Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

error tras error~ por yuram-cham

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

si, lo se, a pasado u  año y enverdad estoy avergonzada con ustedes.

no se siquiera si aun habra alguien leyendo en esta plataforma o este fanfic pero aun asi a quienes esperaron con paciencia, mil gracias. espero su espera valiera la pena.

-…y eso es todo lo que paso - concluyo kazuo decaído al recordar la situación por la que atravesaba.

- …. Ya veo - un ligero suspiro se escuchó por la línea

-perdóneme -suplico el moreno apresando con fuerza el celular de su amigo ante la vergüenza que sentía - por favor perdóneme miko-san.

-… ¿Por qué motivo me pides perdón kazuo-kun?- cuestiono la mujer tomándolo por sorpresa.

-arruine la felicidad de su hijo, le arrebate al ser que amaba y…yo entenderé si me odia

-¿odiarte? - una ligera risa se escuchó del otro lado - yo no podría odiarte kazuo-kun… solo estoy triste - un ligero gemido comprimió el corazón del menor -mi.. mi hijo tuvo el amor de Wolfy  y no lo valoro, y… y ahora deberá aprender que hay consecuencias - el llanto de la mujer se intensifico por un segundo.

Ella en verdad amaba a wólfram, siempre soñó con organizar su boda, ponerle un hermoso kimono blanco y cuidar a sus nietos… mas ahora ese sueño se había roto. Pero no podía culpar a kazuo, eso sería injusto.

-… si yo… si hay algo que pueda hacer para opacar su dolor pídalo por favor - suplico con impotencia, jamás había oído llorar a miko y eso le dolía más que cualquier cosa.

-…si… hay algo que puedas hacer  - por un segundo la línea permaneció en silencio como si reuniera las fuerzas para continuar -…. Hazlo feliz… haz feliz a wolfy en lugar de mi hijo.

Una vez más miko logro sorprenderlo, el esperaba cualquier cosa menos esa, le tomo unos segundos entender el gran esfuerzo que tuvo que hacer miko para pedir eso… cuan egoísta podía ser.

-es lo que más deseo - accedió - pero… no sé si algún día pueda volver a su lado.

-¿tan rápido te rindes kazuo-kun?- la pregunta de la mujer le sorprendió- el hombre que le arrebate el amor de wolfy a mi hijo no puede ser tan conformista.

-¡no es eso! - renegó - el portal está cerrado, y yo no puedo abrirlo - informo con frustración.

-¿solo eso?- una suave risa logro confundirlo -quizás tu no pueda… pero yo sé de alguien que si- informo logrando sorprender al menor.

-¿Quién? ¡Dígamelo por favor!

-…. Dime kazuo... ¿Tienes pasaporte contigo?- cuestiono la mujer haciendo énfasis en esto.

-¿eh?, no, lo deje en Japón - respondió dándose cuenta que todas sus cosas y papeles están allá.

-eso es un problema - informo lo mujer - la persona que nos puede ayudar se encuentra aca.

-¿Qué haremos ahora?- se cuestionó perdiendo su entusiasmo  inicial.

-¡no teman, castiel al rescate!- grito una tercera vos, al instante que su amigo apareció detrás de la puerta con un segundo celular en la mano, al parecer alguien había conectado la conversación para enterarse del chisme.

-…. Castiel - gruño molesto por la falta de privacidad.

-no creo que sea forma de hablarle a quien tiene un helicóptero privado disponible para ir a Japón - mofo en una pose de hombre ofendido, kazuo no dudo en abalanzarse sobre el sacudiéndolo de los hombros.

-¡¿tienes uno?! ¡Respóndeme!- grito ansioso a lo que su amigo solo pudo asentir rápidamente al instante lo soltó con una sonrisa en los labios, sus manos tomaron el teléfono que por la impresión había soltado - ¡miko-san! ¿A dónde debemos ir exactamente?- cuestiono el chico con ansiedad -… ¿Qué?... entiendo. - ante la atenta mirada de castiel el joven anoto la dirección - ¡nos vemos allá! - sin más colgó tomando a su amigo del brazo y jalándolo sin piedad- ¡andando, no tenemos tiempo!

-¡espera!

*

*
*

-¡no te lo repetiré otra vez! ¡Devuélveme a mi esposo! - ordeno shinou fuera de sí. Su molestia crecía cada segundo al ver como murata prefería ocultarse en sus brazos en vez de enfrentar la verdad.

-ya lo viste. Ken no quiere estar contigo - informo poniéndose frente al menor - jamás debí hacerme a un lado. Yo nunca lo haría llorar como tú - sentencio con rencor en su mirar.

-yo jamás haría algo para lastimar a MI esposo - gruño ofendido por sus palabras- lo que pasa entre nosotros no te incumbe

-¡eso no es cierto!- grito Arthur - todo lo que le pase a ken me incumbe, porque lo amo- sentencio con molestia.

-¿y eso que? A quien ken ama es a mí - dijo con clara victoria al ver al otro gruñir.

-por favor cálmense - pedía Yuri siendo cruelmente ignorado por los dos monarcas.

-¡no se metan en esto!, este asunto solo nos concierne a mí y a murata - concluyo avanzando hacia el menor.

-te equivocas - la vos de ken le hizo detenerse - este asunto solo me concierne a mi… tú ya decidiste darme la espalda - sentencio el gran sabio saliendo de su escondite.

-ken… por favor… solo quiero lo mejor para nosotros, ¡¿crees que a mi no me duele esto?! - grito el rubio ofendido.- estoy a punto de perder lo que mas amo…

-perdóname shinou- suplico el menor retrocediendo - pero… no hay nada que puedas hacer para hacerme cambiar de opinión - sentencio para después mirar a Arthur - ¿podría quedarme en tu barco unos días?- suplico con dolor, el no quiera que todo esto pasara.

-por supuesto, mis puertas siempre están abiertas para ti - el castaño señalo el carruaje a lo que el menor no dudo en subir no sin antes voltear a ver a su esposo

-el día que me apoyes… puedes venir a buscarme…No, buscarnos - sentencio antes de subir. Dejando confusos a varios de los presentes menos a shinou quien entendía  a la perfección a que se refería.

-¡murata!- shinou trato de impedir que subiera  pero para su sorpresa fue Yuri quien lo detuvo -tu..

-no sé qué está pasando aquí, pero debes respetar su decisión… - ordeno firmemente el maou. Dejando en claro que no le dejaría avanzar. Después de todo murata era su mejor amigo.

-… volveré en otro día -informo Arthur antes de partir yéndose justo como llego.

Cuando estuvieron solos, el monarca se dispuso a interrogar al antiguo rey más este ya no se encontraba, en su lugar solo estaba Gisela mirando todo desde la entrada.

-¡Gisela!... ¿tú sabes que paso?- la joven enfermera asintió con culpa en su mirar, si no hubiera hablado nada de esto estaría pasando - pues cuéntamelo todo…

Al parecer en ese castillo jamás habría tranquilidad.

*

*

*

En las afueras de shin mazuko, donde ni el más mínimo rayo de felicidad llegaba un grupo reducido de hombres y Mazukos planeaban su próximo ataque.

-¿Qué dijiste?- cuestiono el líder del grupo incrédulo.

- al parecer las tropas reales están custodiando los limites, no podremos atacarlos si las guardias continúan- informo uno de los secuaces del líder.

El hombre pareció meditar esas palabras, una parte de él no creía que el maou moviera sus defensas por su pueblo, más aun así no se dejaría engañar. Él tenía una venganza pendiente y la cumpliría aunque muriera en el intento.

-reúne a todos los hombres, en una semana atacaremos shin mazuko… y que caiga quien tenga que caer -ordeno el castaño apresando su espada.

-¡es una locura! No podemos atacar así - objeto uno de sus cómplices - será un masacre

-él tiene razón, las tropas Bielefeld son conocidas por su alto desempeño y ni hablar de la de sus hermanos, perderíamos antes de iniciar - sentencio otro no seguro de la decisión del mayor.

El líder vio el miedo reflejado en el rostro de sus acompañantes, enfurecido se levantó y tomo su espada clavándola en el árbol más cercanos.

-¡¿para qué estamos aquí?!, les recuerdo que hace 60 años, el maou Maximiliano, hizo de nuestras vidas un infierno, varios de los que estamos aquí tuvimos que ver perecer a nuestras familias, otros a sus padres, hijos,  niños y mujeres fueron abusados por esos asquerosos, violados y asesinados enfrente de nuestros ojos… masacraron  nuestros pueblos en busca de tierras y riquezas…nos encerraron por años en mazmorras acusándonos de traición, cuando fueron ellos quienes nos traicionaron a nosotros…  ¡ahora es nuestro turno! ¡Les quitaremos lo que nos fue arrebatado! ¡shin mazuko perecerá!

Una oleada de gritos se hizo presente, despertando el rencor contra el pueblo mazuko, y el motivo por el cual debían seguir adelante con furia y odio en sus corazones.

De su bolsillo saco una fotografía donde se veía un pequeño niño de 7 años muy parecido a él, y una joven humana de cabellera caoba y ojos castaños sonriendo. El recuerdo del día que los perdió de la forma mas vil posible lo apresaba cada vez que la veía junto con el motivo por el cual debía continuar, Vengaría la muerte de sus hijos y esposa aunque fuera lo último que hiciera… el pueblo mazuko perecerá.

*
*

*

En el puerto del pueblo mazuko un barco anclado a la orilla perteneciente al rey Arthur, lidiaba con una situación un tanto confusa para el ya mencionado rey, quien se encontraba en la proa indeciso sobre su actuar.

-su majestad - le llamo su fiel acompañante deteniendo su raro caminar - sr. Murata ya se encuentra instalado en su habitación - informo con gran pesar.

-¡me alegro! -exclamo con júbilo- no sé qué abra pasado entre ken y ese imbécil pero me lo llevare para jamás volver… como debí hacerlo aquel día - sentencio oscureciendo su mirada ante el recuerdo del momento donde lo perdió.

-…mi señor - le llamo shiro-… ¿y si él no quiere eso? - cuestiono queriendo que recapacitara

Por un momento las facciones del rey reflejaron una profunda tristeza.

-en ese caso, hare lo que él quiera - informo con determinación y una nueva esperanza de volver a tenerlo entre sus brazos, volver a probar sus labios, y poseerlo nuevamente. Quería… necesita sentirlo nuevamente suyo y hacerle olvidar a ese hombre que jamás lo valoro, … pero sobre todo… quería tener su corazón.

-…entiendo - no se necesitaba ser muy inteligente para saber que Arthur aún seguía enamorado de murata -… ¿Qué pasara con su reunió? ¿La pospondrá?- cuestiono queriendo cambiar de tema.

-…no, manda una nota disculpándome, mañana temprano iré a verlo - ordeno retirándose rumbo a los camerinos. Debía tener una larga conversación con su ex- prometido.

Tras de el, quedo el joven albino viéndolo marchar, con frustración cerro sus puños en un acto de calmar ese dolor que albergaba su corazón… debía hacer algo, y debía hacerlo ya.

Sin decir una palabra a nadie salió del barco y tomo uno de los caballos que habían rentado partiendo al castillo con una meta en mente, y no volvería hasta cumplirla.

*

*

*

Dentro de un modesto camerino, un joven moreno yacía sobre esa perfecta cama inmóvil, solamente viendo el techo, su mente estaba tan cansada que no quería pensar en nada, o acabaría recordando aquellas tan dolorosas palabras.

El sabía que eso pasaría, por eso se negó tantas veces a decirle la verdad. No podía culpar a shinou quizás si fuera al revés el haría lo mismo pero… su corazón se negaba a perder ese pequeño milagro que albergaba su cuerpo.

-… perdónalo bebe -musito acariciando su aun plano vientre -… tu papi solo está confundido - una traicionera lagrima resbalo por su mejilla hasta perderse en la cama-… el solo tiene miedo “y yo también pensó con profunda tristeza, no quería morir pero tampoco quería perderlo, no ahora que sabía lo que era tenerlo dentro de sí.

Pero… ¿y si shinou jamás lo aceptaba? ¿Qué sería de su bebe cuando naciera y el no estuviera para cuidarlo? Eran las preguntas que albergaban su mente día tras día con temor.

-¿ken?- la vos de Arthur al otro lado de la puerta le saco de sus pensamientos, rápidamente limpio todo rastro de llanto y sonrió antes de darle permiso de entrar - …¿estás bien?

-si, perdona por las molestias - se disculpó colocando una tímida sonrisa en sus labios, hacía mucho que no veía a Arthur y debía admitir que su presencia aun le causaba cierto nerviosismo.

-no digas eso, sabes que todo lo mío es tuyo - sentencio mientras tomaba asiento a su lado, sin dudar una de sus manos acaricio leventemente su mejilla, ah, cuanto había extrañado el tacto de su piel.

-Arthur - musito apenado este pareció entender y termino aquel contacto

- …¿ me dirás que paso?- cuestiono poniéndose serio.

-… no fue nada - negó desviando la mirada. No sabía cómo este actuaria si se enterara de la verdad.

-por “nada” tu no llorarías, ni el estaría tan desesperado… ¿no me tienes confianza? - cuestiono levemente dolido a lo que el menor negó rápidamente.

-no es eso - se excusó.

-entonces… confía en mi - suplico tomando su mentón para que este lo mirara - no te eh demostrado ya cuanto te amo, ¿Qué más necesitas para ser sincero conmigo?

-… es que- el gran sabio no sabía que hacer -… tengo miedo. - sentencio.

-¿miedo? ¿ de qué? - cuestiono con duda, era raro que murata temiera algo, por lo regular era seguro de sí.

-de que también tú me des la espalda - respondió demostrado su temor.

-¡eso jamás pasara! Aun si el mundo esté en tu contra yo jamás lo haría - sentencio con fervor, sus manos tomaron las del moreno notando que temblaba levemente ¿tanto así era su miedo?

-está bien, te lo diré - accedió el pelinegro -… shinou se enteró de que estoy esperando un hijo suyo - informó  de golpe.

-¡¿Qué has dicho?! - rápidamente soltó las manos de ken alejándose un poco de el con clara incredulidad - tú no puedes… ¡no eres un doncel!

-¡lo se! - grito molesto - pero… hay un pequeño ser formándose dentro de mi - sus manos acariciaron con ternura su vientre

-ken… tu sabes mejor que nadie que si lo tienes tu… - no podía terminar aquella oración.

-lo se… es por eso que shinou quiere que lo pierda, ¡yo no puedo hacer eso! ¡Jamás! - negó con terror de solo pensarlo.

Arthur no sabía que decir, sus pasos lo alejaron nuevamente del chico, necesitaba digerir la noticia, jamás pensó que lo que separara a esos dos fuera un… bebe, un ser que aun sin nacer se llevaría al hombre que amaba y él no podría hacer nada.

Una cosa era renunciar a ken por amor, sabiendo que este sería feliz con quien amaba y otra muy diferente era saber que su amado moriría frente a el sin poder ayudarlo… no podía… ahora entendía las palabras de shinou, no podía culparlo. El haría lo mismo.

-Arthur - musito el gran sabio tomando su mano -…eres todo lo que tengo… no me des la espalda - suplico arrepentido de haberle dicho.

-… jamás, estaré contigo en lo que decidas -  prometió apresándolo entre sus brazos como si en cualquier comento este fuera a desaparecer -…encontrare la forma de salvarte, a ti y a tu hijo, te lo prometo

-es inútil - musito contra su pecho - ningún no-doncel ha sobrevivido al parto…. -informo resignado - solo… prométeme que si algo me pasa, cuidaras de mi bebe - suplico viéndolo a los ojos - ¡prométemelo!

Quiso negarse, no podría hacerlo, no podría ver día a día al ser que le arrebato a su amor, el hijo del hombre que le quito la felicidad, pero aun así…

-te lo prometo

*

*

*

-… así que eso lo que paso - un largo suspiro salió de los labios del maou.

-así es su majestad, le ruego que lo mantenga en secreto -pidió la chica algo apenada.

-no te preocupes Gisela, de aquí no salga ninguna palabra - sentencio logrando calmar a la joven enfermera.

-entonces me retiro - con gracia se levantó del sillón donde se encontraba sentada perteneciente al salón del gran castillo, acto seguido hizo una pequeña reverencia y se retiró dejando solo a Yuri quien aun digería la noticia.

Por un lado sentía pena por shinou, hace apenas un año desde que se casó con murata y se juraron amarse para toda la vida  ahora debía perderlo por un milagro de la naturaleza… ¿Qué haría el en su lugar?, no lo sabía, y quizás nunca pasaría por ello, pero aun así no podía evitar sentirse deprimido.

Por otro lado estaba su amigo, aquel que desde la escuela lo había acompañado a grandes aventuras, fiel aventurero y un coqueto sin igual, pero su amigo a fin de cuentas. ¿Qué pasaría con él? ¿Acaso…? No, no debía ser pesimista. Debía tener fe y apoyarlo en ese momento tan difícil, después de todo murata siempre lo apoyo y velo por el como un hermano, esta vez el seria quien lo apoyara…si el no podía ser feliz, lucharía porque su amigo sí.

-¿su majestad?- musito un soldado abriendo levemente la puerta - ¡lo lamento! Toque un par de veces y no respondía..- se excusó con rapidez.

-está bien... ¿Sucede algo?- cuestiono saliendo de sus pensamientos, se había enfrascado tanto en ellos que no noto que habían pasado un par de horas.

-… está aquí el coronel shiro, dice que viene de parte del rey Arthur -informo el soldado en la espera de respuesta.

-hazlo pasar, por favor - pidió estirándose un poco, estar tanto tiempo en la misma posición era cansado.

 No tuvo que esperar mucho cuando el ya conocido joven ingreso en el salón haciendo una corta reverencia para proseguir a su lado.

-¡shiro-san! ¿Qué te trae aquí?- cuestiono invitándolo a sentar a lo que el joven se negó con delicadeza.

-solo vengo a traerle un recado de mi rey -informo- se disculpa por el desaire hacia su persona, solicitando que su audiencia se posponga a pasado mañana

-por supuesto, no veo problema en ello - accedió con su usual sonrisa aliviando al joven albino - por favor, dígale que cuide de murata - solicito a lo que el chico se forzó a sonreír antes de asentir.

-así lo hare… si me disculpa debo irme - sin más salió de la habitación dejando solo al rey, para dirigirse hacia la entrada del castillo donde aguardaba su caballo en la espera de su llegada.

Tan perdido iba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando una mano detuvo su caminar algo ofendido por quien osaba tocarlo sin su permiso, se volteo para reclamar deteniéndose en el acto al ver a wólfram mirándolo incrédulo.

-shiro - musito confuso - ¿Qué haces aquí? Es decir, ¿Cuándo llegaste?- cuestiono contento de tener alguien a su lado.

wólfram! - el albino se aventó a sus brazos en un saludo ostentoso y amigable - vine con Arthur por lo del contrato - explico brevemente para después mirarlo fijamente casi examinándolo… se veía fatal.

Su mirada estaba opaca de aquel brillo que conoció hace tiempo, esas bolsas debajo de sus ojos delataban las noches sin dormir y podía apostar que había bajado varios kilos.

-¿Qué diablos te paso?-  cuestiono molesto al ver el estado de su amigo -no me digas que es por el rumor de la ruptura… ¿es cierto?

-…si - musito el rubio bajando la mirada - el compromiso se rompió hace ya un tiempo - explico.

-oh wólfram - gimió con pesar, después de todo el y el príncipe compartían un amor imposible que jamás se realizaría, quizás eso más el hecho de que ambos eran soldados pertenecientes a casas importantes y con un carácter digno de temor  fue lo que les hizo inseparables al poco tiempo de conocerse.

-no me mires así - pidió viendo la lastima mesclada en aquella mirada -.. No es por Yuri que estoy así - explico.

-¿entonces?- inquirió confuso.

-…se llama kazuo, es mi prometido - informo con cariño -proviene del mundo de Yuri, es un amigo de el de hecho… hace ya 6 días desde que se fue a su mundo y no sé qué ha pasado con el - sus ojos se empañaron ante el recuerdo de aquel hermoso y fatídico día.

-pero… ¿no amabas a su majestad? ¿Cómo es que…- no podía entenderlo, él y wólfram compartían un amor que iba más allá de sus fuerzas. ¿Cómo el rubio pudo deshacerse de eso tan fácil?

- ni yo lo se… solo sé que lo quiero y anhelo una vida a su lado - expuso con amor.

-bueno… por lo menos tu serás feliz, estoy seguro que volverá, solo ten paciencia -wólfram miro a su amigo adivinando su estado de ánimo por lo cual no temió equivocarse al preguntar.

-.. ¿Paso algo con Arthur verdad?- cuestiono el rubio con certeza.

-…si - el albino miro a los lados en busca de que nadie le escuchara - él y yo… - un sonrojo se expandió por todo su rostro dándole entender al rubio lo que quería decir.

-¡¿enserio?! -  el albino asintió apenado - ¡felicidades! Eso quiere decir que tú y el-

-no - le detuvo - no quiere decir nada - negó -solo… fue un error, él estaba borracho después de la supuesta boda y yo tuve la desdicha o suerte de estar a su lado… solo fue un error - sentencio aguantando el llanto.

-¡pero…!

-está bien Wolf - susurro el joven de mirada azulina - porque aunque fuera una sola vez… fui suyo, me sostuvo entre sus brazos, aunque él no recuerde nada de esa noche, yo siempre la llevare conmigo  - sentencio mirando a su amigo con melancolía.

-oh... shiro - musito con pesar y cierta envidia… a él también le hubiera gustado ser de Yuri aunque sea una vez, pero eso ya era pasado y así se quedaría.

-me tengo que ir - sentencio el albino al ver como el sol se oponía -…te deseo toda la felicidad -musito abrazando al rubio antes de subir a su corcel dispuesto a partir.

-¡tú también mereces ser feliz shiro! - le grito antes de verlo marchar -… tú también mereces ser amado amigo mío - susurro cuando ya estuvo solo -… ¿Dónde estás kazuo?

*

*

*

Templo de shinou.

En el antiguo salón donde se resguardan las cuatro cajas un antiguo rey se encontraba inmerso en sus pensamientos, quería aclarar su mente, buscar una salida lógica a todo lo que le sucedía.

Pero no podía.

El solo saber a su amado esposo en manos de Arthur le ponía en sus límites, el sabia a la perfección hasta donde habían llegado su amado ken con ese sujeto, jamás acabaría de arrepentirse por rechazarlo aquel día, si hubiera sido sincero Arthur jamás habría sido el primer hombre en la vida de ken, en todos los sentidos.

¡Maldición! ¡que ironía era la vida! El, un “dios” se daba el lujo de castigar a Yuri por no darse cuenta de lo que quería aun cuando el mismo cometió el mismo error en el pasado, ¿con que cara oso  arrebatarle la oportunidad de ser feliz cuando el mismo tuvo una segunda oportunidad? Pero ya era tarde. Los errores se pagan y sabía que el karma, destino o como le quisieran llamar estaba dándole una cucharada de su propia medicina.

Ahora su castigo seria perder a murata, verlo morir por un ser que el mismo creo en su estéril pareja, quería reír ante la ironía de la situación, pero no podía, era demasiado doloroso para permitirse hacerlo.

Por un momento pensó en que sería esta noticia si murata fuera un doncel, el seria el hombre más feliz de ambos mundos, ese niño seria la alegría de sus vidas, lo amaría y haría de él, un hombre o mujer dignas… pero él hubiera no existe ahora solo debía pensar en cómo convencer a su terca pareja.

-shinou-heika- llamo la “joven” sacerdotisa sacándolo de sus pensamientos

-¿Qué pasa ulrike? Recuerdo haberte pedido que no me interrumpieras - excepto tratando de ser amable. Pero en ese momento no tenía cabeza para nada.

-perdone, pero tiene una visita y dice ser urgente el hablar con usted - informo la sacerdotisa algo apenada por su desobediencia.

-ahora no, dile que vuelta en otro momento - negó no dispuesto hablar con nadie.

-¿ni si            quiera conmigo shinou-sama?-cuestiono shiro al lado de la mujer.

-shiro… está bien pasa, ulrike déjanos solos por favor - la sacerdotisa asintió antes de retirarse y dejarlos en completa soledad -… ¿puedo preguntar cuál es el motivo de tu visita? Dudo que vengas solo a saludarme.

-siempre tan sabio - comento con sorna - quiero saber que paso entre usted y el señor murata - expuso logrando que el entrecejo del rubio se frunciera.

-creo haber dicho que ese asunto solo nos concierne a él y a mí - sentencio con dureza - no te lo diré, así que puedes irte.

-¿no me lo dirá? ¿Aun acosta de perderlo?- cuestiono sacando una reacción algo graciosa del antiguo rey.

-¿Qué sabes que yo no?- inquirió el rubio molesto.

-nada - respondió - se exactamente lo mismo que usted: que si no recupera a murata, mi señor se lo llevara lejos y posiblemente reconquiste su corazón…- sentencio con dureza.

-¡eso jamás pasara!- negó el mayor negándose a creer - murata me ama.

-¿y? ya una vez lo prefirió a él, ¿cree que no se volverá a repetir la historia?, ¿acaso quiere que el que quede con mi rey?

-claro que no - negó - pero… ¿Qué podría importarle a un chiquillo este asunto? Después de todo solo nos concierne a nosotros tres - el sonrojo del albino delato sus intenciones haciéndole sonreír- así que estás enamorado de ese idiota.

-¡él no es ningún idiota!- grito molesto-…  y si, lo amo, ahora si no está dispuesto a decirme la verdad, pues entonces considere perdido toda oportunidad de recuperarlo - sentencio dispuesto a marcharse.

-¡espera..!- una sonrisa de victoria se colocó en los labios del menor -te lo diré… nunca está de más dos cabezas para pensar - accedió.

En los siguientes minutos se dedicó a narrarla el estado de murata, las consecuencias que su embarazo podría tener, la pelea que tuvieron al enterarse, en fin todo lo que el sabia, con la esperanza de que algo de eso le ayudaría.

El joven shiro no dijo nada por un buen rato, su mente parecía ajena a ese lugar, eso lo preocupo un poco, mas antes de que le sacara de su estupefacción, este mismo reacciono mirándolo con agitación.

-creo que puedo ayudarlos - musito no muy convencido.

-es imposible, un no-doncel jamás ha sobrevivido al parto, en la mayoría de los casos él bebe ni siquiera logra formarse o muere al poco tiempo de nacer- informo con resignación, después de todo había vivido tantos años y eso le desalentaba.

-mi madre, o más bien padre no era doncel - informo  aun con cierta agitación ante la posibilidad de una respuesta - mi progenitor era un campesino que trabajaba como sirviente en la casa de mi padre, futuro líder de la casa Kristerryn, según me conto mi abuelo, mi padre enamoro a mi “madre”, creyendo que al ser hombre no habría problemas jamás se cuidó, y al poco tiempo yo venía en camino, mi “madre” jamás le dijo nada, sabiendo que quizás ambos moriríamos prefirió terminar esa relación y huyo conmigo en su vientre y mi abuelo, él me dijo que conforme pasaban los meses la condición de mi madre empeoraba, hasta el punto donde creyó que lo perdería en el tercer mes de gestación.

*mi abuelo que era un hombre sabio y dedicado a la herbolaria, decidió entonces viajar en busca de algún remedio, algo que fortaleciera a mi madre aunque sea hasta el nacimiento, según él, viajo por semanas hasta que llego a un bosque donde los pueblerinos del lugar aseguraban había una planta que curaba cualquier cosa que tuvieran, con las esperanzas puestas en ello, mi ebuelo se encamino en busca de esa planta hasta que la encontró, depositando toda esperanza en ella volvió al lado de mi madre quien ya estaba cerca del cuarto mes de gestación

*la condición de mi madre era critica, pero con esa planta logro reunir las fuerza para concluir el tiempo de gestación, mi abuelo me dijo que en verdad era milagrosa, lamentablemente mi madre murió en el parto, ni siquiera logro verme - una lagrima traicionera escapo de sus ojos, limpiándola rápidamente- poco tiempo después mi padre dio con nosotros, al parecer nos había buscado todo ese tiempo, me tomo como su hijo legítimo y cuido de mi abuelo y mi.

Shinou parecía aturdido o más bien sorprendido con tanta información, su mente comenzó a ver las posibilidades dando paso a una esperanza de que tal vez su amado esposo e hijo vivieran para verlo crecer.

-¡dime donde esta esa planta! Partiré ahora mismo -suplico desesperado por esa tenue luz al final del pasillo.

-no sé dónde está - respondió matando al instante toda fe en el rubio pero rápidamente agrego - mi abuelo hace poco que murió pero el anotaba todo sus avances, en alguno de sus libros debe hablar sobre su paradero, si llegamos a ella quizás haya posibilidades - informo animándolo.

-entiendo, ¿Dónde están esos libros? No tengo tiempo que perder - sentencio dispuesto hacer ese viaje con tal de que nada les pasara.

-no puedes ir tu - negó el albino - si te vas ahora le darías el camino libre a Arthur para reconquistar a murata y eso no puedo permitirlo

-pero...

-yo iré - se apresuró a decir-  conozco bien la zona y los mapas del lugar - informo.

-¿Cuánto tiempo crees que te tome?- cuestiono comenzando hacer cuentas, murata ya estaba entrando al tercer mes de embarazo según los informes de Gisela.

-considerando que debo ir hasta alazar, descifrar los libros de mi abuelo, ir al lugar desconocido y volver… tal vez un mes - sentencio tomando en cuenta el largo viaje que eso conllevaba.

-es mucho tiempo - negó el rey no seguro de que funcionara.

-es nuestra única opción - aseguro el menor - ahora dependerá de ti, tienes que tener en cuenta que quizás aun así  el… ya sabes, pero tu hijo vivirá, ¿Qué harás cuando eso pase? ¿le darás la espalda a murata solo porque algo salió mal?- cuestiono viendo la indecisión en su mirar - partiré hoy mismo… toma una decisión antes de que sea tarde shinou-heika - sin decir más salió de la sala dejando a un rubio sumergido en sus pensamientos nuevamente.

¿Sería capaz de apoyar a su marido aun sabiendo que algo podía salir mal?

*

*

*

Castillo pacto de sangre.

Habían pasado exactamente dos días desde que murata abandonara el castillo con Arthur.  A Yuri aun le costaba creer toda esa historia, debía hablar con su amigo para entender más cosas, pero por el momento su mente no tenía otro pensamiento que no fuera hacia su ex prometido.

Desde aquella platica donde le confeso su amor, este se había encargado de evitarlo cual peste alguna, le dolía, ¡vaya! ¡Doler era poco! Sentía su corazón oprimirse en una interminable tortura cada vez que este le rechazaba, ¿así se habría sentido wólfram todos esos años? No quería saber la respuesta pues sabía que esta no le gustaría.

-su majestad- le llamo Gwendal con tres venas en su frente ante el caso omiso de su gobernador - ¿le importaría prestar un poco más de atención a la junta?- cuestiono tratando de no reprenderlo frente a la visita.

-¡gomen! Estaba un poco distraído - se disculpó apenado por la situación.

-jaja no te preocupes Yuri, creo que eso jamás cambiara en ti - comento con alegría Arthur quien había venido al castillo para arreglar los últimos términos de su contrato - de todas formas ya acabamos - informo dándole a su asistente los documentos que acababan de firmar, se los daría a shiro pero este había desaparecido dos días atrás dejándole solamente una nota con un soldado de que debía partir.

Eso aún le tenía preocupado, sabía que shiro era un soldado entrenado pero aun así no dejaba de ser un doncel solo en un largo viaje, ¿Por qué no le consulto nada? ¿Qué seria eso tan importante que le obligo a marcharse de su lado?, sea lo que sea no le agradaba nada.

-veo que no soy el único distraído - mofo con cierto sarcasmo el maou.

-eh - este apenado sonrío notando que ahora solo se encontraban solos.

-descuida - Yuri dejo a un lado los papeles que tenía en sus manos para enfocarse en su invitado -… ¿Cómo esta murata?

-¿lo sabes?-. cuestiono al ver la preocupación del rey a lo que este solo asintió -… ahh, se encuentra bien, dentro de lo que cabe, en estos dos días no a querido salir del camerino, dice que necesita pensar - informo algo preocupado por antiguo amor.

-ya veo… en estos dos días shinou no ha dado rastro de vida, al parecer ambos tienen muchas cosas que pensar - un largo suspiro salió de sus labios. Últimamente se sentía cansado todo el tiempo.

-debe ser duro - musito con franqueza -… por cierto, me entere de tu rompimiento con Bielefeld-  informo causando una gran sorpresa en el moreno.

-¿Cómo lo sabes?

-todo el mundo lo sabe - sentencio el castaño - ese tipo de noticias corre rápido.

-entonces también sabrás que wólfram está comprometido con otro ¿verdad?

-así es - afirmo Arthur - ¿debes estar feliz no?- la mirada desconcertada de Yuri le obligo a explicarse- si mal no recuerdo, hace un año, decías que eras lo que más querías pero por tu hija no podías dejarlo - explico - además era demasiado notorio como huidas de él, o que su cercanía te molestaba- comento sin saber que cada palabra era un golpe a su persona.

-… ¿enserio se veía así?- cuestiono en un lastimoso susurro a lo que el rey asintió sin entender la actitud de su amigo -…soy el más grande de los idiotas - afirmo dejando caer su cabeza en el gran escritorio de roble que tenía.

-¿Por qué lo dices así? No me digas que… estabas enamorad de el…-sus ojos se abrieron de la impresión y ante aquel asentimiento pasaron a ser de pena -…oh, Yuri…

-lo amo más que a nada - musito sin fuerzas - y ahora lo eh perdido - sentencio ahogando sus ganas de llorar.

-vaya… no sé qué decir -susurro con pena - y… ¿Qué harás?, según se sir. Bielefeld se va a casar con ese sujeto - informo lo que decían los rumores.

-no hay nada que hacer- negó el moreno - ya me rechazo, y como culparlo, lo lastime demasiado, por tantos años no valore su amor ¡y mírame!, sufriendo por no tenerlo

-Yuri - no sabía que decir, el jamás había pasado por eso, no imagina como era estar todo el tiempo al lado de una persona que te amaba y no darte cuenta de ello, y lo que es peor, no darte cuenta de que tú también lo amabas.

-está bien Arthur, lo superare - sentenció el moreno algo incómodo por la atmosfera que se había creado, cosa que el castaño pareció notar.

-bueno, debo irme, no me gusta dejar mucho tiempo a ken solo, me da miedo que haga alguna locura - informo mientras se ponía de pie.

-entiendo, por favor dile que en estos días iré a verlo - solicito con una sonrisa en sus labios.    

-¡claro! Le hará bien tenerte cerca en esos momentos - afirmo el castaño dispuesto a marcharse.

-oh. Te acompaño a la entrada, me hará bien estirar las piernas - comento mientras se levantaba de su sillón para alcanzar a su amigo.

Durante el trayecto a la entrada del castillo, ambos platicaron un poco sobre los cambios que había hecho Arthur en su reino después de aquel viaje y el cómo su pueblo comenzaba a considerar la idea de convivir con los humanos, aunque claro como todo, aun habían personas que se reusaban a “contaminarse”.

A penas llegaron un hermoso carruaje se detuvo en la entrada del castillo por lo que Yuri sonrío y añadió;

-¡mira! Ya está tu carruaje aquí - comento el joven ingenuo

-eh… ese no es mío - añadió el rey confuso. Hasta que del vehículo salió una joven castañas corriendo.

Greta espera!- grito su acompañante una joven rubia quien la mirada afligida.

papa! - grito la chica envuelta en lágrimas mientras se aventaba a los brazos de su padre.

-¡Greta hija! - nombro el rey sorprendiendo al castaño, quien no sabía de su existencia - ¡¿Qué te paso?! - cuestiono viendo el estado de la menor, temblando aferrada a sus ropas mientras hipaba.

-¡dime que no es cierto! ¡papa wólfram jamás nos dejaría! ¡es mentira!- gritaba la chica refugiada entre sus brazos como si en ellos se pudiera esconder de la cruel verdad.

-Greta… - musito sin saber qué le diría a su hija. Su mirada se dirigió a la de Arthur pidiéndole de manera silenciosa que le dejara a solas, el castaño pareció entender por lo que se despidió con una reverencia y dejo a ambos en la entrada del castillo -¿Dónde escuchaste eso?- cuestiono tratando de ganar tiempo.

-¡eso no importa!- negó la menor- ¡es mentira! ¡¿Verdad papa?! ¡Dímelo!- suplico anhelando que todo fuera un mal intencionado chisme que quisiera separarlos.

-yo…perdóname- suplico apresándola con fuerzas entre sus brazos - es verdad - musito solamente para ella. Sus manos la apretaron cuando la joven grito, lloro y negó contra su pecho, sus piernas flaquearon y el no dudo en caer al piso con ella aun entre sus manos.

mientes! ¡Todos mienten! ¡Mi papa te ama! ¡Él no se va casar con nadie! - negaba una y otra vez - ¡no puedes permitirlo! ¡No quiero!

-Greta… amor  - Yuri la miro destrozada sintiéndose el peor de los rufianes - wólfram te ama, eso no va a cambiar aunque… -un nudo se formó en su garganta -… aunque se case con otro.

-¡NO!¡no! ¡No! ¡Papa wólfram no nos dejara! - grito por enésima vez negándose a creerlo - ¡es mi culpa! ¡si no me hubiera ido papa seguiría contigo!

-no Greta - negó con rapidez- no es culpa tuya… es mía - sentencio con tristeza.

-…¿p..por qué dices eso? - cuestiono la menor alzando por primera vez la mirada

-yo… rompí el compromiso, le dije cosas tan feas y lo trate muy mal… si hay un culpable ese soy yo - sentencio el moreno.

La chica se alejó rápidamente de él, su cuerpo se estremecía con horror ante la verdad.

-¿Por qué papa?- cuestiono destrozada - ¿Por qué…?

-por idiota - aseguro - por idiota perdí al hombre que amo, te arrebate a tu papa, y ahora él se casara con otro hombre - sentencio queriendo ser el quien llorara.

-entonces… ¿tú lo amas? - cuestiono la menor a lo que su padre asintió.

-lo amo más que a nada, tú y el son mis mayores tesoros… y ahora los perdí - musito restregando con fuerza su brazo en su frente con desesperación.

-¡no es así Yuri!- negó la castaña - ¡jamás me perderás…! Y a papa Wolf tampoco - aseguro - yo sé que si le dices que lo amas el volverá, ¡seremos una familia! - insinuó sonriendo.

-no es así - negó el rey -… el… me rechazo, no quiere saber nada de mí, ama a kazuo y no puedo hacer nada contra eso - afirmo.

-… ¿k..kazuo?, así se llama ese hombre - el moreno asintió ante su silenciosa pregunta- ¡lo odio! ¡Lo odio! ¡Wólfram no lo puede amar! ¡No puede! ¡El prometió amarte solo a ti! - la joven volvió a caer de rodillas al suelo, sus manos cubrían el llanto que se negaba a detenerse.

-no mi niña… no digas eso - pidió el rey - él no es malo… yo perdí, y tenemos que aceptar la decisión de wólfram - sentencio aun cuando su cuerpo pedía lo contrario.

-por favor Yuri ¡haz algo! ¡no quiero perder a papa Wolf! ¡no quiero que nos separemos! - rogo acurrucada en sus brazos - por mi, ¡júramelo! ¡Recuperaras a wólfram! - suplico rompiendo el corazón del soberano.

-…lo prometo - musito aferrándose a la joven - te lo prometo - juro haciendo que ella lo mirara - hare hasta lo imposible para que wólfram vuelva a nuestro lado - prometió sonriendo.

-¡gracias! ¡Gracias papa!

-…ya no llores mi niña... - el rey se puso se pie ayudándola a levantarse. Sus ojos miraron apenado como varios sirvientes, soldados y la joven Beatriz los miraban apenados.

-dor cascos - le llamo al ver que era uno de los soldados en escena - ¿Dónde esta wólfram?- cuestiono con una determinación en su mirada.

-¡E-El capitán está en los límites del sur! - informo emocionado. Todos en el castillo ansiaban que ellos dos se reconciliaran y fueran sus reyes.

-¡gracias! - su mirada viajo a Beatriz -¿puedes cuidarla en lo que regreso?- cuestiono con amabilidad.

-claro que si su majestad - accedió.

-papa. ¿A dónde iras?- cuestiono la menor algo preocupada.

-tranquila - un beso en su frente fue depositado antes de separarse - cumpliré mi promesa - sin decir más camino hasta la fuente más cercana y sin dudar salto en ella.

wólfram volverá a nuestro lado”

*
*
*

Tierra - Japón.

-¡castiel!- grito un joven pelinegro aferrado a su siento - ¡dijiste que sabias manejar esto!

-¡y lo sabía!, pero esto es diferente a los videojuegos - informo molesto por la desconfianza.

-¡¿videojuegos?! - castiel debía dar gracia a que kazuo se encontraba más preocupado de aferrarse al asiento que de estrangularlo.

Hacía apenas unas horas que habían salido en ese alocado viaje. Por suerte para ellos el helicóptero tenia piloto automático con GPS, solo basto poner la dirección que miko le había dado para llegar sanos y salvos, mas kazuo no contaba con que su “muy querido amigo” desactivaría el piloto accidentalmente.

Ahora este se encontraba tratando de manejar el vehículo sin surtir mucho efecto.

-¡ya! ¡lo tengo!- sonrío victorioso al lograr que el  helicóptero dejara de dar vueltas y se mantuviera firme -¡te dije que podía hacerlo!

-tu… tienes suerte de ser mi amigo o… - un suspiro le ayudo a calmarse, su vista se dirigió a los alrededores… no sabían dónde estaban, a su alrededor solo se veían árboles. Como si fuera un bosque- diablos… ¿y ahora?

- vamos no seas tan pesimista hombre - reprendió el rubio - debe de haber un lugar donde podamo- su vista se enfocó en una hermosa mansión en medio de la nada.. ¡y tenía pista de aterrizaje! -¡mira kazuo! - pidió señalando el lugar.

-¡una casa!... ¿Qué hace eso en medio de la nada?- se preguntaba hasta que su amigo giro el helicóptero hacia esa dirección -¡¿Qué diablos haces?!

-¿pedir indicaciones? Doo - informo como si fuera lo más obvio.

Para fortuna de ambos esta vez no tuvieron ningún inconveniente al aterrizar. Definitivamente jamás se volvería a subir en el mismo vehículo que castiel.

Al aterrizar ambos descendieron a lo que sería el techo del lugar, en la esquina del lugar había una caseta que probablemente los conducía al interior del lugar.

-bien… preguntemos y nos vamos - sentencio el moreno más apenas si dieron dos pasos cuando la puerta del lugar se abrir mostrando a una sonriente miko-san.

-¡kya! ¡sabia que eras tu!- la mujer se abalanzó contra el menor abrazándolo.

-miko-san - musito el joven apenado al ver que su trato no había cambiado, definitivamente ella era única.

-¿y este guapo joven?- cuestiono la mujer sonriendo.

me llamo castiel! ¡ a sus pies my lady!- saludo galante tomando la mano de la castaña para depositar un beso en ella-  déjeme decirle que es usted verdaderamente hermosa.

-tu - gruño kazuo antes de depositar un golpe en la cabeza del rubio logrando que la soltara -¡respeta! ¡es la madre de mi…. Amigo -musito esto último con duda, ¿aún podría llamarse amigo de Yuri?

-jaja que joven tan divertido, puedes decirme Jennifer - saludo la mujer - Pero vamos, no hay tiempo que perder.

La madre de Yuri los condujo varios pisos a bajo hasta que llegaron a la superficie, logrando así salir de la casa, para dirigirlos a un lago cercano a la propiedad, fue allí donde observaron a un joven vestido elegantemente de negro.

-¿shouri?- llamo kazuo dudando.

-kazuo-san, no has cambiado nada - saludo el de anteojos -¿y el es…?- cuestiono mirando al rubio que admiraba todo como niño en excursión.

-es… mi mascota - señalo a lo que el otro hizo un puchero infantil -miko-san, ¿Quién es la persona que me ayudara?- cuestiono con ansiedad sacando una leve risa en la castaña.

- como sabrás mi hijo es el maou de shin mazuko, lo cual le permite viajar entre ambos mundos ¿verdad?- el joven asintió - pues si te digiera que acá en la tierra también hay un maou que tiene la misma cualidad - inquirió juguetona.

-… ¡¿Quién es esa perdona?! ¡Necesito verla!- suplico con desespero.

-¡jaja! Que despistado… ¡la estás viendo!- obvio la mujer señalando a su hijo shouri.

-¡¿Qué?! ¡Tu! - kazuo no podía creerlo.

-mi madre ya me conto todo - ante esas palabras kazuo no supo que esperar - si te soy sincero, no estoy seguro de querer ayudarte, básicamente estoy ayudando a que la felicidad de mi hermano sea destruida - negó algo molesto.

por favor! Sé que no soy quien para pedirlo, pero… ¡necesito volver!- suplico haciendo una reverencia.

-ah… no estoy de acuerdo en esto… pero te ayudare, se que mi hermano en mi lugar hubiera hecho lo mismo, siempre anteponiendo la justicia - objeto con orgullo de Yuri.

gracias shouri! Ni con mi vida podría pagarte este favor - agradeció el moreno ansiando ver a wólfram, estaba seguro que este aun lo esperaría, confiaba en él.

-…solo espero no arrepentirme de esto - la mano de su madre lo animo, hacían lo correcto, al final de cuentas era decisión de wólfram el resultado de este episodio - buen viaje - musito el moreno antes de empujar a kazuo hacia el lado siendo comido por un remolino de agua en el acto.

qué diablos!- grito su amigo mirando el agua con una enorme sorpresa.

-ahora todo depende de ti…

*

*

*

Su cuerpo salió del agua con pesadez, jamás se acostumbraría a la sensación de su ropa mojada y pesada. Pero dejando de lado esos pensamientos miro a su alrededor, había salido el lago cercano a la frontera, sus ojos miraban estupefactos como una batalla se llevaba a cabo enfrente sus ojos.

La guardia comandada por wólfram  y weller peleaban contra los bandidos, una rabia se adueñó de él, sin dudarlo corrió hacia la primera persona que veía necesitaba saber que estaba pasando.

-¡conrad!- le llamo con urgencia.

-¡su majestad! ¡¿Qué hace aquí?!- cuestiono con asombro, habían enviado una nota al castillo pidiendo refuerzos pero era demasiado pronto para que llegara.

eso no importa! ¡¿Qué está pasando?!- pregunto con molestia y dolor.

El pueblo frente a sus ojos estaba totalmente quemado, había soldados peleando contra esos bandidos y sangre por doquier, mas ningún rastro de wólfram.

-un ataque, esta vez es muy fuerte, por suerte el pueblo estaba desierto transferimos a la gente como nos lo ordeno días atrás - informo el castaño - por favor refúgiese necesito volver al campo.

-¡estás loco! ¡Voy contigo! - ordeno el moreno a lo que el mayor solo asintió sabía que era inútil pelear con el - tenga - le entrego una espada y desapareció para ir ayudar a sus hombres.

Pronto Yuri se abrió paso entre la matanza que se llevaba a cabo, era horrible, gente muriendo sin necesidad, cegada por odio. Con su espada logro enfrentar a quienes le detuvieron sin mucho esfuerzo, le urgía encontrar a wólfram.

No tuvo que esperar mucho cuando lo vio, unos metros lejos de él peleando con un hombre osco, de apariencia destacable, cabello caoba, ojos azules y porte real, quizás un antiguo mazuko.

Sin dudar corrió a su encuentro al ver como wólfram caía perdiendo su espada en el proceso. Sus ojos se abrieron al ver como el hombre alzaba la suya contra el rubio, por suerte logro detenerla segundos antes de que esta tocara al menor.

-¡aléjate! - pidió Yuri interponiéndose entre este y wólfram.

-Yuri - musito el rubio algo aturdido por el golpe de la caída.

retrocede! ¡Es una orden!- sentencio el maou, a lo que el rubio retrocedió unos pasos jadeando por el esfuerzo físico.

-con que el maou, justo a quien quería ver - espetó con una sonrisa el hombre alejándose unos pasos.

-¡¿Quién eres?! ¿Por qué atacas a mi pueblo?- cuestiono el moreno poniéndose en guardia.

-venganza - gruño el hombre embistiendo con su arma la del maou, pronto ambos comenzaron una danza a muerte sobre aquel lugar.

-¿vengarte? ¿p..por que?- cuestiono Yuri algo cansado, el combate a espada jamás había sido su fuerte, y ese hombre parecía ser un experto.

-¡su majestad! ¡Cuidado! Ese hombre es uno de los que traicionar a shin mazuko - señalo conrad posicionándose junto a wólfram.

-jajaja - una risa amarga salio de sus brazos -¿nosotros? ¡no querrás decir tu asqueroso maou! ¡Maximiliano acabo con nuestros pueblos, destruyo nuestras familias! ¡mato a mi hijo y esposa! ¡frente a mi! - grito con dolor mientras sostenida su espada con ira - solo quiero tomar lo que me quitaron.

Yuri no creía lo que escuchaba, miro a su alrededor con tristeza, ya no quiera mas sangre.

-entiendo - sus manos soltaron la espada sorprendiendo a los presentes.

-¡Yuri! ¿Qué haces?

-¡heika!

 -tienes todo el derecho a querer venganza, pero mira a tu alrededor… ¿crees que esto es lo que tu esposa e hijo querían?, mucha gente inocente a muerto, gente que no tenía culpa en esa guerra - menciono con sufrir el moreno - lo que has perdido no se te será devuelto pero en este momento te doy la oportunidad de vengarte conmigo, sucesor del antiguo maou, si lo que dices es verdad. Desquítate conmigo… pero a mi pueblo no lo lastimes-  ordeno el maou con firmeza.

-… crees que caeré ante esas bonitas palabras - bramo el hombre empuñando su arma contra el

-no te pido que me creas - negó el maou - solo que se detengan… no quiero mas muertes.  Mi pueblo es mi familia y tu acabas de herirla.. ¿no es suficiente para ti? ¿Qué mas deseas para estar en paz?- interrogo entendiendo su dolor -¿acaso no estas haciendo lo mismo que esos bastardos hicieron con tu familia? Hay niños sin padres, mujeres llorando la muerte de sus hijos, bebes que jamás conocerán el amor de una madre. Y hombres como tu que lo han perdido todo… ¿no estas satisfecho con eso?- bramo el rey enfurecido.

Sus manos temblaron, la imagen de su esposa e hijo resonaron en su cabeza, su mirada viajo a su alrededor, los suyos estaban perdiendo, la mayoría había muerto, y ¿todo por qué? Ellos jamás volverían.

-al parecer solo hay una cosa que puedo hacer - murmuro sosteniendo nuevamente con firmeza antes de mirar a Yuri -… por ti amada - sin decir más se auto atravesó con su espada cayendo al suelo sin vida.

-¡Yuri!- grito wólfram al tiempo que se abalanzaba sobre este para impedir que una flecha lo atravesara, el moreno miro en cámara lenta aquel hombre que disparo la fecha y el cuerpo de su ex prometido caer sobre el para protegerlo.

Una ráfaga de aire los cubrió desviando el arma de regreso a su atacante. Por unos segundos el lugar pareció estar en calma, el rubio alzo la mirada sin poder creer que estuvieran bien, mas al hacerlo un par de lágrimas cayeron.

-vaya manera de recibirme - dijo el joven a unos pasos de él.

-¡kazuo!- sin dudarlo wólfram soltó a Yuri para correr a sus brazos, el moreno sin perder tiempo lo apreso entre sus brazos con necesidad, ambos se fundieron en un beso sin importarles nada, necesitaban sentir que estaban juntos. Que no era un sueño y que jamás se separarían.

-…kazuo - nombro Yuri sorprendido no solo por su  regreso sino por el control del aire -… volviste.

-si, volví - el moreno soltó a wólfram y avanzo hacia su amigo - y esta vez no me volveré a ir.

-…entiendo - su mirada viajo a wólfram para volver a su antiguo amigo, debía cumplir una promesa y ya sabía cómo - kazuo murata, te reto a un duelo por la mano de wólfram von Bielefeld, y reusarte no es opción - sentencio el maou con la intención de recuperar lo que siempre fue suyo.

Continuara…

Notas finales:

espero que nos veamos muy pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).