Último beso.
Al final todo se reducía a la nada, aquello que sentía por su pet y que era en contra de todas las leyes impuestas por Júpiter en Taganura… se reducía a ese exacto momento.
No sentía lo mismo por él.
Su mirada azul miraba fijamente la salida que había tomado Riki llevándose a Guy con él, los Blondies como él no tenían debilidades, no podían dejarse llevar por emociones… pero en ese exacto momento donde vio la silueta de su mascota alejarse con el hombre que lo libero de lo único que los ataba; el anillo de pet, en ese preciso instante quiso liberar toda su frustración, sus miedos, su tristeza… en forma de lágrimas pero simplemente estas nunca llegaron.
¿Por qué?
Bueno, de nada servirían, pasaría sus últimos minutos de vida siendo carcomido por las llamas de ese edificio aunque aquello no dolía tanto como lo que sentía en sus adentros.
Una punzada, un ardor, una herida invisible que rodeaba todo su cuerpo.
¿Si su relación no hubiera sido la de un amo y mascota hubieran podido amarse? ¿Hubiera sido suyo?
Al final había aceptado el llevar en hombros al hombre que había eliminado su lazo con Riki… ¿tanto le había amado?
¿Por qué no era él?
¿Por qué no pudo obtener lo único que deseo en este mundo?
— Amor entre un Blondie y un mestizo ¿eh? Al parecer si era imposible—murmuro rodeado de escombros y ardientes llamas, tendría un final miserable como Júpiter había predicho.
¿Por qué miraba aun la entrada?
¿Esperanza?
Tal vez solo quería recordar esa espalda que le había traído esa desgracia y esos sentimientos que no eran aceptados en Amoi.
Al menos había dado su prueba de amor final… dejándolo ir para que al fin tuviera la libertad que tanto había deseado desde que acepto ser su mascota.
Todo se carbonizaba a su alrededor ¿Cuánto faltaba para su estrepitoso final?
¿Dolería?
Ya nada importaba.
Un fugaz recuerdo de cuando le dio libertad a Riki se coló en sus pensamientos…
Si tan solo… hubiera sido suyo.
Imposible.
— Ah…—articulo viendo como esa figura morena que siempre vestía de negro caminaba de regreso hacía él
¿Había llegado a la locura?
¿Por qué volvería después de obtener la libertad que amaba más que cualquier cosa?
Riki… ¿Por qué?
Se sentó a su lado mientras parloteaba algunas cosas sin sentido lo cual era habitual en el mestizo.
El dolor había cesado.
La oscuridad se disipaba.
La muerte parecía una dicha si estaba con él.
Una sonrisa leve se posó en sus labios y en ese instante lo supo… si había dejado ir su libertad la cual era la cosa que más ansiaba y deseaba en el mundo… entonces aquello solo podía tener un significado.
Amor.
Era la palabra que buscaba para definir lo de ellos dos.
— ¿Quieres uno?
— De acuerdo. No estaría mal fumarse el ultimo contigo
Unos Black Moon, su último beso profundo estaría mezclado con esos cigarrillos llenos de veneno.
Sería una muerte digna para su historia de amor.
Todo se desplomaba cerca de ellos y cada partícula del veneno recorría sus venas.
Ya no escuchaba nada, ya no sentía en absoluto y su vista se volvía borrosa.
Pero se alegró de que lo último que sus ojos azules vieran fueran los orbes castaños de aquel que había cambiado el rumbo de su vida.
Riki.
— Hay algunos amores que solo se descubren cuando llegan al fin—aquel fue su último pensamiento.
Al menos dejaría este mundo sabiendo que en el último instante Riki había sido suyo por completo.
Fin.