Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Haz realidad nuestros sueños por Paz

[Reviews - 123]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Aquí tenéis otro poco más de la historia de los antepasados de Hana

 

Haz realidad nuestros sueños

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 4: La trampa



-Se te ve feliz... –su padre le sale al paso aquel atardecer cuando regresó eufórico de su prolongada escapada.

-Lo soy. –afirma.

-Ya tienes en claro cuales son tus prioridades. –no en vano había crecido su hijo muy próximo a el, le conocía lo suficiente para saber que ese matrimonio no le satisfacía, pensándolo mejor aun es joven y bien puede esperar ese tiempo. En esos meses se hará  a la idea de que pronto tendrá una esposa, y que su obligación es darle nietos para asegurarse la continuidad de la familia Kobayashi.

-Siempre he sabido cuales son, me lo has dejado bien claro demasiadas veces... a su debido tiempo tendrás nietos.

-Tengo tu palabra que me darás por lo menos un par de nietos? –no estaban solos y los que escuchaban, no pudieron menos que sonreír.

-Por supuesto. Solo espero que te sientas satisfecho con ellos y que me des tú palabra  de que no interferirás en mi vida privada.

-La tienes...., si tú me das dos nietos. –pensó que mejor dos que uno- Podrás hacer con tu vida lo que quieras. –El astuto daymo agregó- Recuerda bien mis palabras, tú me darás dos nietos...

-Eso he dicho –dijo sin comprender porque insistía tanto en ello- si me disculpas, voy a retirarme... estoy cansado tras la cabalgata.

-Puedes irte... –concedió.

Una vez en su cámara, hizo llamar a su ayudante personal. Se trataba de un chiquillo de apenas trece años, delgado y escurridizo como una lagartija, nunca estaba donde debía. Cuando llegó a la carrera, comenzó a disculparse con rápidas inclinaciones del cuerpo, dando la impresión que iba a golpear la cabeza contra el suelo.

-Ya esta bien, Yuki... no sigas o te haré cortar la cabeza –empezaba a sentirse mareado ante la buena voluntad del chico, su amenaza surtió efecto porque el chiquillo se paralizó- Ve a buscar algo para comer y beber. No te demores o ya sabes… –le vió tragar con dificultad.

Al quedar solo sonrió. Algunos segundos después unos golpecillos interrumpieron su pretendido descanso.

-Quién?

-Mi señor...

-Pasa, Masanobu. –reconoció la voz a través de la pared de papel.

El panel fue deslizado, Masanobu, arrodillado frente a él, inclinó la cabeza, se metió dentro, cerró el panel y se volvió hacia donde él permanecía sentado.

-Deja las ceremonias de puertas afuera... a que se debe esa expresión que traes?

-Se ha corrido la voz en el castillo, que vuestro padre os ha arrancado una promesa... –dijo sentándose con las piernas cruzadas frente a su señor.

-Que rápido vuelan los chismes. Nada importante.... –dijo con desinterés.

-Lo creéis realmente?

-Vos no? Por qué?

-Puedo hablar claramente?

-Si... decid lo que pensáis.

-Vuestro padre os ha tendido una trampa y habéis caído en ella.

-Explícate... –se incorporó de los cojines donde estaba recostado con expresión indolente.

-Vuestro padre no cumplirá su promesa, porque vos no podéis cumplir la vuestra.

-Cómo que no? –al instante de preguntarlo, comprendió. Se levantó furioso- ¡¡¡Será hijo de...!!! –una mano se posó sobre sus labios impidiéndole continuar.

-Aquí no, mi señor –susurró.

Asintió a su suave reprimenda. Nunca se podía saber en que oídos podían caer sus palabras, una imprudencia así podía costarle la vida. Su padre ansiaba con fervor que le diera un heredero para salvaguardar la jefatura del clan Kobayashi, para que si ellos morían estuviera asegurada la sucesión. Más quien pensaba en la muerte teniendo quince años y estando en tiempos de paz y bonanza.

Yuki regresó portando una pesada bandeja, con suficiente comida y bebida para su señor.

-Compártela conmigo –invitó a Masanobu, sin mirar al chiquillo agregó- No te vayas lejos… puedo necesitarte –y le alejó con un gesto.

Cabeceó inclinándose, su frente toco el piso de madera y sin darle la espalda retrocedió, salió y descorrió el panel a su posición original, quedándose sentado al otro lado del pasillo.

-Qué le has dicho que esta aterrado? –al quedarse solos dejo de lado toda formalidad.

-Come y bebe… -sonrió al recordarlo. El chiquillo no era nadie al que tener en cuenta. Ante la mirada inquisidora añadió- Solo le asusté un poco… -se llevó la mano a la garganta.

-Deberías avergonzarte. Es un chiquillo muy sensible, no deberías bromear con esas cosas.

-Quién dice que bromeaba?

-Te conozco… vas a dejar que el temor sea una constante en su vida.

Katsuyoshi se limitó a mirarlo serio, Masanobu tuvo un pensamiento, le conocía realmente?

-Yuki… -llamó el joven guerrero sentándose derecho, con toda formalidad.

-Señor… -el panel fue descorrido y el niño del otro lado permanecía con la cabeza baja.

-He decidido que no te necesito, no volverás a recoger mis cosas, ni iras a las cocinas, ni te ocuparas de mi persona, tus servicios han concluido, dejaras de ser mi sirviente.

-Señor… -levantó la cabeza con temor, al oírle expresarse en aquellos términos.

-He decidido que a partir de mañana serás mi escudero. –concluyó.

Olvidó todo protocolo y le miró al rostro, sus ojos brillaban con un rastro de lágrimas.

-Gracias, señor… no tendrá ninguna queja de mi.

-Masanobu te dirá cuales serán tus nuevas ocupaciones, pero antes de dejar tú trabajo búscame un buen sustituto. –le pidió.

-Si, señor… lo haré… no tendrá queja de mi… -repitió emocionado inclinándose  hasta tocar el piso con su frente y retrocediendo sin darle la espalda.

-Satisfecho? –preguntó al quedar solos.

-Solo si sientes que has actuado correctamente.

-Ocúpate de él –dijo volviendo su atención a la comida.

Masanobu supo que no diría más.

-Si, mi señor… -pronunció despacio. Iba a pedir permiso para retirarse cuando recordó un detalle- Necesitáis ayuda para acostaros, acabáis de despedir a vuestro ayudante.

-Has pensado en alguien? –preguntó a su vez.

-Tal vez, ahora mismo tengo en mente a una persona… y sin que sirva de precedente… -sonrió al decirlo- Puedo ser yo…

-Disponerlo entonces… me siento muy cansado. –reconoció.

En el otro extremo de la habitación, extendió un biombo dando intimidad al espacio de descanso, sacó el futón que extendió con pulcritud, cuando todo estuvo dispuesto, volvió a su lado, le ayudó a desvestirse, tomando con cuidado sus ropas y dejándolas prolijamente dobladas sobre una mesilla baja, Katsuyoshi se sentía feliz con la amable solicitud de su koi, después procedió a soltar su cabello, espillándolo hasta que tomo un brillo como azulado, dejándoselo suelto por su espalda desnuda, solo quedo con un taparrabos que cubría sus partes pudendas, cuando le acercó su bata para dormir se lo quitó, no podía dormir si sentía su cuerpo oprimido, Masanobu le cruzó la bata por delante sin llegar a atarle el cinto, se recostó en su futón y se dejo tapar.

-Buenas noches, mi señor –murmuró despidiéndose.

-Que descanses, Masa-kun –respondió como adormilado- No vas a darme un beso? –preguntó quedo con una risueña expresión.

Aunque sorprendido por el pedido, se inclinó sobre su rostro posando sus labios en los suyos y dándole un suave beso. Cuando quiso darse cuenta, estaba recostado sobre el futón con el cuerpo de su amante sobre él, restregándose con ardor sobre él.

-Aquí no… -gimió al sentir el contacto de su mano bajo sus ropas- Aaahhhh.

-Tú también lo estas deseando –susurró en su oído al encontrarle excitado.

-No soy de piedra –murmuró bajito para que sus palabras solo fueran escuchadas por él.

Katsuyoshi rió quedito.

Pasaba de medianoche cuando Masanobu se deslizaba como una sombra por los vacíos pasillos, cuidado para no despertar a los que tras los paneles dormían, conociendo el peligro que le suponía ser sorprendido a esas horas allí y sin poder justificar su presencia a tales horas.

Una sonrisa de satisfacción embellecía su semblante.

-Pudo salir? –preguntó Kaede cuando el pelirrojo dejo de hablar.

-Quién? –preguntó haciéndose el despistado.

-Ya sabes…

-Solo sé que tengo a mi lado a un lindo zorrito –acarició su mejilla con cariño, sus miradas quedaron fijas una en la otra, viéndose reflejados uno al otro en sus pupilas.

-Recuerda que tú madre esta en el dormitorio de al lado. –murmuró al sentir su mano deslizarse por debajo de su bata, a lo largo de su espalda.

-No te preocupes por ella, esta acostumbrándose a oírte gritar. –dijo con una sonrisa.

-Quiero saber…. Mmmmmm…-sus labios fueron tomados por los de Hanamichi, en un beso tierno para acallarlo y cuando sus brazos rodearon su cuello y su cuerpo se venció por completo sobre él, olvido todo otro deseo que no fuera su monito pelirrojo.


Hasta el próximo capítulo....


Paz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).