Dejo una taza ligeramente humeante -que por si sola desprendía su característico aroma a manzanilla- en la mesita auxiliar mientras el mismo tomaba asiento en el hueco del sillón que había estado ocupando momentos antes de levantarse a preparar la dichosa taza que -tenia la esperanza- ayudaría a calmar los cólicos que Jun tenia sintiendo desde la madrugada. Decir que se encontraba cansado era poco, así como Jun no había dormido bien en tres días -debido a ocasionales y muy seguidas idas al baño para vaciar la vejiga, algo extraño pero que a fin de cuentas habían decidido pasar por alto- obviamente Riley nunca lo sentía la mayor parte de las veces, aunque en otras Jun no tenia muchas opciones mas que pasar por encima de su cuerpo, que era cuando finalmente terminaba medio despertándose al ser aplastado.
Y justo ahora ninguno de los dos había tenido una reposición sana y completa del sueño, Jun por los cólicos que tenia desde la madrugada y Riley por ser pateado por el adolescente -quien envidioso- no quería sufrir solo de los dolores que sentía en el vientre.
-Insisto que deberías ir a consultar- se quejo Riley, dejando salir un bostezo mientras le dirigía una mirada cansada al rubio que no hacia mas que retorcerse de vez en cuando ante un dolor que en su vida había sentido antes, calmándolo solo momentáneamente por el calor producido por una sabana doblada a la mitad que cubría la parte donde sentía los cólicos.
-Insisto que estas exagerando-contesto Jun mientras se sentaba a la par del mayor para poder tomar el té que amablemente le había preparado- No creo que esto sea grave.
Las iris azuladas pertenecientes a Riley le observaron atentamente en clara señal de que no le creía en lo mas mínimo -y que lo mas probable era que ni el mismo se estuviese creyendo sus propias palabras- así como acentuaba las leves ojeras que habían aparecido alrededor de sus ojos -no se comparaban a las que tenia Jun las cuales por obvias razones estaban mas pronunciadas- en los tres días que ninguno de los dos había estado descansando como se supone que deberían.
-¿Que tiene de malo ir a hacer una consulta rápida a Ciudad Canal?-
Debido a su carácter tranquilo, el guardián del aura no solía alzar la voz -ni siquiera en los combates pokemon a menos de que fuera muy necesario- y mucho menos solía enojarse, mas sin embargo se podía notar fácilmente que se encontraba haciendo un gran esfuerzo por no alzarle la voz al enfermo que tenia a su lado, quien hizo un puchero antes de contestar.
-No me gustan los hospitales... O los doctores... O las medicinas...-respondió en rubio en un avergonzado susurro mientras tomaba pequeños sorbos del te que mantenía entre ambas manos- Ademas de que no me gusta ir en barco, no quiero subirme a un barco.
En lo mas profundo de su mente Riley se hizo la pregunta del millón; ¿Que tan difícil seria cargar a Jun cual costal de papas?
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Para Riley, olvidar que la persona con la cual compartía casa actualmente era su novio solía ser algo muy normal, lo cual se debía a que el trato que tenia Jun con el no era muy distinto al que usaba siempre y con todo el mundo, claro que también se debía a que ninguno de los dos tenia totalmente en claro como debían comportarse al ser una pareja, si tenían sus momentos en publico demostrando los sentimientos "base" que seria tomarse de la manos, ir muy pegados o -en el caso de Jun principalmente- colgarse/aferrarse del brazo del mayor y mirar con odio a la mayor parte de la población femenina cuando hacían comentarios sobre el guardián del aura. Para el de ojos naranjas eso parecía mas que suficiente como para ser novios -vivir juntos y compartir cama era ya otro tema aparte- y aunque la soledad de la isla hierro era suficiente como para pensar que ambos pasaban las 24/7 acaramelados, en realidad no era asi.
El primer detalle solía venir por parte de Riley, quien constantemente -así como su relación- solía olvidar que le llevaba seis años a su pareja y que en otro lugar podría -todavía- considerarse pedofilia, algo que le pasaba a menudo.
Como ahora.
Con el rubio -muy extrañamente- abrazándolo de frente y sentado en su regazo como si no fuera la gran cosa. El mayor -que había estado leyendo tan tranquilamente hasta hace unos pocos minutos- se había quedado de piedra cuando sintió al menor saltar y arrojarse -porque no había otra forma de describirlo- para posteriormente abrazarlo mientras su piernas quedaban colgando a los lados.
-¿Jun...?-
La voz de Riley salio literalmente en un susurro mientras sentía su propia temperatura corporal subir levemente al sentir la agradable opresión ocasionada por efusivo abrazo que le otorgaba el menor.
-¿Mande?-
Respondió feliz Jun y con una sonrisa mientras se aferraba aun mas al mayor -quien era incapaz de corresponder al abrazo- y recargaba su cabeza en el hombro derecho del mayor.
-¿Necesitas algo?-
Tras unos minutos de silencio y con un sonido -que parecía un ronroneo- de parte del rubio, los brazos del menor se relajaron a la vez que se apartaba lo suficiente para poder mirarse ambos frente a frente.
-No, solo me dieron ganas de abrazarte- solo Jun mientras balanceaba sus piernas y le sonreía alegremente al mayor.
Los curiosos ojos azules se encontraron con los felices tonos anaranjados que poseía el menor, hasta que finalmente reacciono y paso ambos brazos por la espalda de Jun, quien reacciono volviendo su sonrisa mucho mas grande y enterrando nuevamente su rostro en el hombro del mayor.
-Me siento feliz- declaro el rubio sintiéndose ligeramente agitado- ¿Tu no te sientes feliz?
Riley se quedo pensativo unos instantes mientras intentaba encontrarle algún sentido -así como una respuesta- al curioso tema que Jun había creado.
-Contigo es imposible no ser feliz- respondió sinceramente el mayor mientras acomodaba mejor a Jun entre sus brazos.
Diez minutos mas tarde y cuando el silencio se había vuelto demasiado bueno como para ser cierto, el guardián del aura sintió la presión de los brazos suavizarse y el peso del cuerpo un poco mas flojo. Literalmente, en menos de diez minutos Jun se había quedado dormido en sus brazos.