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El descongelar de un corazón. por Corgi

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Notas del fanfic:

¡Bienvenidos! He decidido comenzar un nuevo proyecto que si será algo largo ¡Espero que puedan disfrutar de este fic tanto como yo disfrute escribiéndolo.    

Este es un Fanfic de Frozen, es la historia que todos conocemos pero con ligeros cambios como el hecho de la ausencia de un personaje en la historia original de la película. Se podría decir que es un AU pero hay muchas cosas que si ocurrieron igual a la cinta de Disney.

Y por último, ¡Este es un Hansoff! ¿Qué es el Hansoff? Es el nombre que recibe la pareja de Kristoff y Hans.

¡Sin más, a leer!   

Notas del capitulo:

Lo que leerán a continuación es una secuela de la película Frozen siguiendo los mismos sucesos de la película con la diferencia de que Kristoff no es parte de esto. Anna nunca conoció al bonachón y de alguna forma esto no altero el final feliz donde Elsa y Anna vuelven a estar unidas, donde Hans recibe su buen merecido por su traición.

Lo que si afectara será lo que viene a futuro ¿Qué consecuencias trae alterar un poco de la historia de una exitosa franquicia? Respuesta, una nueva aventura congelada. <3

Los personajes aquí presentados no son míos, son propiedad de DISNEY al igual que la historia en que está basado el Fanfic.  

“Mi rey, ¡ha llegado una carta!” Uno de los mensajeros reales irrumpió en el palacio para anunciar la noticia. El silencio en el salón real se hizo evidente, el rey mostró inconformidad en su expresión ante la interrupción e inmediatamente busco reprender a su súbdito por la ofensa.

“ ¿Cuál es la urgencia como para que interrumpas en esta habitación sin anunciarte antes? ¿Qué es tan importante?” Indagó su alteza con una voz imponente que haría temerá cualquiera.

“Mis disculpas; rey. Es que se pidió con urgencia que fuera entregada a usted en cuanto llegara. Esta carta es… ¡Es de Arendelle!” Al escucharse de donde es que venía la carta, todos abrieron los ojos con sorpresa; inclusive el mismo rey.

Que llegara una carta del país vecino era una sorpresa para todos, no habían tenido comunicación con su actual gobernante desde el desastre ocurrido meses atrás; cuando un miembro de la familia real Westergaard atentó contra la vida de la reina y la princesa de Arendelle. Un vergonzoso suceso para la nación.

 “ ¿Qué estás esperando entonces? ¡Tráela, deprisa!” El mensajero se dirigió a paso veloz hasta rey, y entrego el sobre perfectamente doblado y sellado con el escudo de Arendelle. Luego se le ordenó retirarse y que cerrara las puertas para otorgar privacidad a los presentes.

En el salón del trono se encontraba únicamente la familia real que consistía en el rey de las islas del sur y todos los príncipes, a excepción de uno.
Todos los hijos esperaban ansiosos a que su padre abriera el sobre y leyera la carta, estaban impacientes ¿Qué es lo que era tan urgente que la reina Elsa había buscado a la familia Westegaard?

En cuanto el rey termino de leer soltó un gran suspiro. Inmediatamente uno de los hijos mayores tomo la palabra y se dirigió a su padre preguntando el asunto de la importantísima carta.

“La reina Elsa pide la custodia de Hans” Contestó exhausto la gran autoridad. No era una noticia favorable aquella petición puesto que; después de que el decimotercer príncipe de las Islas del sur fuera acusado de asesinato y regresado a su tierra natal, la reina Elsa había sido muy considerada al mostrar discreción en el asunto. No encarcelo a Hans en Arendelle y lo dejo partir, no hizo un escándalo y procuro que nadie divulgara o se enterara de lo ocurrido para no perjudicar al reino vecino. Pero aun así, el reino del sur se vio afectado comercialmente, Arendelle no haría tratos con ellos jamás, los representantes de otras naciones que presenciaron los acontecimientos se negaron a relacionarse comercialmente y políticamente de igual manera. Lo que había hecho Hans les estaba arruinando poco a poco ¿Sera que la reina no estaba satisfecha con su decisión y ahora quería tomar verdaderas cartas en el asunto? Si es así, eso terminaría por acabarlos.                

“¿Pero dice por qué?” Uno de los príncipes se vio obligado a preguntar ya que el rey no parecía querer discutir del tema, este estaba muy concentrado terminando de leer la carta en silencio. Con seguridad podían decir que el rey se encontraba angustiado mientras leía y al mismo tiempo buscaba pensar en la mejor solución a la petición de la reina de Arendelle. Al final volvió a exhalar con resignación y se dispuso a responder a la pregunta del mayor de sus hijos.

“Quiere juzgarlo en su nación y que termine de pagar su condena allá. Al parecer estos meses lo pensó mejor y cree que es justo que Hans sea resguardado en Arendelle hasta poder llegar a un acuerdo y tomar un veredicto final ”

“¿Y piensas aceptar?” Cuestionó curioso el príncipe.

“No tengo opción. Si me niego a entregárselo ella tomara medidas drásticas, nos terminara de hundir hasta que no seamos nada” Se levantó de su trono con la carta aún en mano, miró a todos sus hijos y hundió sus ojos en ellos para después ordenarles con una voz gruesa e imponente.

“Liberen a Hans y mándenlo de inmediato a Arendelle”



El barco zarpó en cuanto antes, el décimo tercer príncipe se encontraba esposado y enjaulado en una pequeña prisión que se encontraba en la superficie del barco. Desde entre los barrotes se podía observar el cielo, el mar y las gaviotas que llegaban a viajar junto con la embarcación, por primera vez en meses Hans podía volver a sentirse libre, libre de aquella prisión subterránea en la que a duras apenas le llegaban los rayos del sol. Que lastima que esa sensación de libertad no duraría mucho tiempo, porque al llegar a Arendelle nuevamente volvería a ser encarcelado.

Durante el viaje se preguntaba como sería el recibimiento de la reina Elsa ¿Lo vería con odio? ¿Le golpearía? No, Elsa no se rebajaría a soltarle un puñetazo, era muy refinada, todo lo contrario a la princesa Anna, ella seguramente al enterarse del regreso del príncipe  a Arendelle; le esperaba lista para convertirle en su saco de golpes personal. La idea le pareció divertida al príncipe, imaginar la expresión de furia de la pelirroja era algo que esperaba volver a ver, de solo imaginarla provoco que dejara escapar una risa bastante cínica.

La llegada a Arendelle fue muy discreta, los guardias escoltaron al príncipe por un camino poco conocido para no crear escandalo o alarmar a los pueblerinos, todo el trayecto fue planeado por Elsa quien había querido que la llegada de Hans fuera un secreto para la gran mayoría, solo unos cuantos estarían enterados y así era como tenía que ser.
 
El palacio estaba impecable como siempre, tal como Hans lo recordaba de su última visita. La escolta lo encaminó  por todo un pasillo hasta que por fin pararon en el gran salón del trono, no había nadie más que Elsa, que se encontraba de pie sobre uno de los escalones que dirigían a un gran asiento color oro con finos grabados en este, el trono de la reina; debía suponer.

Segundos eternos en que el ambiente se sintió mucho más tenso de lo normal fueron interrumpidos por la orden de retirada por parte de la rubia hacía la pequeña escolta real luego de que llevaran al príncipe hasta quedar a unos cuantos metros de la ella, seguido del sonido de la puerta cerrándose. 

En cuanto el príncipe estuvo en presencia de la joven reina no pudo evitar querer burlarse de ella así que, hizo una pequeña reverencia inclinándose hacia delante con clase y elegancia.

“Su majestad” Añadió Hans para luego regresar a su porte inicial. “Es un verdadero placer el que mi persona vuelva a estar frente a su hermosa presencia”. Aduló antes de mostrar una servil sonrisa que, por supuesto; era falsa bajo aquella esplendida actuación.

“Basta, Hans. Resérvate tus alardeos vacíos para alguien que si puedas engañar” Ordenó con firmeza mostrándose hostil con la sola presencia del príncipe.
Un “ja” salió de entre los labios del pelirrojo luego de aquella respuesta, era justo la actitud que esperaba de la reina de Arendelle.

“Tomare su consejo y eso hare. Y hablando de tal, ¿Dónde se encuentra la princesa Anna? ¿No piensa acompañarnos en el juicio?” Indagó con tan poca vergüenza de siquiera mencionar a la extrovertida pelirroja. 

Elsa entrecerró los ojos al mismo tiempo que frunció tenue el ceño y su vista se clavó con frialdad en el hombre. Hans habría jurado que de no ser porque la reina parecía tener mejor control sobre sus emociones; esta le habría atravesado con algún tipo de carámbano helado. A su buena suerte, Elsa no le atacaría por más que se lo mereciera, no se rebajaría a su nivel por mínimas provocaciones del príncipe de las islas del sur.

“No, yo jamás podría torturar a mi hermana obligándola a que tu rostro fuera de las primeras cosas que viera por la mañana.” Respondió con tranquilidad. “Realmente es algo que no le desearía ni al más vil ser humano, es por eso que este salón está libre de espejos.” Terminó dejando ver una sonrisa victoriosa luego de observar como aquel comentario logro herir aunque sea un poco del ego del hombre. Y vaya que eso le afectó a la integridad de Hans, no se esperaba esa respuesta, tal vez Elsa no le atravesó con una estalactita de hielo, pero si con sus frías palabras las cuales lograron despertar el enojo del príncipe.  

“¿Entonces qué clase de juicio es este cuando ni siquiera cuentas con un testigo que avale tu sentencia y confirme tus acusaciones?” Preguntó el pelirrojo ya bastante fastidiado.

“La clase de juicio que no existe” Elsa contesto de forma tranquila aun con sus aires puros de gobernante.

“¿Cómo que no existe?” Incrédulo e indiferente indagó el príncipe mientras alzaba una ceja.

“Lo que escuchaste. No existe porque no pienso hacerte un juicio” Declaró la reina por último mientras juntaba ambas manos sobre sí.

“Pero en tu carta pediste por mí por…” Hans no concluyo la oración cuando inmediatamente busco razón a los actos de la rubia. “¿Entonces para que me hiciste venir?”

“Esa es una buena pregunta”

“ ¿Y la respuesta es…?” El pelirrojo continuaba con la ceja levantada en signo de confusión.

“Necesito tu ayuda”

“ ¿Mi ayuda? Aguarda, ¿En verdad?” La sonrisa que se formó el rostro del príncipe era bastante altanera. Elsa no hizo más que mostrarse extrañada por el repentino cambio de actitud y antes de que el pelirrojo continuara hablando tonterías sobre el porqué lo necesitaba; decidió interrumpirlo.

“Quiero que te hagas pasar por Anna”

“¿Qué?” 

Notas finales:

¿Qué tal el inicio? ¿Se imaginan a Hans fingiendo ser Anna? Creo que Elsa más que ayuda esto le sirve de venganza.
Realmente quería escribir una historia Hansoff desde hace rato aunque aún no se presentaran juntos, estoy feliz de iniciarla por fin. Espero que me tengan paciencia, no saben lo que se viene haha. <3
 
¡Nos vemos a la próxima! [ ACTUALIZACIÓN SEMANAL MÁXIMO  ]


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