Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Salvame de mi mismo por Asahina Kaori

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer, Los personajes de kuroko no basket no me pertenecen sino a su autor Fujumaki Tadatoshi

Notas del capitulo:

Buenas tardes mis amantes del Yaoi *lanza confeti ♥ Hoy les quiero compartir este pequeño two shot, la idea llego y pues no podia sacarmela de la cabeza, ademas de extraño leer de esta pareja, en fin quiero agradecerle a mi hermosa y maravillosa beta Shin tak su ayuda para este fic  (si estas leyendo esto te amo ♥ XD) y bueno en fin espero que lo disfruten, y una disculpa por no poder actualizar los otros fics penientes, prometo poner mas esfuerzo y.... no me extiendo tanto como verdolaga, espero lo disfruten y ya saben nos leemos al final Kaori los ama ♥ 

PD: la verdad me gustaron estas imagenes y queria conpartiselas para que se dieran una idea 

 

Imagen1

Imagen2

Imagen3

Imagen4

Imagen5

Imagen6

 

PD2: 

~*OoOoOoOoOoOoOoOo*~ cambio de escenario o personaje

~~~~~~~~~~~~~~~~ cambio de tiempo

"recuerdos y pensamientos"

 

Y bueno sin mas espero lo dsfruten  

“Y si en esta vida no nos encontramos, juraré buscar la manera de volver a verte, si mi alma no logra encontrarte, buscare por todo el mundo hasta que mis ojos dejen de brillar, y si no logro hacerlo, escribiré mil canciones de amor hasta llegar a ti, porque no importa si tú fuiste el que me enviaste al infierno, daría todo por ti para que brilles como un ángel en firmamento, mientras mi alma se quema con el cumulo de todas estas sensaciones, tú haces que mi infierno se vuelva un cielo eterno”

 

 

 

 

 

Todos alguna vez hemos tenido un día duro, tal vez en la escuela o en el trabajo, las calles concurridas o en los transportes…muchos se quejaban de que sus problemas sobrepasaban los limites, y que por más que trataban de retener sus sentimientos, no importando si eran de tristeza, furia o ansiedad, tarde o temprano necesitaban liberaros…quebrarse o simplemente cerrar los ojos y dejarse llevar por el maldito mundo, bueno…justamente eso era por lo que pasaba exactamente…

La puerta chocando estrepitosamente hace que mi cuerpo se tense involuntariamente, como si yo mismo no hubiese provocado el escándalo, sin embargo lo hace más de lo normal, mientras que el choque es el único sonido que inunda la estancia, mis pasos desganados me llevan a la habitación más cercana  dejando caer todo lo que llevo en brazos , mis rodillas se dejan vencer por mi propio peso, y el nudo en mi garganta desgarra mi pecho con fuerza, liberando esas traicioneras lagrimas que ya surcan mi mejilla, mojando a su paso ese parche de gasa tan estorboso que llevo en la cara.

Mi respiración se agita al compas de mis gimoteos, mientras desgarro mi garganta llorando y gritando de frustración…estaba frustrado, deprimido, me sentía impotente y estúpidamente solo, pero nadie tenía la culpa, ni siquiera todas las chicas del mundo, ni siquiera mi mejor amigo, ni mucho menos, el causante de ese terrible dolor, simplemente había sido mi maldita culpa.

Entierro los dedos entre la mullida alfombra vino de mi habitación, mientras poco a poco recupero la respiración, mis lagrimas han dejado de caer, supongo que es porque me he deshidratado por completo. Mis fuerzas se han ido completamente, mientras mi cabello se pega a mis ojos en un acto de rebeldía para joderme más la existencia si es que eso es posible, tal vez han pasado minutos, tal vez horas, realmente no importa mucho.

La oscuridad que inunda la habitación me anuncian que probablemente ya pasan de las 8, y que realmente he estado tirado todo ese tiempo llorando, mis ojos hinchados y posiblemente rojos me hacen arrugar la nariz en total desagrado por mi posible horrenda apariencia, sin embargo ni siquiera tengo fuerzas para pararme de ese incomodo lugar, por lo que como mi único recurso es cerrar los ojos y pensar en la vida…a veces me gusta hacerlo.

A veces me pregunto cómo había terminado de esa manera, pues realmente me consideraba una persona fuerte que sabia controlar mis inútiles sentimientos, era alegre, era feliz y sobre todo no estaba enamorado. A veces creía que la vida era una hija de perra que le gustaba jugar con aquellos que se sentían en la cima del mundo y bueno creo que estaba más que confirmado.

 Mi cabeza dolía horrores por aquellos recuerdos que me atacan sin piedad, y por más que me hubiera gustado tener los ojos cerrados, lo único que podía ver eran sus ojos, por lo que cansado y vencido, decidí mirar al techo, aun dolía, pero al menos así podía perderme sin tener que ver su estúpido rostro. Todo había pasado sin planearlo, nadie me lo había advertido, todo había empezado como un simple trabajo de Cupido, sin embargo nadie me dijo que ese día conocería de la manera más desastrosa al que sería mi primer amor y también el amor que rompería mis sueños y esperanzas color rosa.

 

~*OoOoOoOoOoOoOoOo*~

FLASHBACK

La situación en la que me encontraba en ese momento, era totalmente extraña, ridícula hasta cierto punto y realmente graciosa a mi parecer. Era extraño ver al emperador absoluto “yo lo puedo todo”, temblar de frustración, ver sus ojos rojos por un par de lagrimas que se habían escurrido sin permiso por sus blancas mejillas, y tenerme contra su cara enganchado como si quisiera destrozar el abrigo negro que llevaba puesto y a su paso una de mis costillas. Era extraño ver que aquel chico pelirrojo al que todos tenían miedo y respeto temblar como gelatina mientras hipaba cosas sin sentido, tal vez si alguien lo viera en esa situación habrían echado a reír, sin embargo a mi me partía el alma, pues era como un hermanito al que yo le tenía mucho aprecio, sin duda alguna era una de las razones por las que yo evitaba ese tipo de sentimientos, pues mi pequeño emperador estaba enamorado de una persona y por cómo veía las cosas, estaba totalmente desesperado por amar y ser amado.

Cuando me entere quien era la persona que amaba mi dulce emperador, había pegado el grito en el cielo, y posiblemente había palidecido, y es que…¿¡quien en su sano juicio imaginaria que aquel joven refinado, con buenos gustos, inteligente y totalmente adorable, terminaría enamorado del mastodonte peli morado de Yosen!? Era algo que definitivamente me había tomado mucho entender. Mas por los regaños y diligencias del pequeño Seijuro a que mi mente pudiera asimilarlo.

Mis labios batallaban por no formar una carcajada y largarme a reír delante del pelirrojo pues podría tomarse como una burla, pero, era demasiado para mí. Era tan ridículo todo eso, ¿como él pensaba o mejor dicho, como osaba pensar que aquel alto peli morado no estaba locamente enamorado del emperador? Todos lo sabían, sin embargo el parecía ignorarlo, y lo único que lo mortificaba era el ¿porqué su titán no se había declarado? Obviamente era porque Atsushi pensaba exactamente lo mismo que el.

De alguna u otra forma en su intento de inventar planes a diestra y siniestra termine involucrado en algo que sin duda me metería en problemas, pero no podía negarle nada a mi pequeño y mucho menos si eso significaba su prácticamente felicidad con ese grandulón. Fingiría ser su novio, y posiblemente ganarme a un poderoso enemigo, a cambio de ver sonreír a mi siempre serio pelirrojo heterocromático, eso, y con ellos probar que el “roba Sei chan” era digno de un integrante de la familia Rakuzan.

 

Los primeros en enterarse fueron los miembros del equipo, la cara de Kotaro había sido premiada como una obra maestra, sin embargo no duro lo suficiente pues el tipo se había largado a reír hasta que posiblemente Seijuro lo noquera por osar reírse de una de sus ideas, Mayazumi había palidecido tanto que estaba seguro que en cualquier momento habría caído, sin embargo se repuso y solo se limito a desearle suerte, sin embargo Nebuya había dicho que era una pésima idea y que éramos unos ingenuos si pensábamos que con ello logaríamos nuestro cometido. Akashi había abierto los ojos como plato cuando vio que se había ido del gimnasio enfurecido y azotando y tirando todo a su paso, sin embargo solo negó con la cabeza y sonrió para sí mismo, eso me había extrañado más que cualquier cosa.

Si me ponía a pensar como rayos habíamos logrado engañar a medio mundo, era aun mas fácil, solo hacíamos lo que normalmente. Seijuro era para mí como parte de mi familia, mis padres confiaban tanto en mi que vivía solo en Japón, y lo agradecía de cierta manera, aunque a veces realmente me gustaba esa calor familiar que me envolvía cuando visitaba a los Hayama, o a los Nebuya, incluso cuando estaba solo con Seijuro me sentía como si nada me faltara en mi pequeño mundo, solo porque era exactamente así, nada me faltaba.

Akashi siempre insistía como parte del plan llevarme a todos lados, a todas las reuniones y decirle a todos que estábamos juntos, mientras que yo me sentía en cada ocasión acosado por un par de furiosos ojos amatista que me miraban con un desprecio infinito solo por tomar de la mano al pelirrojo, eso nos indicaba que todo salía como habíamos planeado.

Aunque Atsushi siempre tenía el aspecto de querer acuchillarme y robarse a Seijuro, tenía que admitir que tenía un asombroso autocontrol, pues cada vez que estaba solo con Seijuro este soltaba un par de lagrimas en señal de desesperación por que el peli morado aun no había reclamado lo que por derecho era completamente suyo, el corazón de mi amado hermano.

Habíamos pasado cerca de dos meses y la desesperación de Akashi aumentaba de manera estresante, y realmente estaba cansado de eso, pues no faltaba aquel curioso que siempre nos acosaba solo por vernos demostrando amor,  sabía que me arriesgaba a mucho, incluso el odio de Seijuro, aunque sabía que eso era imposible tenía que intentarlo, jugaría su mismo juego y me arriesgaría a lo que posiblemente seria la paliza de mi vida.

Por causas del destino Akashi debía ir a Akita a encontrarse con el peli morado, y justamente eso era lo que me brindaba mi maravillosa oportunidad para terminar con todo esto. Caminamos por un buen rato en un parque cercano en la espera del oji morado, cuando lo vi a lo lejos caminando con otra persona, ese era mi momento, y en mi interior rezaba por qué no me mataran aunque eso causaba cierto cosquilleo en mi estomago, realmente me gustaba la aventura de cierta manera.

—Sei chan, perdóname pero es necesario —dije rápidamente al pelirrojo mientras me acercaba a el de manera peligrosa, tomando sus rostro en mis largos dedos, mientras usaba todo mi autocontrol para no reírme de lo pálido que se había puesto y los ojos tan abiertos como platos cuando sintió mis labios sobre los suyos.

Tres, dos, uno, y lo único que atine a hacer fue, cerrar los ojos con fuerza mientras era fuertemente tomado de la camisa y mi sonrisa se desvanecía al sentir el fuerte dolor de un puñetazo en mi cara, tan fuerte que por un momento me aturdió lo suficiente como para perder la consciencia, mis ojos se abrieron con dificultad mientras veía graciosamente como Akashi peleaba con Atsushi logrando que este me soltara, y  este cargaba como un costal de papas a Akashi mientras se iba literalmente corriendo.

Lo había logrado, había hecho que posiblemente Akashi tuviera uno de sus mejores días de su vida, sin embargo la sangre aun resbalaba por mis labios y parte de mi mejilla, arruinando de paso el hermoso jersey blanco que llevaba puesto. Por más que trataba que mis lágrimas no escurrieran por mis mejillas, mis ojos se negaban a obedecerlo, el golpe sí que había dolido y definitivamente Akashi me debía llevar a un spa totalmente caro en recompensa, mi rostro no merecía nada de eso.

Estaba a punto de irme, tal vez rentar una habitación por la noche e irme a mi casa al día siguiente, sin embargo unas fuertes carcajadas hicieron voltearme con cierta pesadez mientras miraba mal a un chico con cabello azabache explotar en risas. ¿QUIÉN CARAJOS SE CREÍA QUE ERA PARA REÍRSE ASÍ DE MI DESGRACIA?

Estaba a punto de ir y propiciarle unos buenos golpes por actuar de esa manera tan cretina, sin embargo mis ojos se toparon con sus ojos grises y pude sentir que mi mente quedaba en blanco.

Su cabello era un oscuro muy profundo, sus ojos  grises me pedían a gritos que lo miraran y ese fleco que cubría la mitad de su rostro al igual que ese seductor lunar bajo su ojo derecho me invitaba lo prohibido. Mi rostro se sentía caliente y posiblemente estaba rojo, fue entonces que recordé…aun tenía sangre y lagrimas bañándome el rostro, sin contar que mi largo cabello azabache estaba alborotado por la caída y mi ropa parecía salida de una película de terror,  me sentía tan poco atractivo que quería que la tierra me tragara, y el golpeteo en mi pecho aumento cuando escuche que el apuesto joven dejaba de reír y sus pasos se dirigían hacia mí.

“No, no, no, no esto no puede estar pasando, respira Reo inhala, exhala, ¿¡porque ahora!? MALDITO ATSUSHI COMO TE VUELVA A VER, TE ENTERAS”

Mi respiración era errática, y mí mirada inconscientemente viajo hacia mis zapatos, los cuales inevitablemente también eran un desastre, definitivamente en ese momento me sentí la cosa más asquerosa de todo el universo, y estaba seguro que mi cara estaba a punto de incendiarse. Pensé que todo estaba perdido, sin embargo a mis oídos llego una voz profunda, tan seductora y masculina que por un instante tuve la necesidad de cerrar mis ojos y corroborar que su perfume era igual de seductor que su hermosa voz…

—¡Lo siento! , de verdad, no pienses que estaba burlándome de ti, es solo que…jajajajajaja, lo siento, lo siento, de verdad es que Atsushi es un completo idiota—menciono el oji gris mientras trataba de acallar sus carcajadas y limpiar unas cuantas lagrimitas a causa de la risa.

—No, tranquilo, ya me lo esperaba sólo estaba esperando que no me golpeara tan duro, ya sabes mi rostro debe verse como un desastre— mencioné, mientras inútilmente trataba de limpiar los rastros de violencia de mi mejilla, tratando de no manchar más las ropas que ya eran un asco.

 

“Jamás nadie me había tocado de aquella manera, incluso aun puedo sentir la gentileza de sus dedos como la primera vez que me tomo del mentón, jamás podría olvidar ese brillo de misterio en sus ojos, ni mucho menos el calor de sus manos contra mi rostro al levantar mi vista y tratarme como una joya o algo muy preciado”

 

—Aunque ahora entiendo completamente a Atsushi, debiste haberlo visto, se estaba volviendo loco, pero no lo culpo, ver a la persona que amas con semejante belleza no sería fácil de asimilar—sus finos labios se movieron al hablar mientras con su propio suéter limpio la sangre de mi rostro. Lo hizo con tanto cuidado que mi cuerpo entero se estremeció.

—Aunque no me considero como tal en este momento…te agradezco el cumplido am….

—Himuro Tatsuya—contesto con una sonrisa deslumbrante— tú debes ser Mibuchi Reo ¿no?, te vi en los últimos partidos de Rakuzan, tu baloncesto es muy elegante ¿sabes?—susurro, su cara se acercaba tan peligrosamente a la mía que mi corazón se desbocó un instante.

—Gra...gracias Himuro-san–mis palabras salieron atropelladas, por el calor que estaba sofocando mis pensamientos.

—Dime Tatsuya…-pronunció con calma –Reo.

 

Una suave fragancia inundo mis fosas nasales, y un beso en la mejilla justo donde el color violeta característicos de los moretones empezaba a formarse recorrió por toda mi columna. Me sentía como si estuviera ebrio y mis extremidades no respondieran, cerré mis ojos deleitándome de aquella esencia y calor, y después de eso supe que ahí, había cometido el mayor error de toda mi existencia.

Recuerdo el coqueteo intenso después de eso, él prestándome ropa para quitarme la manchada de sangre, una fiesta, mucho alcohol, y yo sintiéndome culpable por todo lo que había hecho con Tatsuya horas antes en la madrugada.

Mi cuerpo estaba lleno de chupetones, mi desnudez me hacia querer llorar y mi esencia combinada con la suya no me ayudaba a sentirme mejor, sin embargo no lo negaría, lo había disfrutado, cada beso, cada caricia, casa sonrisa todo había sido como siempre lo había deseado…sin embargo esas palabras calaban hondo, mi pecho se estremecía, y las lagrimas amenazaban con contrastar tanta felicidad, literalmente, le había entregado mi corazón a un ángel caído.

“Reo…necesito que entiendas la única regla del juego…yo soy y siempre seré tu dueño, y tú serás mi juguete más preciado para divertirme, solo existe una regla, jamás te enamores de mí, porque nunca serás correspondido”

Era muy simple, era la única cosa que me permitiría tocar el cielo con él, sin embargo era difícil y todo un reto llevarla a cabo, cada beso doblegaba mi esfuerzo, cada abrazo me jalaba hacia atrás y cada  vez que hacíamos el amor me rompía mas la voluntad, justo cuando quería rendirme y dejarlo…me di cuenta que estaba completamente enamorado de él…

FIN DEL FLASBACK

El sonido del celular me obligó a abrir los ojos pensando en que momento había caído rendido, sentía el cuerpo más que pesado y mis ojos hinchados no me permitían distinguir mucho a mi alrededor. Recordar mi desgracia al parecer era mi momento favorito del día, pues lo había hecho diario desde hace unos cuantos meses. El celular deja de sonar cuando al fin puedo encontrarlo entre las bolsas que había tirado por ahí y al abrirlo instantáneamente suena dejando ver alrededor de 30 llamadas perdidas y 50 mensajes del mismo remitente…

— ¿Hola?...—mi voz suena más pastosa que de costumbre y mi voz afónica corrobora mi llanto en cierta medida

— ¡MALDITA SEAS MIBUCHI POR QUE CARAJOS NO RESPONDES EL MALDITO CELULAR, TU BASTARDO!—el grito al otro lado del teléfono me obliga a separar el auricular de mi oído antes de que pueda dañarlo, el dolor de cabeza aumenta y mi nerviosismo crece al imaginar la cara de mi moreno amigo del otro lado de la línea.

—Eikichi, deja de gritarme… ¿qué es lo que quieres?—contesto arrastrando la voz lo más que puedo, mientras aprovecho la poca luz que entra por la ventana para acomodarme sobre la mullida cama, la espalda me estaba pasando factura de todas esas noches en las que terminaba como hace momentos.

¿¡Dónde carajos estás!? , llevo más de 4 horas llamándote, fui a la universidad, a la casa de Akashi, a la casa de Hayama e incluso a tu casa pero jamás me abriste la maldita puerta, ¿¡se puede saber dónde mierda estas!?— su tono rabioso me hace saber que realmente estaba preocupado, puedo imaginar su cara roja del coraje y a todas las personas que posiblemente ahuyento con semejante tamaño. Hasta es gracioso.

—Nebuya Eikichi, juro que si me vuelves a gritar y maldecir como lo estás haciendo te romperé el maldito cuello…estoy en casa, llegue muerto y lo único que quería era dormir, no escuche nada, pero estoy bien ¿contento?—cierro los ojos tratando de masajear mi sien que empieza a punzar, mañana no podría quitármelo de encima tal vez…sólo tal vez, le debía una disculpa por haberlo preocupado tanto.

No te hagas el imbécil Reo, lo que paso con Himuro en el centro comercial.

Siento un pinchazo en el pecho, mientras los recuerdos de la tarde me abofetean de repente, Tatsuya me había dejado plantado y al encontrármelo en la calle tenía cierta compañía que hacía que mi corazón se rompiera… mis ojos se humedecen un poco, y tratando de modular mi voz, cierro los ojos respirando profundo un par de veces.

Sé que a Nebuya no le puedo mentir…porque me conoce mejor que nadie, porque me había recibido con los brazos abiertos cuando regrese a casa y jamás me juzgo al contarle sobre mi encuentro con Tatsuya, porque había estado ahí para mí cuando descubrí que amaba intensamente a Himuro, y sobre todo, porque aún seguía apoyándome cada vez que mi moreno de ojos grises rompía estúpidamente mi corazón.

—Eikichi…soy tan estúpido…—y sin poder evitarlo mis lágrimas descienden sin control, mientras me ahogo en mi propio llanto, ante él soy tan débil…aunque ahora que lo pienso desde que conocí a Tatsuya me había vuelto patético y débil…me odiaba tanto a mi mismo.

Tchs, Hey moradito deja de llorar por ese emo ¿sí?, te invito a cenar así que ve a ponerte maquillaje o a lavarte al menos la cara y paso a verte ¿Qué dices?—  trato de controlar mi llanto de nuevo, mientras sonrío levemente por las ocurrencias del moreno, sin embargo mi cuerpo está cansado y aunque mi estomago está de acuerdo, mis extremidades duelen como el demonio.

—Lo siento Nebu chan, tal vez mañana, lo único que quiero es dormir y tratar de descansar el cuerpo, me duele como el diablo—contesto mientras escucho suspirar a mi amigo de cabello corto al otro lado de la línea. Camino por el apartamento levantando una que otra cosa mientras enciendo la luz de la sala.

Está bien, entonces que tengas una linda noche, te veo mañana.

El sonido del celular llega a mis oídos, y todo me parece ridículamente calmado, un ruido en la puerta me estremece, y con el poco valor que me queda, me asomo por la mirilla comprobando que efectivamente no había nadie.

La puerta se encuentra sin seguro, y no importando nada antes de cerrarla completamente la abro sorprendiéndome de la bolsa que cuelga del picaporte. Mi comida favorita junto con una rebanada de pastel de zarzamora están dentro, y lo único que puedo hacer es sonreír…debería invitar a comer a Nebuya aunque eso me costara el mes entero del sueldo.

La casa en esas situaciones me parecía exageradamente fría, normalmente cuando me sentía así, podía ir a casa de Akashi y  hacernos compañía mutuamente, sin embargo ahora cada tiempo libre de Akashi lo aprovechaba al máximo con su novio Atsushi, Kotaro era a veces tan escandaloso que no pensaba en él como una opción, y Nebuya…de seguro me haría ver cosas más que obvias entre mi y Tatsuya.

La pared con distintas frases se expone ante mis ojos, frases que normalmente escribía cuando un sentimiento me embargaba por completo, aunque estas se habían vueltos oscuras y tristes, pero era lo que sentía y no podía solamente ignorarlas.

Tomo un plumón negro y escribo en cursiva aquello que me carcome por dentro, me estiro un poco tratando de que estas queden lo más apreciables posibles, y después de pensar en si realmente esa era la frase indicada me dirijo a mi habitación…mañana sería un día agotador, un día mas en el juego de Tatsuya, y sobre todo un día más de un intenso amor no correspondido.

“Mi interior se convirtió en cenizas tan lentamente mientras yo colapsaba. Yo solía ser mi protección, pero ahora no soy más que un camino vacío que no me dirige a ninguna parte”

~*OoOoOoOoOoOoO*~

 

El día se siente más frío que de costumbre mientras camino muy temprano por las calles que me llevan al instituto, ahora me maldigo mentalmente por sólo salir con un suéter cuando está más que claro que el clima frío no tiene piedad para nadie.

Mis ojos arden por el llanto de la noche anterior, mientras que mis ojeras son ocultas por una leve capa de corrector en barra que normalmente llevaba conmigo, no es que fuera un transexual ni nada por el estilo, sin embargo cuando pasaba muchos días en vela por estudios o trabajo, necesitaba recurrir a este tipo de cosas para evitar verme a mí mismo en el espejo como un mapache.

El vaho que sale de mis labios me indica que había tomado una mala decisión, como si esa fuera la primera. La puerta del instituto esta cerca y solamente respiro profundo…tragándome mis desgracias y tristezas para sonreír como siempre lo hacía a aquellos que me saludaban en el camino hacia el aula de mi primera clase del día.

Aún falta un poco de tiempo antes de que las clases inicien por lo que recargo mi cabeza en el ventanal a mi lado viendo pasar a la gente.  Estaba mucho más tranquilo, sobre todo por los últimos días llenos de estrés, las constantes clases y exámenes hacían que me mantuviera ocupado, claro está, aparte de mis constantes encuentros con Tatsuya.

Cierro los ojos con la esperanza que la irritación me dejara de torturar por un segundo, y ni siquiera me molesto por abrirlos aun cuando alguien ha entrado haciendo un total escándalo, sin embargo y conforme las pisadas se acercan, algo estampa mi rostro, la cara me duele  al sentir algo duro justamente en mi perfilada nariz…sabía quién era y está bien, lo tenía merecido.

 

—¡MALDITO MIBUCHI, ESTO ES POR HACERME PERDER MI VALIOSO TIEMPO AYER!—me grita el chico osado de piel morena, mientras con molestia toma el maletín que se ha atrevido a lanzarme. La irritación en mi ser es tanta, que en un sentido casi literal lo hubiese matado con la mirada.  

— ¡Nadie te ha pedido que me busques, maldito bruto!—mis manos heladas delinean el área afectada, mientras suelto unos cuantos improperios en voz baja que de mi santa boca no deberían salir.

— ¡Sólo agradece que estoy de buenas, sino te golpearía hasta que me dieras las gracias, mal agradecido!— se atreve a escudriñarme con su arrogante e irritante mirada, mientras acomoda la silla delante de él para que así mr vea con facilidad. Ojalá se caiga. — deberías dejar de ponerte esa cosa en los ojos, te arrugara -su chiste es tan malo que ya me hubiese suicidado.

–Nee, no digas esas cosas Nebu chan, Reo nee siempre será hermoso –le contesto mientras le guiño un ojo y él  me sonríe por mis palabras… Me conoce demasiado bien como para saber que soy medio superficial en ese aspecto.

—Por cierto Mibuchi, necesito que me prestes tu teléfono—rompe el silencio, y me observa con dureza. Podría temblar de miedo… tanteo mis pantalones y sin negarme saco mi móvil y lo coloco en su mano con un poco de controversia. —Lo siento debes ayudarme con algo y no voy a dejar que me dejes plantado por el emo yankee –odio que le diga así, y él lo sabe. Suspiro.

Espera…¡¿Qué?!

— ¡EIKICHI! Por el amor de dios, devuélveme el teléfono—le grito con molestia, jalando su ropa en un vago intento por arrebatarle literalmente… mi único medio de comunicación con… él.

—¡Lo sieeentoo no te escucho!—contesta  en medio de risas y golpes que en vano le estoy dando. Me hago más daño yo. — Te lo devolveré al final de la escuela y sólo si prometes ayudarme tú…diva, ahora siéntate que ya llego el profesor.

 

“A veces me confunde su actitud cambiante…aunque definitivamente es mejor que me regañe y golpee si eso hace que me siga apoyando sin dejarme de lado”

 

Las clases concurren con toda calma mientras los profesores entran y salen al igual que los distintos alumnos, la hora del almuerzo me parece eterna sin el maldito celular al que estoy acostumbrado…y puedo jurar que había escuchado un mensaje recibido, sin embargo Nebuya jamás me dejara revisarlos hasta que salgamos de clases. Las siguientes clases son de mi interés, por lo que le resto importancia a ese asunto, el tiempo transcurre tan lento…que las pocas horas que he dormido mis ojos me lo están reclamando.

La ventana se ha empañado por el evidente frío que corre afuera, y mi piel se enchina al pensar en lo que me espera dentro de una hora al terminar las clases…me gustaría solamente saltarme la última hora e irme directo a dormir, sin embargo mi celular sigue secuestrado por el nigga que tengo por amigo, además…nadie estará ahí esperándome, tal vez eso es lo que más me duele.

Las clases terminan al fin, y el fin de semana llega, tal vez eso suba un poco mis ánimos, pues puedo aprovechar ese tiempo y dedicármelo solo a mí, aunque no aseguro nada pues mi voluntad es tan débil que si Tatsuya propone que nos veamos, yo aceptare sin dudas, me había vuelto condenadamente codicioso con él.

Nebuya y yo salimos por la puerta trasera del edificio, cosa que me extraña de sobre manera, pues jamás tomamos ese camino, aunque  mi mente queda totalmente bloqueada por el frío que azota cada lugar de mi cuerpo.

 Me abrazo a mí mismo tratando de buscar algo de calor, sin embargo siento los dedos tan entumidos por el frío que es difícil moverlos, un estornudo sale involuntariamente causando un pequeño susto a mi acompañante, el cual había notado un poco distante durante todo el día, sin embargo ahora que prestaba más atención e incluso aunque su piel morena no permita percibirlo a primera vista tiene un ligero sonrojo, lo que me hace pensar que tal vez él también se esta congelando.

—Hey moradito ¿¡estás loco!?  te congelaras, por qué rayos no  trajiste algo más abrigador— suena molesto y noto que me mira como cuando mi madre me veía corriendo desnudo por toda la casa cuando había una visita.

—Ni siquiera recuerdo cómo desperté, mucho menos qué es lo que me puse, fue lo primero que encontré Nebu chan, además admítelo, te gusta verme sufrir siempre—le sonrío, y de manera juguetona le empujo por sus hombros.  

—Me gusta verte siempre—murmura para sí aunque logro escucharle.

— ¿Qué?—mi confusión es tanta que me olvido del frío.

—Nada, quédate aquí iré a comprar algo, y por cierto…toma—el abrigo beige estampa mi cara mientras me  quedo estático, sintiendo algo más que tela del suéter en uno de sus bolsillos— “¿estaba sonrojado?”

 

El abrigo hace que el color vuelva a mis mejillas y siento como el calor le devuelve la movilidad a mis dedos, un ventanal cerca del edificio me muestra que a pesar de ser casi de la misma altura, este me queda por demás grande, y mi sonrisa aflora cuando siento la comodidad reconfortar mi cuerpo frío. Las manos curiosean por los bolsillos, y es cuando me doy cuenta que mi celular ha regresado a mí.

El frío  parece regresar a mi cuerpo de golpe cuando reviso las llamadas y mensajes, a pesar de tener puesto el abrigo de Nebuya  juraría que me vería más pálido si pudiera, sin embargo ahí está, ese maldito mensaje, ese mensaje que me hace débil y hace que involuntariamente muerda mis labios en un gesto desesperado.

He prometido esperarle, sin embargo necesito irme, mi cuerpo pide verlo y fundirme con él en uno solo, justo ahora hablo como una zorra necesitada, aunque no difiere mucho, estoy seguro que lo hago por amor.

El mensaje tiene cuatro horas de haberlo recibido, y mi pecho golpetea con mayor fuerza, ¿estará esperando por mi?, ¿querrá verme aún?, ¿estará molesto ?... ¿romperá de nuevo mi corazón como cada vez que me ve?, y sin quererlo miles de cosas malas se arremolinan en mi mente ya,  aunque trato de bloquearlas todas, mi deseo de ver sus ojos grises es más grande.

Mis ojos divagan entre las pocas personas que vienen y van, mientras la tarde está en todo su apogeo, mi mente trata de maquilar una posible solución para no dejar plantada a aquella persona que siempre cuida de mí, sin embargo y antes de que pueda tomar una decisión Nebuya ya estaba junto a mí.

 —Toma— una lata de chocolate caliente me llega a mis manos mientras una incomodidad nos rodea.

—Gracias—Es lo único que logro formular ante tanta tensión— Nebu chan, yo…lo siento de verdad, pero debo irme—trato de mirarlo a la cara sin embargo lo único que mis ojos logran visualizar es el momento en el que el vaso de su mano es aplastada por la fuerza bruta que tiene.

—Vas a verlo ¿cierto?—cuestiona molesto, mientras sus ojos cerrados dicen por de más que trata de controlarse.

—Sabes que no puedo evitarlo, yo….

—CON UN DEMONIO REO, POR QUÉ DEJAS QUE  TE TRATE DE ESA MANERA, ¿QUÉ TAN IMBÉCIL PUEDES SER?

— ¡No te estoy pidiendo que lo entiendas Eikichi, sé que soy un total imbécil por ir corriendo a ver a un sujeto que solo se divierte conmigo, pero no puedo evitarlo lo amo y punto, no puedes detenerme!— mi cuerpo entero se tiñe de frustración al momento en que hablo.

 

— ¡¿Por qué demonios no entiendes que el sujeto no puede amarte?! ¡Deja de ser tan estúpido y abre los ojos Reo!

— ¡¿QUÉ SABES TÚ DEL MALDITO AMOR SI NUNCA HAS ESTADO ENAMORADO EH IMBÉCIL?!—y así, de la nada, pierdo el control con mis palabras y grito.

Quiero golpearlo, sigo gritándole lo idiota que es, cuando él no ha sentido la desesperación que yo siento cuando no estoy a su lado, le insulto, le tacho de idiota, sin sentimientos.

 De repente mi mejilla y todo el lado derecho de mi cara me duele, y a penas caigo en cuenta que se ha atrevido a golpearme.

— ¡¿CÓMO CREES QUE ME SIENTO CUANDO LA PERSONA A LA QUE AMO VA CORRIENDO A VER A UN IMBÉCIL QUE NO LE IMPORTA UN CARAJO SUS SENTIMIENTOS?!

Que…

Espera…qué…qué acaba…

Eso no…yo no…

ÉL… a mí… ¿qué?

Cubro mi rostro caliente con mis manos, la frustración e irá y miles de sentimientos se alojan en mi ser que pensar ya no se me da.

 No puedo asimilarlo, soy un idiota…soy un idiota…

Su respiración es profunda… me asusta.

—Eikichi…yo no…yo—no logro conectar las palabras, no puedo formular una oración coherente, una terrible culpa y vergüenza se apoderan de mi cuerpo y lo único que logro realizar es ver el piso.

Y siento, sus brazos envolverme en un cálido abrazo, de esos que te logran reconstruir, entierro mi rostro en su hombro. Pero, a mí no me reconstruye… me quiebra.  

—Te amo Moradito, entiende que cuando Himuro rompe tu corazón y te hace llorar como la noche anterior, me está jodiendo a mí. Date cuenta por favor, no quiero que te sigan haciendo daño—gimoteo como un niño pequeño… ¿Por qué sabiendo que esto está mal… sigo aferrado a ello?

Me separo un poco y él me observa y desliza sus dedos sobre mis lágrimas para limpiarlas… ojalá yo le amara a él…

—Yo…yo, lo siento mucho Nebu chan, soy tan idiota…pero no puedo evitarlo, lo amo tanto…

—Lo sé y no te estoy pidiendo que salgamos, pero tampoco quiero que lo olvides. Ve, sé que no podre detenerte, pero iré a tu departamento en unas horas…prométeme que estarás ahí por favor, prométemelo o juro que te buscare y te sacare a rastras de su departamento si es necesario—logro sonreír por sus palabras, y de nuevo me abrazo a su cuerpo sintiendo una calidez reconfortante. Se lo agradezco tanto, me separo con calma, demasiadas emociones por una tarde.

—Te lo prometo Eiki chan, me tengo que ir.

 

Las mejillas me arden y siento que he metido la pata hasta el fondo, de verdad era todo un idiota enamorado que odiaba estarlo, mis pasos me obligan a ir a su departamento temporal mientras mi corazón se acelera con la sola idea de lo que puede pasar en las siguientes horas.

Eikichi había sido demasiado claro y eso me daba vueltas en la cabeza, tal vez él tiene la razón y él se estaba aprovechando de mi, aunque era la primera vez que me enamoraba no podía simplemente olvidarlo de la noche a la mañana.

 Había tenido mis dudas de lo que realmente pasaría entre nosotros y más de una vez había estado dispuesto a dejarlo, sin embargo cuando la idea pasaba por mi mente recordaba ciertos detalles que me hacían seguir a su lado, la delicadeza con la que llenaba mi rostro de besos, los abrazos llenos de ternura como si temiera romperme, detalles que él recordaba como mi comida favorita o la ropa que me gustaba, hacían darme cuenta que las veces que hablábamos ponía su atención en mi, estaba contra la espada y la pared, y no importaba si la espada ya estaba clavándose en mi pecho, yo quería continuar con esto, porque no quería perderlo a él ni esos momentos en los que parecía que me amaba.

Todas esas ideas…los pros y contras habían pasado tan rápido delante de mis ojos que sin darme cuenta ya estaba frente a su departamento, sin embargo conforme mis ojos lograban distinguir las luces apagadas, mi pecho se oprimía con la sola idea de pensar que él no había esperado por mi y que de nuevo su ausencia seria lo único que recibiría. Las escaleras son eternas y los pasillos oscuros no hablan bien de la situación, mis pulmones queman en un intento de captar el aire frio de alrededor y mi nariz arde haciendo que por reflejo mis ojos se irriten del dolor.

Un suspiro de alivio sale de mis labios al notar una tenue luz bajo su puerta principal, y dudo un poco entre tocar o entrar como él me había dicho en varias ocasiones, opto por la segunda opción. La puerta se abre sin hacer ningún tipo de ruido y el aire empieza a llegar como debería a mis pulmones al notar que él se encuentra en casa, sin embargo he caído en una verdad de la cual hubiese querido escapar en todo este tiempo, y es que el rastro de ropa de hombre y mujer hace que mi corazón se detenga y mis labios sangren tratando de acallar esos horribles sentimientos que surgen desde el interior.

Mis pasos me guían por todo el camino de ropa mientras más lágrimas ya surcan mis mejillas conduciéndome al otro lado de la puerta de su habitación en donde muchas veces ambos hacíamos lo que él hacia ahora con una mujer. La puerta está cerrada y mi poco valor y mi juicio me obligan a mantenerla así, los gritos llenos de lujuria y los sonidos obscenos llegan a mis oídos y justo en el momento en el que escucho un pequeño pero leve “te amo” de parte de él es cuando caigo en cuenta de mi patética situación…el jamás esperaría por mí.

Mis labios aún sangran mientras trato de reemplazar mis lágrimas por el dolor y con total sigilo salgo del lugar en donde acaban de romper sin piedad mi corazón. A pesar de no poder respirar correctamente y aunque el aire entre en extremo frío por mi nariz y las piernas no quieran responder, mis pasos veloces me conducen a mi departamento.

 Llevo las manos hacia mi rostro en un intento por secar aquellas lágrimas que se forman en mis ojos tratando de pasar desapercibido por todos… aún deseo conservar esa parte de mi dignidad social, claro está porque mi dignidad como persona se había ido al traste cuando decidí enamorarme de Tatsuya. Jamás soportaría el hecho de que otra persona me vea llorar, aún tenía un poco de orgullo.

Las lágrimas extrañamente se han ido aunque me siento vacío y aturdido por todo, la soledad de mi apartamento me recibe junto con aquella frase que describía perfectamente cómo me sentía en ese instante “sin dirección alguna”.

Los quejidos que antes he querido soltar han desaparecido, sin embargo y como reflejo las lágrimas contenidas resbalan sin mi permiso, mientras mis hombros se mueven junto con ellas. Al final Nebuya había tenido razón, al fin había abierto los ojos, me había usado como su puta y yo había sido el que saliera dañado.

Una sonrisa sarcástica se forma en mi rostro mientras cierro los ojos reflexionando en todo. Me había vuelto débil, todo me lastimaba, había llorado más en ese año que en toda mi miserable vida, y sin embargo mis sentimientos por él no se iban, aún lo amaba con locura.

Los pensamientos seguían llegando a mi cabeza, mientras mi alma trataba desesperadamente de curarse dejando salir todas esas lágrimas frustradas, quería estar solo y que el mundo me dejara en paz, sin embargo la puerta abriéndose me hace estremecer, y es cuando caigo en cuenta…Nebuya pasaría esa misma tarde y por desgracia él sabía donde guardaba la llave de mi departamento.

—Hey moradito, lamento entrar así pero creí que no estabas en casa ya que todo está apagado, además que haces ahí ¿eh? ¿Tratas de escribir?

La voz de Nebuya llega a mis oídos mientras escucho como se acerca a mí, me avergüenza tanto llorar de nuevo por Tatsuya frente a él  ahora que sé sus sentimientos hacia mí, se me hace por demás injusto hablar de la patética manera en que me han roto el corazón. Los espasmos causados por el llanto se niegan a irse, mientras siento su mirada azul sobre mi espalda…sé que se ha dado cuenta.

—Mibuchi ¿Por qué estas llorando? ¿Él te hizo algo?

Su voz preocupada llega a mis oídos mientras sus manos me obligan a girarme hacia él, me siento tan mal por el solo hecho de ver como sus ojos se abren como platos y esa sonrisa característica desaparece al ser remplazada por una mueca de enojo.

—jaja…Nebu chan…al final tenías razón, al fin abrí los ojos pero no pensé que doliera tanto.

Mis lágrimas siguen cayendo mientras él desvía su mirada de la mía hasta topar con el estuche de costura que su madre me ha pedido, se que está molesto y que posiblemente no quiera hablar conmigo, aunque la forma en la que toma el estuche y azota la puerta del departamento me hacen sentir el karma de la situación, la única persona que me apoyaba se ha ido.

Habían sido demasiadas emociones para un solo día, mi cuerpo pesa y mi cabeza está a punto de estallarme ¿Por qué siempre terminare de la misma manera? ¿Por qué el maldito amor debía de doler tanto? ¿Por qué simplemente no podía olvidarme de todo? Mis ojos se cierran automáticamente por el cansancio mientras me acomodo mejor en la cama de la habitación, quería tener al menos una noche tranquila, una donde podía regresar a los días menos complicados, quería dormir tanto, y solamente rezaba porque al día siguiente doliera menos y pudiera comenzar desde cero, aunque por última vez me daría el lujo de soñar con él, solo por última vez.

~*OoOoOoOoOoOoOoOo*~

Notas finales:

Muchas gracias por pasarse a leer, espero que les haya gustado, nos leemos en el siguiente capitulo, y bueno ya saben quejas? sugerencias? jitomatazos? Kaori los ama  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).