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Un canguro para Renji por 67vMikah

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Notas del fanfic:

No sé si sea considerado spoiler, pero, .... está tomado desde el último capítulo de manga... hem si no lo ha leído, le recomiendo que lo lea, aunque yo creo que la gran mayoría lo sabe. Bueno, yo sólo tomaré algunas referencias. 

Ahora, esto está situado 4 años de la última guerra, antes del capítulo final pero tiene elementos que aparece en el último capítulo, el que muestra final de Bleach, a los diez años de esa super mega guerra,   ( La verdad es que aún no me convenzo de que sea así T-T) Como sea, está a cuatro años de la última guerra...

 

A mi me chifla mucho esta pareja (Renbya) peero jejeje sé que tal vez no me sale de lo mejor, quizás y muy probable sea algo occ en Byakuya Kuchiki. Pero espero, sinceramente, no confundir, que cada personaje tenga sus rasgos,  y que por sobre todo lo disfruten tanto como yo al hacerlo, editarlo y publicarlo.

Me toma tiempo escribir uno a otro capítulo, mucha dedicación pero no lo avandonaré, lo prometo, amo esta idea del fic.

Si tienen un comentario sobre cómo mejorar, yo se lo agradecería un montón ya quedeseo superarme, en verdad no me molestan las críticas.  =)

jejeje

eso

67VMikah

Notas del capitulo:

hem espero que lo disfruten jejeje


Disclaimer: Los personajes de esta historia son propiedad de Kubo Tite. Yo no gano nada con Esto es puro entretenimiento por lo que, a mi no me reporta beneficio económico alguno.

Gracias por crearlo Tite!! *-* aunque la cago con el final XD

 

 

 

 

Un canguro para Renji

 

Capítulo uno: Un día de caluroso

Desde su ventana pudo observar como Renji había llegado tarde al sexto escuadrón del Gotei 13, y además, con su hija a su escuadrón. Byakuya arregló su cabello azabache en una coleta alta muy mal hecha, desordenada, ya que estaba sólo amarrado en una liga. Muy impropio a su acostumbrado cabello ordenado. Dejó exhalar entonces el aire caliente que sentía en ese minuto mientras se acomodaba un poco la ropa, el calor lo hacía sentir que se derretiría, la temperatura ese día rayaba en lo absurdo.

 

Byakuya observaba a su teniente llamado Abarai Renji dirigirse a otro joven, Abarai es un hombre de cabellera roja suelta y larga, con un cuerpo formidable repleto de diseños tatuados en su piel que conocía a cada milímetro y un lenguaje muy vulgar cuando se lo proponía. Puso el capitán un poco más de atención sobre de lo que llevaba la conversación, hablaba entonces Abarai de forma rápida de gestos algo exagerados a su sexto oficial, a quién en un minuto a otro le entregaba la niña pequeña pelirroja de grandes ojos color gris, engañándola con un par de piruletas de colores para que se fuera con Rikichi.

 

El poseedor de piel blanca bufo con molestia al abrir su ventanal que estaba atrás de su escritorio, divisando aún mejor y de "profunda casualidad" toda esa escena escuchando, mejor  cómo le decía Abarai  al muchacho que agradecía su tiempo y que pronto lo recompensaría.

 

En un comienzo le había fastidiado bastante la idea de la situación de la posibilidad de tener un bebé dando vueltas por el escuadrón, y no por que estuviera esa pequeña en el escuadrón, sino porque era una pequeña niña de sólo dos años de edad, y que a su gusto, debía estar en una casa calmada muy lejos de un par de espadas, soldados entrenando combate, esgrima y kidoh, y además, docenas de documentos por archivar. No definitivamente, no era su lugar.

 

Además de eso, le molestaba el hecho que el estupendo padre de tribales tatuajes no le hubiese dicho con anterioridad, queriendo disponer a escondidas de los oficiales como canguros distrayéndolos de sus obligaciones, como lo fue en ese momento Rikichi, que jugaba aún en los jardines de su escuadrón con la pequeña y los caramelos, pues escuchaba sin esfuerzo los gritos a viva voz del muchacho que estaba haciendo lo imposible para distraerla de la idea que su padre la había dejado.

 

Se separó entonces de la ventana. Seguro Renji debía estar caminando desde la entrada a la oficina, pensó mientras estaba terminando de arreglar su uniforme ya no tan limpio gracias a todas las actividades que ya llevaban realizadas, y que Renji debió haber hecho...

 

Quizás su entrecejo fruncido fue sólo por el hecho que no le hubiera dicho a él, al capitán Kuchiki Byakuya, su jefe, quien era además el jefe de ese condenado clan que no le daba respiro, y ahora en relación a Renji recientemente su cuñado, pensó lo último.

 

¿Por qué no le había dicho que llevaría a su hija a su lugar de trabajo?

 

Le dolía la desconfianza, el engaño pues eran más que amigos y familia política...

 

Minutos más tarde ingresaba a su oficina Abarai Renji, su teniente más preciado. El Joven estaba en frente del gran escritorio, en donde el noble jefe familiar Kuchiki estaba sentado observando cada gesto del hombre tatuado hacía nervioso, ya que estaba con la mirada baja debatiéndose sobre cómo explicar su situación y qué decir ante su capitán.

 

Byakuya lo continuó observando con su rostro en una expresión inalterable, sentía un fugaz cosquilleo de satisfacción mal ganada por cómo actuaba su teniente, quien esos minutos estaba demostrándose sumiso, en un tanto nervioso como también ansioso ante cualquier acción que hiciera el capitán, demostraba que aún le respetaba.

 

Debía admitir Byakuya que se divertía muy en el fondo ante su mutismo selectivo,  cuando en vez de hablar continuó observando cómo el teniente estaba terminando de hacer su trenza larga rojiza, mientras él se dignaba en hablarle.

 

Aquella trenza hizo que a Byakuya  pudiera recordar lo sedosa que era al tacto, ese finísimo cabello rojizo era fácil de peinar y lo fácil que era volver a desarmar la trenza u cualquier peinado en ese cabello largo. Luego las manos firmes del teniente fueron por su uniforme que estaba bastante desorganizado y arreglándose su uniforme para luego seguir con la insignia de su cargo en su brazo izquierdo, dejó entonces el uniforme quieto, tal cual con la abertura que mostraba gran parte de sus tatuajes.

 

No hablaron por largos segundos hasta haber terminado el reconocimiento mutuo con su mirada. A lo que Byakuya, si era sincero, no sabía cómo clasificar y menos qué era lo que podría estar pensando Renji en ese instante, pero él al menos se sentía estar pasando por un círculo de fuego que quemaba su piel, pues su cuerpo comenzaba a calentar en el uniforme y una vocecilla decía en su cabeza que debía hacer algo para arreglar esa situación o se ahogaría asfixiado de calor.

 

En cuanto al silencio, este duró mucho más de lo que fue necesario, sólo se escuchaban los gritos de la bebé de Renji y su acompañante, además del jaleo que hacían sus estudiantes cuando entrenaban solos.

 

A Byakuya sólo le resultaba curiosa esa actitud de sumisión por parte de Renji y sólo se imaginaba que era por una razón, la cual era que el teniente estaba esperando el castigo correspondiente a su falta, por lo que decidió ignorarlo por más tiempo concentrándose, esta vez, en sus documentos.

 

A pesar de que en la mitad de su cerebro sólo pensaba en calor y ¨"sexo" dijo Sen, su espada, desde su interior a su propia mente...escuchó como reía su propia zampacto de la acalorada situación que vivía. Poseía la habilidad de pensar también en los documentos que leía lentamente. Pasó una mano por su frente con suavidad mientras dejaba a un lado el pincel y algunos informes del mes. Debía admitir que se encontraba en una situación muy complicada, embarazoso porque si se sentía atraído por el teniente y sus gotas de sudor.

 

Luego de unos minutos de silencio absolutos el viento veraniego, suave y cálido con olor a cerezas frescas y jazmín entró por la ventana abierta, unos pocos cabellos morenos se movieron al compás de esa sutil danza en torno al rostro y cuello del capitán. Renji lo observaba, lo sabía podía sentir su mirada sobre su rostro, sobre su cuerpo al verse despojado de su capa de capitán y bufanda de gran valor. Byakuya estaba sólo con su traje de shinigami la parte de color negro,

"Valor...el sexi uniforme para el verano más caluroso de la existencia" Comentó Senbonzakura.

 

Calor sólo es eso, se decía a si mismo Byakuya pero en su propia mente esa voz no hacía más que molestar que era por otras razones y eso no era sólo producto del calor que en el rostro de Renji se formara ese sutil sonrojo.

 

–Aahh...Taicho – llamó el dueño de Zabimaru, más al no obtener una respuesta, se inclinó al frente, presentando sus respetos al capitán que ese día no llevaba emblemas de nobleza ni de su capitanía. Lo encontraba increíblemente lindo...  ¡No!, se dijo a sí mismo, no debía pensar en algo así de él. Esperó un instante más, mas al no conseguir absolutamente nada de interacciones por parte del capitán tomó el papeleo que estaba destinado a que el teniente los sellara y lo dejó en su propio escritorio.

 

Hasta ese segundo, cuando Renji se sentó, todo había pasado de forma normal, se intentó concentrar en un informe de un oficial pero en el ambiente se podía percibir un aroma agradable, pero fuerte, a cerezas dulces, miel y jazmín. Entonces ambos hombres adultos comenzaron a sentirse incómodos. Algo entre ellos hacía que sus miradas se juntaran en silencio por minutos. Era un magnetismo mágico, como si cuerdas invisibles los hubieran contactado firmemente y los impulsara a acercarse. Hasta que, siendo frecuentemente, el teniente era quien bajaba la mirada sonrojado para seguir con su trabajo acumulado.

 

El calor aumentaba, suave y dulcemente entraba de forma sostenida ese aroma por todos los accesos a la habitación. Renji observó como su capitán pasaba su mano por la frente, sudaba, al igual que él mismo, haciendo que su bandana sirviera algo más que sólo cubrir sus tatuajes. Pero ninguno de los dos lograba concentrarse en ese cuarto lleno de trabajo por hacer.

 

Entonces, de un momento a otro la incomodidad del teniente Abarai fue a tal grado que cualquier gesto exhalación que hiciera el Kuchiki le daba un jalón a su entrepierna e inclusive, el desliz de la tinta junto al pincel sobre la hoja blanca que estaba sobre el escritorio de su capitán le exaltaba y llamaba la atención.

 

Sus sentidos estaban desbocados, y percibió que los de su superior también estaban siendo afectados por esa alza de calor. En aquel momento, siendo tanta su des concentración que su acalorada imaginación comenzó a divagar en otras áreas. Aquellas que sólo él sabía que conocía sobre su capitán, sobre su cuñado, por lo que lo único que formaron fue una gran levantada de campamento entre sus piernas.

 

Una de las cosas que en ese minuto consumía su imaginación era el uniforme abierto discretamente de su superior. Abarai desvariaba por saber  qué era lo que llevaba debajo de la capa de tela negra de su uniforme, o lo que no llevaba. Y, por sobre todo, saber porqué no llevaba la capa interna del uniforme de shinigami.

 

Se sintió caliente, con los palpitares de su corazón al son del suave susurro del viento, sintió que si no hacía algo para que se calmara, terminaría con una vergonzosa escena patética en frente de su tan noble acompañante. Y todo lo atribuía a su de actividad sexual.

 

–Aahh... – En un arrebato se levantó bufando fuerte y luego de forma de unos gruñidos hasta cerrar la puerta de la oficina con fuerza, dando gran estruendo que resonó por todo el lugar, haciendo sobre saltar a su sorprendido jefe, quien sí estaba trabajando a pesar de las condiciones. Luego colocó seguro para que no se fuera abrir por mucho rato. Para entonces el joven de cabello negro lo miraba con sorpresa, se acercó a Byakuya con paso decidido en donde este último lo esperaba con los ojos bien abiertos, mirando todo extrañado, desconcertado completamente pero luego, increíblemente deseoso, deseoso de Renji,  pues sonreía con naturalidad. Había comprendido la invitación sin ser mencionada ni aprobada.

 

Renji encontró magníficos esos ojos grandes que brillaban como nunca antes los había visto, todo rastro de enojo o pedantería habían desaparecido de su rostro, y que al menos bajo la mirada de Renji, sentía que ese era un lindo gesto natural y que le quedaba de maravilla. Si  hasta sentía que lo estaba comenzado a ver más joven de lo que realmente era, o quizás un poco menos  de su edad. Pero otra idea se volcó en la mente del hombre, quizás se vería hoy así de inexperto también en la cama, claro sólo bajo su mirada, bajo su cuerpo. Y esa idea había logrando que se pusiera más cachondo de lo que ya estaba.

 

Renji sin medir consecuencia se abalanzó por sobre la hoja blanca, que con sus movimientos quedó llena de tinta negra derramada. Besó de forma arrolladora a su capitán, tomándolo con fuerza por el cabello negro recogido. Acercándolo a su cuerpo, sin suavidad alguna en sus gestos, tomándolo desde la nuca un poco desde el cabello, y de esa manera, profundizar aquel gesto de deseo desesperado demostrando cuanto lo ansiaba.

 

Renji se movió entonces arrastrando salvaje  a su Capitán  más a su lado del escritorio, sin cuidado alguno. Byakuya para mantener el contacto se subía con destreza al  mueble de gruesa madera . Intentando siempre encontrar aquella lengua que tantas otras veces lo hacía sentir bien. Sintiendo cómo sus órganos sensoriales se extasiaban a cada segundo que permanecía en aquella cercanía con su adorado ser.  Renji lo deseaba, lo deseaba con locura y lo poseería en ese instante.

 

Se separaron sólo un momento, en el cual un hilo de saliva los unía desde una boca a otra. Sus respiraciones agitadas chocaban una con la otra. Mientras las gotas de sudor corrían por las frentes de ambos, mezclándose en una sola, recogiendo a través de sus cuerpos ese aroma a cerezas y jazmín, enloqueciendo aún más aquellas neuronas receptoras de placer del joven tatuado.

 

Luego de mirar profundamente esos ojos grises Renji decidió pasar a un nuevo a un nivel de sensaciones. En donde comenzó por volver a besar y beber del néctar que su superior tenía en la boca. Mientras que sus manos, que no se quedaban quietas hasta obtener la posición deseada, se colaban por aquella ropa de tela negra, tocando la sedosa piel, recorriendo  músculos definidos pero no exuberantes. Mientras la mano faltante estaba en la nuca del muchacho de cabello negro, y ahora muy desordenado producto de aquellos dedos curiosos.

 

Luego de esa pequeña intromisión, comenzó a halar aún mas fuerte a su capitán, haciéndolo gatear hasta llegar al límite del firme mueble de madera oscura, que en un instante desesperado había desaparecido, pasando  de ser una barrera entre sus cuerpos a pasar a ser un lugar en donde recostarse de manera cómoda.

 

Una mano hábil del noble lanzó al suelo las cosas que molestaban en el escritorio en donde escucharon cristales de tinta caer, millones de documentos caer, pinceles aparatos y libros. Pero nada les importó. Unos labios suaves y finos se acercaron los labios del teniente, acercándolo entre sus piernas juntado sus cinturas y caderas, invitándolo a continuar con su exploración de sensibilidades  por lo que fue su turno de mover las piezas. A lo que bajó por el cuello del teniente recorriendo con su lengua aquellos caminos demarcados con negro, haciendo estremecer a quien tomaba desde la cintura para apegar sus cuerpos aún más si fuera posible.

Un gemido se escapó de los labios de Renji,  quien con esa valentía que le hacía realizar cosas sin pensar, recostó  a su capitán sobre el escritorio, empujándolo con brusquedad moviéndose sobre él.

 

La respiración agitada, lo húmedo que se sentían les daba a entender que la ropa ya estaba estorbando. Separaron sus bocas Byakuya mantenía esa mirada que excitaba a su teniente, quien en un rápido movimiento le rajó el uniforme de shinigami a su superior, para luego volver a besar y bajar por el cuello hasta llegar a la parte de los hombros blancos, donde se sirvió gustoso a morder.

 

–¿Acaso tu estarás pensando que te voy a dejar? – susurró Byakuya, en el instante anterior a que le mordiera Renji con fuerza, gimiendo de manera quedada pero audible casi en el oído de su teniente, ambos sintieron la reacción que afloró nuevas sensaciones. En un instante se quedaron quietos, pero el Capitán lo tomó como ventaja – Creo que hoy no avanzarás mas... – habló mientras tomaba el control de la situación dejando a Renji debajo de sus caderas aprisionándolas de manera exquisita.


Ese día cuando se levantó Renji, había descubierto algo que había ocultado y enterrado por mucho tiempo. Aún amaba a su capitán y quizás por eso su matrimonio con Rukia no estaba funcionando.

Notas finales:

Ya sabes, si tienes algo que decr, espero con ansias que lo escribas y poder cambiar. n-n mejorar es siempre bueno. 

Porfa, comenten 

Saludos~~~


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