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El significado de una oportunidad por Fukuro Honda

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de Binan Koukou Chikyuu no me pertenecen.

Un nuevo año había comenzado en la preparatoria Binan, los estudiantes llegaban a la escuela con ánimos no exactamente por asistir a clases sino porque volverían a ver a sus amigos, todos habían esperado por el primer día de clases a excepción de uno de ellos: Kinshiro Kusatsu. Él formaba parte del consejo estudiantil, era de los mejores estudiantes y se hizo de popularidad en la escuela, todos lo conocían de nombre o de vista pues su cabello era algo llamativo, ese color blanco que hacía resaltar sus ojos verdes sobre su piel clara. Podía presumir de tener una fila de admiradores secretos pero él no era el tipo de persona que habla con cualquiera, mucho menos que se la pasa sonriendo o que gusta de hacer bromas de humor blanco, él más bien era un joven sarcástico, frívolo y concentrado al cien por ciento en sus estudios.

–Buenos días Kusatsu-san– Le saludaban en los pasillos mas el chico no volteaba ni a verlos, caminaba sin detener su paso, a su alrededor podía escuchar a los chicos susurrando cosas como “¿Por qué es tan reservado?” “Debería cambiar esa forma de ser” y otros más se la pasaban halagándolo; admiradores y gente a la que le desagradaba, de ambos tenía.

El albino se acercó a la puerta de su salón pero no pudo entrar, un chico que venía corriendo a toda velocidad chocó con él –Lo siento presidente– Mencionó el rubio desde el suelo, descansando de la contusión. Luego de levantarse le extendió su mano al ojiverde para ayudarlo, sólo que él lo rechazó y se levantó por sí mismo –Parece que estaremos en el mismo grupo– Volvió a hablar el rubio en el momento en que vio al albino acercándose a la puerta –Que mala suerte, me hubiera gustado que Atsushi se hubiese quedado en este grupo también– Posó una de sus manos sobre la cabeza, entrecerrando los ojos.

De parte de Kinshiro recibió una mirada como si deseara matarlo por el hecho de haber pronunciado ese nombre, sin prestarle más atención entró en el salón y caminó hasta su asiento. Estaba equivocado si pensaba que el rubio lo dejaría en paz ya que apenas entró se sentó a un lado de él.

–¿No te molesta qué me siente aquí, verdad?– Acomodó su mochila perdiéndose del tic que el albino tenía en una de sus cejas, el absoluto silencio fue su respuesta otra vez, hablar con su compañero era como hablarle a la pared.

Cada comentario que el ojiazul decía era ignorado por el albino, que se negaba a dirigirle la palabra y al comenzar las clases pudo disfrutar del silencio, a pesar de eso seguía siendo incomodo estar al lado del rubio, En Yufuin era la persona que más odiaba en toda la escuela y sería más que feliz si este desapareciera.

–¡Cielos! Mi pluma ya no tiene tinta, ¿Kinshiro podrías prestarme una pluma?– Dijo por lo bajo debido a que el profesor estaba hablando en frente.

El albino sacó una pluma que traía de sobra y se la entregó al rubio –Quédatela– Sin querer sus manos se tocaron, de inmediato contrajo su dedos y alejó su mano con gesto de desagrado.

“¿Qué le pasa?” El rubio miraba a su compañero con detenimiento, mas debía aceptar que ese roce había sido de su agrado, sentir la suave piel del albino aceleraba su latir.

Pasaron las horas hasta que sonó el timbre de salida, todos los estudiantes salieron tan rápido como se despidieron del profesor, al salir él también En y Kinshiro se quedaron solos en el salón, el albino estaba guardando sus cosas y el rubio apenas se ponía de pie porque tenía la intención de esperar al albino para hablar con él.

En se paró frente al albino, que tras esquivarlo caminó a la puerta –¡Espera!– Se apresuró tomándolo de la muñeca –¿Por qué me tratas así? No te he dicho nada malo como para que estés enojado conmigo.

–Suéltame– Ordenó disgustado, tener cerca al rubio era una molestia y el hecho de que lo tocara le causaba repulsión.

–Ahora entiendo, yo te gusto…– Concluyó por el comportamiento del albino –No estoy saliendo con nadie pero…

–¡No digas tonterías! ¿Tú…gustarme a mí?¿A caso te has vuelto loco?– Le interrumpió con toda agresividad y por fin logró soltarse del agarre.

–Tú también me gustas– Dijo rascándose la cabeza, podría decirse que había logrado detener al albino sin tener que sujetarlo de nuevo pero la reacción que su compañero tuvo no fue la que se esperó, Kinshiro se dio la vuelta enfurecido y lo miró con esos ojos indiferentes, que parecían cortar su alma como el filo de la mejor de las espadas.

–¿¡Cómo te atreves a jugar conmigo!?– El albino no era una persona que actuara con imprudencia pero eso no evitaba que tuviera tendencia a enojarse con facilidad, ese desequilibrio solo podían lograrlo dos personas: Su amigo Akoya y el tipo que tenía en frente de él.

–No estoy jugando contigo, te estoy diciendo la verdad– Desvió la mirada, no tardó en notar la mirada tan pesada de su compañero en cima suyo –¿Tengo que probártelo para que me creas?

–¿Y qué harás? No eres más que un mentiroso, sólo déjame decirte que no me dejaré engañar por tus palabras…

Sin pedir permiso En tomó al albino de los hombros y se inclinó quedando a su altura para acercarse a su rostro, cada vez estaba más cerca de los labios de Kinshiro, cosa que lo hizo ponerse nervioso, tenía tantas ganas de gritarle y la disposición de empujarlo pero por alguna razón no pudo hacerlo. Llegó el momento en que sus labios se entrelazaron en un beso muy suave.

Un minuto, solo eso duró –¿Lo ves?– Habló al separar sus labios, su rostro seguía a pocos centímetros del rostro del albino.

Kinshiro no acababa de reaccionar, únicamente miraba al ojiazul con un leve sonrojo sobre sus mejillas y sus ojos ensanchados –¿Cómo podría eso probar algo? Eres un tonto, no vuelvas a acercarte a mí– Tras decirle eso lo empujó, al tener el paso libre se fue de inmediato. Era imposible que sintiera algo por ese chico, aún si fueran los últimos sobre la faz de la tierra eso no pasaría.

En bajó la mirada con desilusión, acababa de ser rechazado por la persona que le gustaba en secreto “Ha de pensar que soy como los demás” Apretó su puño y presionó sus dientes “¿Por qué tenía que arruinar las cosas con ese tonto beso?” Salió del salón, caminando pensativo por los pasillos.
–En-chan– Le llamó un joven de cabello azul y anteojos.

Esa voz le hizo detenerse, algo cabizbajo giró la mirada y con una sonrisa a medias alzó su mano derecha para saludar a ese chico –Hola Atsushi, ¿tuviste un buen día?– Preguntó sin ánimos.

–Por supuesto, Ibushi-san está en mí grupo y es bastante amable– Se detuvo al ver la expresión de su amigo que se veía distinta a la que siempre le adornaba, sabía que el rubio era un flojo pero esta vez su rostro más bien era el de alguien deprimido –¿Qué ocurrió?

–Kinshiro…estamos en el mismo grupo– Respondió a secas.

–¿Pero eso no sería bueno para ti? Me dijiste que te gustaba, ahora tienes una oportunidad de acercarte a él– Le sonrió, no obstante, eso no logró animarle ni un poco.

–El problema no es ese, lo bese y estoy seguro de que se enojó por eso. Tú lo conoces más que yo, dime cómo puedo hacer que se enamore de mí.

–¡¿Eh?! ¿Por qué me preguntas eso? Yo soy malo para ese tipo de cosas pero…– Se quedó pensando, mirando hacia arriba –Los dulces, le gustan mucho, puedes regalarle unos cuantos.

–Eso debe de ser suficiente, muchas gracias– El desanimo del rubio había desaparecido y él no tardó en hacer lo mismo, un “adiós” desde lejos fue su despedida y vaya que dejó asombrado al peliazul.

–Creo que hoy tendré que regresar solo a casa– Dijo mientras una gota de sudor bajaba por su frente.

Saliendo del instituto En fue a una tienda de dulces para comprarle algo al albino, envolvió aquellos dulces de arroz en papel y lo amarró con un pedazo de listón rojo, esperanzado de que con ese regalo repararía su error. A la mañana siguiente el rubio se arregló lo más posible (de hecho él nunca se arreglaba, como se levantaba se iba a la escuela), agarró sus cosas y metió dentro de su mochila los dulces.

Kinshiro estaba en la entrada del colegio esperando a Ibushi y a Akoya, miró su reloj, había llegado temprano así que tendría que esperar. Algo lo sacó de su mundo de tranquilidad –Kinshiro– Escuchó la voz del tipo que tanto odiaba pronunciando su nombre una vez más.

–¿Qué quieres ahora?– Preguntó con el ceño fruncido, el ojiazul le entregó los dulces y una pequeña flor que había cortado de su jardín, un crisantemo rojo.

–Quiero disculparme por el beso de ayer. Esperaré por ti el tiempo que sea necesario– Sonrió de manera ligera.

–¿A qué te refieres?– Levantó una de sus cejas para mirar confundido al rubio.

–Quiero que seamos amigos y si tú quieres que después seamos algo más entonces…

–Eso no pasara– Le regresaba los dulces pero el rubio no los aceptó, tomó entre sus manos las del albino haciéndole sostener los dulces.

–Son tuyos, al igual que mi corazón– Se le acercó besando su frente.

Los ojos del albino se fijaron en su compañero pero era la misma mirada enojada que hasta ahora le había mostrado, cambió su expresión por una llena de sorpresa cuando vió a sus amigos detrás del rubio “Esto no es lo que parece” Quería decirles.

–Te veo en el salón– Se fue dejando al albino y permitiendo que sus amigos se acercaran.

–No nos habías dicho que estabas saliendo con alguien, mucho menos que ese alguien es En Yufuin, todo este tiempo pensé que te caía mal– Le dijo Akoya a modo de broma, su intención era molestarlo y lo logró.

–¡Cállate! Claro que lo odio y no estamos saliendo, eso nunca– Se dio la vuelta para no ver al pelirrosa burlándose de él.

–No tienes que ponerte así, solo era una broma.

–Ya, ya, no discutan de nuevo– Intervino Ibushi, no era la primera vez que los otros dos se ponían a discutir y de seguro que no sería la última.

El reloj marcó diez minutos para comenzar las clases, el albino se separó de sus amigos y fue hasta su salón, a un lado de su asiento el rubio lo estaba esperando, apenas le vio entrar le saludó con una sonrisa.

–Estaba pensando, podemos salir juntos cuando acaben las clase, ¿qué dices?

–Ni lo pienses, no quiero estar cerca de ti, te odio y jamás podré sentir nada más por ti– No le gritó pero el tono que uso no dejaba de mostrar indiferencia y desagrado por el contrario, lo suficiente como para hacerlo sentir mal.

–No hay problema, igual seguiré amándote– Fue todo lo que pudo decir antes de que sintiera un nudo hacerse en su garganta, era incomodo ser rechazado dos veces por la misma persona, más a parte, sus palabras tan directas eran más dolorosas que el desprecio mismo.

Después de eso ninguno se dirigió palabra alguna durante el resto del día aunque En miraba a Kinshiro de vez en cuando, procurando que no se diera cuenta “Tiene un lindo perfil” pensaba casi suspirando.

A la salida, el albino se encontraba solo, salió del edificio principal pero afuera había un grupo de chicos esperándolo –¿Qué ocurre? – Miró a todos ellos con rostro inexpresivo.
Al parecer ese grupo estaba formado por sus admiradores, que lo detuvieron para declarar su amor, el problema fue que todos comenzaron a gritar y lo tenían rodeado –Basta– Nadie le escuchaba, miró a todos lados buscando una salida pero no halló ninguna. Entre la multitud, un joven se hizo de espacio para pasar y acercarse al albino.

–Déjenlo en paz, él está saliendo conmigo– Se hizo un gran silencio, los presentes miraban al rubio abrazando a Kinshiro con los ojos más que abiertos, “es mentira” pensaron, sin embargo, al ver que el albino no hacía nada para separarse del rubio supieron que era verdad (desde su punto de vista), completamente decepcionados se alejaron murmullando –¿Estás bien?– Volteó para ver al albino.

–No necesitaba tu ayuda– Giró su rostro con la intensión de no ver el rostro de su compañero.

–¿Por qué?– Logró captar la atención del albino con su susurro –¿Por qué me odias?– Preguntó con voz perfectamente audible.

–No tengo porque responderte– En ese momento el rubio lo tomó de la muñeca, guiándolo hasta la parte de atrás de la escuela y acorralándolo contra la pared.

–Sí no me quieres decir está bien pero dime que tengo una oportunidad– El albino ni siquiera lo miraba. Golpeó la pared con su puño asustando a Kinshiro pero su único propósito era que lo mirara –Eres demasiado cruel– Rodeó con sus brazos el cuerpo de su compañero –Ni siquiera me miras, necesito saber por qué actúas así, quiero acercarme a ti pero no lo conseguiré si tú no me dejas hacerlo.

–Tú me quitaste a mi mejor amigo…– El albino bajó la mirada, necesitaba ocultar sus ojos que se iban nublando de poco en poco.

En buscó su mirada y al no encontrarse con ella le tomó de la barbilla redirigiendo el camino de esos ojos verdes –¿Atsushi? No te lo quité, él dijo que tú te enojaste con él pero también dijo que todo pasaría cuando se te fuera el enojo, le dije que debía hablar contigo– Suspiró pesado, ahora podía entender que tanto odio era parte de un malentendido.

–No es cierto, todo esto fue por tu culpa– Apartó la mano del ojiazul, luego miró a otro lado harto de escuchar mentiras.

–Bien, bien. Fue mi culpa– Sonrió con toda tranquilidad –Te compensaré por todo, haré que ustedes dos vuelvan a hablarse pero tú también debes darme algo.

El albino alzó la vista, la propuesta le había llamado la atención, al fin recuperaría a la persona que fue su mejor amigo –¿Qué quieres a cambio?

–Una oportunidad, sólo necesito eso para conseguir que me ames.

El albino no quería tener que decirle que sí pero ansiaba volver a hablar con Atsushi, por sí mismo no lo había logrado, siempre que se acercaba a él algo en su interior le impedía pronunciar una disculpa por haber sido tan egoísta, si lo pensaba bien ni siquiera estaba seguro de que su odio hacia el rubio fuera justificado. Otra vez no dijo nada pero asintió aceptando el trato.

Una clara sonrisa se dibujó sobre los labios del rubio, que impulsivamente besó a Kinshiro –Sígueme– Volvió a tomarlo de la muñeca, corriendo fueron hasta la entrada, los alumnos seguían saliendo de la escuela, entre ellos estaba el chico de anteojos –¡Atsushi!

–En-chan– Sonrió al saludarlo, pronto cambió su mirada dirigiéndola al albino, un tanto sorprendido –¿Kin…chan?

–Él tiene algo que decirte– Colocó al albino en frente suyo, sosteniéndolo de los hombros.

El peliazul se quedó en espera de que el ojiverde le dijera algo pero el silenció se prolongó, acompañado de miradas cohibidas.

–Yo…– Por fin consiguió el valor que necesitaba para hablar –Perdóname por evitarte durante todo este tiempo, no podía hablar contigo porque verte tan feliz me hacía pensar que ya no me necesitabas, fui muy egoísta al enojarme contigo…– Mantuvo su mirada baja, era complicado el hablar de algo que estuvo ocultando durante años.

El peliazul lo miraba en silencio y apenas terminó de hablar le sonrió –No tienes que disculparte, yo debí darme cuenta de que algo te molestaba, también lo siento.

Con ambos sonriéndose mutuamente, y las cosas aclaradas, el rubio abrazó al albino –Cumplí con mi parte del trato, te toca a ti.

–¿De qué trato hablan?– Preguntó curioso del joven de anteojos.

–Te lo diré luego– Dijo el rubio guiñándole el ojo, Atsushi supo interpretar ese gesto y sin más se despidió de ellos.

–Nos vemos mañana– Se fue dando el aire de que era cómplice del rubio pero, ¿en qué? Se preguntaba el albino.

–Atsushi es tu amigo otra vez y tú ya eres mío– Besó la mejilla del albino, como reacción se puso demasiado nervioso.

–Un segundo, el trato era que te daría una oportunidad no que seríamos novios…– Por un segundo se quedó callado, reflexionando las cosas, al dar esa oportunidad en realidad había aceptado salir con el rubio; al captar la idea sintió un escalofrío en todo el cuerpo.

–¡No puede ser! Es la primera vez que salgo con alguien…

–También la mía, quiero que juntos descubramos el amor– Lentamente se acercó al rostro del albino.

–¿Qué haces?– Hizo su cuerpo hacia atrás para así evitar el contacto de sus labios.

–Trato de besarte, eso hacen los novios– Volvió a acercarse, sin darle oportunidad al albino de que se alejara más. Poco a poco sus labios se ligaban a un beso cálido, que resultaba un tanto torpe pues ambos eran inexpertos. Al separarse se quedaron viéndose el uno al otro –Te quiero– Dijo el rubio acariciando el rostro del albino.

–Pero…– Se quedó en silenció, ¿Qué debía decirle?

–Está bien, no tienes que decirlo si no lo sientes aún…Yo he estado enamorado de ti desde tiempo atrás, no sé cuándo exactamente, pero he estado esperando por mucho tiempo para tenerte, puedo esperar un poco más.

–Gracias En…hice mal al juzgarte– Para él era complicado admitir que había hecho algo mal.

–Te entiendo, también me sentiría mal si me quitaran a la persona que más amo, de hecho tenía envidia de que pasaras tanto tiempo con Atsushi, aun así te juro que mi intención nunca fue hacer que se distanciaran. ¿Me prometerás que no me dejaras por él?– Lo miró con ojos suplicantes cual cordero inocente.

–¿Qué estás diciendo? Él solo es mi amigo…Esta mal que lo diga pero me gusta que seas celoso.

–Lo seguiré siendo porque tú eres la única persona que ha cautivado mi corazón– Soltó una pequeña risa, la cual se detuvo al sentir como el albino lo abrazaba.

–Espero poder amarte de la misma manera, vamos despacio, vale la pena intentarlo– Escuchar esas palabras removió todo en el interior del rubio, no podría ni decir lo feliz que estaba pues después de todo consiguió que el albino le abriera su corazón, por lo menos un poco.


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