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Tratando de encajar (No tan bien) por Kat-tururu

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Notas del capitulo:

Ya sé, no debería... pero!!! Aquí estoy, vaya, este capítulo sí que es largo. De hecho este fic estaba pensado para ser sólo un one shot, pero creo que ya no soy capaz de escribir esas cosas nunca más. Siempre hago historias larguísimas.

En fin, espero que sea de su agrado :D

Algunas cosas que aclarar. 

-Estoy tomando como referencia algunas pequeñas cosas del comic, muy mínimas, todo lo demás es en base a la línea cinematográfica de X-men con ligero cambios para acomodar la historia.

-Es un universo de almas gemelas donde cada quien recibe el nombre de su alma gemela tal como Erik y Charles.

-Puse una advertencia de Shota! Aunque en realidad no creo que encaje dado que aunque le he cambiado la edad a Peter, sigue siendo perfectamente legal! Pese a que Logan sea un viejo(?)

Anyway! Nos estamos leyendo!

La mansión por las mañanas, pese a que los cuartos estuvieran recubiertos con madera para guardar calor, se encontraba templada de modo que los cuartos solían ser más fríos de lo normal; sin embargo, con el calor de ese verano, Peter agradecía que su cuarto estuviera frío y no como una sauna de hotel. El calor hacía que el yeso de la pierna le molestara más de lo normal y si antes era una molestia, con el tempestuoso calor de la tarde se volvía prácticamente un infierno. Pese a sus quejas y sus constantes rabietas en las que casi rogaba por deshacerse de esa cosa, el doctor que le atendía y lo revisaba cada semana había advertido que mientras no descansara y se cuidara la recuperación tardaría más tiempo de lo que él podría soportar, por eso trataba de hacer caso, usar sus muletas y caminar paso a paso sin caer en la desesperación que estar así le ocasionaba. La lentitud no era para su vida, eso era algo que todos sabían y de vez en cuando Jean usaba alguno de sus trucos mentales para calmarlo y sobre todo para detener sus quejas constantes.

La vida ahí era algo a lo que se había acostumbrado rápidamente, su madre parecía contenta de verlo sano y salvo después del desastre que Apocalipsis ocasionó en todo el mundo y sobre todo después de aquella pelea en la que actuó valientemente por una causa justa. No podía ocultar que aquellas palabras le habían avergonzado cuando su madre lo abrazó al borde de las lágrimas y lo examinó como buscando heridas que los doctores no hubieran identificado. Fuera de la fractura de su pierna y del trauma ocasionado por el tipo loco que quería dominar al mundo, todo estaba bien en él, pero su madre con una expresión de dolor y el ceño fruncido lo acuñó en sus brazos y le dijo lo agradecida que estaba de verlo bien. Había sido todo un acto, pero el cariño que su madre le brindó le hizo sentir mejor, sobre todo cuando le comunicó sus intenciones de quedarse con el profesor y de volverse parte de los X-men. Su madre, reluctante, accedió y le dio su apoyo al ver en la persona nueva en la que su hijo se había convertido. Después de aquella pelea y de los golpes emocionales que tuvo, definitivamente había terminado siendo una persona diferente que ahora tenía un propósito. Ya no sólo era un mutante con un poder que no servía más que para satisfacer sus complejos cleptómanos, era parte de algo en lo que por fin podía ser de utilidad y aquello lo hacía sentir mejor.
Sin embargo, no todo era completamente tranquilo en su vida como cualquier persona querría, aún existía la constante rutina de evadir lo más posible a Erik, quien había estado en la mansión desde que toda aquella locura había terminado. El hombre había ayudado, junto con Jean a reconstruir la mansión y mientras esta estaba siendo remodelada por dentro y llevada a su estado normal, el hombre se había quedado allí y disfrutaba de la tranquilidad que aquel lugar le traía, usualmente lo veía cercano al profesor, siempre comía con él y la mayor parte del tiempo, cuando Charles no estaba ocupado, ambos disfrutaban de la compañía mutua y pasaban tiempo jugando ajedrez o compartiendo anécdotas mientras recorrían la casa o el jardín. Ver a su supuesto padre tan amable con Charles le hacía pensar que trataba de congraciarse con el profesor por haber puesto en peligro su vida una vez más. Y pese a que cualquier otra persona habría rechazado esos intentos de amabilidad y arrepentimiento, el profesor lo permitía con sinceridad y parecía en realidad como si para él lo que Erik había hecho fuese completamente irrelevante. Raven le había comentado que era imposible para Charles odiar a Erik, desde que ambos llevaban sus nombres escritos en la espalda. La rubia le contó la historia brevemente de cómo Charles recibió el nombre de Erik en el omoplato izquierdo y de cómo lo conoció. Al parecer Erik llevaba el nombre de Charles en el omoplato derecho así que ambos eran almas gemelas, de modo que no importaba la cantidad de veces que Erik hubiera dejado a Charles, este siempre lo perdonaba porque su lazo iba más allá de cualquier cosa. Por un momento aquello le pareció egoísta, pero él no estaba capacitado para criticar ese tipo de lazos.

Aún con todo el tiempo que Erik pasaba con Charles, había momentos en que se topaba con el hombre y evadirlo con aquella lesión en la pierna era una situación embarazosa. Algunas veces podía ignorarlo si se encontraba con alguno de los estudiantes, o si notaba al hombre antes de que se acercara.

No siempre era así y las veces que estaban en la misma habitación o en el mismo camino, era notoria la tensión que emanaba de Peter y aunque Erik no fuese telepata, no necesitaba mucho para percatarse de la manera tan incómoda en la que se sentía el muchacho estando cerca de él, ni tampoco pasaban desapercibidas las miradas que Raven, Hank y la chica, Ororo, le daban cuando Peter se levantaba y se iba tan pronto como le era posible luego de que él se adentrara a alguna sala o la cocina o cualquier lugar en el que estuvieran.

Erik no era una persona que se preocupara demasiado de lo que la gente pensara de él, nunca se había reservado sus opiniones y tampoco solía dejar que le afectara el hecho de que alguien le tuviera miedo o le incomodara su presencia. Sin embargo, que Peter mostrara tan evidentemente la molestia e incomodidad que le provocaba estar cerca de él, lo molestaba y ciertamente lo encontraba irritante. Algunas veces se decía que el comportamiento de ese mocoso no debía importarle y mucho menos molestarle, pese a eso cada vez que sucedía tenía la intención de aclarar cualquier malentendido que tuvieran o al menos amedrentarlo sabiendo que aquello no haría más que aumentar el sentimiento incómodo y de tensión que había entre los dos.

La primera vez que lo conoció se había dado cuenta que era un mocoso, sólo eso, con un gran poder, pero al fin y al cabo un muchacho inmaduro. En su odisea al salir del pentágono no tuvo mucho tiempo de charlar con él, tampoco de entablar una amistad o de hacerle ver que sus principios eran correctos, no que le importara de todos modos, pero estaba seguro que luego del fiasco de la casa blanca y de su relación con Apocalipsis, el muchacho tenía razones para creer que él era el malo y dicho hecho le irritaba más de lo que él quería admitir.

Logan alegaba que era por la mala vibra que lo rodeaba y más veces de las que podía contar, el veterano de guerra defendía a Peter de su comportamiento, con un puro en la boca y con la mala actitud que siempre le había conocido, o al menos que le conoció desde los sucesos con Tasker.

El tan inusual Wolverine se había unido a la causa de la pelea contra Apocalipsis por azares del destino, luego de que Jean, Scott y Kurt habían logrado sacarlo de su celda de acero presurizado y este los ayudara a salir deshaciéndose de los guardias de una forma salvaje que más de una vez asustó a la chica y a los dos jóvenes, consideraron al hombre una ayuda más que una amenaza. Sin embargo, Logan no era el animal que parecía ser y una vez pasada la catarsis de la liberación y que recordara que estaba caminando en sus pies y que ya no había nada que lo atara, intentó escapar, sin decirle mucho a los niños que estaban frente a él. Algunas semanas después Logan caminaría hasta la mansión recién construida de Charles por su propia cuenta y este mismo lo recibió como un viejo amigo pese a la confusión clara en el rostro de Logan. Nadie más allá del profesor y Jean sabía lo que había en la mente y las razones por las cuales Wolverine se quedó, pero sus funciones de chaperón/maestro/malhumorado parecían no molestarle a Charles y mientras Logan insistía en que estaba allí por la comida gratis y el alojamiento, el profesor le ayudaba a traer sus recuerdos poco a poco en terapias privadas.

Para Charles aquello no era más que hacer algo para agradecerle a Logan por haber mantenido a sus alumnos sanos y salvos. Sin embargo algo de los recuerdos había ayudado a que recordara a Charles y a Erik, incluso a Hank y a Raven quienes lo recordaban a la perfección. Logan recordaba también al molesto niño, aunque estaba seguro de que los recuerdos que tenía de Peter y de todos los demás provenían de memorias que se sentían un tanto ajenas aunque específicamente no podía decir por qué. Desde que su vida era un ligero caos y sus memorias no eran precisas, no se preocupaba demasiado por enterarse de la vida de nadie aunque por una razón interior que ni él comprendía, defendía a Peter de los comentarios repetitivos de Erik acerca de su comportamiento y su notoria incomodidad cada vez que él se hacía presente. Peter solía rondar cerca de él, preguntarle cosas y molestarlo, con el paso del tiempo se le hizo menos molesta la presencia del muchacho puesto que no se podía mover mucho y él no era una persona que le gustara pasear ni nada por el estilo. Ambos estaban sujetos a una tranquilidad que los hacía estar juntos para pasar el rato y Logan estaría mintiendo sino decía que escuchar a Peter aunque fuesen puras tonterías lo que decía, lo tranquilizaba y alejaba las punzadas de recuerdos que pugnaban por salir a flote de la manera más dolorosa que pudieran. Poco a poco la atmósfera creada entre ellos fue notoria para todos y aunque la mayoría pensaría que en cualquier momento Logan terminaría cortando a Peter por la sarta de impertinencias que decía, en realidad este disfrutaba que Peter no lo tratara con unas pinzas como si en cualquier momento fuese a quebrarse y a dejar salir al animal que el maldito de Striker había metido en él. No negaba que algunas veces ni Peter podía despejar la nube gris de su mente, pero al menos era gratificante tener a una persona que no se sintiera en un campo minado cada que hablaba con él.

La tarde comenzaba a traer el calor que por las mañanas desaparecía y que se adentraba por los ventanales abiertos de la estancia, y mientras escuchaba a Peter quejarse una vez más por el yeso de la pierna y de cómo tenía ganas de comer una hamburguesa, Logan miraba un partido de futbol americano en la pantalla recién colocada de la estancia de descanso que el profesor mandó a acondicionar para los alumnos, con las piernas extendidas y cómodamente recostado en el sofá. Era imposible que Peter no se quejara, pero cada vez más se daba cuenta de que ignorarlo era fácil hasta que el mocoso realmente trataba de llamar su atención invadiendo su espacio personal o molestándolo de más a su costumbre normal.

-Nunca he entendido nada de estos tipos golpeándose los unos a los otros y tratando de llevar esa pelota, entiendo la adrenalina de correr, pero mi mamá nunca me dejó hacer deporte porque decía que no era justo –Peter tomó una bocanada de aire se encogió de hombros y prosiguió con su verborrea –de cualquier manera nunca me gustaron los deportes, pero cuando tenía 10 tenía que controlarme durante las clases de gimnasia aunque eso no me detenía de jugarle bromas al entrenador y algunos niños los notaban y me reportaron. Nunca tuvieron manera de explicar lo que yo hacía.

Logan le miró con una ceja enarcada y cruzado de brazos mientras se acomodaba en una posición más cómoda para su espalda en el sofá. Le sorprendía la manera tan rápida que Peter tenía de hilvanar las cosas, aunque en cierta manera el muchacho era un dolor en el trasero porque era casi imposible callarlo.

-¿Tu haces deporte? Matar gente no cuenta, ¿qué tal algo de box? ¿Karate? ¿Haces karate? ¿Golpeas tipos en tu tiempo libre?

-No hago karate, niño. -Fue la respuesta escueta de Logan, aunque Peter ya estaba acostumbrado a ese tipo de respuesta y continuaba hablando de cualquier cosa que se le ocurría.

-¿Acaso los músculos te nacieron por arte de magia? Seguro hacías algo muy pesado, levantamiento de pesas o algo por el estilo –Peter alargó su brazo para alcanzar el hombro de Logan y lo presionó fingiendo una mueca de esfuerzo – ¿lo ves? Duro como acero.

-Adamantium... -Masculló Logan y Peter elevó una ceja.

-Ada... ¿qué?

-Adamantium –Una voz ajena a los dos repitió la palabra –Es por eso que podía sentir metal en ti.

Peter casi se congela ahí donde estaba sentado. No sólo por el hecho de que había descubierto que Logan tenía metal en su cuerpo, sino por que su padre había llegado de la nada y él ni siquiera se había percatado de ello. Su incomodidad al estar cerca de él lo hacía querer huir siempre que podía.

-El maldito que me hizo esto se encargó de llenar mi cuerpo de metal.

-Sí bueno, cuando pensaba que las cosas no podían ponerse más locas. -Peter apenas balbuceó las palabras y trató de alcanzar sus muletas antes de que estás fueran alejadas de él -Wow... ok, eso es descortés. -No miró ni un segundo a Erik, sólo apretó los labios mientras su incomodidad aumentaba y trataba de aparentar.

-¿Huyes de nuevo, niño? -Lensher le preguntó no sin evitar el tono amargo de su voz.

Logan podía oler la tensión entre ellos dos y por alguna extraña razón su instinto lo urgió a proteger a Peter, sentía como su corazón bombeaba fuerte y sus músculos se tensaban.

-No seas un idiota con el muchacho, déjalo en paz. -Gruñó tratando de no prestarle demasiada atención a la mirada nerviosa de Peter aunque aquello lo hacía despuntar los propios nervios.

-¿No contestas? ¿Dime por qué siempre huyes de mi presencia?

El tono en la voz de Erik se hizo más grueso y Peter pareció encogerse en su asiento, pero antes de que el mayor avanzara un paso hacia el chico, Logan se levantó y tomó en brazos a Peter con un movimiento ágil y sin nada de esfuerzo al levantar la delgada figura de Peter en el más puro estilo de una novia.

-Ok! No! Bájame! -Protestó el muchacho.

-Tienes revisión con tu doctor, niño. Es hora de irnos.

Peter intentó portarse como si aquello no le hubiera levantado los nervios y acelerado el ritmo cardíaco, pero mientras más se alejaba de allí en brazos de Logan e ignoraba la mirada consternada de su tan llamado padre, se sentía menos agobiado. Porque no es que Erik le provocara miedo, en realidad era un vacío que se posaba en él por la necesidad inevitable de decirle que era su hijo, que él era su padre, que había esperado mucho por conocerlo y que no sabía si algún día podrían considerarse familia.

Se adentraron a un pasillo que daba a las habitaciones de los estudiantes, estos cuartos estaban apenas remodelados con mínima utilería y muebles. Camas, baños y algunas mesas que hacían las veces de escritorios. Charles se había encargado de que esos fueran los primeros lugares en ser acomodados para los niños mutantes que no tenían hogar y que necesitaban urgentemente un lugar donde descansar y sentirse seguros. Peter tenía su habitación hasta el final del pasillo, ya había conseguido poner algunas cosas que le dieran un aspecto menos aburrido a su cuarto como un poster de Rush y tenía regadas algunas historietas y ropa que su madre le había llevado en su viaje de DC a la mansión.
No se atrevió a decir una sola palabra en el recorrido, los pasos concisos de Logan resonaban en la madera recién pulida del piso que despedía un suave aroma ocre que a Peter le parecía un poco desagradable al tener que olerlo por las mañanas, pero que a Logan le traía recuerdos vagos de una temporada feliz y pacífica.
Tenía los ojos clavados en el cuello del hombre, sus brazos bien sujetos al cuello de este mientras lo llevaba con una ligereza que le hacía pensar que en realidad el hombre era más fuerte de lo que todos creían, pero eso no le provocaba miedo, en realidad, se sentía seguro a lado de Logan, en sus brazos y si alguien le hubiera preguntado en esos momentos metido en su ensimismamiento acerca de la razón por la cual estaba siempre tan cerca de Logan, él hubiera respondido sin dudar un solo momento que era porque desde los 8 años, poco después de que sus poderes se manifestaran, había recibido un nombre, posado en el lado izquierdo de su cadera y que ese nombre correspondía a una persona que conoció con el nombre equivocado, no hasta su previo encuentro, cuando todo lo primero que escuchó de él había sido lo que le dio un matiz diferente a su vida.

-"Mi nombre es Wolverine"

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-¿Qué te molesta? -La voz suave de Charles siempre funcionaba como un bálsamo para su furia o su tristeza, aquella voz era amable y aseguraba que su lazo era lo que le transmitía calidez al corazón.

-Nada en particular. -Respondió. Sabía que mentir a un telepata era inútil, pero de cualquier manera lo intentó. Charles se acercó a él, dejando de lado el libro que tenía en manos sobre su escritorio. Erik había llegado un par de minutos atrás y se había sentado en el sofá predispuesto en el escueto despacho del profesor, esperando a que este terminara su lectura en tranquilidad y viniera a él después de eso, pero al parecer sus pensamientos lograron atraer su atención.

-¿Sabes que puedes decirme cualquier cosa, no?

-Es algo realmente tonto. -Sonrió de medio lado, no de esas sonrisas brillantes que a Charles le gustaban, esta era más bien una sonrisa casi nostálgica.

-Lo que sea. -Puso su mano sobre la mano de Erik que estaba recargada en la reposadera del sofá y ambos ojos se encontraron con sinceridad.

-Tu alumno, el niño de cabello plateado.

-¿Peter?

-Siento este enorme miedo emanando de él hacia mí. Me hace pensar en lo mucho que tus alumnos me temen, lo mucho que las generaciones le temerán al nombre de Magneto. Me hace preguntarme si Nina hubiese crecido y hubiera sabido todas las cosas malas que hice, los errores que cometí, si ella me temería igual que lo hacen tus alumnos hoy.

-Peter no te teme. -Charles tuvo que contenerse a decirle la verdad. -Él se está acostumbrando a esta vida y sólo ha visto muy poco de ti, pero no creo que te tema, quizá se sienta intimidado, pero no temeroso. Sólo dale una oportunidad.

-Cada vez que intento preguntárselo, no responde y además si está con Logan el hombre salta a su defensa y no me deja acercarme un paso más a él. Creo que tienes un problema ahí. Logan es... ¿qué? ¿Cincuenta años más viejo que Peter? Podría ser su padre.

-Erik... Peter ya no es un adolescente.

-El niño apenas rebasa la edad legal.

-Lleva su nombre. -Charles apretó los labios y no se sorprendió al ver la reacción extraña de Erik quien quiso formular algo, pero no encontró palabras.

-Sí, lleva su nombre, Peter me lo dijo. Sólo tú y yo lo sabemos ahora. Así que quizá de ahí provenga la sobreprotección de Logan hacia Peter.

-Pero cuando lo conocimos...

-El nombre que Peter recibió fue Wolverine, no Logan. Quizá por eso es que no se dio cuenta la primera vez que lo conocimos.

Erik se recargó en su asiento con un sentimiento de incomodidad sobre la relación entre Logan y Peter. El veterano de guerra era más viejo de lo que ellos conocían y Peter era apenas un muchacho imberbe que estaba tratando de conocer el mundo por su cuenta, aquella ecuación por alguna razón a Erik le incomodaba, tanto como le incomodaba a Charles, pero si era así, ellos no podían cambiarlo.

-Logan no lo sabe, hasta donde sé él no tiene un nombre así que supongo que Peter está atado a un hombre que no es para él.

-Vaya, al menos eso hace la situación menos extraña.

-No es el primer secreto que Peter se guarda para él. Pero no puedo obligarlo a hacerlo, ambas situaciones son dolorosas y complicadas para él.

-¿A qué te refieres? -Erik lo miró fijamente, esperando una respuesta que Charles saboreaba en la punta de la lengua, pero era un hombre comprometido con la privacidad de los demás y sabía que era algo que Peter debía hacer por su cuenta, así que sólo negó con la cabeza y Erik tuvo que entender que el profesor no le diría nada más.

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Durante la noche, sobre todo cuando el yeso le molestaba más de costumbre, Peter se colaba hasta la cocina para hacerse de algo que comer. Por lo regular era un bote de helado, una soda o algún pedazo de pizza frío de sobra. Lo que encontrara lo mantenía distraído por un buen tiempo hasta que el sueño nuevamente volviera a él o su pierna dejara de doler.

La cocina se había instalado una semana atrás y Hank había pedido víveres y suplementos para tener el lugar lleno y que pronto pudiera funcionar, pero con las reparaciones faltantes y la cantidad de gente ocupada, era extraño que alguien cocinara o que intentara pararse en la cocina a no ser que quisiera agua, una soda o una cerveza. Por lo tanto la cantidad de sobrantes de comida rápida se rezagaba en el refrigerador y era su bocadillo de la noche. Si el insomnio provocado por su mente que no se callaba le impedía volver a la cama, lo mejor que podía hacer era comer.

Esa noche no sería la excepción así que se deslizó de la cama, vestido con una playera de Pink Floyd y unos pantalones cortos que le quedaban holgados. Se sostuvo en sus muletas y trató de no hacer demasiado ruido en su camino a la cocina.

-Ahora sé por qué hace frío.

Ororo dio un respingo al notar la presencia de Peter y luego de ver su sonrisa socarrona se relajó y le mandó una mirada frívola.

-No hagas eso.

-¿Asustada?

-Claro que no. -La chica estiró el cuello y siguió comiendo el pedazo de pizza que tenía en manos.

-¿Queda alguno? -Peter señaló la pizza y Ororo hizo una seña con la cabeza hacia el refrigerador.

Maniobrando con lentitud, Peter se hizo de un pedazo de pizza frío y se sentó en uno de los bancos que estaban dispuestos alrededor de la barra de la cocina.
Soltó un suspiro cansado y comió en silencio hasta que la chica rompió con este.

-¿Qué haces despierto?

-La pierna me duele. -Masculló con la comida en la boca, acto que a Ororo no le importó en lo más mínimo como a otros. -¿Y tú? -Devolvió la pregunta.

-Es extraño tratar de dormir en una cama como esa. Nunca antes tuve una cama así, no me acostumbro.

Peter quiso decir algo como "lo siento" por compadecer la precaria situación de vida que probablemente la chica vivió antes de estar ahí, en una mansión, con un cuarto para ella sola, rodeada de personas que no querían asesinarla, pero no lo hizo, se reservó su comentario mientras se llevaba a la boca otro pedazo de pizza. Al observarla no pudo quitar sus ojos de la caligrafía elegante que llevaba colocada un poco más arriba de su clavícula derecha. Casi se ahoga al notar que era un nombre.

-Diablos, Peter, ¿estás bien?

Tosió un par de veces hasta recuperar el aliento y comenzó a reírse con la cara roja.

-Lo siento, estoy bien.

Ororo le ofreció una servilleta y luego de unos segundos se calmó lo suficiente para preguntarle. El nombre era completamente visible por la blusa blanca y holgada de tirantes que la chica usaba. Sus clavículas pronunciadas por su delgadez estiraban suavemente la piel donde se leía un nombre claramente.

-¿Cuándo lo obtuviste?

-¿El qué? -La chica tardó unos minutos en carburar la pregunta y dirigió su vista hacia donde Peter apuntaba. 

-Oh... -Murmuró y no evitó sonreír -Tenía 15 cuando apareció. -Infló el pecho y las mejillas se le ensancharon en una sonrisa amplia, mostrando sus perfectos dientes blancos como perlas y Peter compartió ese mismo orgullo por alguna extraña razón. 

-¿Lo conoces? 

Peter se arrepintió de haber preguntado eso tan pronto, pues ver la expresión de la chica pasar de felicidad a tristeza movió algo en él que le provocó las ganas de abrazarla y decirle que estaba bien, que el hecho de que no lo conociera no significaba que no aparecería.

-Sí lo conozco.

Peter casi se ahoga con su propio arrepentimiento. 

-¿Y quién es? -La intriga lo apremiaba a preguntar. 

-Es un príncipe. 

Ambos se miraron extraños, Peter no sabía si creer o reír y Ororo pareció interceptar sus intenciones de burlarse así que aclaró antes de que dijera algo. 

-Su nombres es T'Challa, es hijo del rey T'Chaka de Wakanda, lo conocí poco después de obtener su nombre, estuvo en el Cairo en una visita diplomática con su padre, nunca me permitieron verlo. Pero es el único hombre que conozco con ese nombre tan raro.

El chico se tomó un momento en canalizar la nueva información que había recibido de parte de Ororo y supuso que no había ningún motivo para no creerle a la chica.

-Debe de ser algo bastante malo. -Dejó las palabras fuera de su boca sin notar las consecuencias, pues la chica pareció coincidir asintiendo con la cabeza, pero con un semblante decaído.

-No era nadie, era una ladrona en ese entonces y tomé decisiones equivocadas. Quizá simplemente se equivocaron al poner ese nombre en mí. 

-Quien quiera que sea quien pone los nombres es un imbécil. 

-¿Por qué lo dices?

-Tal vez sólo es una broma cruel en nosotros dos.

-¿Tienes un nombre imposible también? ¿Lo conoces? ¿Cuándo lo obtuviste? -La chica parecía aún más interesada que él y Peter de repente se sintió ofuscado por las preguntas, Ororo ya sabía uno de sus secretos y hasta ahora no se lo había dicho a nadie, por lo tanto, aún dubitativo, le contó su historia brevemente.

-Tenía ocho años, fue poco después de que descubrí mis poderes.

-Vaya... esa es una edad muy joven para un nombre.

-Sip... -Peter dudó aún más es decir lo siguiente. -Resulta que si recibes un nombre cuando eres así de joven es porque tu alma gemela es más grande que tú.

-¿Y lo es?

-Oh vaya que lo es... 

-¿Y? ¿Quién es? -Ororo vio como Peter parecía encogerse en su asiento, la pizza sin terminar en ambos platos y la forma en la que el chico miró a todos lados esperando que nadie le escuchara o que no hubiera ningún chismoso espiándolos. 

-Es Logan. 

-¡¿Qué?! 

-Shhhh!! 

A Peter casi le da un infarto cuando la chica gritó aquello. Últimamente recibía esa clase de reacción cada que decía que Erik era su padre o que Logan era el alma gemela a la que estaba atado. Lo lamentable era, que por más que intentara acercarse a Logan, podía percatarse de que este no parecía tener ningún tipo de lazo con él. No sabía exactamente como funcionaba aquello de los lazos, pero casi estaba seguro de que el hombre ni siquiera llevaba su nombre y eso era cien veces más horrible que tu alma gemela fuese un príncipe al que nunca podrías ver.

_________________________

Esa noche regresó a su cuarto pensando que nada más extraño podría pasarle que estar atado a no usar sus poderes, tener un alma gemela que no lo quería y un padre que cada vez parecía más irritado al verlo.

Su vida siempre había estado llena de altos y bajos y a su corta edad realmente no sabía mucho de nada, sobre todo porque había estado viviendo en el sótano de su madre y era un completo perdedor. Al menos ya no robaba cosas. Pero estaba seguro que ningún padre estaría contento de saber que su hijo era un perdedor que no hacía nada y que simplemente se la pasaba yendo de un lado a otro sin saber qué hacer exactamente con su poder. No que Erik le pareciera el mejor de los padres, después de la lista magnifica de cosas erróneas que había hecho a lo largo de su vida, pero tampoco él era quién para reclamarle aquellas cosas.

Sólo quería un padre, a veces. Y sólo a veces, sólo a veces, quería un alma gemela.

Suspiró cansado mientras caminaba a pasos tranquilos con las muletas. La pierna aún no le dejaba de doler, pero no podía hacer demasiado por eso, Hank era quien regulaba su medicamento y no quería molestarlo a esa hora de la noche para rogarle por un analgésico que le aliviara el dolor, así que se resignó y avanzó por el pasillo hasta su habitación. Miró la puerta del cuarto de Logan y aunque trató de ignorarla, al pasar cerca de esta no evitó apretar suavemente los labios y detenerse un poco. No debía estarse haciendo eso a él mismo, pero era inevitable.
Estaba por irse, pero los sonidos que provenían de la habitación lo desconcertaron un poco. Tenía un buen oído y aquellos parecían lamentos, como sollozos, como si alguien le estuviera haciendo daño. La marca de su cadera comenzó a arder suavemente y una preocupación horrenda lo avasalló y no tomó mucho para que se diera valor para entrar al cuarto y cuando así lo hizo, se acercó con cuidado a la cama donde Logan parecía debatirse en sus sueños con fantasmas de su pasado.

Hizo una leve mueca de dolor y trató de ser silencioso. Su mejor pensamiento fue dejar a Logan allí, sin despertarlo, pero verlo sufrir y pelear con sus demonios internos sin poder conciliar algo de sueño, realmente lo dejó atado al suelo, sabiendo que tenía que hacer algo por él. No importaba si Logan no llevaba su nombre en la piel, él sí, y la necesidad de confortarlo fue más importante para él.

-Logan… -Le tocó suavemente el hombro, pero no reaccionó al primer intento. Gemía en dolor y Peter tuvo que hacerse de más valor para despertarlo.

-¡Logan! –Habló más fuerte y le alcanzó nuevamente el hombro, presionándolo y dándole una suave sacudida para ver si este espabilaba. En efecto, dicha acción dio como resultado que Logan casi le saltara encima.

Todo fue muy repentino para Peter, ni siquiera pudo prever el momento en que Logan se despertó y se abalanzó contra él con furia. Por un lado estaba seguro que era su culpa por despertar a un hombre inestable como Wolverine, pero no lo pudo evitar.
Se miraron por un largo rato y no fue hasta que Logan lo miró con terror que se pudo percatar del dolor que sentía en su hombro derecho, un poco más debajo de la clavícula. Desvió la mirada y cerró los ojos con fuerza.

-Esto… sto va a dole-r… mañana.

Intentó bromear, pero sabía que de nada ayudaría. Las garras de adamantium del hombre estaban completamente enterradas en su carne, casi las podía sentir saliendo. El ardor que le provocaban y el dolor era aún más del que había sentido cuando el loco de En Saban Nuhr le había roto la pierna.

Para su fortuna o quizá infortunio, el repentino escándalo llamó la atención de varias personas. Entre ellas Ororo quien hasta hace unos momentos había estado con Peter en la cocina, hablando sobre que ese hombre, el que tenía sus garras encajadas en Peter, era el alma gemela de este.

Logan retiró las garras, tomando por la cintura a Peter quien apenas podía sostenerse, sobre todo al tener aún la pierna lastimada. Frunció el ceño al ver lo pálido que el chico se ponía, así que lo sostuvo firmemente contra sí.

-Dios… No, Peter. Niño… lo siento. No…

La voz del hombre convertida en un hilo, le ocasionó a Peter un terrible dolor en el pecho y aunque trató de excusarlo, sabía que si habría los labios tan sólo lograría gritar del dolor o quizá nada saldría de su garganta, se sentía en shock.

Hank, Charles y Erik llegaron un momento después de la confusión y Erik fue el primero en reaccionar, apartando al hombre lejos de Peter.

-¡Erik, no! –Charles intentó disuadirlo mientras Logan estaba pegado a la pared del cuarto, siendo aplastado por la fuerza que Erik ejercía sobre todo su cuerpo.

Hank había logrado sostener a Peter en cuestión de segundos y Raven se adentró a la habitación, vestida en una suave pijama blanca no dudó un solo momento en ayudar a Hank a llevarse a Peter de ahí. Tenían que atenderlo puesto que la herida lo estaba desangrando y por la forma alarmante en la que el pijama de Raven se bañó de sangre, Charles supo que no tenían demasiado tiempo.
Erik doblegó a Logan y luego lo soltó, mirando a Charles un momento y corriendo tras Hank y Raven.

-Ororo, lleva a los demás a sus habitaciones. –Charles le pidió con su voz amable y al salir de la habitación Jean y los demás chicos parecían haber sido atraídos por el ligero escándalo que había en el cuarto de Logan.

-Vuelvan a sus habitaciones, todo está bien. Regresen a sus cuartos. –Charles les dijo a sus alumnos con su apacible voz y Ororo comenzó a apurarlos a todos a volverse sobre sus pasos, dando un último vistazo al camino por donde se habían llevado a Peter.  

 

Notas finales:

¡Un review sería muy bien apreciado! <3


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