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Haz realidad nuestros sueños por Paz

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Notas del capitulo: Aquí tenéis un nuevo capítulo, siento si os resulta corto.

      Haz realidad nuestros sueños

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 11: Kaede embarazado

 

Luciens Anglade despertó con una sensación de desasosiego. Aun no estaba acostumbrado al cambio de lugar a pesar de los días transcurridos, por ello su primer pensamiento fue hacia su trabajo en su clínica de Paris, al cabo de unos segundos, de improviso recordó donde estaba y el motivo por el que estaba en ese inquietante lugar.

Una vez más se preguntó si aquella situación no era una pesadilla. No solía tenerlas, era una persona muy centrada y consciente de si misma. Muy cerebral y nada dado al romanticismo.

Se levantó. Tras un minucioso aseo, se vistió, pantalón y camisa de tela ligera, allí el tiempo era más bien caluroso. Tras el desayuno servido por un silencioso sirviente se dirigió a su despacho, en el pasillo se encontró al jefe de seguridad.

-Buenos días, doctor Anglade.

-Buenos días, Sato-san... -recordó que ese era el nombre, por el que debía llamar a todos.

-Mi nombre es Komiya Masamichi -se presentó, era consciente que ese hombre no podía hacer nada contra él, no temía por su seguridad.

-Komiya-san..., gracias. -sabía lo que eso significaba. Se estaba poniendo en sus manos, dándole su confianza.

Durante aquella última semana, había sido concienzudo con su trabajo, negándose a aceptar los resultados que presentaba el análisis de sangre que había efectuado a su paciente, por ello llevo a cabo una serie de actuaciones con el claro propósito de ir descartando diagnósticos a los síntomas que presentaba el joven.

Finalmente, tras exhaustivos reconocimientos tuvo que acabar aceptando que estaba embarazado, que los análisis realizados eran fiables y así se lo hizo saber, mantuvo una larga platica con el joven preparándolo para darle la noticia.

-Tengo que comunicarle que esta embarazado. Va a ser padre, es decir -se aturulló un segundo- madre.

Estaba preparado para su explosiva negativa. Para sus airadas protestas, para el lógico razonamiento de que era imposible. Quedando sorprendido cuando el joven, se quedo mirándole en silencio, su rostro era una máscara inmutable.

-Puedo marcharme? -preguntó con el mismo todo de voz de siempre, sin mostrar ninguna emoción y haciendo intención de levantarse del diván donde le había aconsejado sentarse.

-Si, por hoy hemos terminado.

-Gracias.

-Por cierto, me gustaría hablar con su compañero. Pregúntele si tiene inconveniente en venir mañana a verme. -le pidió cuando estaba con la mano sobre el picaporte.

-Se lo diré. Me aseguraré que no falte a su cita con usted. Téngalo por seguro.

Luciens sintió un escalofrío en la espalda. Como si presintiera una amenaza encubierta en sus palabras.

Se le hacia extraño estar atendiendo a un hombre, lo suyo era ver vaginas, no penes aunque aquel tenía un tamaño considerable aún estando en reposo, llamándole la atención que fuera él quien llevaba el papel pasivo, su extraña situación así lo daba a entender. Decidió que necesitaba conocerles a fondo a los dos, por ese motivo decidió que el joven pelirrojo fuera a verle, solo a su consulta, siendo el factor dominante, la clave científica tenía que estar en él.

*****************************

-Estas solo? -preguntó Kae al ver al pelirrojo con expresión aburrida en la sala.

-Kaede esta con su médico... al parecer ninguno de los dos quieren convencerse de la posibilidad de su estado, no se porque dudan, por tanto, se ha propuesto llevar a cabo una revisión diaria en busca de otras dolencias. No va a encontrar nada, excepto su embarazo. -había transcurrido una semana desde que su suegro les pidió trasladarse a vivir al sur. Donde estaba el hogar de Kaede, donde habían transcurrido su infancia, sus típicos juegos infantiles junto a su gemela, él, al principio no deseaba dejar su casa, ni siquiera a su madre, ni por un minuto, sus razonamientos se vinieron abajo cuando su suegro tomo cartas en el asunto.

Rukawa-sama se encargó del traslado de su madre, junto a su silla y sus enseres más queridos para que no extrañara verse en un lugar desconocido. También puso a su disposición, coche y chofer para sus traslados a la universidad, tampoco era cosa de  abandonar sus estudios, apenas terminaran las pruebas, retomarían las clases perdidas durante esa semana., uno de los hombres de su suegro se encargaba de conseguirles los apuntes, así que no era demasiado perjuicio, en cuanto su casa tampoco quedaba deshabitada, su amigo Yohei se había trasladado a vivir en ella durante el tiempo que estuvieran ausentes.

-Aun me preguntó como acepto ir -rió al imaginar a su hermano en estado de buena esperanza.

-A regañadientes. -admitió el pelirrojo- Él sigue insistiendo que solo se trata de malestares pasajeros, todas las mañanas se despierta con nauseas, se pasa más tiempo con el rostro dentro de WC que ante un espejo -sonrió al decirlo- Tengo la suerte que no me niega nada de lo que le pido, por eso continúa yendo a verle y se deja someter a todo tipo de pruebas.

-Sobre todo si es en la cama -dejo caer- tras una buena sesión de sexo, desde que habían ocupado el dormitorio de Kaede que estaba contiguo al suyo, no pasaba noche en que no les escuchara. Eran incansables pensó dando un suspiro.

Hanamichi tuvo a bien ruborizarse, confirmando la suposición de su cuñada.

En ese instante, una puerta fue azotada con violencia al ser cerrada y un grito resonó estentóreo en toda la casa.

-¡¡¡¡HANAMICHIIIIIIIIIIII......

-Opppsss!!! Lo he conseguido... -una sonrisa tonta asomó en su rostro- ... eto... Dónde puedo esconderme?

Apareció Kaede con rara expresión.

-.... TE VOY A MATAR.... -le gritó al verle.

Hanamichi no espero a que le dijera más, salió corriendo con Kaede detrás, al pensar que la carrera podía perjudicar a su prometido, se detuvo dejándose alcanzar.

Kaede lo agarró del brazo y lo arrastró hasta su dormitorio, cerrando la puerta y apoyándose en ella, solo entonces se permitió sonreír ante la cara de susto de Hanamichi que había puesto distancia entre ellos desasiéndose de su agarre.

-.... A BESOS!!!!!!. -concluyó.

-No estas embarazado. -había desilusión en su tono de voz.

-Las pruebas dieron... -Hanamichi  contuvo el aliento en tanto él alargaba el momento de decírselo- ... positivo. -concluyó.

-¡Ah!... otra vez será... -murmuró con expresión compungida, bajando la mirada al piso, solo entonces pareció procesar lo que había escuchado- ¿Eh? Dijiste positivo... entonces, tú y yo vamos a ser...

-Padres... -concluyó por él.

-Y no estas enojado? -le miró, prudentemente seguía manteniéndose apartado de él un par de metros.

-No... -auqnue le había costado hacerse a la idea, había tenido mucho tiempo para admitir que lo que Hanamichi le había contado de su familia tenía una base real. Era algo incomprensible, no le encontraba una razón lógica para ello, era una situación inexplicable. Una rareza de la naturaleza, pero finalmente esa tarde él y su médico se dieron por vencidos y se rindieron ante la evidente realidad, su cuerpo se había transformado internamente para albergar un feto, fue así como se enteró que era un ginecólogo y que estaba allí para ayudarle a que su embarazo transcurriera dentro de los cauces normales, olvidando la anormalidad de su estado, además aunque le costará admitirlo los síntomas que presentaba todas las mañanas era harto significativo.

-Seguro que eres mi zorrito? -le miró dudoso, no parecía ser la misma persona que afirmaba categórico que todo eran cuentos para niños y que la naturaleza del hombre no estaba preparada para ser madre, pues para esos menesteres estaban las mujeres.

-Soy yo... por supuesto.

-Bésame... -se puso al alcance de sus labios para confirmarlo.

Kaede le rodeó la cintura con ambas manos, le atrajo contra su pecho y acercó sus labios a los de Hanamichi que se fruncían graciosamente esperando su beso. Cambió su trayectoria dándole  uno pequeño en la punta de la nariz y riendo ante su desencanto fue a tumbarse a la cama que compartían cuando estaban en casa de su padre, después de todo aquel seguía siendo su dormitorio, aunque a Hanamichi le costaba un poco acostumbrarse a ver sus correos enmarcados y llenando las paredes. Lo que ocurría pocas veces porque no dejaban sola a su madre excepto si la llevaban con ellos, como tuvieron que hacer cuando se trasladaron a la casa de su padre mientras su hijo se desarrollaba en su seno, al principio no le vió sentido a ese cambio, ahora lo comprendía todo. Su hermoso Do'aho no había perdido la tozudez y persistencia cuando quería algo. Aquella casa era el lugar más seguro e inexpugnable de Kanagawa. Tras aquellas paredes su secreto estaba a salvo. No deseaba verse expuesto a la opinión pública dándose a conocer como un fenómeno de la naturaleza.

-Estoy cansado... esta semanas de pruebas me han agotado... -murmuró, cerró los ojos y al instante dormía.

-No hay duda, es él. -se acercó, sentándose en el borde del lecho, acariciando levemente sus mejillas.

Silenciosamente la puerta se abre y un familiar rostro asomó por la abertura. Hanamichi se volvió al escuchar la suave llamada de atención. Ante la callada pregunta de su cuñada. Sonrió feliz asintiendo. Ella le hizo el gesto de victoria y se fue tan silenciosa como había llegado.

Apenas se cerró la puerta tras ella se escuchó su canturreo exultante y feliz.

-¡Voy a ser tía! ¡Voy a ser tía!

Hanamichi sonrió. Tras una cariñosa mirada a su zorrito comenzó a desvestirle para que pudiera dormir con comodidad. Ahora que iba a ser padre tenía que preocuparse por los dos. Era una gran responsabilidad ser padre y él tomaría en serio su tarea.

Se inclinó y besó suavemente su pancita, allí donde con toda seguridad estaba su bebé.

-Felices sueños, pequeñín -susurró, les cubrió con la sabana y colcha con la intención de buscar un pijama para ponerle a Kaede, tenía que cuidar que no se enfriara, aún cuando las noches no eran frías. Besó también a Kaede suavemente en los labios y medio se incorporaba cuando él le tomó por la muñeca.

-Quédate... -pidió medio dormido.

-Iba a buscarte un pijama.

-Teniéndote a ti no lo necesito.

Hanamichi asintió. Se desvistió en un instante y se metió entre las sábanas, pasando el brazo por debajo de Kaede atrayéndole contra su cuerpo. Kaede se acurrucó contra su costado enredando sus piernas contra las suyas y apoyando su mano derecha sobre su pecho.

-Aishiteru, Hanamichi.

-Aishiteru, Kaede. Aishiteru, pequeñín.

-Mañana te espera el doctor... -recordó antes de quedarse dormido.

Hasta el próximo capítulo....

Paz

Notas finales: Bueno, lo subiré así, se ha empeñado en ponerlo todo en negrilla.

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