Haz realidad nuestros sueños
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo 15: Molestias
Tenía que evitar comer en abundancia, debían ser alimentos ligeros y en pequeñas porciones, no tenía que pasar hambre, pero tampoco atracarse con comida, Anglade-san le dijo que debía desterrar de su mente el antiguo mito que debía comer por dos.
Con ese régimen de comidas, conseguía en parte contrarrestar las nauseas y malestares que le aquejaban, otra medida que estaba haciéndole efecto, era dejar al alcance de su mano unas galletas y comerlas a poco de despertar.
Anglade-san le aconsejaba a menudo sobre los síntomas del embarazo en mujeres para que él que el se hiciera a la idea de lo que podía experimentar, teniendo en cuenta que esos síntomas son distintos respecto a cada mujer.
-Las mejores comidas para una embarazada, en su caso uno, son las verduras, las frutas y la carne, -le había comentó- con toda seguridad algunas comidas que antes le gustaban durante este período pueden llegar a repelerle.
-Hasta ahora no ha sido así.
-Lo mismo ocurre con los olores.
Al escucharle no pudo menos que asentir.
-Olvídate de los dulces... -le aconsejó- porque están desterrados de su dieta.
Afortunadamente no era amante de las cosas dulces, a veces solía comer pero solo por ansiedad.
-Durante este primer trimestre es muy importante no aumentar más de dos kilos de peso. -Echó una ojeada a la hoja de control de peso, aún sabiendo que todo estaba bien.
Kaede pensó al escucharle que todo lo que comía acaba vomitandolo, así que en ese sentido su peso estaba dentro de los límites correctos.
-Tiene que beber mucha agua, es importante estar hidratado, además es posible que durante este tiempo comience a sufrir de estreñimiento, por lo que es importante beber agua para evitar infecciones urinarias típicas del embarazo, además de hidratarle, frutas y verduras le ayudaran a evacuar.
-Lo tendré en cuenta, para mi es muy importante llevar a buen termino este embarazo -musito Kaede, bajando ligeramente el rostro como si se sintiera avergonzado de expresar su sentir.
-Estoy seguro que, su esposo... -se le hizo raro expresarse así- y toda familia tienen ese mismo sentimiento. Este seguro que pondré todo mi esfuerzo en que salga adelante.
-Gracias, Anglade-san... confió en usted. Estoy por entero en sus manos, haré todo lo que me pida.
Aquella mañana cuando regresaba a su dormitorio, mientras cruzaba el pasillo que comunicaba ambas mansiones pensó que extrañaba salir a la calle, caminar sin rumbo o simplemente entrenar hasta sentirse agotado. En cambio, ahora, todo eso lo tenía restringido, su estado empezaba a ser evidente y hubiera llamado la atención si se dejaba ver. Dio un largo suspiro de resignación, su sacrificio tendría su recompensa, solo pensar en el bebé que esperaba le reconfortaba por sus restricciones.
Antes no recordaba haberse sentido molesto por encontrarse solo, ahora ansiaba un poco de compañía, sin embargo, no podía pedirle a su familia que no le dejaran solo, ni siquiera a Hanamichi porque corría el riesgo de atrasarse en sus estudios.
Volvió a suspirar hondamente, cuando desembocó en el interior de la casa, se dirigió con cuidado hacia el engawa. Durante un rato se conformó con mirar hacia el jardín vencimiento el deseo de salir y sentir bajo sus pies la hierba húmeda.
Ono-san apareció tras el llevando una bandeja con su desayuno, se volvió al oír los pasos.
-Gracias, Ono-san.
-Cómo se encuentra esta mañana? -preguntó acomodando una silla junto a la mesa baja para que estuviera cómodo.
-Aparte de aburrido, bien...
-Puedo pedir que le acompañen a dar un paseo por el jardín.
Tras sentarse con las piernas cruzados echó una ojeada a su comida, agarró los hashi y comenzó a servirse de los diferentes cuencos, tomando despacio cada bocado.
Ono-san esperaba su contestación, atento a sus gestos, estaba preparado para retirar cualquier platillo que no estuviera a su entera satisfacción.
-Viene hoy mi profesor? -preguntó deteniendo la comida a escasos centímetros de su boca.
-Mañana a la diez...
-Lo había olvidado.... Me gustará dar ese paseo -accedió a su propuesta- pero tengo que preparar mi examen.
-Diré que lleven sus libros.
-Gracias. -le hizo un gesto dándole permiso para retirarse.
*************
Hanamichi no se cansaba de admirar los jardines Tsukiyama (colinas), atravesaba las áreas verdes con colinas artificiales, estanques y piedras, árboles y flores, puentes y senderos, todo ello en escenarios naturales en miniatura que atraían los sentidos, consiguiendo que deseara quedarse contemplándolos sin llegar a cansarse.
Al cabo de un rato recordó que no estaba allí para embobarse contemplando su entorno, sino buscando a Kaede. Había regresado de la universidad y subió rápidamente a su dormitorio, quedándose sorprendido al encontrarlo vacío. En la sala de estudio tampoco estaba su koi, finalmente interrogó a Ono-san enterándose así que estaba en el jardín.
El lugar era grande y le costó bastante dar con él, finalmente cuando ya creía que estaba por cruzar el límite que le separaba de la vivienda de Anglade-san, se fijo en un estrecho caminillo que parecía conducir a un recogido rincón, lo siguió dejándose llevar por una corazonada.
Su mirada se poso en la figura que descansaba bajo la sombra de las sakuras en flor, se había extendido una lona y muchos cojines, sobre ellos, estaba Kaede rodeado de libros y cuadernos de notas un cuadro encantador, un minúsculo estanque con peces koi, una cascada que dejaba caer su agua con un suave centelleo debido a los rayos solares, el sonido del agua correr no rompía el descanso de su koi. Se acercó a él, recostándose a su lado, mirándole con ternura, acariciando sus cabellos con suavidad para apartarlos de su rostro, su suave respiración se interrumpió momentáneamente y sus parpados se alzaron con lentitud.
-Me dormí...
-Aha...
-Voy a suspender como sigua así...
-Estoy seguro que no..., estudiemos juntos -propuso tomando el libro que estaba más al alcance de la mano, enseñándole el título para ver si le daba el visto bueno.
-Capítulo cinco al diez... -murmuró Kaede recostando su cabeza en su pecho.
Hanamichi comenzó a leer despacio para que pudiera memorizar lo que escuchaba. De vez en cuando era interrumpido con preguntas referentes a lo que leía.
Durante ese tiempo, uno de los servidores de la casa se acercó con una bandeja, levando bebida y comida. Kaede apenas si estuvo picoteando unas rodajas de zanahoria cruda o unos tallos de apio, no quiso beber porque desde donde estaba no iba a llegar a tiempo para ir al aseo.
Así juntos pasaron el resto de la tarde hasta que Ono-san fue a buscarles, eran las siete de la tarde y la cena estaba dispuesta.
Con la ayuda de ambos, Kaede pudo levantarse, el camino de regreso lo hizo utilizando de apoyo el brazo de Hanamichi, Ono-san se dispuso a recoger todo.
Alrededor de la mesa ya estaba esperando su familia.
-Como te sientes? -preguntó su padre cuando ya pudo acomodarse en su lugar habitual a la mesa.
-Molesto... y cansado. -Replicó- Mañana tengo un examen y no consigo concentrarme en lo que escucho o leo.
-Es comprensible... estas pasando una etapa insólita, tu cuerpo se esta adaptando a la... -su pausa fue cortísima, pero todos la advirtieron- gestación. Tienes que tener paciencia.
-Lo se..., no me estoy quejando. Quiero tener a mi hijo -posó su mano en su vientre que comenzaba a mostrar síntomas de grosor y lo acaricio suavemente.
-Todos los queremos... -intervino Hiroshi con una sonrisa- Me hace ilusión que vayas a hacerme tío, hermanito.
-Idiota... -murmuró entre dientes.
-Has dicho algo... no te he escuchado? -inquirió su hermano mayor.
-Nada..., no dije nada. -y desvió la atención de sus ojos hacia la comida que tenía delante suyo, su menú especial, consistente principalmente en verduras hervidas.
Viéndolas pensó si iba a ser capaz de sobrevivir a esa dieta.
-Todo sea por ti chiquitín... -se dijo mentalmente mientras recogía los hashi y comenzaba a comer. Tenía que mentalizarse que todo lo que debía hacer era por el bien de ambos.
A su alrededor la conversación se generalizó hacia otros temas.
Hasta el próximo capítulo....
Paz