Abrí mis ojos pesadamente estaba cansado, llevaba apenas dos horas durmiendo, todo por culpa de las desvela que pase al hablar con mi amigo que estaba en el extranjero, suspire y me levante no podía estar encerrado en mi cuarto por el resto de mi vida, entre al baño, me enjuague y me limpie sin muchos ánimos no es que fuera un chico cochino, es que simplemente me daba flojera; Salí y me mire en el espejo mi cabello castaño estaba otra vez largo, sería bueno írmelo a cortar, pensé mirando mis hermosos ojos color verde, no es por presumir ni nada pero definitivamente yo era una persona muy guapa, lo único malo era mi tamaño (1.69) pero ya verían que crecerían además solo tengo 16 años aun puedo crecer, con eso en mente me vestí y baje a la cocina para comer un emparedado, no tarde mucho en hacerlo y devorarlo, había olvidado que hoy venia la perfecta de mi hermana junto a su nuevo marido, creo si no mal recuerdo era un empresario, es de más decir que se casó por dinero.
Ding Dong
Sonó el timbre de la casa y sin ánimos fui abrir ahí parados frente a mí se encontraban tres personas, la primera era mi hermana que me miraba asesina mente tal vez por mis fachas, a su lado había dos hombres uno parecía tener entre unos 25 a 30 años era muy alto y para que negar que estaba para comérselo, el otro era más joven parecía tener más o menos 18 o 20 años de edad aunque en su mirada se denotaba arrogancia sin contar que me miraba con desprecio como si fuera poca cosa.
- Venimos aquí para ver a este- dice con fastidio el más joven de los presentes. mientras me señalaba con asco, levante una ceja y pude ver como el mayor fruncía el ceño.
- Compórtate Sebastián- gruño el guapísimo hombre, que seguro era el esposo de mi hermana, este me miro como pidiendo disculpas, aunque me pareció el gesto más falso que había visto ya que veía con urgencia su reloj como si quisiera irse.
- Pues si no quieres estar aquí pues lárgate que nadie te ha invitado- solté de golpe causando que mi hermana abriera la boca; el hombre más alto se sorprendió y por un segundo su mirada se centró solo en mí, el tal Sebastián me sonrió de medio lado mirándome con malicia.
- O vaya Eliza no sabía que tu familia fuera tan descortés- mascullo el joven ese que enseguida me callo mal, mi hermana me empujo pellizcándome sin que estos se dieran cuenta.
- No que va lo que pasa es que Dani es muy bromistas- dice nerviosa, vi como mis padres bajaron muy bien arreglados, al parecer yo era el único que no sabía que tendríamos visitas cosa que no me sorprendió ya que ellos les encantaban hacer reuniones sin mi presencia.
- Ho cariño al fin llegaste- dijo mi madre con tanta hipocresía que quise vomitar me aleje de mi hermana, mientras sentía la mirada fulminante de mi padre.
- Me alegra que estés aquí Eliza, cuando llegaste- dice mi padre mientras se acercaba con pasos galante, lo que me daban ganas de reír me dispuse alejarme sigilosamente a mi cuarto, dispuesto a chatear o ver algún anime pues soy otaku, sin contar que quería aprovechar el domingo.
- Espera Dani ¿a dónde vas?- pregunto Sebastián llamando la atención, lo mire asesinamente lo que le causo gracia al igual que al hombre mayor.
- A mi habitación- mastique las palabras mientras mi padre me martillaba con la mirada queriendo que me largara de una vez.
- Puedo ir contigo, así nos conocemos mejor- dice el imbécil y enseguida, suelto un bufido debo decir que no soy muy social ya que todos se alejan de mi cuando les digo que soy gay.
- Lo siento pero no puedes ir, tengo un desastre en mi cuarto- mentí con descaro mientras subía las escaleras.
- No importa- dijo mientras insistía en acompañarme eso me molesto, así que lo encare.
- No puedes-dije
- ¿Por qué?- pregunto
- porque no- recalque
- ¿Por qué? - se burló como si de un niño se tratara.
- Porque soy gay y tengo a un puto en el cuarto con el que quiero follar y tu estorbas- dije haciendo que el rostro de mi madre pasara a todos los colores al igual que el de mi hermana, mi padre se puso rojo de la furia, y los dos invitados bueno estos me miraron tan intensamente que me sentí intimidado.
- Ho- mascullo mientras esbozaba una rara sonrisa, lo ignore y me encerré en el cuarto suspire sabía que mis padres me castigarían pero no me importaba después de todo siempre lo hacían por nada.
Las horas pasaron y con ellos las risas hipócritas de mis padres y hermana, me puse a escuchar música Rock pesado más que todo, ya que con él me podía olvidar de todo, incluso de las personas que estaban en la sala, me concentre en el audio hasta que sentí que alguien abría la puerta, pensé que eran mis padres pero me sorprendí al ver al que sería el esposo de mi hermana.
- ¿Y el chico con el que follas?- dice con algo de burla mientras cerraba la puerta, lo mire un rato sorprendido por su atrevimiento.
- Te gustaría verme en pleno acto sexual, tío que fantasías mas locas tienes- le conteste mirándolo con una ceja alzada.
- No creo que esa sea una fantasía tan loca- mascullo mientras se sentaba en mi cama y me acariciaba las mejillas.
- ¿Qué crees que haces?- dije casi estupefacto por su acercamiento, este me toma del mentón y me besa no sé porque me sorprendo y enseguida capto lo que quiere.
- Eso dolió- se quejó al sentí mi puño chocar contra su mejilla, no me agrado por muy perra que sea mi hermana no haría esto, el en cambio sonríe y sin más se levantó, me tomo del brazo hasta el punto de lastimarme- deberías pensar mejor lo que haces- dice mientras me da un fuerte puñetazo en mi estomago.
- Ahh eso duele- me queje pero no intente golpearlo de nuevo, más por el hecho de que tenía miedo que cualquier otra razón.
- Así me gusta- susurro al ver que no hacía nada por defenderme, este me acaricio las mejillas mientras sus labios se acercaban peligrosamente a mí.
- Me besas y te juro que te daré una patada en la entrepierna que no podrás tener hijos- amenace aun cuando la verdad era que tenía miedo de lo que sea que estuviera pasando.
- Hermano mejor ve a atender a tu novia y déjame a mi jugar con tu cuñadito- soltó una voz burlesca, mire hacia la puerta y recostado sobre esta se encontraba con una sonrisa de medio lado Sebastián.
- Que tal mejor si los dos se largan de mi casa- gruñí sin entender muy bien qué diablos estaba sucediendo.
- O el chiquillo tiene agallas para ser marica- soltó Sebastián mientras se relamía los labios, si creían que por que era gay se me paraba con cualquiera pues no, están demasiado equivocados.
- Que me guste tener sexo con hombres no me hace menos hombre- solté sintiéndome insultado ante su comentario.
- buen punto- mascullo el que por cierto era el ESPOSO DE MI HERMANA, el cual aún no sabía su nombre, este me estaba apretujando mi nalga palpándola a ver qué tal se sentiría estar adentro.
- Basta- digo tratando de alejarme pero aquel hombre me tiene muy bien agarrado- suéltame, joder no se supone que eres el esposo de mi hermana- digo enojado aunque esta situación ya me comenzaba a incomodar.
- La infidelidad hoy en día es casi el pan de cada día- dice con descaro Sebastián apoyando en cierta parte a su hermano, acaso esto podía ser real.
- Pues que se busque a otro para los cuernos- gruño mientras me libero al fin del agarre de aquel tipo.
- Parece que no la tendremos fácil ¿he Alexander?- dice Sebastián mientras mira a su hermano con absoluta diversión.
- Les está dando problemas Dani- dice mi padre apareciendo por la puerta, lo que hace que mi mandíbula se abra, acaso el sabia de las intenciones de estos hombres, como diablos permitieron que subieran a mi cuarto.
- Claro que no señor, Dani ha aceptado gustosamente ser inscrito en el instituto Prince Michael, es una escuela privada y de muy buena reputación, ciertamente está muy lejos de aquí, así que le ofrecí que viviera con nosotros para que así pueda ayudarme en algunos “negocios”, como vamos hacer familia creo que es muy importante que participe claro está- dice con voz madura y amable Alexander, manteniendo una pose soberbia y decidida que no daba lugar a las réplicas, mi padre no muy convencido por dejarme ir, asintió con la cabeza.
- Bien eso es bueno, Dani recoge tus cosas que dentro de un rato partirás con el señor Montes y tú hermana- me dijo mi padre, pero mi cabeza estaba hecho un lio.
- Pe..- no pude replicar nada, ya mi padre se había ido dejando en un estado de Shock, mire a los presentes los cuales me regresaron la mirada con absoluta malicia, algo me decía que los “negocios” no era lo que mi padre o mi hermana creían.
- Recoge todo lo que puedas y no olvides nada, aunque viendo tu armario creo que tendré que comprarte ropa nueva- mascullo Alexander para luego bajar las escaleras seguido de Sebastián el cual solo me guiño un ojo.