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El otro hombre por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Yo aquí incursionando por primera vez en este fandom, así que espero el resultado no sea tan malo… pero eso lo juzgarán ustedes. El día de hoy les traigo un oneshot que quería escribir desde hace tiempo luego de ver la tercera OVA de KKM, pero por diversas cuestiones no había podido hacerlo. Sin embargo, como no quería quedarme con las ganas, me animé a escribirla y publicarla hoy, como parte de algo que denominé Proyecto 100 (explicación más abajo) y la semana de festejos (puesto que mañana 18 es mi cumpleaños). Espero que les guste y entretenga un ratito, me disculpo si hay errores, pero no he visto tan bien el anime como debería. Con gusto recibiré comentarios con felicitaciones, golpes, saludos, amenazas, jitomatazos, cebollazos, bombas y demás. Sin más que añadir: ¡¡a leer!!

 

Aclaración: Vi que algunos escriben “maou” y otros “maoh” (hasta Wikipedia en inglés y español muestra ambas), así que como estoy acostumbrada a la segunda forma, es la que utilizo durante el fic.

 

Proyecto 100: Este proyecto consta de subir el mismo día los 5 fanfics que faltaban para que mi cuenta en esta página llegara a los 100 publicados (éste sería el 96). Los oneshot que conforman este proyecto pertenecen a diferentes fandoms: Kyou Kara Maoh, Sekaiichi Hatsukoi, Slam Dunk, Avengers y Naruto.

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Tomo Takabayashi y Temari Matsumoto. La idea del oneshot surgió desde que vi por primera vez la tercera OVA.

EL OTRO HOMBRE

 

Las cosas se desarrollaban de forma pacífica en Shin Makoku. El rey Yuuri Shibuya se encontraba en su oficina revisando una pila de papeles que Gwendal von Voltaire le había dejado… o eso se suponía, porque en realidad el moreno mantenía la vista fija en la ventana. Afuera hacía un lindo día, pero su ánimo no estaba del todo bien debido a los acontecimientos ocurridos esa mañana.

 

Justo al despertar, se encontró con el rostro de su prometido, Wolfram von Bielefeld, quien lo miraba fija y seriamente a escasos centímetros. Yuuri se sobresaltó y casi cae de la cama, por fortuna sus reflejos eran bastante bueno y evitó estrellarse contra el suelo.

-W-Wolfram, hay maneras más sutiles de despertarme.

-Hum… Buenos días, Yuuri.

-Buenos días. ¿Qué?, ¿por qué me sigues observando de esa manera?

-¿No hay algo que quieras decirme?

-Eh… ¿Tienes hambre?, ¿me esperabas para desayunar?

-No. ¿Seguro que no olvidas algo, Yuuri? –al ver a su prometido ladear la cabeza, el rubio bufó- Tal vez esto te refresque la memoria.

Depositó sobre la cama una pequeña caja adornada con un listón. Desconcertado, Yuuri la abrió y de su interior sacó una nueva pelota de beisbol. No tenía idea de dónde la habría sacado el rubio, así que la examinó unos instantes, no encontrando nada inusual en ella, por lo que posó la vista de nuevo en el rubio mazoku.

-Hum… Muchas gracias, Wolfram.

-¿Y?

-¿Uh? Pues es… muy linda, de verdad.

Muchos afirmarán que el Maoh es un despistado, pero hasta él se dio cuenta del ceño fruncido de Wolfram y que casi tenía un tic en el ojo. No entendía cuál era ahora la causa para el enojo del rubio, ciertamente era alguien voluble, pero en las últimas semanas no habían discutido, al contrario, se estaban llevando tan bien que las sirvientas ya cuchicheaban que pronto pondrían fecha para la boda.

-Wolfram… ¿qué sucede?

-… ¡Eres un idiota! ¡Maldito enclenque desconsiderado!

Dicho eso salió de la habitación dando un sonoro portazo. El moreno se quedó sobre la cama intentando procesar qué era lo que había ocurrido y por qué Wolfram le gritó esas cosas.

 

Regresando al tiempo actual, Yuuri seguía sin tener idea del por qué Lord Wolfram von Bielefeld estaba tan enfadado con él. No lo miró en el desayuno, trató de buscarlo, pero era evidente que el chico lo estaba evitando. Después Gwendal lo arrastró a su despacho para iniciar con sus labores, así que ya no tuvo oportunidad de hablar con Wolfram.

 

El rey seguía enfrascado con sus documentos cuando Günter hizo acto de presencia, seguido de Conrad.

-¿Qué sucede?

-Acaba de llegar el nuevo capitán de las tropas de Bielefeld –anunció Günter

-Ya que Wolfram es el sucesor de Waltorana, el capitán vino a presentar sus respetos tanto a él como a su majestad –añadió Conrad, sonriendo-. Parece un caballero muy gentil a pesar de su puesto.

 

Yuuri tenía curiosidad por todo lo que habían dicho sus subordinados, así que en compañía de ellos se encaminó hacia el jardín del castillo, lugar donde el soldado recién llegado de las tierras de Bielefeld esperaba. El pelinegro pidió a una sirvienta que avisara a Wolfram, sorprendiéndose un poco al enterarse que el mazoku de fuego ya se encontraba en el lugar. Si lo pensaba detenidamente aquello no tendría nada de raro, puesto que el trabajo del capitán era ayudar directamente a su tío a proteger sus tierras.

 

Claro que todos esos pensamientos “lógicos” quedaron relegados en lo más hondo de su cabeza apenas llegaron al jardín, porque en esos momentos Wolfram (en compañía de Gwendal y Greta) sonreía y platicaba animadamente con un alto hombre de cabello castaño claro, ojos azules y facciones odiosamente atractivas.

-¿Su majestad? –llamó Günter

Él y Conrad estaban desconcertados porque el pelinegro se había detenido al mismo tiempo que apretaba los puños. No sabían que por dentro las entrañas de Yuuri comenzaban a retorcerse porque él ya había visto a ese supuesto capitán una vez: era el otro hombre. Cuando ocurrió todo el asunto con la supuesta máquina que predecía el futuro de las parejas enamoradas, Yuuri observó en su visión a Wolfram con otro sujeto… que era exactamente igual a aquél con el que su prometido reía justo en ese momento.

 

-Oh, majestad –mencionó Gwendal al darse cuenta de su presencia

Los otros dos hombres también voltearon a ver a los recién llegados y de inmediato Wolfram frunció el ceño. Yuuri iba a decir algo, pero Greta corrió a su encuentro para tomarlo de la mano y jalar de él.

-Su majestad –habló de nuevo von Voltaire-, le presento a Maximillian Stanford, el nuevo capitán de las tropas de Bielefeld.

-Es un honor conocerlo, majestad –dijo el castaño, inclinándose ante el rey-. Lord Waltorana envía sus saludos.

-Gracias, el gusto es mío, capitán –intentó sonreír el ojinegro-. ¿Qué lo trae a Pacto de sangre?

Por más que intentó sonar casual, los demás notaron que había algo raro, porque lo observaron con un poco de confusión, sin embargo nadie dijo nada… hasta que Wolfram decidió ser quien rompiera ese silencio, por supuesto.

-Maximillian deseaba conocerme, puesto que soy el sucesor de mi tío –aclaró de manera seria-. Él y su familia han servido a los Bielefeld por muchos años.

-Espero que a su majestad no le moleste mi inadvertida presencia –habló el capitán-, pero realmente deseaba charlar con Lord Wolfram –giró su mirada hacia el mencionado y le sonrió-. No cabe duda por qué es el prometido del Maoh.

Tal vez fue el tono de voz o la mirada al decirlo, pero las mejillas del rubio se ruborizaron ligeramente y le dedicó una pequeña sonrisa halagada. Aquello hizo que las alarmas dentro de Yuuri se dispararan de inmediato y, haciendo algo impropio de él, se acercó al chico y lo rodeó con un brazo mientras sonreía de manera radiante.

-¡Lo sé! –dijo- Capitán Stanford, espero que haga su mejor esfuerzo para proteger las tierras de Bielefeld y al amado tío de mi prometido.

Wolfram volvió a arrugar el ceño, mientras los demás notaron el claro énfasis en la palabra “mi”. Conrad, Gwendal y Günter intercambiaron miradas desconcertadas, en cambio Greta reía encantada porque su papá Yuuri por fin reconociera a su papá Wolfram como prometido no sólo ante los más cercanos a ellos, sino también ante los desconocidos.

 

El resto del día, por más que intentaran obligarlo a volver a sus labores, ni Gwendal ni Günter lograron separar a Yuuri de Wolfram y Maximillian. Cada vez que lo intentaban, casi podían sentir al Maoh liberando su poder a través de la mirada amenazante que les dedicaba, de modo que para prevenir optaron por dejarlo tranquilo durante ese día. Pero le esperaría el doble de trabajo el resto de la semana, Lord von Voltaire se encargaría de ello personalmente.

 

Wolfram estaba algo incómodo porque cada vez que trataba de mantener una charla con el castaño, Yuuri intervenía fingiendo que no lo hacía a propósito. En el fondo dicha actitud alegraba al rubio, puesto que su prometido parecía celoso de verlo junto a Stanford. Sabía que aquello era mucho pedir, pero soñar no costaba nada.

 

Tras la incómoda cena en la que nuevamente el rey hizo lo posible por robar la atención que su invitado generaba, todos prefirieron retirarse a sus respectivas habitaciones. Maximillian partiría temprano al día siguiente, por lo que Wolfram prometió ir a despedirlo antes de que un enfurruñado Yuuri le interrumpiera diciendo que ya era tarde y debían retirarse a descansar. Apenas ingresaron a la alcoba, el rubio se cruzó de brazos y encaró con enfado al otro.

-¿Qué rayos fue eso, enclenque?

-No entiendo de qué hablas, Wolfram.

-Deja de fingir. Fuiste muy grosero con Maximillian. Él vino con la mejor intención de presentarse ante nosotros y…

-¿Presentarse? –gruñó- ¡Si no paraba de coquetearte!

-¿Eh? –arqueó una ceja-, ¿coquetearme? ¿De qué hablas?

-¡Era más que evidente por la forma que te miraba! Todo el rato tratando de llamar tu atención, sonriéndote…

-Te conozco bien, enclenque, sé que hay algo más que no me estás diciendo. Desde que viste a Maximillian te pusiste a la defensiva.

-…

-¡Habla! –ordenó

-¡Bien! ¡No me agrada porque él es el otro hombre! –gritó con todo el enfado que almacenó durante el día

-¿A qué te refieres con eso?

-Rayos… ¿Recuerdas el incidente con la máquina que predecía el futuro de las parejas? –preguntó y lo vio asentir- Mi visión sobre ti yéndote con otro…

-Maximillian era ese otro hombre –dedujo Wolfram

El pelinegro, enfurruñado, se dejó caer sobre la cama y cubrió su rostro con ambos brazos. Wolfram tardó unos minutos en procesar lo que estaba ocurriendo: Yuuri acababa de admitir que estaba celoso y preocupado porque él pudiera fijarse en ese joven capitán. Una pequeña sonrisa se instaló en el rostro del rubio y a paso lento llegó hasta la cama, tomando asiento junto al rey. Al no ver gestos de rechazo (sólo de vergüenza), pasó una mano sobre los negros cabellos y los acarició con toda la delicadeza posible.

-Ciertamente él me pareció alguien interesante y atractivo –admitió, notando al otro tensarse por sus palabras-. Sin embargo… ¿Ya sabes por qué te di ese regalo en la mañana?

Shibuya negó con la cabeza. Casi había olvidado que el de ojos verdes estaba molesto con él. Los eventos que siguieron lo habían opacado totalmente.

-Hoy es nuestro aniversario de compromiso. Hace seis años que soy tu prometido, enclenque, y tú ni siquiera lo recordabas. ¿Tienes idea de cómo me sentí?

Yuuri se destapó la cara para encontrarse con la expresión triste de Wolfram. Era su culpa. El otro ya había dejado en claro sus sentimientos en varias ocasiones, las mismas en las que él renegó de su compromiso. A pesar de ello odiaba la idea de Wolfram en brazos de alguien más que pudiera hacerlo tan feliz como se merecía. Era el peor egoísta del mundo al no dejarlo ir. Sin embargo tenía la total certeza de que aquello no era algo que pudiera permitir jamás.

-Lo siento mucho, Wolfram.

-Ya da igual, no importa.

-¡Claro que importa!

Con ambas manos sujetó el rostro de Wolfram para cruzar sus miradas. Su prometido era realmente bello, jamás había dejado de notarlo. Cualquier hombre o mujer estaría encantado de tenerlo a su lado, pero él era su familia (junto con Greta), su mejor amigo, compañero de aventuras e incluso su guardián cuando la situación lo requería. Era la persona más extraordinaria que había conocido y, si seguía callando sus sentimientos y negando el compromiso, iba a alejarlo de su lado para siempre. Era momento de tragarse el orgullo, obstinación y todos sus prejuicios.

-¿Yuuri?

El moreno cerró los ojos y posó sus labios con los del chico de ojos verdes en un breve contacto. Probablemente era uno de los besos más simples de la historia, pero cuando se alejó unos centímetros y abrió los ojos para encontrarse con las mejillas rojas y le expresión de sorpresa de Wolfram, Shibuya estuvo totalmente convencido de que para el rubio había sido el gesto más maravilloso y romántico del mundo.

-Wolfram –llamó en voz baja y avergonzada por lo que iba a decir-, tú… un día serás el consorte del Maoh. No… No quiero que vayas a dudarlo, ¿d-de acuerdo?

-… Eres un idiota –declaró con la sonrisa más hermosa y sincera de su repertorio

Ellos no ocupaban nada más, al menos de momento. El hecho de que Yuuri finalmente aceptara que el compromiso iba a cumplirse algún día, era prueba más que suficiente de que el joven Shibuya iba totalmente en serio. Así que con más razón Wolfram tendría un ojo encima sobre ese enclenque para que no le fuera infiel. Aunque estaba seguro que ahora tendría un as bajo la manga para tenerlo controlado. Sólo habría que mencionar el nombre de Maximillian Stanford y seguro que hasta el Maoh despertaría para impartir justicia… o defender su territorio. Quién hubiera pensado que Yuuri sería tan posesivo.

 

A la mañana siguiente Wolfram, Conrad y Greta se encontraban despidiendo a Maximillian, quien aún debía cumplir algunos encargos de Waltorana (por eso había aprovechado el viaje para visitar Pacto de sangre).

-Aunque fue una breve estadía, me siento complacido por haber podido conocerlo, Lord Wolfram.

-Lo mismo digo –sonrió él-. Te encargo mucho a mi tío.

-Puede contar con ello.

Sin previo aviso el castaño tomó la mano del rubio y depositó un beso sobre ella, sonriendo con sincero cariño. Tanto Greta como Wolfram se sonrojaron un poco ante el gesto tan galante, mientras que Conrad frunció el ceño por las atenciones del militar para con su hermano. De la nada Yuuri apareció, luciendo como si hubiera corrido hasta ahí, y de inmediato se colocó junto al mazoku de fuego, apartándolo del otro sujeto.

-Gracias por habernos visitado, Capitán Stanford. Le deseo un buen viaje.

-Claro –sonrió él ante la evidente derrota anticipada-. Cuídese, majestad, y le pido de manera humilde que cuide bien de Lord Wolfram.

-Puede contar con ello, lo prometo.

 

El hombre montó sobre su caballo y se marchó del castillo. Greta, sin dejar de sonreír, intercambió miradas con su padre Wolfram, quien únicamente suspiró y se sobó la frente.

-Yuuri, ¿no deberías estar trabajando?

-Descuida, Wolfram, todo está bajo control.

-¡Majestad! –gritaba Gwendal con enfado- ¡Tiene una pila de documentos que necesita revisar ahora mismo!

El moreno se estremeció ligeramente y decidió regresar a su oficina antes de que su cuñado olvidara que era el rey e intentara asesinarlo. Total, ya no había ningún peligro o amenaza alrededor de su prometido.

-Nos vemos más tarde, Wolfram, Greta, Conrad –se despidió para luego marcharse corriendo

-Yuuri te quiere mucho –reía la niña, encantada

-Por favor, no vayas a ser irresponsable como él, Greta.

Conrad se acercó a su hermano menor y le puso una mano sobre el hombro, sonriéndole con cariño. Sabía bien cuánto había sufrido el rubio debido a las evasivas de Yuuri sobre el compromiso y sus sentimientos. Sin embargo ahora parecía que las cosas iban tal y como deberían haberlo hecho desde mucho tiempo atrás.

-Me alegro por ti, Wolfram.

-… Gracias, hermano.

 

Todavía les quedaba un largo camino por delante y no siempre sería un lecho de rosas, sus personalidades opuestas los harían chocar con frecuencia. Pero Wolfram siempre seguiría fiel y devotamente a su rey, mientras que Yuuri se encargaría de protegerlo y asegurarse de hacerlo feliz. No pensaba permitir que ningún otro hombre se lo arrebatara jamás.

 

FIN

THE END

OWARI


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