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Sexting por Princesa de los Saiyajin

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Notas del fanfic:

El título “Sexting” hace referencia a lo que realmente significa esa palabra. Según Wikipedia, “Sexting (contracción de sex y texting) es un anglicismo para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles”.

Puede (y es lo más probable) que no escriba ni notas del capítulo ni notas finales, pero eso no querrá decir que no me gustaría mantenerme en contacto con ustedes ni que no contestaré sus reviews (en caso de que los haya), todo lo contrario.

La historia puede tener semejanza con sucesos reales, ya que fue de distintas noticias de donde pude inspirarme y basarme para escribir esto.

Los personajes le pertenecen a Akira Toriyama.

SEXTING

 

 

1

Nuevos amigos

 

 

Gine apagó la radio para después apagar el coche. Recién se había estacionado en el garaje de su casa; había sido un largo día de trabajo y ya estaba anocheciendo. Le agradaba la idea de que por fin estaría en su hogar, cenaría algo y podría irse a descansar. Entró a su vivienda y cerró la puerta. Vio a sus dos hijos en la sala, ambos sentados en el sofá, además traían su celular en la mano, enviando mensajes. A decir verdad ya se había acostumbrado a ello, incluso se le hacía raro que no lo llevaran.

—Hola, hijos—los saludó.

—Hola, mamá—saludó el menor de los Son sin despegar la vista de su teléfono.

—¿Qué quieren para cenar?—preguntó desde la cocina.

—Yo no tengo hambre, ¿y tú, Rad?—preguntó a su hermano, pero éste no contestó—. Rad—le volvió a llamar, pero seguía sin escucharlo—. ¡Raditz!—alzó más la voz y le dio una pequeña patada para que reaccionara.

—¡Auch! ¿Qué quieres, cabeza de palmera?—respondió de mala manera.

—¡Oye!—hizo un pequeño puchero infantil—. Mamá preguntó que qué querías para cenar—le dijo.

—No tengo hambre—respondió y volvió a concentrarse en la pantalla de su aparato electrónico.

—Estamos bien, mamá, gracias—le dijo en voz alta para que escuchara.

Un hombre entró a la vivienda, tenía puesto un traje de color negro, llevaba una corbata roja y zapatos lustrados de color negro. Se veía sumamente apuesto, además de varonil: sus facciones faciales eran de un adulto guapo, pero tenía unas cuantas cicatrices que lo hacían lucir muy masculino.

—Ya llegué—avisó.

—Bardock, ¿qué quieres para cenar?—decía la mujer llegando con él. Se paró frente al hombre y le dio un casto beso de bienvenida.

—¿Puedes cocinar la carne? Tengo mucha hambre—dijo. Se quitó el saco y lo colgó en el perchero que estaba a un lado de la puerta.

—Estaba pensando en guardarla para mañana…—dijo un poco apenada de no poder cumplirle a su marido.

—¿Y por qué hasta mañana?—preguntó con un tono de confusión, pero la mujer sólo sonrió. El hombre se acercó al sofá, del lado donde se encontraba su hijo menor—. Ah, creo que ya recordé—abrazó al menor, quien sonrió ante el contacto—. Mi hijo se va a graduar—dijo y le alborotó su cabellera.

—Sólo es la primaria…—dijo sonriendo.

—Pero significa que entrarás a la secundaria. Y esos fueron los mejores momentos en mi adolescencia, y creo que lo serán para ti. Podrás conseguirte una novia linda, salir a fiestas con tus amigos…

—Papá—lo interrumpió el menor—, sabes que no me gustan las fiestas… ni las chicas…—le dijo un poco apagado, pero pensó lo último.

Goku no tenía el menor interés en el sexo femenino, al contrario, le parecía insoportable la actitud que mantenían muchas de las niñas de su edad; a su madre la respetaba y admiraba, ya que ella tenía una actitud decidida y recta, firme en su comportamiento. ¿Pero ellas? Ellas lo único en lo que pensaban era: chicos, zapatos, moda, muchachos, más zapatos, ropa linda, que no se les rompan sus uñas, conseguir un novio, hablar de “temas de chicas”, más zapatos…

E, independientemente de eso, incluso aunque conociera a alguien que no fuera así, no le tomaría el más mínimo interés en que lo suyo se convirtiera en algo más que una simple amistad.

Pero con los muchachos…

Sí, tenía amigos y a ellos no los podría ver nunca de otra manera, pero otros…

Jamás les mencionó a ellos su homosexualidad, y tampoco se arrepentía, no quería que ellos se enteraran. ¿Qué pensarían de él si ahora dice que es gay, si desde siempre fueron muy unidos, tanto que podían cambiarse totalmente de ropa en una pequeña habitación cuando les tocaba hacer deportes en la escuela? Porque, aunque no tuviera otras intenciones, dudaba mucho que pudieran entrar en razón.

—Eso es lo de menos. Ya verás que te animarás y cuando vayas a una fiesta te gustarán—se dirigió hacia la cocina para ir a comer algo.

El menor volvió a ver su celular, y empezó a revisar sus mensajes, captando su atención uno proveniente de un amigo suyo.

 

Activo(a) hace 1 hora

Krillin Sato: Goku, mañana te kuento algo ke akabo d descuvrir ase pokito

Enviado hace 2 horas

 

Me pregunto qué querrá decirme. Quizás se conecta más tarde, le gusta desvelarse, tal vez si le envío un mensaje me lo responda antes de que me vaya a dormir…—pensaba. Pero antes de realizar aquello que tenía planeado, su madre le llamó.

—Hijo, tu padre dice que podríamos ir a cenar mañana a donde tú quieras para festejar, ¿qué dices?—preguntó la mujer asomándose desde la puerta del comedor.

—¿Eh? Sí, mamá—dijo.

—Bien. Ve a dormir ya, tienes que levantarte temprano para alistar todo—le dedicó una sonrisa y se dirigió a atender a su marido.

Goku subió las escaleras y caminó a su cuarto. Se cepilló los dientes y se recostó en su cama. La habitación era iluminada únicamente por la luz que desprendía la pantalla de su teléfono, además del escaso brillo de la luna que se adentraba por su ventana.

Revisaba animadamente las imágenes que compartían sus amigos, hasta que recibió un mensaje. No lo abrió, solamente revisó el remitente, y al verlo puso una mueca de disgusto.

Es Milk… si sigo conectado se molestará si no le contesto, pero no quiero hablar con ella…—pensó. Cerró su cuenta, apagó la pantalla de su celular, lo colocó sobre su mesita de noche y se acomodó para dormirse—. Si pregunta mañana, le diré que me desconecté antes de verlo, lo bueno es que no lo abrí…

Antes de dormir, a su mente de nuevo vinieron los recuerdos de lo que hasta hace un rato estaba pensando, sobre ese “detallito” insignificante que sólo él sabía. Tenía miedo de la reacción que tendrían sus amigos cuando descubrieran que él es gay, por ello no quería decirles nada, pero en ocasiones sentía la necesidad de decirlo a alguien, como si en su interior no pudiera acumularse más ese secreto y estallaría si no lo contaba.

¿Y su familia? También tenía miedo de que se enteraran, sobre todo de su padre. Su mamá era una mujer bondadosa, que sabía que lo apoyaría sin importar nada, pero su papá era todo lo contrario. Él llegaba a ser muy obstinado, sobre todo si se trataba de que a los hombre sólo le pueden gustar las mujeres y viceversa; entendía que porque una mujer se puede embarazar y blablablá, pero lo suyo era una completa homofobia. ¿La razón? Simple: también había donceles; y aunque sólo uno de cada mil varones nacidos tenía esta particularidad, contaba como excusa de que para el amor no había géneros, y que una de las partes pudiera quedar preñado era un punto extra.

También por esa razón no había conseguido pareja; como no le gustaban las mujeres, no había tenido novia, y como sólo él sabía de sus gustos no pudo conseguir novio… Claro que se fijaba en los chicos, pero tampoco se había enamorado lo suficiente como para poder expresar un “Te amo”.

Ya no quiso atormentarse con sus dudas y pensamientos, así que cerró los ojos y dejó llevarse por el sueño que tenía, perdiéndose en ese paraíso donde, si todo marchaba bien y no tenía pesadillas, podía ser muy feliz, olvidarse del mundo real y de todos los problemas, vivir un pequeño transcurso de vida a como él quisiera, moldear su destino a como quisiera sin tener que preocuparse de los demás.

 

 

***

 

La alarma no parecía querer apagarse, su agudo sonido retumbaba en la habitación, y hacía eco al chocar con los muros. Pesadamente, Goku tomó el despertador y desactivó la alarma. La volvió a colocar en la mesita y se volvió a acurrucar. Su cansancio era demasiado, que parecía que casi caía en aquel manto llamado sueño.

Sí, casi, ya que la alarma de las 5:05 a.m. sonó, por lo que pesadamente volvió a desactivarla. Igual que la ocasión anterior, sonó la de las 5:10 a.m., así que sin muchas ganas la desactivó y se puso de pie. Tomó una toalla y se dirigió al baño de su habitación, donde tomó una larga ducha para despabilarse y que se le quitara ese sueño.

Salió únicamente con esa toalla enredada alrededor de la cintura, comenzó a buscar ropa en su armario y se vistió. Se “peinó”, o al menos eso intentó, ya que su cabellera no parecía perder su alborotada forma ni aplicándole todo el fijador del mundo.

Bajó y se encontró a su madre preparando el desayuno, la saludó con un beso en la mejilla y se sentó en la silla que siempre usaba. Su cansancio era evidente, y la mujer obviamente lo notó. Así que, para animarlo, comenzó la conversación.

—¿Listo para hoy?—le preguntó sin voltear a verlo, concentrando su vista en lo que cocinaba.

—Supongo… aunque tengo mucho sueño… Mamá, ¿y si no voy?—preguntó mientras colocaba sus brazos sobre la mesa y apoyaba su cabeza en éstos.

—¿¡Cómo de que si no vas!?—preguntó la mujer volteando y apuntando hacia él con una palita de madera, asustando al menor—. Irás. No por nada te esforzaste tanto en conseguir el primer lugar de generación, de seguro te premiarán o algo… Además, no me puse a cocinar tan temprano por nada, así que vas a ir y se acabó—dio media vuelta y continuó con sus labores.

Su agotamiento se desvaneció por el susto que le dio haber visto a su mamá así de molesta tan temprano, por lo que se decidió por no volver a decir algo como eso.

—Tu abuelo Turles vendrá a cenar con nosotros—le dijo luego de unos minutos de silencio. El rostro del menor se iluminó por completo.

—¡¿En serio vendrá?!—exclamó emocionado.

—Sí. Ahora come, mientras voy a despertar a tu hermano—colocó un plato con hot-cakes delante del menor y llenó un vaso con agua, por lo que el menor rio.

—Mojarás a Raditz de nuevo, ¿verdad?—preguntó riendo.

—Es la única manera de que se despierte…—dijo y salió de la cocina.

Goku se quedó ahí, sonriendo porque su familia se reuniría de nuevo.

 

***

 

 

Como era de esperarse, Goku recibió un pequeño reconocimiento por su alta calificación académica y sus continuos primeros lugares de grupo. Toda su familia había ido a la ceremonia de graduación, observando muy bien cada detalle de todo; todos excepto uno, ya que Raditz la mayoría del tiempo se estuvo peleando con el nudo de la corbata y no prestó atención a casi nada.

Los jóvenes, una vez terminó todo, se comenzaron a despedir. Los abrazos, el llanto y las palabras cursis no se hicieron esperar. El joven Son se acercó a sus amigos, Krillin y Yamcha, para despedirse.

—¿Nos volveremos a ver?—preguntó el más bajito.

—Claro, Krillin. Aunque estés en otra secundaria no querrá decir que dejaremos de ser amigos. ¿Verdad, Goku?

—Sí. Tal vez yo esté con Yamcha pero seguiremos viéndonos—afirmó el de cabellera alborotada.

Una jovencita pelinegra, de cabellera lacia y con flequillo se acercó a ellos. Se abrazó a Goku y comenzó a decir:

—Goku, te voy a extrañar mucho—estaba muy aferrada a su cuello, como si no quisiera soltarse. El joven Son estaba desesperado por quitársela de encima, pero parecía que sin importar lo que hiciera jamás la desprendería; y sus amigos sólo reprimían una carcajada al ver la reacción de su amigo.

—Ehm… Milk… etto… tengo que ir al baño—mintió. La pelinegra lo soltó y así el joven pudo correr como alma que lleva el diablo hacia el baño de los varones.

—Yamcha, a ti también te extrañaré mucho—dijo y lo abrazó de la misma manera que al otro, casi sofocándolo.

—Yo iré con Goku—dijo y se fue rápidamente de ahí, para evitar que casi lo ahorcara como a sus dos amigos.

Al llegar, pudo verlo recargado en los lavabos, sonriendo.

—Me libré de ella—decía alegre.

—No entiendo por qué la evitas, ella es muy bonita—dijo sin mucho interés.

—Oye, Krillin, quería preguntarte… ¿qué es lo que querías decirme?

—Ah, cierto, casi lo olvido—sacó su móvil y le hizo una seña para que se acercara. El otro lo hizo y pudo ver que abría una página de internet—. Esta página me la mostró un amigo.

—¿Y de qué es o qué?—preguntó confundido.

—Es para conocer gente nueva—respondió así como así.

—¿Y por qué me la muestras?

—Nada más… Creí que te interesaría. Además, no necesariamente tienes que colocar una imagen o toda tu información personal, sólo basta con tu nombre. Digo, en una de esas hasta consigues pareja—dijo. Apagó su celular y le entregó un papel que sacó de su bolsillo—. Ahí está escrita la dirección por si te interesa. Tengo que irme ya, nos vemos, amigo—dijo y salió del baño, dejándolo solo.

Goku miró el papel y se quedó pensativo.

Quizás no sea tan malo como creo…

 

***

 

 

La tarde pasó rápida, fueron a un restaurante a comer y regresaron a casa. Al menor le daba mucho gusto que su abuelo Turles los haya acompañado, que se la pasó muy animado todo el tiempo. Se despidieron de él al anochecer y éste tuvo que partir. Pero, a la hora de que todos estaban dormidos, el menor se encontraba aún despierto, pensativo. “Es para conocer gente nueva”, las palabras de su amigo sonaban en su mente. “Quizás, en una de esas, consigues pareja” se volvió a escuchar.

Bueno, sólo para ver de qué se trata…—pensó.

Tomó su celular y abrió el navegador, escribió la dirección de esa página web y esperó a que cargara. Se registró, escribiendo solamente su nombre: Son Goku. Omitió su primer nombre, Kakarotto, para evitar dar datos de más. Y, en intereses, colocó “hombres”, para evitar así que las mujeres desesperadas en busca de pareja le enviaran mensajes. Su edad, dieciocho años, ya que aunque tuviera doce si lo escribía no podría entrar, era sólo para adultos.

Una vez acabado el registro, comenzó a navegar, observando que había al menos varias docenas de personas que se llamaban como él facilitándole que su amigo jamás se enterara de que era gay por la información que puso. De pronto las solicitudes comenzaron a llegar, así que aceptó todas, excepto la de las mujeres. Minutos después un mensaje se abrió, perteneciente a un tal “Broly”, lo abrió y vio:

 

Broly: Hola, lindo

 

Se sonrojó al leer ese “lindo”, ya que nunca le habían llamado así.

 

Son Goku: Hola

 

Su conversación dio inicio así, provocando que Goku se sintiera cada vez más en confianza por la manera en que Broly le escribía, contándole él ya varias cosas de su vida. El menor de los Son sentía que ese muchacho, que en su perfil decía tener dieciocho años, era una buena persona.

 

Broly: ¿Y qué edad tienes? Yo tengo 15, pero como la página sólo la pueden usar mayores de edad tuve que mentir poniendo que tenía 18

Son Goku: Yo también, en realidad tengo 12

Broly: Somos chicos malos XD

Son Goku: Jajaja

 

 

Con cada comentario que él hacía provocaba que el menor se sintiera más a gusto y le escribiera con tranquilidad, bajando su guardia, pensando que esa página no era mala.

Pasaron las horas, los días y las semanas, en las cuales ambos conversaban mucho. Goku creía que él era un buen amigo, se sentía muy bien al hablar con él. Faltaban solamente dos semanas para el regreso a clases, el tiempo se la había pasado volando. Sólo él y su teléfono, él charlando plácidamente con ese “muchacho”.

 

 

Broly: ¿Y por qué no tienes foto de perfil? Yo no tengo porque soy muy guapo y me podrían invadir mi perfil con solicitudes de mucha gente

Son Goku: Jajaja La verdad es que no quisiera que mis amigos supieran que yo prefiero a los hombres, ellos son un poco… homofóbicos…

Broly: Qué lástima, la verdad yo también paso por lo mismo. Aunque me gustaría saber cómo eres… ¿Si yo te mando una foto mía, tú me envías una tuya?

 

 

Goku lo pensó un poco, dudando en si debía hacerlo o no. Su mente decía que no, pero a la vez creía que quizás podría tener una relación con él ya que, al parecer, también tenía que ocultar sus gustos. Aparte de que le agradaba demasiado, pensando que todos sus comentarios eran divertidos, cosa que le gustaba en una persona. Algo dudoso, respondió.

 

 

Son Goku: Está bien

 

 

Esperó varios minutos, para después ver que Broly le había enviado otro mensaje, con una foto adherida. Al abrirla, se sorprendió tanto. Él había pensado que ese “Soy muy guapo y me podrían invadir mi perfil con solicitudes de mucha gente” era broma, pero pudo comprobar que no. En la imagen aparecía un adolescente de cabellera negra y un poco larga, muy apuesto; Goku se sonrojó al ver esa imagen, pensando que realmente le gustaría un novio como él.

 

 

Broly: Tu turno, lindo

 

 

El menor buscó en su galería la imagen donde saliera mejor, así que le envió una de cuando fue a un paseo, estaba vestido con una playera blanca y tenía unas gafas negras acomodadas sobre su cabeza, sonriendo viendo hacia al frente, con esos ojos negros e hipnotizantes.

 

 

Broly: Vaya, eres muy lindo… aunque…

Son Goku: ¿Qué sucede?

Broly: Nada, sólo que te verías más sexy sin ropa

 

 

El menor se sonrojó todavía más ante esa insinuación, sintiendo que si le parecía atractivo a él las cosas iban por buen rumbo.

Pero… no sabía quién era el que estaba al otro lado de la red. Sí, decía llamarse “Broly”, pero ¿qué aseguraba que era así? Nada…. Y, lamentablemente, el joven Son no se daba cuenta de ello. Estaba como cegado... Se estaba dejando llevar…

 

Son Goku: Gracias…

Broly: ¿Me envías una foto sexy tuya? Anda, y yo te envío una…

Son Goku: No sé… es que… no soy tan lindo como tú crees…

Broly: Anda… mira, deja que yo te envíe una foto para ver si te animas…

 

 

Goku esperó unos segundos, y luego le llegó esa imagen. Su rostro adquirió un color carmesí al ver a Broly así, completamente desnudo; su cuerpo estaba muy bien trabajado y se veía completamente sexy y provocativo.

 

 

Broly: Es tu turno, lindo

Son Goku: Es que… no estoy muy seguro… lo siento…

//Visto a las 23:14

 

 

Le extrañó mucho ese “Visto”, si siempre contestaba inmediatamente.

—¿Se habrá molestado?—pensó.

 

Son Goku: ¿Estás enojado, Broly?

Broly: Un poco. Lo que me molesta es que yo sí me atreví a mostrarme así ante ti y tú ahora dices que no quieres.

Son Goku: Es sólo que…

 

 

Hasta en eso, no sabía ni qué decirle con exactitud para excusar su actitud.

 

Broly: ¿Qué cosa? Mira, te diré algo. Yo te la envíe para que supieras que realmente estoy, por así decirlo, comprometido contigo. Tenía pensado pedirte que fueras mi novio en unas semanas que ya nos conociéramos mejor. Pero veo que tú no tienes el interés.

 

Tal vez fue el hecho de que necesitaba amor, por así decirlo; uno que sus padres ni su familia no podían darle. Tal vez el hecho de que tuviera que esconderse de todos al tener que admitir sus gustos. Quizás solamente quería saber qué se sentía tener una pareja, aunque a ésta no la conociera en persona y viva a cientos de kilómetros de él. Y, sumado con el sueño acumulado por las constantes noches de desvelo acumuladas por hablar con él, fueron contra-restando su lógica, sustituyéndola por una maldita droga venenosa y traicionera llamada enamoramiento.

 

Son Goku: Está bien, lo haré. Sólo dame un minuto.

 

 

 

***En otro lugar***

 

Un hombre de al menos treinta años se encontraba sentado frente a su computadora, hablando cómodamente por chat con un tal “Son Goku”. Su sonrisa se extendió aún más cuando leyó “Está bien, lo haré. Sólo dame un minuto”; tal parece que tanto fue su regocijo que no pudo evitar soltar una sonora carcajada que resonó en esa pequeña y oscura habitación.

Otro más a la lista. Los niños a esta edad son tan estúpidos, más los que “necesitan amor” y sobre todo si les hablas con palabras bonitas… Jajaja—pensó e inmediatamente carcajeó, causando un escalofriante eco.

 

 

 

***En la casa de la familia Son***

 

Sólo una foto y ya, no es tan malo. Si no se la envías perderás todo el progreso que has tenido para que tú y él sean novios—se decía mentalmente.

Se puso de pie y caminó hacia el baño con su móvil en la mano. Destapó el espejo grande que había dentro, ya que, como no lo necesitaba, lo había cubierto con una sábana. Se fue desvistiendo lentamente, hasta que ya estaba completamente desnudo. Encendió la cámara de su celular y se colocó frente al espejo. Sonrió y se tomó una fotografía, la observó y creyó que era adecuada, ya que aparecía su cuerpo completo.

Se volvió a vestir y se fue a acosta de nuevo. Respiró hondo e intentó tranquilizarse un poco.

A ti te gusta Broly, y él hizo eso por ti, debes regresarle el favor. Y si no lo haces, podría molestarse y jamás serías su novio, y eso es lo que querías desde hace mucho tiempo…—pensaba.

Dudó un poco, pero después volvió a buscar el lado “positivo”.

Tal vez jamás lo conozca en persona, o al menos no hasta que crezca, y esto es lo más cercano que podría estar con él, ¿no? Además…

 

Tomó una larga pausa para después sonreír levemente.

 

—¿Qué podría pasar?—pensó y envió esa foto.


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