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Haz realidad nuestros sueños por Paz

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Notas del capitulo: Van quedando menos capítulos...
 

Haz realidad nuestros sueños

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 19: El repudio a una esposa infiel

 

Gidayu le entrega una abultada carpeta.

-Qué es esto? -pregunta Hiroshi sorprendido.

-Es un informe, tú sabrás que es lo que debes hacer.

-Acerca de quién? -hizo intención de abrirlo de inmediato.

-Espera unos minutos antes de abrirlo. Es mejor que estés solo.

Lo sopeso mientras asentía. Tenía la sensación que su contenido no iba a resultarle grato. Nunca antes había visto tan serio a Gidayu.

-De acuerdo.

Apenas el joven salió del despacho, abrió la carpeta, en su interior encontró un sobre cerrado. Lo sopeso un segundo, dejándolo a un lado, para fijar su mirada en el fajo de hojas grapadas y numeradas, en total treinta y cinco.

Observó que estaba escrito como si se tratara de un diario. El primer día correspondía a cinco meses atrás. Comenzó a leerlo, su mirada se endureció a medida que avanzaba en la escritura,  día a día estaba relatado como su esposa se encontraba con el mismo hombre, en distritos donde podían pasar inadvertidos, principalmente oscuros hoteles, donde ninguna mujer que se aprecie de serlo se acercaría a ellos. También estaban registradas las salidas a casa de sus padres, o cuando iba de compras, pero lo que realmente importaba era su infidelidad, cuando llego al final apartó los papeles fijando la mirada en el sobre. Sabía lo que iba a encontrar allí.

Abrió el cajón del escritorio y sacó un abrecartas, rasgó el sobre sacando su contenido.

Confirmó sus sospechas. Aquellas fotografías eran suficientes para terminar con su matrimonio, en ellas estaba la prueba fehaciente de su traición. Volvió la primera imagen para mirar detrás, en el envés satinado de la fotografía constaba la fecha, la hora y el lugar del encuentro. Miró una tras otra, en todas mostraba a su esposa con el mismo hombre, lo que le hizo saber que era su único amante y por la expresión de su rostro no cabía duda que en aquella relación existía un sentimiento más profundo que la relación sexual que les llevaba a verse una vez a la semana en los hoteles del amor.

Lo que ella pudiera sentir no le importaba, pero si el hecho de su traición. Esas imágenes eran irrefutables y cuando fuera requerida para explicarse su esposa no podía negar esa realidad.

Solo que no sería él quien hablara con ella, su matrimonio fue concertado de común acuerdo entre sus padres, estaba decidido a acabar con esa farsa que había sido su unión.

No solo iba a conseguir la disolución de una boda que nunca debió realizarse, sino que también quedaría constancia de la renuncia por parte de la madre a sus derechos de patria potestad, su suegro no podría negar la vergüenza que caería sobre su nombre con lo que se aseguraba que renegara de su hija o no permitiría que siguieran viendo a su nieto.

Unos suaves golpes en la puerta al mismo tiempo que su padre hacia acto de presencia.

-Has olvidado la reunión que tenemos...

-No... disculpa... enseguida voy -y se apresuró a recoger los papeles y las fotos desparramadas delante de él.

-Qué es eso? -preguntó al darse cuenta de la expresión dura de su rostro.

-Míralo tú mismo... -dijo echando algunas fotos en su dirección.

-Esto es inadmisible -su mirada se cargó de llamaradas de ira- Inaceptable..., ha traído la vergüenza a nuestra familia. -Miró la serena actitud de su hijo- ¿Vas a pasar por alto su injuriosa deslealtad? ¿Hablarás con ella para escuchar sus mentiras?

-No, padre, no lo haré. -Había tomado su decisión, una separación rápida bajo sus condiciones, sin paliativos o atenuantes por parte suya- Llamaré a Kawasawa-sama y le pondré en antecedentes acerca de la conducta inmoral de su hija.

-De acuerdo, iré solo, ocúpate de resolver tus asuntos, si eso es lo que quieres sabes que tienes todo mi apoyo.

**********************

-Has traído la deshonra a nuestra familia. -la violenta bofetada que recibió la tiró contra un mueble que se tambaleó con su peso.

Su madre lloraba con desconsuelo, sabiendo que no tenía sentido intervenir, porque su ira se desataría también contra ella.

Vió odio en la mirada de su hija, mientras se tocaba la mejilla donde habían quedado marcados los dedos de su padre.

Le hizo un gesto para que no incitara a su esposo, porque era un hombre en extremo violento, le atemorizaba la crueldad que pudiera ejercer sobre su hija para limpiar el agravio que su nombre había recibido por un miembro que llevaba su propia sangre, eso para él era imperdonable.

Su hija se levantó, ajena al dolor que estaba sintiendo. Su voz se dejo oír con claridad.

-Si te atreves a hacerle daño te mataré.

Asombrado, incapaz de creer haber escuchado esas palabras, se volvió.

Se miraron fijamente, con el mismo brillo de furia en sus ojos.

-Ya no eres mi hija. ¡Fuera de mi casa! -rugió exasperado.

-No lo haré sola, me iré con él. -le constaba que su padre era capaz de matarlo con total impunidad, por eso le enfrentó con valentía.

A un gesto suyo no tardaron en aparecer un par de hombres, llevando de los sobacos el cuerpo inerte de un hombre al que dejaron caer a sus pies.

Sin mostrar debilidad, se obligó a levantarlo, pesaba, pero la fuerza de su amor le ayudó a sostenerlo, y lentamente, salió de la casa, llevando su preciosa carga. Era consciente que esos golpes que habían desfigurado su rostro, eran un preludio del ejemplar castigo que su padre le infligiría por relacionarse íntimamente con miembros de la familia para la que trabajaba.

Sabía que tenía que encontrar un médico para hacerle ver, le oía quejarse con cada paso tambaleante que conseguía dar cuando volvió en si de su desmayo.

Pasaron diez años antes que se volviera a saber de ellos, vivían juntos, eran felices y al parecer la pobreza en la que transcurría sus existencias no era un impidimento para el amor que sentían, ambos trabajaban para mantener un hogar y a sus hijos, un niño y una niña.

**********************

-Como lo supiste? -le preguntó la noche siguiente a verse libre de su esposa, fue ella misma quien se puso en contacto con el, le dijo donde contactar con ella cuando llegará el momento de firmar los papeles que anulaban su matrimonio, era consciente que su padre y la familia de su esposo conseguirían que todo concluyera rápidamente y así fue.

-Hace seis meses la sí salir con un hombre de un rabudo, pensé que debía tratarse de un error, pero no. Cuando se separaron le seguí, me sorprendí cuando se reunió con un par de hombres del clan Kawasawa, cuando me dijiste que te gustaría que todo fuera distinto, pensé que esa era mi oportunidad.

-Sin embargo, callaste lo que sabias. De manera que era eso lo que te preocupaba?

-Dijiste que no podía haber represalias contra... contra... la familia, por eso deje pasa un tiempo antes de decidirme a contratar los servicios de un detective para que me informara sobre sus actividades.

-Contra ti... -le gustaba verle con sus mejillas arreboladas- Es cierto, nunca me hubiera perdonado si algo te pasaba. -Le abrazó con ternura, acariciando su rostro turbado, mirándose en esas pupilas en las que era incapaz de ocultar lo que sentía- Eres consciente que aún así nunca podremos mostrar nuestros sentimientos, si Kawasawa-sama llega a tener un atisbo de nuestra relación, sabrá que podía seguir adelante con mi matrimonio, solo por evitar el escándalo.

-Si estoy contigo no me importa.

-Nunca te dejaré... Te amo tanto, que me dolía no poder darte todo cuanto te mereces.

-Me basta contigo. -gimió cuando sus labios le fueron arrebatados con un ardiente beso que le nublo los sentidos.

Hiroshi le sostuvo entre sus fuertes brazos hasta que falto de aliento se apartó se apartó.

-Te amare siempre. -susurró y nuevamente sus labios se posaron sobre su lindo koi, solo que esta vez fue para hacerle el amor, para sentirle gemir bajo su cuerpo, para arrebatarle el sentido.

Hasta el próximo capítulo....

Paz


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