estaba nublado,
No se veía nada por la lluvia,
Yo me dirigía a algún lugar de esa ciudad,
Vagaba sin rumbo,
Corría rápidamente por las calles desiertas,
Mientras mi ropa se empapaba de lágrimas y agua,
Ya estaba cansado,
Mis pies me pesaban,
Ya no podía más,
Me caí en la calle encharcada,
Llenando de fango mí traje gris,
Por alguna razón no soportaba el dolor en mi pecho.
¿Qué es lo que había hecho?
Pero eso ya no importaba,
Tome aire y seguí,
Llegué a un lugar que nunca antes había visto,
Me acerque más y sonreí,
Y como si tuviera alas me arroje a ese lugar,
Ese precipicio del cual no veía el fondo,
Pero mientras más profundo iba,
Mi sonrisa más grande se hacía,
Porque sabía que pronto me encontraría contigo,
Mi amor eterno mi fantasía,
La única persona que he amado en toda mi vida.

 

MI FANTASÍA

 

Capítulo I





Ese día era como tantos otros días, con una pequeña diferencia, mi vida universitaria comenzaba ¿Qué quién soy? Eso no es importante, confórmense con saber que soy joven, no, no soy un pre-adolecente ni tampoco un adulto, tengo la edad perfecta para desenvolverme en el mundo y la inadecuada para carecer de responsabilidades.



La universidad era grande, pero ¿cómo no? si pertenecía a mi familia, mi hermano era el decano, el “gran” Uchiha Itachi ¡lo detesto! se cree superior, es un presumido, pretencioso y… si alguna vez decidiera desterrar a alguien a las llamas eternas, él tendría boleto dorado, más no les estoy hablando de ese individuo; ahora que lo pienso, ésta es una narración de cuando la fatalidad dejó caer la piedra.



La vida académica se posó como costales en mis hombros, aumentando en número conforme el tiempo avanzaba ¿La presión siempre se sintió tan mal? O era acaso ¿un presentimiento sobre algo malévolo a punto de iniciar? No se burlen, porque para mí desgracia, el destino tomó forma humana, un recipiente hermoso que mostró interés en mí. No soy pretencioso al decirles que soy apuesto, era normal atraer toda clase de atención, creo que lo peor que pude hacer en ese tiempo fue ignorarle, despreciar los iris azules, mirarle como a cualquier insecto de los que acostumbraba pisar.



Segundos después de entrar al aula las miradas se cruzaron, él, alguien solitario, casi escondido en un costado, no perdía ningún movimiento, volteé de inmediato, era molesto la insistencia de los ojos contrarios y me dirigí a una mesa; sentía que ese rubio seguía observándome, lo ignoré, que como dije antes, era mi forma usual de actuar; así comenzó la clase, más sentía la presión, sentía ansias desconocidas clavadas en la espalda y me estaba poniendo nervioso; la primera lección terminó pronto, tenía unas horas libres, desearía haberme ido de inmediato, él se acercó.

-Oye –La sonrisa era brillante le daba un toque estúpido -eres un Uchiha ¿cierto? –asentí sin ganas, odiaba socializar y esperaba que ese rubio idiota no me preguntara sobre Itachi -¿Qué eres del director? –pude sentir los comienzos de migraña.


-Hermano –le miré cansado - ¿Qué quieres?


- ¡Ah! que descortesía la mía, soy Uzumaki Naruto, un gusto conocerte –sonrió como retrasado.


-Igualmente –ignoré el hecho de que no pregunté su nombre.


- ¿Por qué tan aburrido? –No necesitaba palabras para decirle que eso le importaba una mierda, una mirada le dijo todo –Si quieres podemos ir a algún lado después de clases –y aun así insistió.


- No gracias, voy directo a casa.


-Tus padres se enojarían.


-Algo así –mentira, vivía solo.


-Lástima –se quedó callado un momento - ¿Cuántos años tienes? Te ves un poco joven.


- Los suficientes - ¿Cómo es que no entendía que quería irme?


- Yo tengo 17 pronto cumpliré 18.


- ¿En serio? ¡Qué bien! –fingí una sonrisa - ¡Dile a alguien que le importe! – un tono dulce en obvio sarcasmo, el cual no parecía procesar.


- ¿Tienes novia? -sonrió tocándome la pierna, le miré por unos momentos ¿Qué es lo que le pasaba a ese tipo? ¿que si tengo novia? ¡Que le importaba! respiré profundo para no atraer atención indeseada, apartando su mano.


- No.


- Es una lástima, un joven tan guapo como tú debería de tenerla -sonrió otra vez, ese tipo y esa sonrisa comenzaba a desesperarme, pero más que todo a asustarme "debe ser alguna broma" pensé para suspirar, iba a decirle que se fuera al diablo, pero el guardia llegó, el aula debía desocuparse, me escabullí sin pensarlo, tenía la piel de gallina.


La siguiente clase comenzó, le mente la madre al destino, por primera vez lamenté ser un solitario, un trabajo en parejas, y adivinen, el cliché de las comedias románticas se vio cumplido, solo que no soy la chica puberta desesperada por un pene ni él, el chico guapo y popular, solo se dio que ambos quedamos solos al final.


No esperó mucho para sentarse a mi lado, se comportaba como una muchacha hormonada, toda nerviosa, con ojitos brillantes y sonrisa coqueta, cabe aclarar, que no tengo nada contra los homosexuales, cada uno verá a que trinchera se mete, más esa clase de relaciones no eran de mi gusto, lo probé, lo odié, punto.


-Uzumaki…


- Naruto - volvió a mirarme mientras trataba de acercar su mano a una de mis piernas.


-No me toques –golpeé su mano, su respuesta fue una suave risa.
- Con que el gatito saca las garras –se burló –nos vamos a llevar muy bien "gatito" – susurró cerca de mi oído, un escalofrió cruzó por mi espalda.


- Respeta mi espacio personal –No iba a gritar, me estaba molestando, lo sabía, no iba a darle el gusto.


- ¿Te fastidia mi cercanía?


-Bastante… - trataba de ignorarle cuando sentí que su mano se posaba sobre una de mis rodillas e iba ascendiendo – No, esto ya llegó muy lejos- la bromita ya me sacaba de las casillas - ¡Quita tu maldita mano! – grité, la clase se volteo hacia nosotros.


- ¿Algún problema joven Uchiha? –¿Les dije que también odio llamar la atención de los mayores? El profesor se quedó viéndonos por un rato, una broma dije y todo volvió a la normalidad.

-0-





El resto de la clase resultó igual, el joven soportaba los constantes toqueteos, alejándolos cuando podía y lastimando en el proceso hasta el final, cuando terminó salió tranquilo, como se le caracterizaba, apresuró un poco el paso mientras pensaba en lo ocurrido, recordando que conocía perfectamente a las personas como el rubio que suelen jugar sin considerar los nombrados “Sentimientos”. Dio un largo suspiro mientras sentía que alguien lo tomaba de los hombros, volteo los ojos antes de dignarse a ver, si era ese tipo de nuevo ya tenía listo el golpe, más no era simón, era alguien peor, su hermano, ya tenía el puño listo, lo usó, no podría expresar lo bien que se sintió cuando le vio caer al suelo.


-No me toques –está vez endureció la voz, sabía que Itachi se reía, no se enfadaría por eso, era normal la desazón en su relación, si bajaba la guardia el mayor comenzaría con el castigo…de nuevo.


-Quería llevarte a casa –Se levantó limpiando la sangre en su labio, ignorando miradas indiscretas, sonriendo y con voz cantarina, como siempre –tenemos que hablar de algo importante –no cambió su tono, aun así, para el menor resultaba intimidante.


-No –moduló la voz, no quería llamar aún más la atención - me iré caminando –empuñó sus manos –necesito distraerme –no esperó respuesta, se fue, o está mejor decir que escapó.


Ya lejos, cuando sus pulmones pedían oxigeno decidió caminar, recordar el rostro del maldito, alias su hermano hacia que la gastritis empeorara, cada vez que lo recordaba sentía una descarga en su cuerpo, se estremecía, esa sonrisa, sus gestos, comportamiento, tan falso como todo lo que él era, su vida diaria estaba bien siempre y cuando no viera su rostro, al menos así había olvidado lo ocurrido con el rubio, le prefería a tener que recordar al decano.


Caminó un poco más divagando, algo en lo que se volvió experto por la fuerza, entreteniéndose en cualquier cosa, destruyendo, por el momento, pensamientos insanos. Su paranoia podía a veces llegar a extremos, más estaba seguro que alguien le seguía, apresuró el paso sin atender a dónde iba, las ansias de escapar de la persona que osaba atormentarlo eran lo único que llenaba su mente, tomó el camino más concurrido, se escondió en un callejón observando a todos lados, escudriñando a cada persona que pasaba sin mayores resultados, ya calmado se dio cuenta de lo perdido que estaba, no era buena idea salir corriendo cuando eres nuevo en un sitio, más en una ciudad tan grande; suspirar se había vuelto la labor del día, salió del callejón esperando encontrar un taxi o siquiera una estación de autobús; la mala suerte estaba de su lado, en su lugar encontró al rubio de extraña sonrisa.



Quiso gritar al cielo, más con una mirada bastó para decirle a Dios lo enfadado que se encontraba, si fuera otra persona, como por ejemplo ese rubio que se dedicaba a verle como bobalicón, gritaría a los cuatro vientos con los brazos hacia el firmamento un muy justificado ¡¿Por qué?! ¡¿por qué Dios?! ¿Tanto quería amargarle la existencia? Más un susurró del que parecía haber corrido más que él le heló.


- Eres mío gatito.


¿Había escuchado bien? La sonrisa contraria era un rotundo “sí”, se le secó la garganta, y parecía que la maratón de hace un momento le cobraba factura, las piernas no le contestaban, eso quería creer, jamás admitiría estar en cierto shock por las palabras del idiota, la seguridad que tenía hace un momento se habían perdido en un instante, quería irse a casa y olvidar todo, se dio una cachetada ¡Debía reaccionar! ¡él no era débil! Corrió pese al temblor en sus extremidades, tomó el primer taxi que vio, agradeciendo dejar a ese loco atrás.


Después de un largo viaje y estar un poco más tranquilo llegó a casa suspirando de cansancio; tenía varios mensajes de su hermano "¿Estas bien... llegaste bien a casa?" “¿Dónde carajo estás? hace rato que debiste llegar”.


Ignoró los mensajes, necesitaba dormir con urgencia, más el teléfono sonó, chistó, no quería contestar, más, si era Itachi, pero debía hacerlo si no quería que a los oídos de su padre llegaran chismes exagerados.


- ¿Por qué huiste? me quedé esperando, la próxima vez quédate para que hablemos... así nos podemos divertir"


Se quedó estático, no era su hermano ¿Cómo ese idiota había obtenido su número? ¿Quién rayos se lo había dado? ¿Cuál era el motivo del cual lo perseguía? no lo comprendió...

 

 


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