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Haz realidad nuestros sueños por Paz

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Notas del capitulo: Si habéis leído mi anterior actualización ya conoceréis la causa de mi larga ausencia, aunque también debo aclarar que mi intención era hacerlo antes, sin embargo me encontré con la web colgada

Haz realidad nuestros sueños

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 14: Los primeros meses

 

Kaede continuaba el régimen de comidas que Anglade-san le había recomendado, una dieta sana y equilibrada con los alimentos más saludables no solamente para él sino también para el bebé, así pues en sus comidas había variedad en cereales y granos, en frutas y verduras, así como productos lácteos y carnes, también complementaba su dieta durante el segundo y tercer mes de embarazo con acido fólico para reducir el riesgo de defectos congénitos en su embarazo, ya de por si bastante riesgoso.

Anglade-san les había comentado que durante el segundo mes de embarazo se le forman al bebé las orejas, los tobillos y las muñecas. También se forman y crecen los párpados pero estos siguen sellados durante algún tiempo más, se forman además los dedos de las manos y los pies.

Bebía mucho líquido, entre seis y ocho vasos al día de agua, así como también mucho zumo de frutas y también leche, sus riñones trabajaban al máximo y su vejiga le atormentaba demasiado seguido, pero no se quejaba porque todo era por el bien de su bebé.

Continuaba con las nauseas matutinas, si bien ahora su tiempo de recuperación era más rápido. Seguía sintiendo sus pechos muy sensibles y notablemente crecidos, alrededor de sus tetillas empieza a ver que se le oscurece ligeramente la piel. Algunas veces se sentía frustrado al ver el menoscabo en su masculinidad, pero era un sentimiento que desaparecía al pensar en el milagro que se estaba llevando a cabo en su cuerpo, porque la gestación era para él eso, un prodigio, un portentoso hecho que tanta felicidad le proporcionaba a él, sino también a Hanamichi y a su familia, porque todos vivían pendientes de él.

Aunque seguía sintiéndose fatigado y su necesidad de reposo continuaba, Kaede era consciente que no podía abandonar sus estudios, por ese motivo, le hizo ver a Hanamichi la necesidad de reanudarlos.

Hanamichi se avino a sus razonamientos, porque también era consciente de ese hecho, decidiendo que al mismo tiempo que iba a sus clases se ocuparía de recoger todos los apuntes de las clases a las que Kaede no asistía. Su padre a través de una serie de conocidos había conseguido que llevara todo el curso desde su casa.

Kaede realizaba todos sus trabajos prácticos en su sala de estudios que había sido transformada para su comodidad, luego  Hanamichi se encargaba de entregarlos a sus profesores respectivos. En caso de examen se enviaría un profesor a su casa para llevarlo a efecto.

Anglade-san le hizo saber la necesidad de continuar sus visitas por la mañana para controlar mejor los cambios en el cuerpo de su paciente. Los exámenes y cuidados prenatales eran muy importantes, considerando las especiales circunstancias.

El segundo mes de embarazo transcurrió sin novedades, es decir, no hubo ninguna sensación de peligro en el transcurso de esas semanas, todo pasaba dentro de los pautas de cualquier mujer que estuviera embarazada, el hecho que fuera hombre no parecía influir en sentido negativo.

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La consulta había transcurrido con normalidad y tras dejarle recostado en su cama porque se sentía fatigado y parecía necesitar cada vez más horas de descanso continuo Hanamichi le había dejado solo con pesar.

También a él le pesaba la soledad, permanecía con los ojos cerrados, pero no conseguía dormir, sorprendentemente, no podía hacerlo.

Unos suaves golpecitos en la puerta no dejaron de sorprenderle, aunque la expresión de su rostro no lo manifestó. Ni siquiera se le ocurrió pensar que podía ser Ono-san con su desayuno, aún era pronto para tomarlo, su estomago no lo hubiera admitido.

-Puedo pasar? ... -preguntó Kae abriendo la puerta.

-Estoy solo.... Hanamichi marchó a su facultad apenas me dejo aquí instalado.

Kae se sentó a los pies de la cama con las piernas cruzadas, miró en silencio a su hermano, se le veía bien, pero aun así quiso asegurarse de su bienestar.

-Han remitido tus nauseas? Me he cruzado con Ono-san y me comentó que en unos minutos traería tu primera comida del día -miró su reloj pulsera, comprobando que pasaban de las diez- No es demasiado tarde? -preguntó un tanto sorprendida.

-Aún no..., Anglade-san dice que es normal, que no debo preocuparme, él no comprendo que me siento fatal, tengo la sensación que voy a echar fuera las tripas -acotó pesaroso- Por lo demás estoy bien, el bebé se esta desarrollando con normalidad, nos dijo que al final del segundo mes el feto mide 4cm y pesa 5gr y que ya se le ve como un diminuto bebé. -comentó con orgullo.

-Eso es maravilloso. -dijo extasiada ante el prodigio de la maternidad, se inclinó hacia delante agarrando la mano que reposaba a la altura de su vientre- Se mueve ya?

-Todavía es pronto... -sonrió ante la clara curiosidad de su hermana- Por cierto, qué haces aquí? No deberías estar en tu segunda clase.

-Decidí saltármela... -dijo- El profesor es un pesado... -se justificó al ver su mirada.

-Nunca antes habías dicho tal cosa...-comentó comprendiendo que él era la razón.

-Las personas cambian... -dijo para justificarse.

-Dímelo a mi. Me siento un raro espécimen.

-Tú no eres tal cosa. -negó rotunda.

-Y que soy? -preguntó deseando oír otra opinión que no fuera la suya.

-Veamos... -puso expresión pensativa- Eres mi hermano mayor, gemelo para mi desgracia, -sonrió al decirlo- debí serlo yo -objetó- una persona sorprendente, aunque algo rarito a veces, excepcional deportista, aunque ya no puedas jugar -sabía que ni su hermano ni su padre se atrevían a recordarle esa etapa de su vida- un hombre, de eso no cabe ninguna duda, si bien en estos momentos tengas tus dudas -le conocía lo suficiente para comprenderle- serás una maravillosa madre, estoy segura.

-Has olvidado mencionar que soy un dormilón y que soy violento cuando me despiertan, un antisocial, sin olvidar que... -Kae le acalló posando las yemas de sus dedos en sus labios.

-Nadie es perfecto...., aunque tu rozas esa perfección..., esas imperfecciones te hacen más atrayente y si no pregúntaselo a tú lindo pelirrojo -rió al mencionarlo.

Unos golpecitos se escucharon y tras obtener autorización la puerta se abrió y asomó Ono-san portando una bandeja con alimentos.

-Te dejo comer tranquilo... -dijo Kae levantándose y alisando las ropas alrededor de su hermano- Listo...

Kaede no tuvo tiempo de pedirle que se quedara, porque apenas había traspasado el umbral, su hermano Hiroshi se asomó.

-Qué tal día tienes? -preguntó buscando una silla que acercó hasta el borde de la cama- Humm... se ve apetitoso -dijo echando una mirada al contenido de su bandeja.

-Estoy bien.... excepto que me siento cansado sin hacer nada.

-Seguramente que Anglade-san tiene una explicación para eso.

-Si, que mi cuerpo se esta amoldando al nuevo estado y que apenas pasen estas primeras semanas todo se me normalizará.

-Esa es una buena noticia -comentó con expresión satisfecha, luego le miró como si dudara en seguir hablando.

Kaede no dejo de notarlo aunque parecía distraído mientras daba cuenta de los alimentos que tenía ante él.

-Qué es lo que parece preocuparte? Si soy yo...

-No... no, solo me preguntaba si te sentías cómodo con Anglade-san... fue todo tan apresurado que no estábamos seguro como te sentirías.

-Es un buen médico y como persona me resulta muy comprensivo considerando lo extraño que es todo esto. Se preocupa por mi y siempre esta atento al menor de mis cambios o síntomas, además -sonrió- también ha tomado a Hanamichi como su conejillo de Indias y esta investigando concienzudamente nuestro organismo, efectuando revisiones, análisis y todo lo que considera necesario En cuanto a mi esta tomando todo tipo de precauciones para que mi embarazo continúe con toda normalidad.

-Entonces no se hable más... me alegro que estés satisfecho con sus cuidados. Fue todo tan apresurado que ni papá ni yo estamos muy seguros si él fue nuestra mejor opción para atenderte. A menudo la fama de una persona no quiere decir que sea eficiente en su profesión.

-Descartar vuestros temores, Anglade-san tiene su fama merecidamente. -también él había estado investigando por Internet y los elogios que había leído sobre su profesión, abarcaban sus méritos eran muchos. Su profesionalidad había atraído a muchas mujeres de todas las esferas sociales que acudían a él atraídos por esa fama, pero también por las alabanzas que esas mismas mujeres expresaban acerca de su trato y cordialidad y de la comprensiva naturaleza del hombre y del médico- Durante estas semanas ha demostrado lo que podemos esperar de él.

Hiroshi asintió, lo que más le interesaba saber era como se sentía su hermano y por sus palabras no podía menos que sentirse satisfecho, porque fue él quien propuso el nombre de Anglade-san a su padre y le alegraba saber que fue una buena elección. No se hubiera perdonado a si mismo si su hermano se sentía humillado o menospreciado ante ese hombre. Al saber que ese no era el caso se sintió mejor. Le diría a su padre que se olvidará de seguir buscando. Al escuchar unos pasos recios supo que no sería necesario, ahí llevaba su reemplazo y que no tardaría en saber de labios de Kaede como se sentía.

-Lamento tener que dejarte..., me esperan para una reunión. No vemos más tarde. -dijo levantándose y dirigiéndose hacia la puerta.

-Hiroshi..., gracias por la compañía.

-Es un placer verte, hermanito. -y sus ojos se posaron burlones en él.

-Baka... -dijo llevando sus manos a la altura de su vientre como si así pudiera ocultar la evidencia que en algunas semanas más comenzaría a notarse.

Hiroshi salió riendo suavemente.

Estaba apartando la bandeja a un lado cuando una llamada suave se escuchó al mismo tiempo que se abría la puerta.

-Puedo pasar? -preguntó Rukawa-sama.

-No necesitas preguntarlo, sabes bien que estoy solo, es decir este último par de minutos. Al parecer todos habéis decidido venir a ver como estoy.

-Bien sabes que nos preocupamos por tu bienestar -dijo tomando la misma silla que había utilizado Hiroshi.

-Os lo agradezco, pero no es preciso que vengáis todos los días -supo que eso es lo que pretendían.

-Comprendo que tiene que ser agotador para ti, se lo diré a tus hermanos.

-No he querido decir eso. Es porque todos tenéis unas ocupaciones y no debéis descuidarlas por mi. Además, tampoco puedo seguir más tiempo de brazos cruzados, apenas Hanamichi me traiga los apuntes y sepa como van las clases recomenzaré mis tareas.

-Ah, eso me recuerda que me ocupe de ello... ¡¡Kanae...!! -llamó, al instante la puerta se abrió y entró uno de los guardaespaldas llevando entre sus manos un sinnúmero de libros y pliegos con apuntes- Aquí tienes todo lo que necesitas. Si te falta algo me lo dices y me ocuparé que llegue a tus manos.

-Gracias, pero no debiste tomarte la molestia. Hanamichi iba a ocuparse de todo.

-Me lo comentó durante el desayuno, -le hizo un gesto a Kanae que se retiro tan silenciosamente como había entrado- le dije que se olvidará de ello, que yo me ocuparía de que te lo trajeran en menos tiempo del que él hubiera empleado.

Kaede pensó que en eso tenía razón.

-Ibas a levantarte? -preguntó al fijarse que había apartado la bandeja y apartado la ropa de cama.

-Aun no..., sentí un poco de calor..., pero ya ha pasado -se apresuró de decir antes que su padre fuera a llamar a Anglade-san para interrogarlo al respecto de él, durante esos días pasados había aprendido a guardarse información para ir dándola a medida que unos y otros deseaban saber de él- Anglade-san ha decidido que a partir de mañana solo vaya una vez por semana a su consulta porque durante esas primeras semanas mi evolución no evidenciaba cambios, excepto quizá si surgía algún imprevisto, algo que a su entender era aun pronto. -le contó a su padre.

-Me alegra oírtelo decir... -comentó a su vez su padre complacido con lo que oía y su expresión denotó como se sentía- Es una excelente noticia saber que no hay complicaciones. Entonces, estas contento con la actuación de Anglade-san.

-Lo estoy, ha sido una buena elección -dijo aprobando esa decisión de la que entonces no tomó parte y que le había sido impuesta con engaños. Aunque no podía culpar a nadie por su incredulidad, sonrió al recordar que las primeras semanas lo había achacado a un malestar gástrico- Anglade-san es excelente, su trabajo, su atención hacia mi es elogiosa.

-Entonces no hay que seguir buscando... -comentó como si hablara consigo mismo.

-No me importaría que fuera siempre mi médico -comentó, era consciente que con Hanamichi, bueno, no podía culparle solo a él, él también había deseado con intensidad un hijo de ambos, podía volver a repetirse esa situación.

Rukawa-sama miró a su hijo comprendiendo el significado de sus palabras, asintió en silencio.

Se levantó, apoyó su mano en su hombro palmeándole con cariño.

-Veré que puede hacerse al respecto.

Hasta el próximo capítulo....

Paz


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