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Siervo de un Zorro por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores. ¿Qué puedo decir? Llevo meses fuera de la pagina, ¿verdad? Hace mucho que no subía nada, estoy escribiendo lo que serán las actualizaciones de algunas de mis historias. Lamento haberme desaparecido x largo tiempo. Tuve un buen descanso de aquí, espero poder traerles ideas nuevas, y no defraudarlos. Estoy oxidada con la escritura, así que sepan disculparme, llevaba mucho sin escribir, será hasta volver a agarrar el hilo.

 Y si creían que estaba muerta, pues, se joden, estoy vivita :v jajaja ok, disfruten este pequeño corto, el segundo capítulo será más largo. No tiene la gran trama, pero los distraerá un poco al menos (¿?)

(Personajes de Masashi)

¡Viva el NaruSasu!

 

Era una noche fría, cuando ocurrió bajo una brusca tormenta. El hombre corría desesperado con un pequeño envuelto en sus brazos, su querido hijo, agonizando en sus últimos momentos, buscando ayuda, una intervención divina, lo que fuera. Fue entonces que uno de los pobladores al ver su cara demacrada y el estado del niño, le confió algo que poca gente conocía y que sabía sin lugar a dudas, guardar tan valiosa información.

—Llévalo a la montaña del dios Inari, allí encontraras ayuda.

—Pero mucha gente se ha extraviado.

—No la que necesita un milagro.

Escaló la montaña superando todos los obstáculos en el camino rocoso, espinoso y de mucho verde, el barro que amenazaba con hacerlo resbalar y caer en picada hacia abajo con su niño, el agua no daría marcha atrás pronto los relámpagos y un estruendoso sonido partieron el cielo.

—¿A dónde estoy yendo?-todo el lugar era una arboleda, a donde fuera, no había rastros de actividad humana.

No te detengas. Sigue derecho.

 Se detuvo abruptamente estupefacto. Un poco temeroso, la voz venía de su cabeza, podía escucharlo en su mente perfectamente. Un muchacho joven.

¿Qué esperas?

Un tanto en shock continuó el peligroso camino hasta atravesar lo que parecía ser, otro escenario, un ambiente camuflado, no lograba comprenderlo pero intuyó que era una extraña técnica. Algo sobrenatural. Se conocía como un portal que proyectaba la imagen falsa del resto del verde para alejar invitados indeseados. Del otro lado, encontró un templo, había una enorme estatua esculpida detalladamente de un zorro sentado sobre sus patas traseras, pero con una extraña particularidad.

 —¿Nueve colas…? Eso es-

No te detengas, humano, o tu hijo no pasará de hoy.

Entra al templo.

No tenía que dudar. Era cierto, su hijo era su principal prioridad ahora. No importaba el riesgo o precio, si esa persona podía sanarlo de su enfermedad, estaría eternamente  agradecido. Cruzó por las dos enormes puertas que simbolizaban tierra sagrada de los dioses y entró a la sala principal, el aire olía a incienso, y había pequeños faroles iluminando el lugar.

Y entonces lo vio parado junto al altar. Una mesa rectangular los separaba, detrás de él pequeñas estatuillas de personas y zorros adornaban el lugar.  Caminó sin titubear a pesar de sentirse temeroso del aspecto del joven extraño, a sus ojos, el era una autentica divinidad.

—Si has llegado aquí, es porque alguien te ha confiado mi paradero, ¿estoy en lo correcto?

—A-así es, señor.

El joven aparentaba unos veinte años de edad, pero lo que lo hacía diferente de todo el mundo, eran sus esponjosas orejas en tono naranja y sus nueve colas tocando el piso. Sus ojos azules y su cabello tan amarillo como el sol, tampoco pasaron desapercibido, y en el cuello llevaba un cordón con una brillante piedra verde. Vestía un kimono rojo fuego de seda, llevaba a un lado de su pecho un “kamon” la insignia de su correspondiente clan como en su espalda, un círculo en espiral negro.

—Ustedes los humanos, me han dado infinidades de apodos, kitsune ha sido el más característico por mi apariencia. Pero tengo un nombre, Naruto, ahora, te aclararé un punto. Lo que hago, no lo hago gratis, todo tiene un precio.

—Le pagaré lo que sea, señor… solo salve a mi hijo-el niño respiraba agitadamente.—Ha estado vomitando sangre en los últimos días, mi esposa y yo, hemos tenido la esperanza de que pudiera recuperarse, pero ningún médico del pueblo ha podido curarlo. Y… y solo tiene ocho años, no quiero perderlo él tiene mucho porque vivir.

—Tu nombre, humano.

—Me llamo Fugaku, señor.

El blondo de apariencia animal se alejó de la mesa hasta quedar cara a cara con el pelinegro, inspeccionó al niño sin tocarlo, y corroboró que en efecto, le quedaban unas horas de vida.

—Ponlo en el suelo.

Él obedeció y apoyó cuidadosamente a su hijo envuelto en una manta. El sudor resbalaba por su frente, presentaba una fiebre demasiado alta, pálido y venas inflamadas en los brazos.

—¿Podrá curarlo?

—Sí. Está muriendo. Lo has traído a tiempo, pero recuerda nuestro trato, Fugaku, el dinero no me interesa. Te pediré otra cosa a cambio.

—¡Lo que sea!-respondió esperanzado.

—Entendido, sostenlo de los brazos, será doloroso para él.

Naruto levantó su mano que tenía afiladas garras y atravesó el pecho del pequeño, Fugaku quedó horrorizado con la escena, su mano estaba dentro del cuerpo de su hijo.

—¡¿Qué está haciendo?!-gritó espantado.

—¡¡Aaaaaaaaaahhh!!-el niño comenzó a forcejear mientras gritaba de dolor.

—¡Solo no lo sueltes!-ordenó—¿Quieres que viva? Obedéceme-exclamó serio.

—¡Papá, me dueleeeee!

Con lágrimas en sus ojos solo podía apretar las muñecas de su hijo, mientras este se retorcía en el piso siendo ultrajado por dentro.

—Aguanta, Itachi, aguanta, por favor. Vas a curarte.

La mano del rubio seguía moviéndose en el pecho y buscando la zona exacta del daño. Sus ojos se ensancharon y sonrió.

—¡Lo encontré! Voy a extraerlo, no lo sueltes—le advirtió.

—¡Aaaaaaahh, dueleeeeee!

Su mano en forma de puño salió rápidamente dejando sin cicatriz alguna en el cuerpo de Itachi, quien se desmayó.

—Mira esto-mostró la palma con una sustancia viscosa negra y un olor muy desagradable—Esto estaba carcomiendo el cuerpo de tu hijo, muchos han muerto, él será un sobreviviente.

Fugaku abrazó a su pequeño inconsciente lleno de lágrimas, al fin, alguien había podido sanar a su pequeño. Alguien que no era humano.

—No sé como podré pagárselo, señor…

—Vas a hacerlo-se puso de pie, su apariencia era imponente y demandaba respeto. Lucia como un ser soberbio, pero lleno de sabiduría, eso al menos, le inspiraba al pelinegro—Cuando tu segundo hijo cumpla ocho años, lo traerás a mí, será mi sirviente por unos años.

—Pero mi esposa no está-

—Lo estará-le interrumpió, seguro de sus palabras—Ahora vete, y guarda el secreto como otros lo han hecho.

Muchos años después.

Fugaku estaba cortando leña, las noches eran frías y estaba próximo el duro invierno acompañado de nieve. Su esposa estaba preparando la cena, y sus hijos pescando en el rio, todo no podía estar más perfecto.

Tráelo a mí.

—¡Ah!-soltó el hacha sintiendo un pequeño escozor en la muñeca derecha.

—¡Querido!-su esposa salió preocupada de la casa. Notó como su marido se veía fijamente la muñeca—¿Te lastimaste?

—No… es una señal-le mostró a su esposa una marca de cinco arañazos, propios de un animal, era claramente un aviso.

La bella mujer de ojos carbón bajó la mirada. Había llegado finalmente el día en que tendrían que dar a su segundo hijo.

—No estoy preparada…

—Lo sé.

—Solo tiene ocho años, Sasuke estará muy asustado-se puso nerviosa.

—Mikoto-

—¿Y si lo lastima? ¿Si esa criatura le hace algo a nuestro hijo…? Yo no-

—Sshh-la abrazó protectoramente buscando calmarla—Tranquila. Querida, el salvó a Itachi, le dio una nueva oportunidad, no creo que lastime a Sasuke. Debemos confiar en él. Fue un trato, no puedo fallarle, ¿lo sabes, verdad?-le tomó del rostro cariñosamente.

Respiro tranquilamente y asintió, sin poder evitar que lágrimas salieran de sus ojos.

—¡Papá, pescamos mucho el día de hoy!

La voz de Itachi los hizo separarse y normalizar la situación, Mikoto secó sus ojos rápidamente componiendo una suave sonrisa, viendo a sus dos tesoros llegar con una canasta repleto de peces.

—Buen trabajo a los dos-felicitó su progenitor.

Mikoto y Fugaku se miraron fugazmente, debían hablar con ambos. Ser sinceros. Principalmente con Sasuke.

—Sasuke, necesito tu ayuda adentro, ven-le sonrió.

—Sí, mamá-el menor entró. Itachi estuvo a punto de entrar a la casa, pero su padre le detuvo tomando su muñeca.

—Necesito decirte algo muy importante.

—Tuve esa sensación cuando vi a mamá a la cara-susurró, sabiendo con exactitud de lo que hablarían—¿Llegó la hora?-preguntó directamente, de espaldas a su padre.

—Sí-fue una respuesta rotunda. Itachi de dieciocho años apretó sus nudillos sintiéndose impotente.

—Y si voy en su lugar, quizás-

—El zorro pidió a tu hermano-aclaró—¿Crees que estará de buen humor si te llevo con él?

—¡¿Pero porque, Sasuke?! ¿Por qué él? Maldición.

—Tengo la sospecha que puede ver el futuro, él sabía que tendrías un hermano. No podemos burlarnos del trato, debo cumplir con lo pactado.

Del interior de casa, Sasuke salía con una mirada indescifrable en el rostro y su madre apoyaba su mano en uno de sus hombros.

—Hermano…

—Sasuke-sintió una enorme angustia al verlo, sus ojos decían toda la verdad.

—Yo iré. Estoy listo, papá.

Aún siendo solo un niño, sabía que debía cumplir su destino, ese ser había salvado a Itachi y por su hermano mayor haría lo que fuera. Aunque tuviera miedo a lo desconocido.

(Continuará)


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