Nací, crecí y vivo en un laboratorio en donde su trabajo es investigar las cosas paranormales. Pues desde que tengo memoria mi vida siempre ha sido una cárcel, así es como siempre veré lo que los adultos llaman “mi hogar” Díganme ¿Ustedes llamarían hogar a un centro de laboratorio? Pues yo no y nunca lo hare. Prácticamente soy un ganado dentro de estas cuatro paredes. Dicen que es para mi propio bien, que soy muy especial para dejar que algo malo me pase. Fue a partir de los siete años cuando escuche por primera vez la voz Kasuka (Claro que yo recuerde, ya que el mismo me dijo que no se apartado de mi desde que nací y que no era la primera vez que hablaba conmigo, solo que yo era un bebe) Me criaron en el laboratorio personas completamente desconocidas para mí, nunca conocí a mis verdaderos padres. Desde que tengo ocho años comenzaron a incluirme directamente con los experimentos.
Es hora pequeño – Escucho la voz de Tom pero decido ignorarlo. No quiero ir, así que continúo con mi lectura. Oigo sus pasos acercarse, una vez enfrente se coloca a mi altura Sé que no te gusta, pero tienes que ir – Como si no hubiera dicho nada, cambio de hoja mostrando indiferencia. – Shizuo por favor. – Suspira frustrado. Sé que él no tiene la culpa, solo hace su trabajo y yo se lo complicaba. Marque la hoja del libro para continuar con mi lectura después para a continuación levantarme del enorme sofá y seguir al castaño a una de las tantas habitaciones del enorme centro de laboratorio – Toma asiento pequeño – Abrió la puerta y ataque la orden sin reprochar ¿De qué me servía? La habitación constaba de una silla, una mesa de metal y el casco neuronal. En cada prueba tenía que utilizar ese dichoso caso que permitía leer mi actividad neuronal, para así estudiarlo, analizarlo y así sacar beneficios para que el hombre los utilizara ¿Se imaginan que cada persona en el mundo contara con su propia entidad? ¿Lograr la comunicación con el inframundo? Pues estos sujetos sí. Para eso vivían. Hablar con Kasuka me permitía entenderlo mejor, él hacia todo lo que yo digiera, eso hacía más fácil las pruebas. Deseaba tanto salir de ese infierno ¡¡Quería conocer el mundo exterior!!
- Observe las cartas que se encontraban sobre la mesa: Eran grandes, blancas con diferentes figuras de color negro; Una estrella, cuadrado, círculo, líneas onduladas y un triángulo. La puerta se cerró, pero sabía que era observado por las cámaras y las personas detrás del enorme cristal, yo no las podía ver pero ellas a mi sí.
- Bien pequeño – Hablo Tanaka detrás del cristal – En la habitación continúa esta una mujer con las mismas cartas a las tuyas. Tu objetivo es acertar correctamente las que ella elija ¿De acuerdo? Bien, comencemos – Inicié con el ejercicio. ¿Cómo es que podía realizar tal cosa? Fácil, no por nada estoy en este estúpido laboratorio. Hay una entidad unida a mí. Su nombre es Kasuka. Puedo ver, escuchar y sentir lo que él. Y obviamente puedo hablar con él. Los adultos dicen que gracias a Kasuka pudo realizar muchos actos telepáticos, extraños y aunque no me lo digan directamente también aterradores. – Excelente Shizuo– Me felicito Tom por acertar – De nuevo – En mi mente veía cómo Kasuka volvía a la otra habitación y la señora gorda y fea escogía la carta de estrella. Desde mi lugar, sin moverme de mi asiento, señale la figura en mis cartas. Repetimos el ejercicio una y otra vez, estaba cansado. Kasuka se percató y como una forma de decirles a los científicos que era todo por hoy, encerró a la mujer y comenzó a mover la mesa, la silla, el cristal, cámaras, la lámpara del techo con una gran fuerza, prácticamente destruyendo la habitación. – ¡Shizuo basta! ¡Detente! – Grito alterado Tom. Le dije a Kasuka que se detuviera pero no lo hizo, quería asegurarse que me dejaran salir. El moreno abrió la puerta de donde me encontraba y me abrazo, limpiándome la sangre que escurría por mi nariz. . Fue ahí cuando Kasuka se detuvo y volvió a mi lado. – Es todo por hoy. Puedes ir a tu habitación. – Dialogo al separarse de mí. Salí de esa habitación, si no me equivoco era la numero sesenta y dos. Recuerdo que cuando tenía siete años, recorrí todo el centro de laboratorio, enumerando cada puerta que encontraba como una manera de entretenerme, tarde de alrededor de una semana ¡Este lugar es inmenso!
Llegue a mi habitación, que era la puerta número noventa y tres. Es un cuarto realmente amplio. Lo primero en ver era la sala que consistía de dos sillones uno pequeño y otro enorme y una televisión, después estaba la cocina, la cual no usaba mucho o mejor dicho no me dejaban usar demasiado ya que temían que un niño de nueve años terminara lastimado. Luego de la cocina estaba mi cuarto, este tenía una cama individual con mesitas de noche a cada lado, estantes con libros y algunos siendo cuentos infantiles, un pequeño escritorio que utilizaba de vez en cuando para dibujar, closet, un baúl donde guardaba los pocos juguetes que poseía y por último el baño que se encontraba al lado derecho. Me han dicho que puedo decorar mi “casa” a mi antojo: Pintar las paredes, cambiar los sillones etc. Todo lo que sea necesario para que este más cómodo, pero haga los cambios que haga nunca me sentiría cómodo teniendo cámaras ¡Que vigilan mis movimiento las veinticuatro horas del día! El único lugar sin vigilancia era el baño. Hubo una ocasión en la que me negaba salir de él, pero al final terminaron por derribar la puerta.
Decidí sentarme en el sillón pequeño (Era más bien para una sola persona) tome el control remoto y encendí el televisor.
- ¿Qué te gustaría ver? ¿Documentales? Está bien – Complací a Kasuka – Cuando el programa termino, escuche por el intercomunicador la voz Tom diciendo que ya era hora de ir a la cama. Lo cual para mí era todo un tormento. Había noches las cuales eran tranquilas y otras en las que no – Quiero seguir despierto ¿Puedo? – Pregunto esperanzado, dirijo mi mirada al largo “espejo” que se encuentra al lado de la puerta abarcando la sala y cocina, terminando al llegar a mi cuarto. Este no era más que otro vidrio donde me podían observar a través del mismo.
- De acuerdo, pero solo un poco más – ¡Bien! Había logrado posponer mi hora de dormir, era grandioso esa sensación, pero sabía que no duraría mucho. Debía de encontrar una manera de poder alejar esas entidades malignas. Al pasar el tiempo no tuve más opción que irme a preparar para dormir, ya en la cama con mi gatito de peluche y mi linterna en mano y todas las luces apagadas, me dispuse a dormir.
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El fuerte golpe que recibió mi cabeza con el piso hizo que me despertara. Sabía lo que estaba sucediendo, así que rápidamente comencé a luchar para lograr zafarme de la entidad maligna que comenzó arrastrarme fuera de mi cuarto.
- ¡¡Kasuka Ayúdame!! ¡¡Ahhh!! – Grite desesperado. No hubo necesidad de repetirlo dos veces ya que Kasuka logro quitarme a ese oscuro ser. Me levante dirigiéndome a la salida, trate de abrirla pero era imposible, así que comencé a patearla y golpearla – ¡Sáquenme de aquí! – De pronto me vi lanzado contra la pared. Eso sí que dolió. Kasuka mantenía alejado a toda entidad de mí. Fue hasta que la puerta fue abierta con rudeza y Tom entro a la habitación que todo rastro de amenaza se dispersó.
- ¡¡¿Shizuo, estas bien?!! – Me sujeto a su cuerpo en un abrazo, pero me alejo para poder examinar mi condición. – Ven tenemos que tratar tus heridas – Deje que me llevara al estilo princesa. Estaba cansado, agotado ¡¡No podía seguir así!! Si no lograba defenderme por mi cuenta y con ayuda de Kasuka terminaría muerto.