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Segunda oportunidad. por DanTamMu13

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Notas del fanfic:

Primero que nada les quiero agracer por asomarse a leer.

A diferencia de mi primer fic, este no será songfic, por lo que hay más historia en cada capítulo. 

Recuerden dejarme sus opiniones y comentarios en sus reviews, que me ayudan muchísimo a corregir lo que hago mal.

 

Notas del capitulo:

No son capitulos muy largos; pero mejor así y les dejo un poco de suspenso jajajaja

Bueno no, en realidad es para que no se aburran de leer un chorro en una sola página.

Les dejo el fic, espero les guste.

Y ahí estaba yo, esperando que mi novio llegara a nuestra cita, ya reagendada por cuarta ocasión, y es que siempre era lo mismo con él. Entendía su situación; pero a veces parecía que sólo era falta de interés más que falta de tiempo.

 

Llevaba ya una hora de retraso en la hora quedada; pero yo aún tenía esperanzas de que llegaría, sí, quizá muy tarde; pero prefería pensar que estaría a mi lado al final del día. Y al final, dos horas y media después de la hora acordada, seguía yo sólo en aquella mesa en el fondo de un salón de su restaurante favorito. ¿Cómo habíamos llegado a eso? Era una excelente pregunta, después de todo, juraba que estábamos bien cuando de pronto dejó de aparecer a nuestras citas.

 

Me puse de pie, pagué lo poco que había consumido, únicamente en bebida y dejé el establecimiento. Miré a través del estacionamiento, había sólo 3 autos, uno de ellos el mío, era nuevo, quería enseñarle eso también. Era, nada más y nada menos que, un Bugatti Chirón 2017, era mi nueva adquisición.

En la televisión siempre dejaban al pobre por el interés en el dinero de un rico; pero se suponía que él me amaba, desde antes de saber que yo poseía demasiadas propiedades y muchísimo capital. Aun así, un día, de pronto, parecía que no recordaba estos dos años que había dedicado a él.

 

-        Diga. – contestó Itachi, mi hermano, a través del altavoz que había puesto una vez me dispuse a manejar de vuelta.

-        Me dejó plantado. – dije sin rodeos.

-        Sasuke, es la cuarta vez, ya deja de desgastarte por ese chico. – insistía él.

-        Lo dices como si fuera así de fácil. – aseguré.

-        No, no lo es; pero llevas tanto sufriendo por él, que algún día deberías entender.

-        ¿Crees que haya alguna posibilidad de que fuera por tener que cuidar de Yuki? – pregunté esperanzado.

-        Siempre dice eso; pero no es como que viva solo para no poder dejarlo una sola noche a la semana. – argumentó Itachi.

 

Sabía que tenía razón, no pedía demasiado, no exigía verlo todo el tiempo, tampoco pretendía verlo cada semana, generalmente lo veía cada dos semanas, aunque ahora llevábamos dos meses sin vernos, aunque eso sí, faltaba a la cita y al día siguiente me llamaba para darme una excusa por la cual no había podido asistir.

 

-        Tienes razón. – murmuré.

-        Ya, deja de herirte. Eso es demasiado, hasta para ti.

-        Lo sé, gracias.

 

Colgué sin esperar respuesta de Itachi, estaba seguro que me sermonearía por seguir intentando algo con alguien con quien no tenía posibilidad alguna. Así me decidí. Manejé hasta su casa y lo llamé, para no obtener respuesta, como siempre, entonces opté por llamar a la puerta.

 

-        Buenas noches. – saludaba la niñera contratada para cuidar del pequeño, una joven chica llamada Hana.

-        Hola, Hana, ¿está Gaara? – pregunté de manera cordial.

-        Seguro, permítame.

 

Abrió la puerta, dejándome pasar. Entré y me senté en la sala de estar, esperando a que Gaara bajara y dejara a un lado su ocupada agenda-

 

-        Sasuke, lo lamento muchísimo, verás… - comenzó hablando al verme.

-        No – atajé interrumpiendo su excusa. -, llevas dos meses haciendo esto cada vez que vamos a vernos, es más que suficiente, una excusa más y me largo. – dije seguro, en un tono frío, inexpresivo.

 

Gaara suspiró fuertemente, como si hubiera algo que ya no pudiera evitar. Se acercó y se sentó en el sillón frente a mí.

 

-        Es por Yuki, no puedo seguir saliendo como si tuviera 15 años, Sasuke. Tengo 20 años, y tengo un hijo, no puedo andar por ahí con un novio dejando de lado mi prioridad. – argumentó seguro.

-        No te pido que lo olvides, mucho menos que lo dejes. Tiene niñera las 24 horas del día, los 7 días de la semana; ¿pero me estás diciendo que no tienes 3 horas en la semana para verme? – atajé molesto.

-        Necesitas entenderlo, no puedo sólo dejarlo.

-        Entonces preséntamelo. – ofrecí.

-        ¿Qué? – cuestionó completamente sorprendido.

-        Llevamos saliendo dos años, no es nada nuevo. He sabido de Yuki desde el principio, y sé que es pequeño, que no puedes presentarle a todo el mundo; pero si queremos que esto funcione, si quieres que funcione como lo quiero yo, no necesitarías presentarle a nadie más después. – a pesar de mi rostro serio, realmente lo decía en serio.

-        Sasuke, no es tan fácil. – dijo en un tono de voz bajo.

-        Gaara, vamos, no te conocí ayer. Y dos años me parece que son suficientes. He querido conocerlo desde el inicio; pero nunca me lo has permitido. – expliqué.

 

Y entonces lo miré, y lo entendí. No tenía intenciones de presentarme a su hijo, él no sólo no creía que fuera una relación tan seria. No la quería.

 

-        No has tenido intenciones de presentármelo nunca, ¿cierto? – pregunté dolido.

-        Tú buscas algo mucho más serio que yo. – admitió.

-        Entonces a eso se reduce todo. A que llevo dos años como imbécil esforzándome por alguien que no lo valía, porque no le importaba.

 

Gaara guardó silencio, se puso de pie y caminó hacia la puerta, me miró fijamente y sólo lo escuché decir “Creo que es hora de que te vayas”, dicho eso, me acerqué a él, crucé la puerta directo al auto, subí y manejé hacia casa.

Una vez llegué, entré a mi habitación, pidiendo al servicio de la casa que me dejaran estar solo. Me encerré sin deseos de salir pronto.

 

No iba a llorar, no lo hacía nunca, y no comenzaría por un chico cualquiera. Hasta ese momento me percaté de muchas actitudes que él siempre había tenido conmigo. Ahora ya no importaba lo que hubiera sido.

 

No dormí realmente, sólo me mantuve recostado un largo tiempo durante la noche, hasta que finalmente llamaron a la puerta. Supuse sería algo importante, después de todo, las órdenes habían sido claras.

 

-        Adelante. – invité, mientras me incorporaba en la cama, sentándome.

 

Volteé y encontré a la nueva pareja de mi hermano cruzando esa puerta, no tenía nada que hacer ahí, él vivía en una ciudad relativamente alejada de ahí. No era tanto tiempo, es decir, eran sólo 6 horas de camino, si no conducías como Itachi, o como yo.

 

-        ¿Qué necesitas, Sasori? – aunque era un poco parecido a mi ahora ex novio, en cuanto a personalidad, era totalmente diferente.

-        Itachi me pidió hablar contigo hoy. – dijo igual de serio que de costumbre.

-        Ajá, habla.

-        Toma. – sí, esa era la charla que él y yo teníamos regularmente.

 

Tomé las hojas que me extendía, en las cuáles hablaban de carreras, las mismas que ofrecía la escuela donde Itachi daba clases de idiomas. Eran todas las carreras típicas, Psicología, Contaduría, Gastronomía, Biología, Medicina, Diseño Gráfico, Animación, Locución, entre otras carreras comunes.

 

-        ¿Sigue hablando de que debería estudiar una carrera por muy sencilla? – pregunté sin mirarlo.

-        Todo el tiempo. – aseguró.

-        Esta no suena nada mal. – aventuré.

 

Una hoja hablaba de programación, orientada a aplicaciones, videojuegos, y todo lo programable a través de la plataforma de Java. Era una carrera no tan conocida, y era suficientemente difícil para no tener que pelear con gente imbécil todo el tiempo.

 

-        Lo pensaré, así que, con tu trabajo hecho, te recomiendo que regreses antes de que sea más tarde. – invité con muy poca elegancia.

-        Me quedaré un rato, el camión sale en 3 horas. – dijo para salir de mi habitación.

 

Me puse de pie, tomé un cambio de ropa y entré al baño, me duché rápidamente, me vestí, cepillé los dientes, peiné, perfumé, y una vez bien vestido, salí del baño para buscar a mi actual cuñado, o por lo menos al de turno.

 

-        Sasori, ¿desayunas? – pregunté en seña de oferta.

-        Seguro.

 

Me siguió a la cocina, entramos y el desayuno estaba ya preparado, nos sentamos, tomé el periódico y comencé a comer mientras leía. Él pidió el control de la televisión y miró las noticias unos minutos. No hablábamos, sólo nos hacíamos una extraña compañía.

 

-        ¿Cómo resultó lo de Gaara? – preguntó de repente.

-        Seguro, tenía que contarte ese maldito. – dije bastante molesto.

-        ¿Tan mal? – preguntó sin mirarme.

-        Terminamos.

 

Nuevamente silencio. No es que me molestara, después de todo, estaba acostumbrado a eso, y ¿cómo no? A mis 21 años vivía solo desde hacía ya dos años.

 

-        ¿En esta ocasión sí tienes camión? ¿O de nuevo deberías regresar conmigo? – pregunté mientras él seguía en la televisión y yo en el periódico.

-        Conoces a Itachi.

-        Ese imbécil. – susurré.

 

Guardamos silencio nuevamente, tenía dos opciones, dejar a Sasori sano y salvo en mi auto, o pagarle el pasaje de regreso. Lo medité unos minutos, y sin decidirlo, terminé el desayuno y me levanté de la mesa, dejándolo con el servicio.

 

Hice unas llamadas a la oficina, a mi corta edad me dedicaba a mantener la compañía que mi padre había dejado unos años atrás. Se había retirado, y como Itachi había decidido seguir con su carrera de profesor, la empresa había quedado a mi cargo. Sólo conseguí postergar unas cuántas citas que tenía programadas para ese día, no me apetecía ir, además, probablemente le daría el gusto a mi hermano de llevar a su novio, aunque sólo fuera para regresarme de nuevo.

Tras aquellas llamadas apagué el celular exclusivo de la oficina, y me dirigí a una habitación especial, donde tomé algunos dulces especiales, los cuáles mis padres amaban. No tenían azúcar, ya que nuestra madre había resultado diabética, por lo que, en esa casa, hasta papá había dejado el azúcar. También tomé unos chocolates, para Itachi. Eran cosas que sólo vendían en la capital, donde vivía, por lo que siempre que iba, aunque fuera una hora, me esperaban con ellos.

 

Comencé a guardarlos en unas bolsas transparentes, dando la impresión de ser recién comprados. Y es que no era que no hiciera el esfuerzo, sino que prefería tener algunas provisiones, por este tipo de circunstancias, donde iba de improviso.

 

-        Señor Uchiha – me llamó una chica del servicio. -, le llaman, es urgente, es su madre.

 

Ella nunca llamaba, a diferencia de los demás padres del resto del mundo, por lo que de inmediato me sorprendí. Bajé las bolsas para atender lo más rápido posible.

 

-        Mamá, ¿qué pasa? – pregunté apenas puse la bocina en mi oreja.

-        Sasuke – a juzgar por su tono de voz, había llorado; pero no estaría dispuesta a que los demás la escucharan. -, necesito que vengas acá, es tu padre.

-        ¿Qué sucedió? – pregunté un poco intranquilo.

-        Le han diagnosticado cáncer pulmonar en fase terminal. – explicó aguantando de maravilla el llanto.

-        ¿Cuánto? – pregunté sin poder decir más realmente.

-        Unos meses.

-        Voy para allá.

 

Colgué y me dejé caer unos segundos. Había soportado perfectamente bien la ruptura con quien creía el amor de mi vida; pero escuchar eso, el saber que mi padre estaba muriendo era mucho más de lo que podía soportar. Sí, no éramos una relación padre-hijo ejemplar, a decir verdad, peleábamos más de lo que estábamos bien; sin embargo, era mi padre, quién me había enseñado todo lo que ahora sabía. Me puse de pie nuevamente, haciendo una llamada antes de salir de esa casa.

 

-        ¿Sí? – respondía al otro lado de la bocina un viejo amigo de la familia.

-        ¿Minato? – pregunté sin ocultar el temblor de mi voz.

-        Sasuke, ¿también te han llamado ya? – preguntó preocupado.

-        Sí, ¿irás? – pregunté curioso.

-        No, por ahora será mejor que sea un asunto familiar.

-        Eres familia, siempre lo has sido. – le aseguré.

-        No me refiero a esa familia, Sasuke.

-        De acuerdo, ¿puedo encargarte la empresa? No sé cuándo vuelva. – le expliqué apenas.

-        Seguro.

-        Gracias, te llamaré cuando lo vea.

 

Colgué nuevamente. Minato Uzumaki era un viejo amigo de mi padre, aunque un poco más joven, ciertamente menos enfermo, por lo que podía ayudarme, aunque fueran unos meses.

 

Me apresuré, le pedí al servicio que preparara a Sasori, tomé una maleta, guardando algo de ropa, si me hacía falta, ya la compraría. Llevé lo esencial, tomé las bolsas de dulces y salí de aquella casa.

Notas finales:

Espero que les haya parecido, al menos, algo que vale la pena seguir un poco a ver como lo compongo. Sé que es muy triste desde el inicio, de verdad lo sé; pero les juro que no siempre será así.

Gracias por haber leído, no tienen idea de lo feliz que me hacen.

Y RECUERDEN, DEJEN SUS REVIEWS :3

Les quiero, nos seguimos leyendo, buenas a todos ;)


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