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Haz realidad nuestros sueños por Paz

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Notas del capitulo: Perdonar la demora... ya esta aquí la actualización.
Haz realidad nuestros sueños

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 17: La salida

 

La noche anterior a la salida, Hanamichi supo que Hiroshi se había encargado de todo lo relacionado, no solamente con el viaje, si no también se puso en contacto con los profesores para hacerles saber que Kaede iba a ausentarse por unos días, también tuvo la deferencia para llamar al decano de su facultad para hacerle saber que él también iba a faltar a sus clases y que sus profesores no lo tuvieran en cuenta. Pensó que esos contactos a veces eran bienvenidos, aunque no le gustaban esos favoritismos esa vez los agradeció.

-No puedo dejar marchar solo a mi hermano –comentó Hiroshi cuando su padre se retiró y quedaron solos, Kae-chan se había llevado a Kaede un poco antes, después de dirigir una mirada cómplice con su cuñado.

-Mientras no se dejen ver.

-No os enterareis que están ahí. –Aseguró- No ha sido sencillo pero hemos conseguido que una parte de las dependencias de los empleados sea utilizada como apartamento, también se ha montado una clínica para Anglade-san, tendrá a su disposición todo lo necesario para una urgencia. Las instalaciones estarán a vuestra disposición durante una semana, es todo lo más que hemos conseguido, funcionaran exclusivamente para vosotros. Aprovechar bien esos días, pero te advierte como mi hermana no regrese en las mismas condiciones en que salió de aquí, tu amiguito se comerá su….

-No va a ser necesario…. –se apresuró a interrumpirle- Tampoco yo dejaría que se comportara indebidamente con ella.

-Entonces te hago responsable de su seguridad. –dijo Hiroshi apoyando su mano sobre su hombro y presionándole con energía a modo de silencioso aviso.

Asintió.

Aquella noche se apresuró a llamar a Yohei.

-Espero que después de lo hago por ti, no tenga que arrepentirme –le dijo a Yohei después de quedar en que pasaban a recogerle a las nueve de la mañana del día siguiente-. Tu romance con Kae me van a hacer salir canas verdes. –las carcajadas de Yohei resonaron en su oído, apartó el móvil unos segundos mirándolo con una sonrisa- No es para reírse, si te propasas con ella, me dijo lo que te haría, amigo, no te gustaría saberlo y no quiero pensar en lo que me hará a mi por permitírtelo, así que quedas advertido, nada de sexo.

-No tenía intención de llegar a ese extremo –dijo Yohei serio.

-Me alegro saberlo. Felices sueños.

-Te deseo lo mismo.

 

*************

-Kaede… -le llamó por segunda vez- tienes que despertar.

Hanamichi recostado de costado le miraba dormir, estaba tan relajado que sentía despertarle, se inclinó sobre su rostro y le beso suavemente, presionando sus labios en una tierna caricia, entreabriéndoles y pasando su lengua por ellos, acariciando sus encías, sabía que era el único modo de conseguir que abriera los ojos, en lugar de eso, fue su boca la que respondió abriéndose a él.

Una llamada en la puerta les hizo separarse con cierto sobresalto.

-¡¡¡Vamos, muchachos, que el coche ya esta esperándoos!!! –se escuchó la voz de Hiroshi con cierta impaciencia.

-Ya, ya vamos…, damos diez minutos… me ha costado despertarlo –dijo Hanamichi levantando la voz.

-Búscate otra excusa, olvidas que ya sabemos cómo lo consigues –dijo riendo Hiroshi.

-¿Qué quiso decir con que nos están esperando? –preguntó Kaede.

-Vamos a dar un paseo –dijo Hanamichi ayudándole a levantarse.

-¿Un paseo…?

-Aha… -dijo sacando unos pantalones deportivos, un par de tallas más grandes para Kaede y una camisa tipo hawaiana que le daba un aspecto tan inusual que no podía evitar sonreír.

-Ni se te ocurra reírte de mí.

-¿Cómo puedes decirme algo así? –preguntó adoptando una expresión seria.

-Porque te conozco, Do’aho.

Adoptó una expresión de pesar al oírle.

-Soy un incomprendido. –dio un largo suspiro.

-¡¡Baka!!

-¿Todavía estáis jugando? –preguntó Kae, que impaciente se había acercado hasta la puerta de su dormitorio.

-Danos tiempo, estoy ayudándole a vestirse… no te pongas nerviosa –dijo Hanamichi.

-¿Ella también viene?

-Sí.

-¿Y ha accedido a apartarse de su novio?

Hanamichi se frotó la nuca con una impresión vacilante en su rostro.

-¿No me digas que también viene?

-No te lo diré si no quieres saberlo.

-Hanamichi, ¿Qué te traes entre manos?

-Ya te lo he dicho, vamos a dar un paseo.

-¿Lo sabe mi padre? –preguntó inquieto.

-¿Hay algo que ignore tú padre? –inquirió a su vez. Ya no se sentía tan seguro de haber conseguido sacarle de la casa sin el consentimiento de Rukawa-sama- ¿Cómo te sientes? ¿Notas algún malestar?

-Ninguno…, me siento bien… -dijo pasando su mano por su abultado vientre, estaba en su quinto mes de gestación y las nauseas y los mareos habían cedido, ahora lo único que le molestaba en las enormes ganas de orinar que solía tener en el momento más inoportuno- Anglade-san me dijo que durante este mes va a crecer muy rápido y que posiblemente comience a moverse, dijo que le avisara cuando así sea, porque tiene que hacerme un seguimiento de cuidado prenatal más continuo.

-Eso es bueno, si crece tan rápido nacerá más pronto –dijo Hanamichi ilusionado.

-¡¡¡Baka!!! El bebe necesita nueve meses para desarrollarse, –su mirada se ensombreció- a menos que surja alguna dificultad no nacerá antes.

-Podemos quedarnos tranquilos, no vamos a permitir que tengas problemas, Anglade-san está llevando a cabo un seguimiento de tu embarazo para prevenir cualquier contingencia. –dijo Hanamichi abrazándole para alejar de él tales ideas.

Al llegar al pie de las escaleras, se escucharon pasos y el suave ronroneo del motor de la silla de ruedas de Sakuragi-san porque ninguno de los dos permitió que se quedara sola en su casa, ella al principio sentía tener que dejar su hogar durante tanto tiempo, sin embargo, ahora se sentía tan atendida y cuidada por todos que estaba a gusto allí.

-Cuídale… -pidió a su hijo cuando se inclinó para despedirse.

-Siempre lo hago…, cuídate también tú. No vayas a ponerte tristona porque no estemos unos días –le susurró bajito cuando acercó sus labios a su mejilla.

-Se que es por su bien, por eso, iros tranquilos. Estoy bien atendida. Todos son muy atentos conmigo.

-Esto parece una despedida –dijo Kaede- Solo se trata de un paseo, ¿ne?

-Ya sabes como somos los viejos… -dijo a modo de justificación- Dame un abrazo, hijo.

Kaede la abrazó cariñoso.

-Métele un poco de juicio a este hijo mío. –Comentó al verle junto al guenkan, haciendo gestos de impaciencia y metiéndoles prisa- Y tú anímate, que estos días se te veía alicaído, se que debe parecerte duro, pero cuando tengas a tu bebé en brazos, te olvidarás de todo y….

-¡¡Mamá!! Eso ya lo sabe. –Se acercó a los dos y rodeando la cintura de Kaede le condujo hacia la salida- Hasta la vuelta, mamá.

-Hasta luego, mamá –dijo Kaede.

-Adiós, hijos…. Tened mucho cuidado –volvió a recomendarles.

-Adiós, Rukawa-buchou –dijo Ono-san inclinándose respetuoso a su paso- Cuídese mucho –le recomendó preocupado por quien iba a atenderlo mientras estuviera fuera.

Una limusina de color negro esperaba junto a la entrada. Subieron a ella.

Hiroshi se inclinó metiendo la cabeza dentro del coche para asegurarse que su hermano iba a estar cómodo. En el lateral el asiento era lo suficientemente cómodo para tenderse sobre él si era necesario.

Tampoco tenía que preocuparse porque el trayecto iba a ser cortó, un avión les esperaba en Narita para trasladarlos a la ciudad de Miyazaki, donde estaba ubicado el complejo turístico Ocean Dome, si bien allí les esperaba otra limusina para llevarles a su destino.

-Cuídate, hermanito y no dejes que este loco que tienes por esposo, te lie con sus tonterías. –al mencionarle le miró.

Hanamichi no se molestó por sus palabras, sabía que en el tiempo que llevaban viviendo en su casa Hiroshi le apreciaba.

-¿Estas cómodo? –preguntó apenas la portezuela se cerró tras ellos y el conductor puso en marcha el motor.

-Ono-san…, tú vas con ellos –avisó Hiroshi- Harás el mismo trabajo que hasta ahora.

-Gracias, señor…

-Tus cosas ya han sido recogidas –le avisó.

Asintió respetuoso, subiendo al coche que se aproximaba para recogerlo, dentro estaban Yuu-san y su hijo pequeño, ellos le ayudaban en sus tareas para cuidar a su joven señor.

*************

-¿Vas a decirme donde me llevas? –preguntó.

-Es una sorpresa… -dijo sin soltar su mano.

-Hanamichi… saberme fuera de casa, aunque solo sean por unos minutos ya me siento mucho mejor. –respiró hondo, aspirando con complacencia el aire que se respiraba allí.

-Sabía que te gustaría salir por unas horas –murmuró acariciando su mejilla y cerrando su pulgar e índice en su barbilla para acercar su rostro al suyo, Kaede se entregó a la dulce caricia con lasitud, abandonándose en los brazos que amorosos le acogían.

Poco después dormía placidamente, por eso motivo no se enteró cuando se detuvieron para recoger a Yohei, Kae-chan se contento con hablar bajito con su novio para no molestar a su hermano.

Durante el resto del trayecto, Hanamichi le sostuvo en su regazo, sintiendo su suave respiración en el hueco de su cuello, se le veía tan tierno así dormido, que sintió tener que despertarle. Al instante, pensó que poniendo un poco de cuidado, podía conseguir subirle al avión sin que se apercibiera de ese hecho, sonrió acariciando su pálida mejilla, una sonrisa entreabría sus labios.

Con un poco de ayuda consiguió descender sin caer su preciosa carga, el avión era un airbus de pequeña capacidad, su interior estaba pensado para las necesidades de su dueño, no tuvo dudas respecto a la propiedad del mismo. Con toda seguridad Rukawa-sama lo usaba para sus desplazamientos por motivos de negocios, que esta vez estuviera a su disposición confirmó aún más sus sospechas. Nada escapaba al control de Rukawa-sama.

El avión tenía una capacidad para unos treinta y nueve pasajeros, los asientos estaban distribuidos de forma que cuatro de ellos compartían una misma mesilla baja, mientras atravesaba la sala con Kaede en brazos, se fijo que existía un conjunto de cuatro mesas con sus respectivos asientos, los demás estaban ubicados en sus posiciones habituales, es decir de frente hacia la cabina de mandos.

-¿Cómo se siente esta mañana? –preguntó Anglade-san yendo a su encuentro apenas le vió subir con él en brazos.

-Esta muy animado… -respondió a su interrogante- ahora duerme.

-¿Es normal que duerma tanto? –su interrogación consiguió que una sonrisa asomara en el rostro de su interlocutor.

-Lo es, es un zorrito dormilón.

Apenas el pelirrojo le recostó sobre el lecho, tomó su muñeca para controlar su tensión, necesitaba asegurarse que todo estaba correcto antes de partir.

Durante el vuelo Kaede continuó durmiendo sin enterarse de nada, fue el hambre lo que le despertó, el suave balanceo que sentía consiguió que abriera los ojos y mirara a su alrededor sorprendido, Hanamichi estaba sentado en un sillón, echado hacia delante con los tobillos apoyados sobre la cama, en su regazo tenía un libro sobre el que estaba muy concentrado.

-¿Es el jet de mi padre? –preguntó sorprendido.

Hanamichi alzó rápidamente la cabeza, al instante, se incorporaba y le ayudaba a quedar con la espalda apoyada sobre almohadones.

-Supongo… es la primera vez que lo veo. –dijo sentándose a su lado.

-¿Dónde me llevas?

-Ya te lo dije… es una sorpresa. –Pulsó un botón que estaba en el cabecero de la cama- No has comida nada desde que te levantaste esta mañana –comentó- Tienes que estar hambriento.

-Eso fue lo que me despertó. –reconoció.

Diez minutos después una llamada a la puerta interrumpió sus demostraciones de afecto.

Se dirigió a la puerta para abrir.

-¡¡Ono-san!! –exclamó sorprendido por su presencia.

-Soy indispensable para seleccionar su alimentación, no podía dejarle en otras manos que no fueran las mías –afirmó orgulloso de poder seguir sirviéndole. Llevando una bandeja tipo mesilla que ubicó frente a él.

-Gracias.

Una hora después se levantó y acompañó a Hanamichi fuera de la habitación, una serie de rostros conocidos se volvieron hacia ellos. Se sintió turbado al ver la mirada de Yohei fija en su vientre abultado, posó su mano sobre él y se acarició suavemente con un sentimiento de protección.

Se volvió a mirar a Hanamichi, pero este sabiendo que muchos interrogantes se alzaban sobre él, le ayudó a llegar hasta donde estaba su hermana que le hacia un gesto para que se sentará a su lado.

-¿Cómo te sientes hermanito? –preguntó cuando se ubicó a su lado.

-Perplejo… -admitió al fijarse que también estaba su primo

-Es comprensible… no todos los días uno es secuestrado… -dijo Yohei, sin soltar la mano que sostenía entre la suya.

-Supongo que todos estáis enterados de nuestro destino… -comentó sin esperar que se lo dijeran, aunque eso no fue óbice para tantearles y saber algo más- Supongo que este paseo será entretenido… -les miró de frente al decirlo, sus rostros se mostraban tan herméticos como si fuera él en su mejor época, cuando se le conocía por el Rey del Hielo.

-¿Quieres soda? –preguntó evasiva Kae.

-No, gracias… -esa sensación ya estaba ahí otra vez- Si me disculpáis –se levantó y apresurado se dirigió a la puerta del dormitorio, con la seguridad de encontrar ahí un water. Su vejiga le estaba dando unos tremendos apretones.

Durante el resto del viaje hizo tantas apresuradas salidas que todos comenzaron a verlo como algo normal dejando de llamar su atención, sobre todo cuando la primera vez intervino Anglade-san en la conversación que se generó tras su regreso y comentó que la causa de esa reacción era la presión que el feto ejercía sobre la vejiga. Las explicaciones que expuso les mantuvieron distraídos durante un buen rato, enterándose así de causas y efectos que podían esperar ver en él.

-No creo que eso sea posible… -comentó Kaede- No es lo mismo estar unas horas conmigo para saber lo que pueden esperar ver.

El silencio incomodo que sus palabras generó le dejo una extraña sensación de inquietud.

Cuando llegaron al punto de destino pasaba de medio día y de común acuerdo se decidió que todos comerían allí antes de bajar del jet.

-Será una experiencia nueva comer en el ACJ –expresó Kae- Nunca antes lo hice. –aclaró al ver la mirada sorprendida de su novio.

-También será mi primera vez. –dijo Yohei, que todavía no se había recuperado de la impresión que sintió al verse en el interior del lujoso airbus.

Kae-chan dejo a su hermano el sofá para que se recostará en él, Hanamichi por su parte extendió un fino cobertor que ocultaba a la vista de cualquiera su futura maternidad, al estar tumbado de costado, la tela ocultaba el grosor de su cuerpo.

-¿Estas cómodo así? –Preguntó Hanamichi sentándose en el suelo a su lado, presto a cualquier emergencia que se le presentara- ¿Quieres que acomode un cojín en tus riñones? –preguntó solícito.

-No es necesario…, estoy bien. Gracias.

Todos tomaron precauciones, sin embargo, no fueron necesarias, porque a nadie ajeno al entorno de la familia se le permitió el acceso donde estaban reunidos.

Fue una comida amena y distendida, en ocasiones conversación en general, pero mayormente, preferían hacerlo de tú a tú, por lo que observó a sus acompañantes, Kae y Yohei se miraban a los ojos y parecían no necesitar las palabras para expresar sus sentimientos, luego estaba Anglade-san que parecía haber congeniado con su primo, la persona puesta a su servicio, no solo para proporcionarle el material que precisara para llevar a cabo su trabajo, sino también dicho de un modo mas mundano, su carcelero.

Viéndoles conversar supo que Masamichi se sentía cómodo con la presencia de Anglade-san, lo que era un gran avance por su parte, nadie de la familia ignoraba por lo que había pasado y verle conversar animadamente, le hizo comprender que si bien él lo ignoraba, el amor asomaba tímidamente en su mirada y en sus gestos. Por lo que sabía Anglade-san tenía esposa e hija, por lo que no dudaba que su primo no merecía sufrir por un amor no correspondido, entrecerró los ojos preguntándose al ver el inesperado movimiento si no estaba equivocado en su apreciación, la mano de uno se apoyó en la del otro sin que hubiera rechazado.

-¡¡Qué interesante!! -murmuró para si mismo.

-¿Qué…? –inquirió Hanamichi que escuchó sus palabras.

-Veo romance a la vista….

Hanamichi miró hacia su amigo que se mostraba muy atento con su novia.

-Creí que ya lo sabías…

Kaede rió bajito por su confusión.

-No me refiero a ellos –dijo cuando a su gesto se le acercó más.

Hanamichi giró el rostro fijando la mirada en las otras personas que le acompañaban.

-¿Ellos….? No puede ser… 

-El tiempo me dará la razón –comentó solo para él. –y así fue.

La perplejidad de Hanamichi era tan evidente que hasta su amigo Yohei que desvió la mirada un segundo de su novia lo noto.

-¿Ocurre algo?

Al instante todas las miradas quedaron fijas en él.

-No…, no…., -se apresuró a responder al ser el centro de atención.

Recostado en su diván Kaede distendía sus labios en una tenue sonrisa ante el apuro de su koi.

*************

Se detuvo en la penumbra, a solo un par de pasos de la puerta de salida del jet. Veía las escalerillas y parte de la pista donde estaban detenidos, sin embargo, no se atrevía a dar el paso definitivo para bajar.

Un sentimiento de vergüenza le mantenía clavado allí.

-Vamos, zorrito…. ¿Crees que voy a permitir exponerte a la mirada de curiosos?

Kaede le miró, la ternura de su mirada, el amor que veía en él le decidió y agarrándole de la mano salio al exterior.

Casi se rió de su temor. No se veía ni un alma, el piloto había llevado el jet hasta un hangar y aunque estaban abiertas sus puertas correderas, no se veía a nadie, excepto la limusina negra al pie mismo de las escaleras.

-Iré por delante de ti –dijo Hanamichi sin soltar su mano.

El conductor de la limusina se encontraba sentado en su asiente, tal como le habían pedido.

Yuu-san se aproximó apenas le vió asomarse para abrir la portezuela del vehículo.

Bajaron despacio, pues aunque su peso no era excesivo, si se sentía torpe bajando escaleras, sobre todo aquellas tan estrechas.

Tras Kaede bajaba Anglade-san atento a la menor contingencia de su paciente.

Kaede llevo abajo sin problemas y en un segundo se metió en el interior del coche. Hanamichi le ayudó a encontrar una postura comoda, acomodando almohadones a la altura de sus riñones y levantando sus pies porque habían comenzado a hinchársele, la retención de líquidos era incomprensible porque continuamente su vejiga necesitaba vaciarse y aunque Anglade-san le había explicado las causas, seguía pensando que no le encontraba sentido.

Cuando Kae y Yohei se metieron en el coche y ocuparon el asiento lateral Yuu-san cerró la puerta con un suave empujón, sus palabras no fueron entendidas, el ronroneo del motor al ponerse en marcha les indicó que partían.

Así fue. Desde su posición, veía como se desplazaba fuera del hangar, recorrieron las instalaciones del aeropuerto hasta alcanzar la salida a la autopista.

Se fijo por la posición del sol, que iban en dirección al norte, le llamó la atención, porque observó mientras iban en el jet que iban hacia el sur, en cambio, ahora estaban volviendo a un punto intermedio.

Lo que veía del exterior no le resultaba conocido, por tanto, no podía saber en que ciudad estaban, aunque le costaba que no era la prefectura de Kanagawa, el había dormido menos de una hora, o sea que solo había transcurrido poco más de una hora y media  de vuelo. Considerando ese tiempo, podía pensar que posiblemente estaban en cualquiera de las prefecturas del sur, pero… ¿en cuál de ellas? ¿Qué había de especial en una para que Hanamichi quisiera sorprenderlo?

Durante el trayecto en coche, mantenía los ojos cerrados, a su alrededor el tono de voz de la conversación descendió para dejarle descansar, sin embargo no dormía estaba concentrado en sus pensamientos.

Abrió los ojos cuando la marcha disminuyó, alcanzó a ver un cartel indicando que dejaban la autopista 11, intento hacer memoria para saber donde se encontraba, no lo consiguió y se rindió seguramente que ya faltaba poco para enterarse.

La puerta se abrió para que descendieran. Hanamichi le ayudó a bajar los pies, estaba preparándose para bajarse cuando Hanamichi le mostró un pañuelo negro de seda que estiraba entre sus manos empuñadas.

-No te preocupes, hermanito, te ayudaremos entre los dos –dijo Kae al ver su mirada.

-No me preocupo…, solo me divierte vuestros intentos de ocultarme donde estamos. Solo me falta saber en que parte del sur.

Hanamichi rió. Sabía que él no perdería ocasión para hacer conjeturas.

Se dejo vendar los ojos y como premio consiguió un beso de su koi que alargó lo más posible. Luego siguió sus indicaciones y fue avanzando por el camino que sus guías le señalaban.

Su sentido del oído se agudizaba al tener los ojos vendados, y lo que más llamó su atención era el profundo silencio que era roto por el sonido de sus pasos. Sabía que estaba en el interior de un edificio, porque habían traspasado puertas y ascendido por un par de escaleras, más no podía comprender como era posible que no se escuchara ningún ruido ajeno a ellos.

-Ya queda menos… -dijo Hanamichi para hacerle saber que estaban llegando.

Un carraspeo fue su respuesta, levantó el rostro al sentir una suave brisa y un cambio en el ambiente, que desequilibró sus pensamientos, ¿cómo era posible que en el interior de un edificio, tuviera distintas áreas de temperatura? En ese instante, Kae se apartó de su lado, dio unos pasos, más no se alejó demasiado. A veces las emociones de su hermana se trasmitían a él y en ese instante así fue. Sintió el calido brazo de Hanamichi rodeando su cintura y atrayéndole contra su costado y su mano libre intentando liberarle del pañuelo que cubría sus ojos.

Cuando ya nada impedía su visión, no hizo nada por levantar los parpados.

-Vas a tomártelo con calma? –preguntó Hanamichi mirándole sonriente.

-Siento la emoción de Kae… -lentamente abrió los ojos y lo que vió le dejo extasiado, fue un impacto para su mirada.

Aquel lugar era como un sueño hecho realidad.

Hasta el próximo capítulo....

Paz


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