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Solo Se Muere Una Vez por Arwen Diosa

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Notas del fanfic:

Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia que no me dejaba dormir hasta que me puse a escribir.

Notas del capitulo:

Espero les guste el fic, ponganse comodos y comodas pasen y lean.

 “Solo Se Muere Una Vez”

 

Capitulo 1: “Pociones”

 

En anteriores oportunidades no hubiera negado que le hubiera cerrado la puerta en la cara al solo verlo, y estaba claro que Harry nunca hubiera ido por su propia voluntad a esa oficina, al menos no de tan buena gana. ¿Desde cuándo había empezado todo eso? Severus Snape no tenía la menor idea de cómo había vulnerado todas sus barreras morales aquel muchacho. Estaba convencido que TODO lo referente con Lily Evans era sagrado, un bello tesoro que había prometido proteger… bien, aquello incluirá al pequeño Potter, pero nunca creyó que de atesorar cualquier recuerdo de aquella mujer, incluido su hijo, vaya a atesorar todo lo referente a lo que significaba Harry. Se le crispaba una ceja al sólo pensarlo. Sentía “algo” por Harry y al parecer ese “algo” era bueno… ya no esa reprobación cada vez que el chico se dignaba a hablar en sus clases.

Estaba asumiendo que toleraba a Harry… sí, eso era… lo toleraba de buena gana… nada mas… si, nada mas… pero lo toleraba de tan buena gana que estaba desesperado por volver a verlo.

 

 

Le devolvió la sonrisa a medias que se dibujó en su rostro al verlo de pie al abrir la puerta.  Los cabellos desordenados y rebeldes de siempre, el rostro perfilado y joven, en silencio solía admirar esa mirada verde detrás de las gafas redondeadas.

Algo había entre los dos, algo que aun no tenía ni forma o nombre, pero sabía que el más  joven guardaba sentimientos por  el profesor  y este no pretendía ignorarlos. Eran muchos años de su vida que no sentía eso y debía admitir que esa noticia logro inflarle el corazón de más de una forma… “A Harry Potter le gustas…” La idea era fortificante a sus presentimientos, he ahí la razón del porque las extrañas miradas, el sonrojo que encontraba y en escasas situaciones sucedió, tan escasas que podía enumerarlas. Antes de saber eso, el profesor veía a Harry como uno sus estudiantes más rebeldes y le recordaba intensamente a su padre, era guapo como para ignorar ese hecho y las veces que expuso su vida al inminente peligro hizo que llamara, de manera obligatoria, su atención. Lo sabia galante y guapo pero excluía de su realidad el poder saberlo suyo alguna vez, empezando por el hecho de la abismal diferencia de edades, hasta su sentido común de saber que el joven no se fijaría en un profesor… pero desde que supo aquello no pudo evitar que todos sus sentimientos crecieran demasiado rápido.

- ¿Puedo pasar profesor? ¿O me dejara en el pasillo? - Dijo con el tono tan particular que se gastaba.

- Adelante - Dijo, haciéndose a un lado permitiendo que el joven pasara hacia el interior.

Harry por su lado sentía esa presión en el estomago que antecedía y proseguía a sus encuentros con el profesor, de alguna manera esa sensación le gustaba a su cuerpo y procuraba no demostrarlo ante nadie y menos ante el responsable. Era un hecho que sus amigos, Ron y Draco, lo sabían y de ahí surgían comentarios humoristas que de alguna forma profundizaban lo que sentía por el profesor.

Ahora ninguno de los dos en aquella singular relación había dado el primer paso o demostrado alguno de sus sentimientos a pesar que sabían los del otro, alguna vez se habían tomado de la mano mientras conversaban en sus tardes infinitas, cosa que empezó como un encuentro accidental pero nada molesto.

Sin embargo… Snape pensaba que en algún momento quizá, Harry se daría cuenta que solo era un adulto aburrido y lo dejaría de frecuentar, por lo que no se arriesgaba a profesar sus sentimientos, temía mas que todo incomodarlo y provocar que se le escape, le gustaba mucho su compañía como para perderlo; y por otro lado, Harry pensaba que era demasiado tímido para manejar lo que sentía y no quería apresurar las cosas y ser tildado de inmaduro, había pensado en arrebatarle un beso, pero temía enfadar a su profesor… no quería perder la cercanía que había logrado. Pero aun así, sabiendo lo que sentían y con todos sus prejuicios encima no querían abandonar todos esos sentimientos por la otra persona, esperaban que llegado el momento si se daría la cercanía de un beso… se daría sin prisa ni apuros.

Y al igual que dos polos que se atraen estaban ahí, en la oficina del profesor una vez por semana, cuando el sol se pone, frente a frente mientras tomaban té y algún aperitivo, conversando de cosas triviales.

La oficina de Snape ya no era más en las mazmorras desde el año en curso, por alguna razón no tan desconocida se hallaba mas risueño que nunca y ahora su despacho era en un piso alto de una de las torres, en un ambiente amplio y cómodo.

Ese día sin embrago, después de más de ocho “citas” de tomar té, a Harry le resultaba extraño que la tetera de agua no esté hirviendo con su característico chirriar o al lado de la vajilla de té que solía poner Snape en la mesita que descansaba al lado de la ventana desde donde se veía el amplio paisaje.

Quiso pasar y sentarse en la silla que solía usar en estas últimas “Citas”, con la confianza natural que sentía cerca del profesor, le resultaba normal hacerlo, incluso ya había sido invitado a llamarlo por su nombre, pero creía que aun no era el momento. Pero, esta vez no era el caso, y no solo por la  tetera hirviendo faltante, sino por el incomodo silencio nada propio de sus amenas reuniones… es por eso que se quedó en su sitio, pues sabía que algo andaba demasiado extraño ahí.

La mirada de Snape lo recorría de una forma que no había notado antes, y una mueca de… Harry no pudo calificar ese gesto.

- ¿Cómo has estado Harry? Toma asiento.

- Gracias - Dijo sin poder evitar fruncir el ceño ante el extraño dialogo del profesor, nunca antes lo había llamado Harry, siempre había sido “Potter”. Sin embargo, tomo su sitio en aquel lugar que acostumbraba, recorrió la silla y se sentó, notando que sobre la mesa tampoco estaba la fina vajilla de tomar té.

- Estoy cansado por los deberes que nos dejan - dijo respondiendo la pregunta inicial, no soportaba ese silencio nada cómodo al que no estaba acostumbrado al lado de Severus Snape - La tarea que nos dejaste no es nada alentadora, incluso creo que me iré antes hoy para terminar de hacerla - jugó con la idea de hacerlo sufrir al dejarlo antes.

- Olvídate de la tarea Harry - le dijo acercándosele por la espalda y pasando la mano por sus hombros - Quiero decirte algo.

Logró captar toda la atención posible que tenia Harry con esas palabras. Hubiera esperado que tomara asiento frente a él como anteriores veces pero esta vez, se quedó de pie a su lado y como en cámara lenta apoyó una rodilla en el suelo, fue ahí donde conectaron miradas.

- No puedo contener mas lo que tengo que decirte… no entiendo cómo es que deje pasar tanto tiempo sin decirte lo que siento… lo que siento por ti…

Pronto la boca de Harry quedó seca por la impresión de esas palabras, nada le había advertido que iría ese día y no sería como los anteriores ¿Era una declaración? Su corazón latía tan fuerte entre sus costillas y en sus oídos que era difícil pensar en cómo reaccionar en un momento así.

Contuvo el aliento sin poder hacer más cuando notó el inesperado pero de alguna forma ansioso acercamiento y sólo atinó a cerrar los ojos cuando supo que lo siguiente era el deseado beso de aquel hombre.

El primer roce fue suave, casi imperceptible, Harry sonrió cuando entreabrió un poco los ojos y vio pegado a sus labios a Snape y volvió a cerrarlos para disfrutar aquella unión. Él estaba tieso ante la oleada de sentimientos que lo inundaban, sin poder mover más que los labios que eran guiados por los del mayor, la unión de sus labios era por demás placentera pero, se volvió incluso más cuando los brazos del mayor lo rodearon a su cuerpo y lo apretaron con impetuosa fuerza… de un momento a otro Snape ya no estaba de rodillas en el suelo sino de pie enrollando a Harry a lo largo de su cuerpo, él tuvo que elevar la quijada para mantener sus labios unidos.

- Harry Potter, eres mío…

Jadeó Snape ante una separación de segundos donde contemplaron sus miradas brillantes y maravilladas. Harry se estremeció en nueva cuanta cuando el beso se renovó con mayor fuerza impresa que dio más poderío a las palabras recién escuchadas. “Harry Potter, eres mío…” Aquella declaración no le gustaba por completo o en su totalidad, se oía posesiva y un poco molesta pero en un momento así no le importaba tanto.

Trastabilló un momento entre los brazos de Snape cuando este dirigía el beso a través de la habitación, con más efusividad y pasión. Entre la respiración agitada y suaves gemidos la lengua no se hizo esperar entre el encuentro de esas bocas.

Cuando creía que era demasiado para el primer encuentro y estaba a punto de separarse, Harry alzó las manos con la finalidad de separarse de Snape, al averiguar sus intenciones de que los besos se dirijan hacia su cuello. Pero, estas se quedaron congeladas ante el inminente placer que se sentía.

- Espera… - Dijo su garganta siendo más rápida su voz que el placer - Esto es…

“Demasiado rápido” Pensó, sin poder decir lo último. Los labios de Snape se separaron de la dermis del cuello pero no lo suficiente, su respiración chocaba y erizaba a Harry por el calor de su aliento contra esa misma piel.

- Lo lamento - dijo sin moverse ni un poco - No esperaba que…

Usando los brazos logró una distancia prudente, en milésimos segundos acarició sus labios húmedos y ahora sentía que se enfriaban por el entrar y salir de su respiración agitada.

- ¿Fue mucho para ti? - Cuando se hubo incorporado sujetó a Harry por la mejilla, él sintió un toque burlón en sus palabras. El mayor dio un paso hacia adelante, obligándolo a retroceder en el acto.

- No, bueno… - dudó en sus palabras - Es que…

- Siento algo muy especial por ti Harry  - le dijo en un susurro quedo - Espere tanto por probarte… Déjame hacerlo un poco más - Otro paso que obligó a que retroceda.

- Podemos tomar té - dijo sin demostrar sus nervios.

Observó un brillo diferente en la mirada oscura del profesor, mirada que conocía demasiado bien para notar algo diferente.

- Tomemos un poco - dijo de repente.

Usando la varita y sin palabras, en el aire se desplazaron los utensilios necesarios para tal necesidad, incluso en las tasitas de porcelana blanca se llenaron de tal liquido de color pardo. Con un abrazo a medias Snape guió a Harry hacia su silla, después de que este se sentara, hizo lo mismo.

Queriendo iniciar sus fervientes conversaciones y ahora que una barrera se había roto, tenía las peculiares mariposas revoloteando en el estomago y quería expresar lo que tenía en el corazón para saber qué exactamente había pasado entre ambos, él estaba feliz, sonriente, con el corazón inflado de algo que sentía por primera vez… pensaba que ojala tuviera un padre a quien preguntarle cómo actuar con la pareja, aunque rió ante la idea de saber la reacción de su padre cuando se enterase que era el mismo Severus Snape. Tal vez Sirius le pudiera ayudar, aunque con la noticia se arrancara los pelos… luego maduraría la idea de ir a buscarlo, por el momento disfrutaría de la persona que tenía en frente y su taza de té.

Sin embargo, la tasita que le pertenecía al profesor quedó vacía en un solo sorbo sorprendiendo a Harry ya que ambos solían beber con extremada calma, amenizada con su charla.

- Creo que estoy sediento - dijo y la sonrisa le fue devuelta con menos ánimos - Tomare algo diferente - dijo llenando la misma tasita por el contenido parduzco y craso de una fina botellita que saco de entre sus ropas - Esto no puedes tomarlo tú.

- Lo imaginaba ¿Qué es?

- Un licor - dijo sin más - Harry…

Bebió un sorbo de té seguido de otro para clamar su sedienta garganta seca hasta entonces por todo lo sucedido hasta entonces y apenas Harry bebio un poco mas de la mitad captó una sonrisa perfilarse en el rostro del profesor. Snape inmediatamente hubo acabado su bebida extraña, apoyó el codo sobre la mesa haciendo que su mano sujetara una vez más el rostro de Harry atrayéndolo con fuerza, obligando un beso arrebatado por parte de ambos cuerpos. Varias de las tasitas y platillos se hicieron añicos al estrellarse con el suelo.

Snape se deshizo de la mesa que lo separaba de Harry y encontró la unión de ambos cuerpos  que ansiaba, ahora si sabía que él cedería ante todos sus intensos deseos. Sin esperar nada o una señal de consentimiento las manos de Snape se pasearon por la extensión de la anatomía del más joven, percatándose al instante del temblor bajo sus manos cuándo llegó a la piel de sus glúteos, como esperaba no recibió una negativa.

Sentía que sus prendas le eran despojadas poco a poco y caían al suelo, mientras que su cuerpo era invadido por una excitación que latía con fuerza en su pecho. Era como si su voluntad se hubiera doblegado a la idea de resistirse que tenía antes, al contrario, ahora estaba extasiado con el accionar del mayor… qué más daba si lo quería, lo amaba y sabía que era correspondido.

En algún momento que no podía determinar con exactitud estaba recostado sobre una cama, que antes no estaba ahí… supuso que el mayor la había trasmutado,  con el cuerpo de Snape sobre él. Harry se sentía completamente vulnerable al verse desnudo, más cuando  sin decir nada, el profesor le despojaba del último zapato, terminaba por sacarle el pantalón y los calzoncillos. Trago grueso al sentir los labios húmedos recorrerle la piel de la pierna, perdiéndose un momento en su entrepierna.

- Sna… Severus - disfruto llamándolo por su nombre por primera vez al notar las intenciones de esa lengua que le regalaban ese placer desconocido hasta entonces. Pero el camino que dibujaba su lengua se detuvo y Harry entreabrió los ojos para ver que el otro se despojaba de sus ropas sin preámbulos. Se sonrojó mas, si eso era posible, al verlo completamente desnudo. Pero el otro no pretendía ser admirado, se abalanzó rápidamente sobre Harry para atrapar una vez más su boca y dejando que ambas pieles desnudas se rozasen.

Harry se estaba dejando guiar, sabía que estaba siendo pasivo pero pensaba que en los siguientes encuentros, podría al menos usar las manos, porque lo único que estaba haciendo era usar su voz en sonidos que no conocía, gemidos de placer.

Una mano se paseó desde la pantorrilla, pasando por el interior de su entrepierna, rozando su sexo para luego apretarse sobre sus nalgas con extremada lujuria, recorrer su espalda, subir hasta su rostro, acariciarlo. Para luego separar el beso que los fundía.

Embriagado de placer abrió los ojos, quedándose sin respiración pero no por el placer… no, una sola mirada logró matar toda sensación provocada hasta entonces. Una mirada, una sola mirada que no conocía, no le gustaba. Snape le dedicaba una mirada maldita y luego su sonrisa torcida. Entonces, como si el calor de la habitación fuera reemplazada por el frío nevado de las colinas sintió que se congelaba.

Seguido del frío vino la idea que eso no estaba bien… no, en qué absurdo momento pensó que era buena idea tener sexo con su profesor. No iba a negar que lo amara, y tenía fuertes sentimientos por él, pero eso no justificaba que se dejara al primer encuentro de sus labios.

Sintiéndose más avergonzado que nunca, desvió la mirada de aquella extraña a la que era sometido y uso su voz, aunque saliera en un hilo debía decirlo.

- Esto no está bien - dijo intentando sonreír por lo bajo - Creo que… deberíamos dejarlo así…

Después de reírse solo por lo incomodo que le resultaba, se animo a mirar a su interlocutor, pero sus ojos se quedaron en mitad del camino de poder hacerlo. Su vista fue devuelta hacia las colchas blancas de la cama, le ardía la mejilla… ¿Qué acababa de pasar? Se agarró la mejilla resentida para comprobar si Snape lo había golpeado.

- ¡¿Qué te pasa?! - gritó al profesor intentando sacárselo de encima pero solo se encontró que era apuntado con la varita de este.

Quedándose mudo por la silenciosa amenaza de Snape que tenía la varita pegada a la piel de su cuello, parpadeó marcadas veces para intentar comprender qué estaba pasando ahí…

- ¿Qué significa esto? - A pesar de todo lo que sentía su voz salió sin un solo tartamudeo - No es gracioso, hazte a un lado.

- No pretendo ser gracioso…

Ya no era solo la maldita mirada, la torcida sonrisa o el extraño tono de voz, era el total de sus acciones que le gritaban en la cabeza y el pecho que nada de eso estaba bien, que debió seguir sus corazonadas desde que entro a ese despacho sobre el mal halo que había en el aire e irse. Pero ahora estaba ahí… de espaldas sobre la cama, desnudo, completamente vulnerable sin su varita que estaba a muchos pasos en el suelo entre sus ropas.

- ¿Por qué haces esto? - dijo ahorrando el aire en sus pulmones, no era consiste que estaba sin respirar por lo demente de la situación.

No había distancia entre sus cuerpos, las piernas de ambos continuaban entrelazadas y Snape ejercía un poco de presión sobre el cuerpo del otro al estar ligeramente apoyado. Sus rostros estaban peligrosamente cerca, las manos del mayor se apretaron sobre los cabellos castaños de Harry.

- Que pensabas Harry… - dijo en ese tono burlón que no  había notado hasta ese día - ¿Qué?

“Que sentías algo por mi… que me querías…” pensó obligándose a no decirlo y mantener la mirada dura, sin importar el dolor que ejerciera sobre su cuerpo lucho para liberarse de ese agarre.

Pero Snape, no solo era más grande y fuerte, también disponía de su varita… De otro golpe le enterró la cara entre las colchas blancas de aquella cama, lo hizo para quitarle el gesto retador que conservaba Harry, quería que demuestre el terror que tenía recorriéndole cada vena del cuerpo, y si no tenía miedo… pronto lo tendría…

Apenas salió de su aturdimiento vio que con otro movimiento de varita, redujo su movilidad y las posibilidades de escapar de esa situación. Sus manos fueron atadas sobre su cabeza con algo más grueso y rasposo que una cuerda, lo mismo le sucedió a sus pies, pero fueron atadas peligrosamente separadas.

- No puedo creer que no haya hecho esto antes - dijo entre dientes,  volviendo a sujetarlo del cabello con fuerza, sin embargo noto que Harry se resistía a soltar quejido alguno - un sorbo de té fue suficiente para tenerte así… - las manos de Snape dibujaron el contorno de sus muslos - Una poción simple a decir verdad, un solo sorbo redujo tu voluntad a mis deseos, creí no necesitarla pero de todas maneras eres un culo difícil de tener.

Inútilmente forcejeó con las cuerdas ante esas palabras, quería escupirle en la cara todo lo que sentía que moría en su pecho y cobraba vida como un fuerte odio y repulsión.

- Eres un estúpido… todo este tiempo…

- Calla… calla… - le sujetó del rostro casi tapándole la boca - no gastes tu voz, la usarás para otros propósitos…

Sin más retrasos se abalanzó contra el cuerpo de Harry, atacando sus pezones en punzantes mordiscos, las manos… una la usaba para torturar el pezón que no mordía y la otra manipulaba su propio miembro.

Cerró los ojos para concentrarse, estaba seguro que podía hacer magia sin su varita… pero en nueva cuenta era sujetado de la cara haciendo que sus miradas se conecten…

- ¿De verdad crees que puedes hacer magia? Eres tan estúpido… - En ese momento Snape se puso de rodillas sobre la cama logrando que su miembro quedara al nivel de los labios de Harry - Es obvio que no solo reduje tu voluntad con una poción, también reduje tu magia y tu cuerpo es vulnerable a mis deseos.

Le abrió la boca apretándole la mandíbula con una sola mano, Harry sentía la magia endureciendo su rostro. Sólo ahí Harry expresó, por primera vez, en su mirada el terror que sentía. Quiso apartar la mirada pero su cabeza estaba bien sujeta, quería escapar… cerrar los ojos o bien que su corazón dejara de latir. Fue repulsivo, vomitivo lo que invadió su boca  y más allá llegando a su garganta, con su cabello aún preso en ese agarre hacia que se tragara hasta lo más profundo ese miembro. Melló más, si eso era posible, su orgullo al dejar que de sus ojos unas lágrimas se escaparan. De su estómago unas arcadas le repulgaron el estómago, pero por el hechizo silencioso de Snape, su boca y lengua no funcionaron cuando de vomitar se tratase la asquerosa esencia que le lleno la boca y negándose a tragársela toda, le escurrió por la comisura de los labios. Fue arrojado de nuevo hacia la cama con sólo un golpe en la cabeza, pero las ataduras se mantenían firmes. Sintió que su cara volvía a ser suya y con las nauseas en crecimiento llevó lo mejor que pudo su boca a un extremo de la cama para que su vomito no cayera sobre la cama… si lo hacía seguramente estaría luego reposando sobre su propio vomito.

Las risas estridentes y secas de Snape le llenaban los oídos ante aquella situación que se lo llevaba por delante, más rápido que un huracán. Con el regusto agrio en la boca y el estómago nauseabundo por lo que acababa de recibir, dirigió una mirada maldita al profesor, sintiendo que apenas terminara eso… y recuperara un poco su magia iba a vengarse de aquel hombre; se odio a sí mismo por el descontrol de sus lagrimas que empapaban su rostro cuando estaba tan conectado al dolor de su corazón por la terrible decepción… el que le estaba haciendo eso era Severus Snape… a quien, hace menos de unas horas profesaba profundos sentimientos de amor.                                           

- ¡Maldito hijo de puta! - le gritó encima de sus carcajadas, peleando una vez más con las ataduras de su cuerpo.

- ¿Aún tienes mucha energía no? - le siseó en la oreja - Creo que tengo una idea fantástica. Dime Harry ¿Eres virgen?

- ¡Eres una mierda!

Lejos de ofenderle, su rabia e insultos le divertían y motivaban a continuar. Mordiéndose el labio ante la nueva excitación que invadía su cuerpo, sujetó su varita con una mano convulsa por la ansiedad e hizo la peor humillación que un mago, podía hacerle a otro.

- ¡¿Qué…?! - la mirada de Harry fue de terror nuevamente y se trago sus propias palabras. Sintió que no era un dedo, era algo mucho más delgado y frió que lograba hacerse paso por su entrada. Otra vez esa risa que sentía que lo iba a volver loco… pero era demasiado para su mente joven y para su corazón roto. Pero en la mirada de aquel hombre no encontró a Snape, no había nada que le recordase porque se enamoró de él, al verle el gesto enfermo al tener su varita en su entrada, listo para procurar un hechizo.

- Crucio.

Los gritos brotaron de su garganta ronca y desesperada, retorciéndose sobre esas colchas, sujeto por un hechizo de las manos y pies, movía la cabeza a los lados como si con eso escapara del dolor que crispaba cada nervio de su cuerpo y contraía sus entrañas. Sentía que, de la cadera para abajo algo se había roto y no eran precisamente sus huesos. Cuando el dolor se apaciguó, Harry quedó con los ojos cerrados sintiendo el calor de su sudor que se enfriaba poco a poco. El dolor menguó hasta quedar sólo como una presencia maldita.

- Crucio.

Volvía de golpe a perforarlo desde abajo y luego el dolor se extendía a lo largo de cada parte de su cuerpo.

- ¡Crucio! ¡Crucio!

- ¡Basta! ¡Basta! - escucho su propia voz desencajada entre gritos y el llanto. Cuando el dolor paró se quedó tan quieto y agotado que parecía que se había desmayado.

- Mírame o lo hare de nuevo.

Tardó unos segundos en tener el control de sus parpados y permitir que la luz a medias de esa oficina los segara un poco, mas lágrimas brotaron cuando la varita salió con torpeza de su interior. No solo el dolor podía llevarlo a la locura ese día, sino quien se lo estaba haciendo sentir.

- Pequeño Harry - dijo con burla siseando las palabras en su oído - Pequeño Harry…

Se acomodó entre las piernas del aludido que dejaba caer lágrimas silenciosas, divertido por lo que sus ojos le regalaban no dejaba de masajearse el miembro para llegar a la culmine de ese acto.

Sintiéndole entre sus piernas, con todas sus intimidades expuestas, Harry se mordió el labio no permitiendo que se le escapara un sollozo, cuando su mente le decía que sí… estaba siendo violado por quien creía que le quería, que lo veía como alguien especial y tratase todo del él, incluso su cuerpo, como un tesoro reservado y muy preciado… que le respetase y procurara hacerlo feliz. Pero no, la realidad era esa… y ahora, atado como estaba le costaba luchar contra las ataduras por el resentimiento de su cuerpo por el maldito dolor de esa tortura.   

- Bas… ta - se odió por su voz mellada y tartamudearte, débil.

- Claro que no - respondió sin dejar de acomodarse entre las piernas que estaban atadas - Si ahora viene la mejor parte.

Se mordió el labio para evitar un grito… no quería darle el gusto de verlo sufrir. La humillación ya era bastante para que él suelte sus lagrimas, como hubiera querido poder ocultar su rostro bajo si brazo de aquella mirada que buscaba indicios de dolor en sus gestos.

- ¡Soy un idiota! - exclamo Snape.

- No lo dudo - dijo sin evitar marcar las palabras.

Una risa fue la respuesta.

- Harry, Harry… - recibió suaves palmaditas en una mejilla - Tan impetuoso como tu padre… mmm, tan parecido… Cómo me gustaría que viera lo que su adorado hijito está pasando.

- Te mataría - lo miró - Como yo lo hare después.

- ¡Eso también me gustaría verlo! Bueno… no tengo mucho tiempo. Podría repetir todo lo que te hice desde el principio pero mi tiempo acaba… desde aquí también será un adquisición exquisita. ¡Estoy seguro que se morirá al verla!

Sin estar al tanto de lo ese loco decía, solo fue consciente que algo se movía de una caja que reposaba al extremo de aquel despacho, para que luego con un silbidito algo cuadrado con soportes se elevara y se acomodara al perfil de la cama a una distancia prudente, no tardo en darse cuenta que era una cámara filmadora mágica se había prendido.

Lucho una vez más vanamente con los agarres de las cuerdas, queriendo destruir ese objeto que captaba cada segundo desde ese momento, quería ocultar su rostro para que los vestigios de aquella pesadilla no lo persiguieran a través de esa cinta.

Notó lo que hacía, quería evitar que su rostro mire directamente a la cámara, pero Snape no permitió que se ocultase, con un agarre fuerte y brusco dirigió al aparato mágico el rostro de Harry.

- Mira Harry, sonríe a la cámara.

- ¡Imbécil!

Sin soltarlo de los cabellos y usando su otra mano, volcó el cuerpo magullado de Harry, sin permitir que su rostro se entierre por completo en las sabanas, para dejar que fueran sus hombros los que se apoyen y su cabeza, aunque un poco torcida, se dirija a la cámara.

No hubo forma de poder evitarlo, por mucho que se mordiera los labios, dejó escapar un grito fuerte cuando el miembro de Snape se introducía sin tregua a través de su entrada, lastimando sus paredes internas en el acto. Lo metió de golpe para quedarse quieto al notar como Harry no era consciente que sacudía las piernas ante el dolor, para salir de golpe, enterrar sus manos con fuerza en las caderas para evitar que se moviera y otra vez empujar su hombría contra ese cuerpo.

- Lo mejor de esto - le dijo entre los gemidos adoloridos del joven y con sus manos rasposos y con agarres bruscos puso ese cuerpo de lado, suficiente para que lo mirara - Es que no podrás decírselo a nadie.

Con la varita en su garganta hizo un movimiento de muñeca y una luz verde en forma de soga se ató sobre su lengua. Desde ese momento Harry sentiría ese nudo en la boca que impedía el paso de sus palabras sobre ese tema y todo lo que eso significaba.

Fue a partir de ahí que dejo de luchar con su voz y perdió la voluntad sobre sus lágrimas. La pesadilla lo envolvió como un maldito catástrofe que parecía que no se detendría en su empujar marcado contra sus caderas, sintió la descarga que recibió su interior de algo caliente, sabiendo lo que era se sintió más asqueado que antes, las estocadas fueron fuertes y profundas, Snape gimió para detenerse y conjurar…

- Desmayus…

El cuerpo de Harry cayó de costado sobre la cama, con la vista hacia la cámara.

El sujeto se quitó de su encima tomando sus ropas del suelo y poniéndoselas con extrema rapidez. Sentía que el efecto de la poción multijugos estaba pasando, su cuerpo se lo decía. Esa granulación en su piel que antecedía a su cambio de apariencia, esta vez a la original. Con la sonrisa perversa se acercó a la cámara que continuaba prendida y con algunas palabras dejó su veneno para que lo vea el verdadero Severus Snape una vez que vuelva a su oficina…

Se llevó una copia de la cinta dejando otra sobre el escritorio de Snape, la envolvió en papel rojo y un delicado moño negro encima, escribió una nota y se dispuso a abandonar el lugar. Miró por última vez a Harry que continuaba desmayado sobre la cama, con sangre entre los muslos y algunas laceraciones a lo largo de su piel. Decidió quitarle las ataduras de las manos y pies para que cuando llegara el verdadero Severus encontrara una fiera suelta en su despacho dispuesta a vengarse, rió ante la idea de que Snape muriera a manos de Harry sin saber el porqué. Sin querer retrasarse más colocó una manta blanca sobre Harry al notar el frio de su piel.

- Como cortesía por el excelente placer - le dijo arreglándole los cabellos - Nos vemos Harry.

Sin importarle el desastre que dejaba en esa pieza la abandono sin más.

Continuara…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Actulizare hasta el fin de semana, para saber que les parecio esta historia seria muy grato para mi leer sus opiniones. Muchas Gracias. 

Nos leemos...


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