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Dearest por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Katekyo Hitman Reborn pertenecen a Akira Amano.

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.

Hago uso de estos personajes para realizar el siguiente proyecto sin fines de lucro. 

Espero que les guste.

 

No habrá continuación.

 

 

Dearest

 

 

 

Se supone que después de morir, bueno, morir es ‘morir’… se supone que descansaría.

Se supone que al fin podría alejarme de esta vida vacía y sin sentido, esta vida que no es mía sino de toda una comunidad Mágica.

Pensé que al morir… sería libre.

Pensé que al morir al fin podría conocer a mis padres, al fin podría reunirme con aquellos que se fueron antes de mí y a quienes les debo una disculpa… porque murieron por mí.

No es justo.

Yo quería verlos, aunque sea un fugaz momento antes del olvido eterno o lo que sea que ‘la gran aventura’ sea.

Pero, si lo pienso bien, ¿Desde cuándo la vida me da algo que quiero?

Sí morí. Dejé de ser ‘Harry Potter’, El-Niño-que-Vivió, El-hombre-que-Venció, El-hombre-que-no-sé-que-más-títulos-luego-de-derrotar-a-Voldemort.

Se suponía que ‘dejé de existir’.

Sin embargo, fue más como quedarse dormido y despertar de repente antes que dormir completamente, con esa molesta sensación de haber olvidado algo.

Quise hablar, gritar mi molestia contra el mundo, contra la vida y contra la Muerte que no me ‘acepta’, y, al hacerlo, ruidos ininteligibles, gritos y un llanto estruendoso fue lo que salió de mi boca. Intenté moverme, correr y alejarme del frío que de repente me envolvió; tan solo pude patalear, mover mis brazos más por reflejo que por voluntad. El llanto no paraba, ya estaba asustado, intenté abrir mis ojos… tan solo veía manchas borrosas, pensé que me faltaban mis anteojos, y mi cuerpo no dejaba de actuar por sí solo.

Así sin hacerme caso, así moviéndose sin comandos conscientes.

El llanto aumentó.

Quería saber lo que sucedía.

 ¡Quería morir de una vez!

.

.

.

Y luego, luego… una voz suave, cálida, llena de ternura inundó mis sentidos.

--Ya, ya… tranquilo. Aquí estoy, aquí estoy… papi te va a cuidar. –decía.

Sus palabras tranquilizadoras, esa promesa de protección y ese amor palpable me hicieron estremecer. Concentrándome en mi alrededor, tratando de tomar control de este cuerpo, y escuchando esas palabras… ¿papi?

Ahí va mi ‘muerte’… mi buena estrella me hizo ‘renacer’, ‘reencarnar’… ‘volver a nacer’ y, lo peor de todo, con todas mis memorias de mi ahora ‘vida pasada’.

No sé qué me aterra más, si el iniciar de nuevo con la vida, todo ese proceso de crecer, aprender y pasar por esas etapas a las que a penas y sobreviví o, tener mis memorias, dolorosas, penosas, unas pocas felices, esas memorias llenas de culpa y a causa de esto no disfrutar de esta nueva vida.

¿Cómo serán mis nuevos padres? ¿Al fin tendré la familia que siempre deseé? ¿Tendré momentos felices? ¿Me harán olvidar mi tormentoso pasado?... ¿Al fin seré amado incondicionalmente?

--Eres bueno con los niños. –escuché a alguien más decir.

--Es nuestro hijo, Kyoya, seremos buenos padres. –dijo la dulce voz, tan cerca de mí, he de estar en su regazo.

Tan cómodo.

Tan cálido… un momento, soy un bebé… ¡Soy un bebé!... diablos… la hora de la comida y del cambio de pañales es algo de lo que-no quiero ni terminar ese pensamiento.

--¿Por qué tiembla? Se está poniendo rojo… ¿eso es normal? –dijo ‘Kyoya’.

--¿Por qué no lo cargas? Tal vez te escuchó y quiere que su otro papá lo tome en brazos. –dijo la voz dulce.

Aguarda… ¿Otro papá?... Bueno, sinceramente esto ya no es extraño.

‘Kyoya’ me carga y siento su nerviosismo, sus brazos están tensos y parece que apenas y me toca… otra vez ese frío.

De mis labios salen ruidos de inconformidad.

--Relájate Kyoya, háblale, dile que eres su padre. –dijo la voz dulce.

--No es tan fácil, Tsunayoshi. –así que así se llama quien me dio la vida –hola bebé, yo soy tu padre y antes que haya malos entendidos, quiero que sepas que no soy una persona muy expresiva, es probable que en ocasiones no tenga idea de cómo actuar o cómo demostrarte afecto pero tenlo bien presente: te quiero. A ti y a tu ‘madre’. Ambos son lo más importante en mi vida y no te preocupes, no tengas miedo, a cualquiera que quiera hacerte daño, a ti y a tu ‘madre’, lo morderé hasta la muerte.

Sus extrañas palabras, sus protectores brazos y el ritmo de su corazón me hicieron creerle.

Así que tengo dos padres, un papi y un papá.

Me siento tranquilo.

Me siento querido.

Me siento tan feliz.

Espero que esta felicidad dure, espero no traerle problemas a esta familia, espero tomar esta oportunidad extraña de la vida y comenzar de nuevo.

Entre mi regocijo interno a penas escucho varios murmullos, palabras como ‘jyundaime’, ‘maa maa’, nii-san, ‘ciao’, ‘ahoshi, ‘ahodera’ y otras tantas me quedé dormido… hasta que un ‘Extremo’ ensordecedor me asustó y empecé a llorar. Escuché gritos, explosiones, creo que sonidos de balas y algunas risas… luego pasos huyendo, sin duda, mi ‘vida’ sería igual de normal que la anterior.

Escuché a papi tratando de consolarme, me contaba de todos mis tíos que están ansiosos de conocerme, me contó de mis abuelos y me dijo que durmiera, que papá mantendrá callado el lugar para que pudiéramos descansar. Me acurruqué en los brazos de papi y volví a agradecer por esta enorme familia.

.

.

.

El tiempo pasó volando, cada día lleno de sorpresas, risas y emociones distintas con toda mi familia; también me di cuenta del parecido que tenía con papi y papá, mis ojos eran como los de papi aunque, mi cabello como el de papá aunque un poco rebelde como el de mi vida pasada; me encantaba ver a papá e imaginar que mis ojos se verían así algún día, me gustaba ver a papá y desear ser igual de fuerte que él. Para mi sorpresa, tenía la complexión física de papi, ligero, delicado… supongo que era otra característica de mi vida pasada.

Nunca me faltó amor, nunca carecí de atención, de hecho estuve tan consentido que de no tener mis memorias me habría convertido en un mocoso mimado, arrogante y frívolo. Aunque, mis padres se encargaban de ponerme los pies en la tierra cada que algún tío venía con regalos por montones y de esos tratos de ‘amigos’ de la familia.

Tantos tíos y tantas tía, algunos ‘primos, primas y creo que hasta sobrinas’, en realidad a mis ocho años aún no estaba seguro del parentesco de todos, tan solo tenía claro que mi familia era muy grande.

Trataba de corresponder todo ese amor que me brindaban, ese cariño incondicional, traté de ser buen hijo, papi siempre estaba libre para mí, se escapaba de tío Reborn y del tío Hayato para jugar conmigo, para llevarme de paseo o para contarme de su época de escuela. Con papá, siempre tuve en cuenta las primeras palabras que dijo el día que ‘nací’ y trato de comprenderlo, a veces lo acompaño en su oficina y lo observo hacer su trabajo, aunque suene raro, ese tiempo es tan solo de los dos, en silencios confortables y con la compañía mutua es como si fuera mucho más que eso; bebemos te, alimentamos a Hibird y varios otros pajaritos, algunas veces me permite estar presente cuando entrena, otras veces nos acompaña a papi y a mí en nuestras caminatas.

Es en esos momentos donde papá es más abierto o esa impresión me da puesto papi es como una especie de traductor entre papá y yo.

Papi era el pilar de toda mi familia.

Poco a poco entendí a lo que la Famiglia Vongola se dedicaba, pero, no me importó. Papi jamás haría algo que no fuera necesario, él es bueno y sabe distinguir hechos, agota todas las posibles negociaciones antes de recurrir a decisiones extremas. Todo lo que Vongola hace es por y para el bien de la familia.

Cuando cumplí once años, tío Reborn empezó a entrenarme en el uso de mis llamas, para sorpresa de todos, no fueron tipo Cielo o Nube, no, mis llamas eran del tipo Niebla.

Papá estuvo molesto, solicitó una misión en donde tuviera que ‘morder hasta la muerte’ a varias personas… fue la primera vez que sentí haberlo decepcionado.

Papi dijo que tan solo era  la sorpresa, dijo que no importaban mis llamas papá me seguiría queriendo igual, me dijo que el secreto para hacerlo enorgullecerse de mí era que me hiciera muy fuerte, más que tío Mukuro.

Lo dijo como broma, como esas frases que se les dice a los niños para que dejen de llorar, sin embargo, y pese a saberlo, me lo tomé en serio.

Completé el entrenamiento con tío Reborn sobre el uso de las llamas en tiempo record, punto a mi favor en el libro de papá; luego le pedí al mismo tío Mukuro me entrenara para explotar el potencial de las llamas de la Niebla, después de tanto insistir y prometerle no quejarme, aceptó. En los entrenamientos, aprendía rápido conceptos del uso y los perfeccionaba, los elogios de tío Mukuro, tía Nagi, tío Fran, tío Chikusa, y tío Ken llegaron a los oídos de papá, otro punto a mi favor.

En una práctica, espartana según papi, tío Fran, tía Nagi y tío Mukuro trataban de hacerme caer en sus ilusiones y yo trataba de contrarrestarlas. Todo iba bien, habíamos hecho este ejercicio en varias ocasiones ya, pero esta vez alguien nos vio y su reacción fue escandalosa, me distraje y, digamos que volví a saber lo tortuoso de la espera en una enfermería.

A parte, mis tíos y yo terminamos escuchando un sermón de parte de papi, se preocupó mucho.

Y cuando se enteró papá, bueno, jamás había visto/sentido/escuchado una pelea así de brutal de papá y tío Mukuro.

Volví a decepcionar a papá por hacer preocupar a papi, decepcioné a tío Mukuro, tía Nagi, y tío Fran, además que los metí en problemas.

Nunca había sentido ese ambiente en la casa, el mismo aire se sentía pesado, me aterraba que cada que despertaba viera que esta familia tan solo fue un sueño y, que por mi descuido, el sueño se transformaría en pesadilla. 

Fue hasta que tío Reborn regresó de su visita a los demás tíos que Mukuro-shisho les llama ‘Ex Arcobaleno’ que las cosas cambiaron, escuché balas y los gritos de papi y de mis tíos típicos de un ‘saludo’ de parte de tío Reborn lo que alertó de su llegada.

No bajé a recibirlo.

Al igual que estos días, desde que me dieron de alta, estuve encerrado en mi habitación… temí que él también estuviera decepcionado por haber preocupado a papi y por ser la causa del cambio en la casa.

Encerrado en mi cuarto, acechado por los fantasmas de mi pasado, siendo vigilado por los recuerdos llenos de culpa y dolor, meditando como me enseñó el tío Fong para recuperar el descanso que se supone las horas de sueño deberían darme y también como escape al insomnio inducido por pesadillas; estaba tan aislado, tan sumergido en mi mundo que no noté que tío Reborn había entrado y además estaba sentado en mi cama.

El fuerte olor a café mezclado con una pequeña porción de pólvora fue lo que me hizo buscar la fuente del aroma, claro que me asusté, mis demonios estaban rondando mi mente y de pronto hay alguien en la privacidad de mi habitación y sin mi conocimiento.

--¡Tío Reborn! –apenas susurré.

--Ciao… iré al grano, ¿Qué haces en este lugar perdiendo el tiempo que podrías dedicar a tu entrenamiento de tu llama? –dijo calmado, bebiendo de su café, pero con cierta nota de desaprobación en su voz.

--Lo lamento. –dije en lugar de contestar a su pregunta.

Su mirada se centró en mí, era su manera de hacerme ver que no hablaría hasta que responda lo que desea saber.

>>Fui el responsable de la preocupación de papi, fui el responsable de la pelea entre papá y tío Mukuro, fui el responsable que tío Mukuro, tía Nagi y tío Fran estuvieran en problemas, fui el responsable de la tensión entre mis tíos, fue mi culpa que el aire en la casa se sienta sofocante y duela respirar… es mi culpa lo que está sucediendo en mi familia.

>>No quería volver a ver la decepción en el rostro de mis padres ni en el de mis tíos, no quiero que la familia se rompa por mi culpa. Estoy aquí en mi cuarto para evitarle problemas a mi familia, mis llamas… sigo con el entrenamiento de flujo interno, para controlarlas, para aumentar la resistencia por largos periodos de tiempo. –contesté al fin luego de disculparme.

Esperé en silencio lo que tío Reborn me dijera algo, el silencio se prolongó y creí que no contestaría por lo que volví a mi estado meditativo.

--Bambino, –inició tío Reborn –tu papi siempre se va a preocupar por ti, tu padre y Mukuro siempre pelean, ya se estaban tardando; Mukuro, Nagi y Fran no están en problemas, te diré un secreto, ellos son ‘regañados’ la mayor parte del tiempo por tu papi; los demás miembros de la mansión están acostumbrados a estos sucesos, es prácticamente normal, ellos saben que cuando tu papá y Mukuro han peleado deben ser cuidadosos para no provocarlos nuevamente por lo menos un par de días.

>>Bambino, mírame. –pidió tío Reborn, con temor lo miré a los ojos –No estás en problemas, nada de lo que sucedió es culpa tuya, tu dame-papi sobreactuó, tu carnívoro papá y el sádico de Mukuro necesitaban una pelea entre ellos; tus tíos están acostumbrados a todo lo que sucedió… estas cosas han ocurrido desde antes que tú nacieras.

>>No te encierres, sigue con tu entrenamiento con Mukuro, es más, debes estar orgulloso de poder tener una pelea amistosa contra nuestros tres ilusionistas, los mejores por cierto, tu papi debe estarlo, toda tu familia debe estar flotando de orgullo por tus logros y alentarte a seguir… no ha limitarte, no a hacerte sentir mal por tu fuerza y orillarte a encerrarte del mundo. –dijo el tío Reborn.

Sus palabras, la manera en que lo dijo, me hizo recordar que esta nueva familia en realidad era buena, sé de lo que son capaces, sé que no harían algo para dañarme… tan solo, tan solo me dejé llevar por mi pasado. Me dejé llevar por esas sombras que acechan cuando me siento inseguro, por esas memorias que se encargan de recordarme que nunca podré ser feliz.

Ese temor a que esta nueva es un sueño y tendré que despertar algún día.

Mirando al tío Reborn, traté de forzarme a recordar las miradas de cariño de papi, de mis tíos y también el tono de voz de papá cuando habla de mí, con ese tono lleno de orgullo y satisfacción de llamarme hijo.

Abrazo al tío Reborn, siempre sabe qué decir para hacerme sentir mejor… para el horror de papi y la confusión de mis tíos.

Salí con tío Reborn de mi habitación, me guio hasta el salón principal, ahí estaba toda mi familia reunida, platicando/gritando/jugando como siempre. Parecía que el problema pasado ni había ocurrido, papi me miró y su dulce mirada volvió a asegurar a mi corazón su amor infinito.

Sucedieron varias cosas, tío Reborn regañó a papi, papá estuvo en el mismo salón observando a todos y enviándome algunas miradas que por el leve matiz en sus ojos metalizados me demostraron que era preocupación, algo de culpa, y de una leve disculpa por haberme asustado.

Mis tíos seguían en sus asuntos, para mi alivio no se concentraron en mí y se enfocaron en hacerme preguntas por mi reciente encierro, no obstante sí me incluían en sus pláticas pidiendo mi opinión o pidiendo que les recordara algunos eventos o bromas, también estaba shisho… de alguna manera, el ver la familia a la ahora que pertenecía me daba la fuerza para sobreponerme a mis miedos.

.

.

.

El tiempo pasó, atesoré cada momento que compartí con mi familia y a mis trece años… la suerte de mi ‘vida pasada’ me alcanzó nuevamente.

Papi y papá salieron a una misión junto con mis tíos a quienes llaman ‘Guardianes’, fueron emboscados y todos regresaron heridos, unos más que otros, y papi, papi estaba en observación.

Papá y mis tíos fueron dados de alta, con ayuda de la Llama del Sol sus heridas fueron sanadas en solo un día… a papi no le dejaban salir de la cama, requería cuidados constantes y no me permitían verlo; mis tíos estaban preocupados, papá no se apartaba del lado de papi… algo estaba realmente mal.

Un día, mientras acampaba bajo la ventana del tercer piso donde papi se encontraba, vi que el cielo obscureció, un frío viento recorrió el jardín y de pronto se escucharon gritos desde el cuarto de papi.

Papá gritaba, mis tíos gritaban, el doctor Shamal gritaba… tío Lambo lloraba, tío Fuuta y tía I-pin también; escuchaba que le pedían a alguien que no se fuera, que le necesitaban, que no se rindiera… que pensara en mí y en toda la familia.

No pude moverme, no quise moverme, deseé que no fuera verdad lo que estaba sucediendo.

Esas peticiones, esos ruegos… papi había muerto.

En mi otra vida no conocí a mis padres personalmente, tan solo recuerdos, el espejo que mostraba el más profundo deseo, la noche del regreso de mi enemigo y cuando me dirigía a mi supuesta muerte. En esta vida, donde conocí al fin lo que ‘tener padres’ significaba, el tener alguien que representara todo lo bueno para un niño, la fuente de calor, el símbolo de protección, ese ser con infinito amor… mi papi… conocerlo, sentir sus caricias y abrazos, escuchar sus palabras reconfortantes y el aliento de valor, quien ahuyentaba las pesadillas… mi papi… tenerlo tan cerca, estando siempre ahí… ya se había ido.

Mi corazón dolía, los recuerdos me atormentaban, los gritos provenientes del tercer piso tan solo reiteraban la partida de papi.

Sentí que lágrimas surcaban mis mejillas, no quise limpiarlas pues no dejaban de brotar… mi papi se había ido.

No recuerdo muy bien lo que sucedió después, cuando volví a ser consciente de mi alrededor, estaba en el funeral de papi… con tía Nagi a mi lado.

Había varias personas vertidas de negro, en sus inexpresivos rostros seguían notándose la tristeza, flanqueando el cofre donde yacía papi estaban mis tíos, los Guardianes de la Décima Generación. Tío Takeshi y tío Hayato estaban primero, tío Lambo y tío Ryo les seguían, tío Mukuro y papá eran los últimos, al final de féretro, observando todo, estaba tío Reborn. Se les miraba cansados, derrotados, con la voluntad suficiente para seguir de pie y no dejar que nadie se acercase a papi.

Vi como sepultaban a papi.

Vi cómo adornaban su tumba con flores blancas.  

Vi cómo mis tíos se quedaron hasta que todos los demás se fueron… vi, como uno a uno empezaron a llorar la partida de papi.

Los escuché lamentarse, les escuché rogar una vez más que esto fuera un mal sueño y despertar para ver una vez más a su amado Cielo.

Les escuché discutir el motivo de la muerte de papi, sus llamas estaban inestables, algo les impedía seguir en armonía, alteró el equilibrio y este ataque donde fue obligado a recurrir a todo su poder le hizo mal.

Trataron de rastrear el inicio de la inestabilidad de las llamas de papi, recordaron batallas de cuando empezó a hacer uso de ellas, las peleas más agotadoras fueron una realizada en un futuro alterno y la otra en un conflicto con la familia Simon.

Sin embargo, entre la discusión, también salió a flote el tema de… mi nacimiento.

Debido a sus batallas anteriores, mi nacimiento era riesgoso, papi decidió seguir con el embarazo… luego que nací, él no había usado sus llamas con la misma frecuencia.

Técnicamente, mi nacimiento fue lo que debilitó a papi.

Soy el responsable que papi muriese.

.

.

.

Parece que olvidaron que yo también estaba ahí… no creo que lo hubieran dicho si estuvieran consientes de mi presencia… no es como si de pronto me odiaran por haber nacido… ¿Cierto?... además, el dolor de la pérdida de alguien querido siempre hace decir cosas sin pensar… ¿Cierto?

Tío Fuuta fue quien llegó en mi búsqueda, fue su presencia la que hizo a mis otros tíos darse cuenta que yo estuve presente todo ese tiempo.

Tío Fuuta me tomó entre sus brazos, aún a pesar de mi actual edad, y me llevó con él a la casa, me llevó a mi habitación, me arropó y se quedó conmigo hasta que me quedé dormido.

Al día siguiente no me levanté, me las arreglé para quedarme en cama todo el día, durante la noche estuve despierto y pensé en lo sucedido, ya decía yo que tanta felicidad para mí no era normal.

No estaba molesto con mis tíos, los entendía, en verdad que sí.

Seguía pensando en papi y en su cálida presencia, recordé que él significaba demasiado para mis tíos, por lo que he escuchado fue papi quien les cambió la vida, les brindó una familia y los hizo sentir queridos… así como a mí me hizo sentir.

Y luego yo, con ‘esa’ suerte que me cargo desde mi vida pasada, vine a cambiarles todo el concepto de familia, vine a arrebatarles a papi.

Sí, se los arrebaté, ellos conocieron a papi mucho antes que yo.

Mi solo nacimiento puso en peligro la vida de papi.

Mi sola existencia amenaza la vida de todos mis tíos, de mis seres queridos… de esa familia que papi tanto atesoraba.

Llegó el día y yo me obligué a dormir, llegó la noche y seguí con mis antiguos pensamientos.

Si hubiera una manera de cambiar todo, de evitar que papi muera, si la Bazuca de los Diez Años permite viajar en el tiempo significa que cualquier otro viaje puede ser posible debido a la delicadeza del flujo en este ‘mundo’… una vez fui un mago, fui un poderoso mago, tengo el conocimiento… ¿tendré la magia?

¿Existe el Mundo Mágico en este ‘mundo’?... ¿Podré conseguir un Giratiempo?

Volvió a llegar el día y volví a quedarme dormido, no quería ver la luz del día porque significaba que no volvería a ver a papi, sin embargo, si me decidía por ‘jugar’ con el flujo del tiempo, debería estar consciente que mi existencia podría estar en riesgo… incluso podría significar que yo no nacería.

Llegó la noche y mi antigua determinación se hacía más fuerte: aun si yo no llegara a nacer, mis tíos seguirían teniendo a papi, papi estaría vivo, infundiendo calor, dulzura, aceptación, justicia y ese algo que mantiene a la familia unida.

Llegó un día más y esta vez no dormí, salí de mi habitación, salí al jardín trasero y empecé a meditar, explorar mi interior, buscar cualquier indicio de magia en mí.

Había muy poca, era solo residual, y no tenía barita para canalizar esa magia… en mi meditación pensé en otra manera de obtener un Giratiempo, ir en busca de una Comunidad Mágica era imposible, si hasta ahora no recibí noticias de ese Mundo significa que no hay tal cosa como Magia en este ‘mundo’.

Un pensamiento me llevó a otro y a otro y a otro y otro más, de alguna manera terminé hallando una solución al pensar en shisho, en tío Flan y en el tío Verde.

Había una máquina que tío Verde creo para shisho y tío Fran para fortalecer sus ilusiones… incluso hacerlas reales.

Esta mi única manera de cambiar… de evitar la muerte de papi.

.

.

.

Entré al laboratorio de tío Verde, con mis habilidades no fue problema, busqué en sus archivos, sus inventos, y cada vez iba más hacia las fechas pasadas, encontré esa máquina en lo más profundo de su laboratorio.  

No me sorprendió que el laboratorio estuviera vacío, tío Verde y mis otros tíos y tías ‘ex Arcobaleno’ deben estar en una reunión donde estarían discutiendo la partida de papi y lo que su ausencia significaba para Vongola.

Me coloqué el dispositivo, visualicé el Giratiempo, hasta el más mínimo detalle que podía recordar y usé mis llamas de Niebla para materializarlo, sentí que mis llamas eran absorbidas sin compasión, sentí que perdería el conocimiento en cualquier momento… hice uso de la poca magia que poseía y hubo una explosión.

Desperté entre humo y un olor a plástico quemado, la máquina de tío Verde estaba hecha trizas, y, un Giratiempo yacía en mi pecho, como pude salí del laboratorio, me escondí en un cuarto de almacén y al fin me di tiempo de admirar la ilusión hecha materia… tan solo rogaba que funcionara.

No pasó mucho para que me encontraran.

Me cuestionaron, tío Verde me regañó por entrar a su laboratorio, de maneras distintas mis tíos me pedían que les contara lo que hice en el laboratorio y lo que ocasionó la explosión… no les dije nada.

No quería que se opusieran a mi plan, no quería que interfirieran con su felicidad si llegaba a evitar que papi se fuera.

No me atreví a ver a la cara a mis tíos, mucho menos a papá, no quería ver la decepción en sus ojos.

Me decidí a realizar mi plan en cuanto me dejaran solo, que no fue sino hasta tres días después… mientras tanto descansé, recuperé la fuerza para usar mi llama y mi magia, aunque poca, es bastante útil.

Dejé una nota donde les explicaba lo que haría: ir al pasado, evitar que papi usara sus llamas al máximo en la batalla de la familia Simon y quizá, evitar mi nacimiento, no haría nada extremo, tan solo les comentaría lo peligroso que es que papi y papá el que no usaran ‘protección’.

Básicamente eso era lo que haría… para regresarles a su Cielo.

Ya en el prado donde me gustaba meditar saqué el Giratiempo, con el uso de mis llamas y mi magia logré que cada vuelta contuviera más años, fue una sensación peor a la de Aparecer, al llegar al tiempo que el artefacto pudo, se desvaneció.

Época correcta o no, ya no había vuelta atrás… literalmente.

Al abrir mis ojos, desperté justo a tiempo para observar un atardecer repleto de colores naranja, rojos y algunos violetas.

Estaba vivo, eso ya era un punto a mi favor.

Saqué una fotografía, el único recuerdo de ‘la vida’ feliz que tuve, y me decidí a ir a Japón.

Aunque primero debía confirmar la fecha.

Fue estresante, buscar la manera de llegar a Japón por mis propios medios, se supone que yo no existo y por lo tanto no tengo contactos, no tengo conexión con la familia Vongola, por la falta de mi información personal o registro de mi existencia podría ser catalogado como una amenaza… estaba solo.

Pero no so-era, no era el Niño-que-vivió por nada, sobrevivir era lo que mejor solía hacer.

Llegué a Japón en una semana, dos días más y llegué a Namimori, busqué a alguno de mis tíos, al encontrarlos luego del horario escolar intenté acercarme pero me detuve antes de interrumpir la plática/discusión de tío Takeshi y tío Hayato.

Como dije, estaban discutiendo, tío Hayato hablaba fuerte y rudamente, tío Takeshi tan solo sonreía, ambos caminaban por el centro comercial, algo nada extraño, pero, luego, fueron interrumpidos… por papi.

Volver a ver a papi fue, como un golpe en el estómago.

Me quitó la respiración, mi cuerpo se paralizó, mis ojos de cristalizaron… papi se veía tan, tan, feliz.

Sonreía y hacía una especie de grito raro, se veía nervioso de interrumpir a mis tíos pero, a pesar de esto, papi se veía feliz.

Disfrutaba de su compañía, se veía tan relajado… se veía libre.

No lo pude evitar.

A penas verlo, empecé a llorar, papi estaba ahí, feliz, riendo y disfrutando del día con mis tíos.

Mis tíos eran felices y se les veía diferente cada que papi les sonreía.

Así que esa era la vida que todos atesoran, cuando podían reír sin preocupaciones y sin ese tenso aire que les hacía mirar a sus espaldas a cada momento cuando no estaban en la casa o que se escuchaba un ruido fuerte y desconocido.

Tan abrumado estaba con los recuerdos, con las posibilidades y con mis lágrimas que no sentí cuando alguien se colocaba frente a mí.

--Oye, tranquilo, tranquilo. –me decía una dulce voz, suave y con una nota de preocupación, sentí que me acariciaban la coronilla de mi cabeza tratando de infundir consuelo –¿Acaso estás perdido?  Te llevaré a tu casa, ya no llores. –seguía la voz.

Traté de calmarme, abrí mis ojos y me encontré cara a cara con papi.

Esa voz, aunque más joven, sí que se me hacía conocida.

Era la voz que me había dado la bienvenida a este mundo.

Verlo tan cerca, sentir su calor y escuchar su voz nuevamente, saber que estaba vivo y que me miraba con sus amables ojos acaramelados… volví a llorar, era un llanto silencioso, ese llanto donde las lágrimas siguen saliendo sin importar cuando te esfuerces por detenerlas.

Me lancé a sus brazos, se asustó, lanzó ese grito extraño y por lo que escuché le decía a tío Hayato que estaba bien.

Supuse que con lo sobreprotector que tío Hayato es tuve suerte que no me golpeara en pleno acto.

Papi me devolvió el abrazo y como cuando era un niño, me quedé dormido en su regazo.

.

.

.

Sí, vine para prevenirle, vine para tal vez impedir mi nacimiento, vine para protegerlo, pero, eso no significa que no me permita este pequeño acto egoísta de volver a sentirlo, de volver a sentirme protegido por su mera presencia.

Desperté por el sonido de una explosión, desperté en lo pensé era el cuarto de papi, alguien más estaba en la habitación.

Era el tío Reborn.

Si no lo conociera, si no habría sido testigo de su lado amable y cariñoso, seguramente ahora estaría muy asustado.

Su forma de bebé, Leon convertido en Bazuca y apuntando a papi mientras lo interrogaba… era algo que no había visto y nunca creí los rumores.

Como tío Reborn me vio despertar, actuó de manera civilizada, Leon volvió a su forma original, papi se volvió y me dedicó una sonrisa que pretendía relajarme.

En la habitación también estaban tío Takeshi, tío Hayato, tío Ryo, tío Mukuro en el cuerpo de tía Nagi, y podía sentir a papá al otro lado de la ventana.

--Podrías explicarme, niño ¿Por qué tienes un anillo con el escudo Vongola? –preguntó tío Reborn.

Todos estaban expectantes, incluso papi quien hacía lo posible por no dejar que tío Reborn se me acercara.

Supongo que la batalla con Varia ya se llevó a cabo, y parece que la batalla en el futuro también si los anillos que tienen se parecen a los que me contaban cómo eran.

Tan solo falta la batalla de la familia Simon.

Debía hacer algo, debía decir la verdad, si miento, la mayoría se daría cuenta pero a la vez, si digo la verdad el equilibrio espacio-tiempo podría dañarse.

Sí claro, como si en verdad me pusiera a pensar en las leyes de la física y universales ahora que ya rompí como dos millones de ellas.

Tío Reborn un día me dijo que las mejores mentiras eran las que decían la verdad a medias.

¿Qué tan preciso se puede llegar a ser?

Nadie me conoce, nadie sabrá la otra mitad de la mentira, y si tío Lambo usa la Bazuca de los Diez Años seguirán sin conocerme, es dentro de veinte y tantos donde ‘yo’ estaría apareciendo.

No tengo nada que perder.

No si es para la felicidad de mis tíos, de papá y de papi.    

--Lo que voy a decir, es verdad y les pido que me crean y escuchen antes de hacerme preguntas.

Dije para llamar su atención, empezaría con decirles que vengo de futuro y que les conozco desde que era pequeño, les diré que algo le sucederá mi pa- mis padres. Y que ese algo pudo haberse evitado en esta época. Vine a evitarlo, no es necesario que interfieran, y no responderé a preguntas que pudieran hacer cambios en el futuro.

A quien debo convencer es a tío Reborn, ya que mis demás tíos confían en él, se lo probaré contándole ciertos hechos que tan solo él sabe, los Arcobaleno por ejemplo.

Estoy seguro que algunos querrán sacarme información, también estoy seguro que alguien me regañará por tan egoísta razón para jugar con el espacio-tiempo, y es donde les diré que en mi plan, lo único que esté en riesgo es mi ‘posible’ existencia.

Me pedirán mi nombre, y yo les daré uno falso, no quiero que me llamen con el nombre que papi eligió para mí, no me gustaría que cada que lo mencionan me aferre más a un futuro que ya no es para mí.

Estos trece años fueron los más felices de mi vida, de mis ‘dos vidas’, así que no me quejo. Además, en esta época podré convivir más con papi y un poco más con papá, sin reuniones ni misiones ni papeleos de por medio.

Les daré mi otro nombre, les diré que mi nombre es Harry Potter, tío Reborn dirá que es falso y le diré que ese es el nombre de un sobreviviente, al igual que yo lo intentaré ser. 

 

 

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


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