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Mi descendiente por Ayumi Kuran

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Notas del capitulo:

Hola a todos, bueno este es un nuevo fic que estoy haciendo a pedido de una persona que me lo ha pedido expresamente y a la que espero que le guste, es para 1827kratSN

Antes de dejaros leer solo quiero decirle: he cumplido con mi parte del trato. Para que veas que soy cumplidora aunque tarde lo mío jajaja.

Ahora sí os dejo leer tranquilas/os

Sawada Tsunayoshi era un joven de veinticinco años y líder de la mayor organización y mafia del mundo: Vongola. Admitía que cuando era un adolescente y supo de esto lo rechazó por completo a tener algo que ver con la misma, reusándose a conocer jefes de la mafia, ser entrenado por su espartano tutor e incluso se había negado a saber algo de encontrar a sus guardianes y subordinados…todos sus intentos habían sido en vano no obstante no se arrepentía de que al final resultaran de ese modo las cosas porque ahora tenía a la mejor familia del mundo. Una loca y disparatada que lo metía en grandes problemas, le daba mucho papeleo y dolores de cabeza pero… ¿qué familia es perfecta?

Con esto en mente respiro hondo, una gran y hermosa sonrisa en sus labios mientras se levantaba de la cama, desperezándose antes de un arduo día de trabajo sobre todo por sus reuniones. Al recordarlas un suspiro cansado escapó de sus labios mientras veía hacía su cama que le invitaba a volver con ella y seguir con su hermoso sueño.

- En unas horas podré volver a verle.

Ese pensamiento volvió a animarlo, renovando las energías que sintió perdidas hacía solo unos instantes mientras se iba a su baño personal, preparando la enorme tina con agua caliente mientras se desvestía, su mente divagando en qué tendría que discutir en esta ocasión con los aliados, su queridísimo tutor se había negado a comentarle nada y eso solo significaba una cosa: esa reunión no le iba a gustar nada.

- Da igual, no debo arruinar mi baño pensando en ello

Agitó un poco su cabeza para que esos problemas del trabajo se fueran lejos de su mente, en su lugar apareciendo una imagen que le hizo morder sus labios con deseo.

Un hombre alto se presentaba ante él, su piel desnuda recorría la suya mientras sus labios dejaban marcas en su cuerpo, una de sus manos dilatando su entrada mientras la otra empezaba a tocar su parte más íntima, tratando de excitarlo. Sus besos pasionales le cedían el control, dominando aquella exquisita boca que sabía a chocolate con vainilla, las manos del otro aferrándose a su cuerpo mientras gemía su nombre en su oído.

- Dios, sí

Inclinó su espalda hacía atrás al recordar esa imagen, su miembro erecto y deseoso de atención. Por un momento se maldijo el haber recordado esa imagen, ese deseo que lo consumía con tanta pasión saliendo por todos y cada uno de los poros de su piel, incitándolo a tener más de lo que se le ofrecía. Una vez más cerró sus ojos, dejando que su lujuriosa mente se dispersará.

- Tsunayoshi…tómame.

Un estremecimiento surcó su ser al sentir la mordida en su lóbulo, las manos del otro aferrándose a su cuello mientras movían sus caderas contra las contrarias, friccionando sus miembros y sacándoles a los dos candentes gemidos de deseo.

Una lujuriosa sonrisa se posó en los labios del castaño mientras cogía las caderas de su acompañante, alineando su más que excitado pene en esa rosada entrada que lo llamaba a gritos, sintiendo como apenas lo introducía un poco esa deliciosa estrechez lo empujaba hacía sí, queriendo poseerlo por completo, succionándolo.

Sus manos fueron hasta las piernas contrarias, separándolas mientras se introducía de forma lenta en ese delicioso agujero, oyendo sus gemidos y como tiraba de su cabello, sintiendo todo su autocontrol ceder en cualquier momento ante el deseo de penetrarlo de forma dura, doblegarlo y hacerlo sollozar de placer y deseo.

- ¡Dame duro, no te contengas!

Ese grito que más bien parecía un gemido de deseo hizo al otro gruñir pero aún así fue entrando en su acompañante de forma lenta, torturándolo y viendo como este trataba de auto penetrarse de la forma que deseaba sin éxito, sus manos conteniendo los bruscos movimientos que el otro trataba de hacer, recibiendo a cambio una mordida demasiado fuerte en su cuello, una venganza por hacer que sus caderas bajaran de forma demasiado lenta por esa dureza que ansiaba.

- Tranquilo, que te pienso hacer ver las estrechas

Sin ningún tipo de problema colocó las piernas del azabache sobre sus hombros, su miembro empezando a entrar con dureza y ningún tipo de cuidado en esa deliciosa entrada que estrujaba su miembro con deseo y lujuria, recibiendo los gemidos, jadeos e incluso gritos del contrario.

- ¡¡Dame más duro, párteme por la mitad!!

- Que ansioso

El castaño rio un poco antes de morder los pezones que se presentaban ante él, oyendo el grito placentero del otro en el proceso. Sus embestidas eran duras, oyendo como el otro gritaba de forma placentera mientras se arqueaba contra él, sus caderas moviéndose con insistencia contra las del castaño en busca del mayor placer posible

- ¡¡Joder, follame bien duro!! ¡¡Hazme delirar!!

- Como órdenes.

Inclinó por completo la espalda del otro contra el borde de la bañera, sus piernas encima de sus hombros mientras sacaba por completo su pene de esa rosada entrada que se empezaba a tornar de un color rojizo para el momento penetrarlo con fuerza, tocando su próstata, logrando que ese apretado trozo de carne se volviera aún más estrecho, haciéndolo gruñir excitado. Repitió su acción sin descanso, sus manos jugueteando con el bello púbico del otro antes de empezar a tocar sus hinchados testículos a causa del placer, ese pene completamente erecto desprendiendo el líquido pre seminal que se untaba en sus dedos, volviéndolos pegajosos y deslizantes mientras los usaba para frotar los pezones del otro y volverlos aún más hinchados, logrando que el azabache se tragará sus dedos con esa vital esencia en ellos, oyéndolo gemir de forma ahogada.

- ¡¡M-Más!!

Sus labios bajaron hasta tener los muslos del otro en su boca, mordisqueándolos y dejando varias marcas en ellos, unas que mostraban su posición sobre la persona que en ese momento se encontraba bajo su cuerpo.

- ¡Ah!

Un último gemido fue lo que sus oídos captaron cuando la estrechez se volvió mayor, apretándolo de tal forma que no pudo evitar gruñir de placer, dando varias certeras estocadas más en ese hermoso cuerpo antes de derramar su semilla dentro de él, notando el estremecimiento del otro.

Sus ojos se abrieron de golpe mientras gemía, su mano estaba manchada de semen mostraba la evidencia de que todo aquello había sido producto de su imaginación, que ese sexy hombre que lo volvía completamente loco no existía. Ante esto dio un gruñido insatisfecho, limpiándose con el agua que se encontraba en la tina.

Para su frustración y enojó había descubierto que ese hombre realmente sí existía el problema es que no sabía quién era, jamás fue capaz de ver su rostro. Pero por las terapias que había llevado sabía que esa persona era alguien de su entorno, una que lo volvía completamente loco y lo había conquistado sin darse cuenta, su propio cerebro haciéndole ver que lo amaba pero siendo incapaz de revelarse a sí mismo quién era esa persona, como intentando que lo descubriera por sí mismo.

- Esto es una mierda.

Sin querer darle más vueltas al asunto por el momento salió de la tina, limpiando su cuerpo antes de vestirse y salir del baño con su traje ya puesto mientras se dirigía a comer con su alocada familia.

- Buenos días

Les dio una sonrisa a todos los presentes mientras se sentaba en la cabecera, recibiendo los saludos de cada uno a su modo.

“Ese misterioso hombre debe ser alguien de su alrededor que haya llamado poderosamente su atención a tal punto de desearlo como amante”

Ante las palabras de la psicóloga no pudo evitar dejar que su mente divagara, todos los hombres azabaches que conocía se presentaban ante su mente, tratando de saber quién de ellos era aquel que lo había conquistado sin percatarse de ello pero…no conseguía saber quién era.

Soltó un pequeño suspiro frustrado mientras tomaba un bocado de su tostada, ¡¿por qué no era capaz de saber quién era él?! Su mente se negaba a decírselo y eso solo le frustraba, tenía que saberlo, deseaba tener a ese hombre bajo su cuerpo, marcarlo y hacerlo gemir… no pudo evitar soltar un suspiro ante esto, no podía aguantar más, le desesperaba no encontrarlo.

- Décimo, ¿está listo para la reunión?

- ¿Hum? A sí, claro.

Me levante de la mesa y me puse serio mientras iba con Reborn y Hayato caminando con calma por los pasillos de la mansión hasta llegar a una sala neutral que había en un despacho contiguo, justo para este tipo de ocasiones. Sus pasos eran tranquilos, ninguno de los tres decía palabra alguna durante los primeros minutos.

- Hayato, ¿de qué se trata está reunión?

- Lo siento Décimo, pero Reborn-san no me permite decírselo.

Los ojos del castaño se posaron sobre el azabache de patillas que lo veía de forma desinteresada, sus ojos más concentrados en el pasillo.

- ¿Qué me ocultas Reborn?

- Confórmate con saberlo en la reunión.

- Un buen jefe de la mafia debe estar informado sobre el tema en el que se discutirá en una reunión de aliados

Una sonrisa ladina se posó en el azabache al escuchar al castaño, el orgullo brillando en esos ojos azabaches por unos segundos antes de ser sustituidos por indiferencia.

- No está mal Dame-Tsuna, vas aprendiendo.

- Todo gracias a mi tutor.

- Pero no te diré el tema de la conversación.

El castaño vio con el ceño fruncido a su tutor, sus labios fruncidos hasta casi formar un puchero en ellos, pocos segundos después quito esa expresión mientras trataba de adivinar dicho tema de conversación durante unos escasos segundos antes de que su mente divagará una vez más sobre aquel azabache que le robaba el sueño cada noche.

Tan metido se encontraba en sus pensamientos que no cayó en cuenta de en qué momento llegó a la sala de reuniones, el resto de jefes en ella estaban completamente serios y pronto el Décimo Vongola se compuso de la misma forma, mirando a las personas ahí reunidas con seriedad.

- Una vez estamos todos, podemos empezar con esta reunión.

- El tema es rápido de aclarar, el décimo debe casarse cuanto antes y darle un heredero a la Vongola.

Al escucharlo el castaño sintió que sus ojos se abrirían como platos, su propia mascara como jefe caería pero pudo recomponerse a tiempo, viendo a los presentes con seriedad.

- ¿Casarme? Señores a penas tengo veinticinco años, los planes de matrimonio no están en mi mente.

- ¡Exigimos que se casé! En cualquier momento puede morir, necesitamos asegurarnos de que hay un futuro para Vongola cuando usted fallezca.

- No tendré un hijo solo porque sean sus reclamaciones.

- Todo jefe debe tener uno, cuanto antes mejor. Si usted no está dispuesto a asegurarnos que la Vongola tendrá una descendencia, un futuro líder para cuando usted fallezca nosotros no apoyaremos más a su familia.

- ¿Traicionaran a la Vongola?

- Sin la seguridad de ese heredero, sí. No vamos a correr el riesgo de que se repita el Caso Xanxus.

El castaño cerró sus ojos al recordar que de esa forma llamaron al ataque de Xanxus, la rabia de haber sido adoptado por el Noveno y no saber que no podría heredar Vongola, la guerra que eso causo y solo porque el Noveno no tuvo ningún hijo.

- Exigimos que se casé y tenga un hijo.

- Décimo...

Vi a Gokudera y este me susurro al oído su opinión, no queriendo que el resto de los presentes se enteraran. Pensé en lo que Gokudera dijo con detenimiento, mis manos entrelazadas se tensaban y destensaban, un suspiro resignado saliendo de mis labios.

- Está bien señores, me casaré y tendré un hijo.

Los presentes sonrieron con satisfacción, la posibilidad de una guerra siendo rechazada por el momento mientras todos se levantaban complacidos para salir de la sala.

- Tiene un año para casarse y tener un hijo Vongola, sino consideraremos que todo fue una mentira, una ofensa personal. Que pase un buen día.

Los aliados salieron al momento de la sala mientras un nuevo suspiro salía de mis labios, no había nada más que empezado el día y ya estaba agotado física y psicológicamente. ¡¿Cómo iba a casarse y menos a tener un hijo en menos de un año?! ¡¡Era una locura!!

- Miré el lado bueno, Décimo. Puede pedirle a Sasagawa Kyoko que se convierta en su esposa.

- A-Ah…sí, llevas razón Gokudera.

Le di una sonrisa mientras me levantaba para salir de la sala, me sentía cada vez peor con este tema. Es cierto que yo había estado enamorado de Kyoko por años pero la cosa había cambiado con la pelea de los Shimon.

Cuando vio a Enma por primera vez se sintió interesado en el pequeño pelirrojo, este tenía unas cualidades muy parecidas a las suyas, sintiéndose identificado copn él, ambos llevando una vida que no escogieron. Durante la pelea solo se llegaron a hacer más cercanos, sus ojos empezando a recorrer el cuerpo del otro mientras peleaban y al acabarla…no podía dejar de pensar en él, sintiéndose fuertemente atraído hacía el jefe de Shimon hasta que no aguanto: ambos tuvieron sexo.

Los dos quisieron hacerlo, dándoles a los dos las respuestas a las preguntas que habían tenido en su mente. Por su lado Enma había admitido sin ningún tipo de problema que era bisexual pero…para él era distinto, había admitido su homosexualidad pero también se había negado a revelarlo, temiendo las reacciones de todos los que lo rodeaban y deseando ser una persona normal a pesar de saber que porque le gustaran los hombres no era algo malo pero el rechazo…el temor de que su familia lo rechazara por su condición sexual…era demasiado fuerte para él.

Soltó un suspiro cansado mientras iba hacía su oficina, prefería pasar el resto del día enterrado entre papeles que pensando en su compromiso obligado con alguien que no sabía ni quién sería, evitar enfrentarse aún a su familia con este tema, tenía un presentimiento que le decía que no acabaría bien.

Pero como siempre que tenía un plan en mente las cosas no le salieron como él pensaba. Pronto la noticia de que el Décimo Vongola se tenía que casar y tener un hijo se difundió como pólvora por toda la mansión, los gritos de protestas, las amenazas, el descontento general se pudo apreciar perfectamente…iba a ser un muy duro momento.

- No puedo negarme, debo hacer esto.

- ¿Por qué Tsuna? No me parece bien que hagas esto por obligación.

- ¡Tú no lo entiendes friki! Si el décimo no se casa y tiene un heredero los aliados se volverán en nuestra contra, estallará la guerra.

- Kufufufu pues vayamos a ella

- Los morderé hasta la muerte

Pronto todos los comentarios referentes a esto empezaron a resonar por toda la habitación, el pobre castaño suspirando ante el enojo que podía percibir en sus guardianes a causa de la decisión tomada, una que iba a tener muchas repercusiones, sobre todo para sus amigos… y para él. ¡Dioses, le aterraba de solo pensarlo!

- Chicos, calmaos. Está decisión ya está tomada, no sirve de nada que os quejéis u os enfurezcáis. En menos de un año debo estar casado y con un hijo, no hay nada más de que hablar.

Los bufido general fue lo que resonó en la habitación, ninguno de sus guardianes estaba conforme con esto pero la idea de una guerra no era algo que a ninguno le apeteciera presenciar…quizás a sus guardianes más caóticos pero no a los demás.

- Ya no penséis en ello chicos, es algo inevitable.

El castaño les dio una sonrisa, palmeando sus espaldas y darles una dulce sonrisa, tratando de calmarlos a todos mientras se levantaba de la silla, cerrando la carpeta con los documentos que hace un momento estaba firmando mientras se acercaba a la puerta.

- ¿A dónde crees que avs Dame-Tsuna?

El tintineo de la pistola resonó en la habitación, el castaño vio a su tutor de forma cansada pero con amabilidad.

- Iré a descansar

- Tienes trabajo que hacer

- Lo continuaré después, en este momento debo pensar en mi…compromiso. No es una decisión que se deba tomar a la ligera.

Sin decir palabra el jefe salió de la habitación, nadie llevándole la contraria mientras caminaba a paso tranquilo por los pasillos hasta llegar a la habitación que le correspondía, desatando su corbata y perdiéndola por algún lugar de la habitación que siendo sinceros no le importaba nada, en menos de un minuto sus zapatos siguieron el mismo camino mientras se sentaba en la cama, sus ojos cerrados mientras pensaba en lo que hablaron en la reunión.

Debía casarse con alguien que le diera un hijo, debía de casarse con una mujer para que tuvieran un bebé…un bebé que criar juntos y para tenerlo debía tener sexo…con una fémina.

De solo pensarlo las nauseas y el dolor de cabeza se les asomaron, se sintió fatal, casi como si le estuvieran clavando un cuchillo en el estómago y a continuación le daban a la herida con acido.

- Será mejor no pensar en ello.

Masajeo por unos segundos su sien antes de levantarse y abrir un cajón de su cómoda, sacando una aspirina y tomándosela de un solo golpe con un poco de agua, le ayudaría a solucionar su dolor de cabeza o al menos eso esperaba. Volvió a darse la vuelta, tumbándose directamente en su cama y dejando que el sueño lo arrastrará.

- ¿Por qué estás tan tensó?

Sintió unas manos en su espalda, masajeando su piel con delicadeza y la fuerza suficiente como para quitarle el estrés, haciendo desaparecer los nudos que se encontraban sobre sus hombros.

- Me han dado una noticia no muy agradable.

- ¿Cuál?

- Casarme y tener un hijo. No me importaría, sería agradable tener una familia sino fuera porque debe ser con una mujer.

Las manos de su acompañante empezaron a volverse más suaves, yendo hasta su pecho y desabotonando su camisa, las manos contrarias metiéndose por su piel.

- Entonces, cásate y ten un hijo conmigo.

El susurro insinuante del otro en su oído, la mordida en su lóbulo mientras las manos subían a cada momento más por su piel, acariciándola de forma insinuante… lo estaba calentando.

- ¿Quieres un hijo mío?

- ¿Por qué no? Sería interesante pero…solo contigo.

- No puedes embarazarte.

- Llevas razón: no puedo pero…al menos podemos intentarlo.

La forma juguetona en la que lo decía, las manos contrarias recorriendo con sus dedos la piel de su estómago, sugerente, juguetón…la boca contraria empezó a bajar por su cuello, besándolo y mordisqueándolo, dejando marcas visibles en su piel.

Una sonrisa ladeada se posó en el rostro del castaño cuando dio un tirón al brazo de su acompañante hasta dejarlo sobre sus piernas, sus labios devorando con fiereza los contrarios, haciendo que un jadeo excitado saliera de ellos mientras el azabache enredaba sus brazos en su cuello.

Las lenguas de ambos se unían en un excitante beso, sintiendo la humedad del otro sobre la suya propia, la saliva cayendo de los labios de ambos mientras compartían ese caliente contacto. Las manos del castaño empezaron a pasar de forma lenta por el cuerpo contrario, sus manos desabotonando con paciencia la camisa contraria hasta dejar que esta resbalará por la piel del otro, viendo los rosados pezones erectos ante él.

Una sonrisa lujuriosa se posó en los suyos mientras se los relamía, acercándose a esas montañitas y dándoles un pequeño mordisco, retorciéndolo un poco el pezón en su boca mientras el otro lo apretaba entre sus dedos.

- ¡Ah! ¡T-Tsuyanoshi!

Sonrió al escuchar su nombre en la boca contraria pero sin dejar de estimular los pezones contrarios, sintiendo la dureza de los mismos contra su piel y lengua, notando el bulto que comenzaba a crecer en los pantalones del otro.

- Estás muy deseoso

- Solo por ti

La sonrisa del otro, la forma en la que se lamia los labios y lo atraía hasta él lo estaba volviendo loco. Su lengua empezó a bajar del torso del otro, saboreándolo por completo mientras retiraba el pantalón y bóxers de su misterioso amante, sintiendo el vello púbico chocar contra su nariz. El húmedo músculo que residía en su boca salió de ella para empezar a lamer las venas del miembro contrario, succionando la punta y recibiendo excitantes gemidos a cambio, notando como su entrada estaba cada vez más ansiosa por tener algo dentro de ella.

Sus dedos se acercaron de forma juguetona a ese dulce agujerito, dándole un masaje por fuera de él antes de empezar a meter sus dedos a la misma vez que metía el erecto pene del otro en su boca, disfrutando del fuerte grito de placer contrario. Sus dedos hurgando dentro del otro, sintiendo como se retorcía bajo él, logrando que a cambio chupara con fuerza el pene del otro.

- ¡¡Metete dentro de una vez!!

- Estás demasiado ansioso pero yo estoy igual

Dio una última lamida a ese miembro deseoso antes de bajar un poco su pantalón y bóxer, sacando su erecto pene para alinearlo en ese dulce hoyo de carne que nada más sentirlo empezó a absorberlo, sacándole gruñidos excitado. Cuando se encontró completamente dentro del otro empezó a moverse en su interior de forma suave sin embargo su compañero se quejo, obligándole a hacer unos desenfrenados movimientos que estaban volviéndolos locos.

- Estás muy apretado

- ¡Más duro!

Tsuna sonrió mientras cumplía el capricho de su compañero, dándole aún más fuerte que ya sentía el orgasmo en la boca de su estómago, su esencia corriendo por sus vientres.

El castaño se despertó sobre saltado, su corazón latiendo a mil por hora mientras una dolorosa erección se hacía presente, exigiendo su atención.

Un gemido lastimero salió de sus labios ante esa presión, su cuerpo completamente tumbado sobre la cama mientras pensaba otra vez en ese azabache que había nublado su juicio, su deseo y lujuria siempre presente en él desde que empezó a tener esos sueños, sus deseos por poseerlo más fuertes a cada sueño que poseía con él.

- ¿Quién eres?

Su susurro viajo por la habitación mientras una de sus manos se colaba en su ropa, acariciando su creciente erección en un intento de calmar el dolor de la misma, tratando de aliviarse mientras su mente le recordaba el cuerpo de ese hombre que lo hacía delirar, su azabache cabello y los movimientos de su cuerpo mientras lo tomaba, buscando un indicio que le dijera quién era…pero su mente se perdía en esos gemidos, olvidando todo lo demás.

Notas finales:

Bueno espero que os haya gustado y tengo una pregunta para las personitas que lean esta historia menos a la persona que me lo pidió...¿Quién será el amante oculto de Tsuna?

Espero que os hayais divertido o intrigado un poco con ella, todo tipo de comentarios son bienvenidos siempre y cuando no haya ningún tipo de insulto en ellos.

Nos vemos pronto, en la continuación del fic ¡Bye!


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