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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del fanfic:

Cardverse, usuk, otras parejas.

Notas del capitulo:

Hola! Les saludo de nuevo con esta nueva historia donde por fin me adentrare a un universo que me encanta y fascina “Cardverse” así que espero que les guste mi historia y me den su opinión sobre este nuevo fic
¡Saludos!

Me alentaba a seguir. Se suponía que debía de estar en una lección con el Jack, ese hombre traga años que gustaba de la perfección de la cual tambien era partidario; seguro lo estaba buscando enfadado por todo el castillo.
-¡Vamos ya casi llegamos!
Su voz cantarina era mi guía cuando pasábamos arbustos rechonchos y hierba alta. Era temporada de lluvias en el reino y el fresco de la maleza y tierra mojada se percibía en…¿Dónde estábamos? ¿Cuánto habíamos recorrido ya? Las torres altas de la oscura piedra del castillo se veían apenas sobre las copas de los arboles. No creía que estuviéramos fuera de los territorios de Picas. Pensarlo me hizo sentir un escalofrió. Clave la mirada en la nuca de ese chico irresponsable y aventurero decidido a pararlo, pero el muy tramposo me miró sobre su hombro con una sonrisa radiante y traviesa.
No era justo, no podía regañarlo o detenerlo si me sonreía de esa forma. Olvidaba lo que tenía que decir y solo le contemplaba, seguramente con una cara tonta, embelesado por lo atractivo que podía llegar a ser. Era una vergüenza, se suponía que yo era mayor que él (cinco años) pero el futuro rey de Picas usaba una carta bajo su manga que me hacia débil. Yo solo quería verlo feliz.
-¡Detrás de esos sauces!
La actual reina, mi maestra y guía. Me había explicado que la reina cumplía un papel importante, recordé, que, una tarde de lecciones mientras tomábamos un descanso, esa hermosa mujer me sonrió como una madre haría y me preguntó: ¿Lo amas? Mi sorpresa fue tal que casi derrame el té de cerezo, regalo del reino de Corazones. Su majestad, rio por debajo, ni siquiera había mencionado su nombre, pero sabía que hablaba de este chico rubio, ruidoso y siempre en movimiento. Baje la cabeza avergonzado ¿Qué podía decirle?
“ Es normal que la magia de Picas escoja a una persona de corazón, fuerte y pura para gobernar, sin importar el linaje. En ocasiones, el rey y la reina viven juntos, comparten el día a día pero…su relación es simple y monótona. Me alegra tanto que esta vez, la reina pueda amar con libertad a la persona que la acompañara en este duro camino. Arthur…”
Recuerdo sus palabras, esas charlas que en ocasiones se mantenían con un matiz azul, melancólico.
Un poder antiguo, la magia de Picas, tal vez el destino mismo, habían confabulado juntos para que Alfred y yo nos reuniéramos y pronto gobernáramos esta tierra que tanto amaba ¿Qué posibilidades había de eso? ¿Cuál era la posibilidad que mi vida cambiara cuando ese niño de ojos azules como el cielo pisara el castillo? ¿Cuáles eran las posibilidades que la nueva reina fuera nombrada hace un par de años y un año después Alfred fuera nombrado el futuro rey? ¿Cuáles eran los números que marcaban el porcentaje de la probabilidad de que yo le amara?
-¡Aquí! ¡Llegamos!
Soltó Alfred alegre cuando las ruinas de un antiguo portal se alzaba entre enredaderas en un claro. La maleza del bosque y las columnas cansadas por el tiempo me hicieron dudar si era buena idea adentrase más.
-¿Do-donde estamos? -Pregunte exhausto. Alfred me miró nervioso.-¿No lo sabes?
-¡¿Que importa!?
-Sabrías donde estamos si prestaras mas atención a las lecciones de Yao.-Inquirí con malicia.-El futuro rey debe de conocer las tierras de su reino.
-Ugh. No seas aguafiestas y ven.
Alfred tiró de mi para que le siguiera. El portal era de roca gris y solo un par de paredes se mantenían aun en pie, subimos un par de escalones y nos quedamos quietos en medio de esas ruinas reclamadas por la vegetación. Gruñí para mis adentros, no quería entrar a explorar, podía ser peligroso y si Yao nos encontrara seguro que tambien recibiría el mismo castigo que…
-¿Puedes verlo? -Preguntó de pronto Alfred soltando por fin mi mano.
-¿El que?
Con otra sonrisita traviesa, puso una rodilla en el suelo y agachó la vista. Intuyendo que lo que buscaba estaba ahí, gire lento sobre mis pies mirando las hojas secas, los pequeños guijarros y las raíces sobre las que estábamos y entonces, abrí mas los ojos al darme cuenta.
-Es…un mosaico.
-Si.
El silenció entre los dos mientras imaginaba como debía ser el mosaico del suelo fue llenado por la platica de las golondrinas cercanas.
-Parece… que es el reino de picas.-Dije por fin y en un descuido un fulgor azul marino me alarmó.-¡Alfred! ¿¡Qué haces?!
Pregunte cuando observe que la marca del rey emano en la piel de Alfred, era un tatuaje que aparecía como si una mano invisible lo estuviera pintando cada vez que el rey usaba su magia. Cosa que teníamos prohibido usar si no era vital.
-Mira.-Dijo tranquilamente Alfred envuelto en esa tenue luz.
El rodar de un guijarro frente a mis pies llamó mi atención. Entonces lo supe, Alfred estaba usando su magia para devolverle la vida perdida al mosaico. las raíces y la tierra que le cubrían retrocedían en una lenta retirada. Era como ver en retroceso del crecimiento de esas plantitas y raíces que regresaban a la tierra húmeda.
Alfred estaba retrocediendo el tiempo sobre el mosaico.
Era colorido, cada piedra lisa había sido minuciosamente colocada para que los colores de estas, formaran un hermoso paisaje. Era el castillo y a sus pies el pueblo central de Picas, bajo un claro cielo y un atardecer naranja y rosado. Mire con mas cuidado. Era una representación de las fiestas antiguas del reino. No pude evitar sonreír. En verdad era maravilloso. Podía sentir el amor que su creador uso para su obra, todo su esfuerzo y el tiempo que le dedico. Suspire y otro sentimiento comenzó a escalar en mi garganta cuando la magia de Alfred hizo visible como una cuarteadura dividía el escudo de armas del reino, bajo una gruesa raíz que se retiraba a paso lento. Aquella rajada me hizo pensar el porque tan bella obra había sido abandonada y olvidada.
-Arthur.-Alfred tomó mi mano y buscó mis ojos que ardían por culpa de mis tontos sentimentalismos. aun arrodillado sonrió tímido.-Se lo que piensas. Eres muy sentimentalista para estas cosas ¿No?
Apreté los labios, si hablaba mi voz seguro me delataría.
-Pensé en mostrártelo porque tambien creí que era hermoso. Me gustaría que nuestro reino fuera como el que refleja el mosaico. Hermoso, donde la gente del pueblo sea feliz, donde tu seas feliz.-Le mire fijamente cuando su mano comenzó a sudar.
-¿Alfred?
-Je, perdón, estoy un poco nervioso porque…bueno, lo que quiero decir es que, para que el reino de Picas sea un lugar donde podamos vivir en paz y tranquilidad, necesito que la futura reina me acepte.-Fruncí el entrecejo.-Se que, nuestras marcas nos obligan a gobernar en un futuro, se que somos aun jóvenes y que aun tenemos mucho que aprender…pero, no quiero que solo porque una magia y un poder que no pedimos nos obligue a mantenernos juntos como rey y reina…yo, yo deseo que me tomes en cuenta sin importar nuestro destino. Yo te amo, no porque seas la reina o yo el rey, si no porque eres Arthur.-Apretó mi mano con mas fuerza.-Te amo desde hace tiempo y yo, yo no se si tu…
“¿Lo amas?”
La pregunta de la reina, la escuche en mis pensamientos, mi cuerpo se movió por si mismo y conteste las dudas de Alfred disipándolas con el deseo de tocar sus labios.
Nuestro primer beso.
Fue algo torpe, duró un dulce momento y provocó que sintiera una fiesta en mi interior. Me sonroje cuando me aparte lento y los enormes orbes de Alfred me observaban sin pestañar.
-No me mires tanto.-Refunfuñe con la vergüenza subiéndome por la cabeza.
-¡Arthur!
Reaccionó por fin Al de una forma dolorosa, ya que se había lanzado a mi pecho tacleándome. Los dos caímos sin remedio al suelo y la magia de Alfred se disipó.
-¡Eso duele!
-¡Seremos los mejores gobernantes que Picas haya tenido! -Comenzó a parlotear sin hacerme caso.-¡Seré el mejor rey! ¡Lo seré! ¡Ya veras!
-¡Bájate de mi! ¡eres muy pesado!-Gritaba tratando de quitármelo de encima.-Entonces incorporándose un poco me dejó respirar mientras me observaba emocionado.-¿A-Ahora que? -Pregunte entre molesto, avergonzado y preocupado cuando note ese brillo en su azul.
-¡Seré el mejor rey de todos los tiempos! -Gritó convencido.-¿Sabes porque? ¡Porque tendré a mi reina que me ame a mi lado! ¡La mejor de todas!
Canturreó como un niño.
-Es-espera Alfred…
-¡No! ¡Hahaha!
Dijo lanzándose de nuevo a mi, atrapándome en sus brazos.
Abrumado con su calor, no tuve mas opción que aceptar sus palabras, disfrutar de la alegría que me producía haber escapado del castillo con él y confesar mis sentimientos.

Aquella grieta que separaba en dos el escudo de Picas, solo sanó a la mitad, deteniéndose al centro del escudo.
Ni Alfred, ni Arthur se dieron cuenta de ese detalle.

b28;b28;b28;

Alfred el rey de Picas, no se había movido ni un centímetro de su ancho asiento de finas maderas, enorme y colocado al fondo de la habitación que se usaba para discutir los asuntos militares con sus comandantes.
Tres hombres robustos y fuertes, se arrodillaban frente a el sin atreverse a producir una sola palara.
-Su majestad.- El Jack de Picas rompió aquel incomodo y mortal silencio.
Carraspeando, el rey se levantó. Sus fríos ojos azules despedían una furia silenciosa que acobardaba a los hombres viejos que tenía a sus pies. Fuertes, encurtidos por la experiencia y tenaces en batalla, no podían sostener su mirada.
-Son unos inútiles.-masculló Alfred haciendo sudar a los comandantes que vestían sus armaduras pulidas por la batalla.-Dejaron escapar a ese traidor.-Tomó aire.-Si sus hombres no lo encuentran lo antes posible. Ustedes tres saciaran mi furia. Largo.-Dijo con voz dura.
Los comandantes se movieron lento, como si los movimientos rápidos pudieran activar el instinto asesino de un animal colérico. Las enormes puertas rechinaron cuando los hombres salieron, dejando al Jack y al rey solos.
Llamas de una chimenea crepitaban al fondo, haciendo que sombras danzaran en la habitación.
-Su majestad, me temó que ahí no acaban las malas noticias.-Decía Yao con tono precavido.-Además de que el desertor se le viera portando la joya real, temó que no era el único en la fuga.
-Se claro Yao.
-Si su majestad.-Yao tomó un bocado de aire y con un semblante serio siguió.-El As de Picas se ha llevado la joya de la reina y según mi fuente, la misma reina le acompañaba.
El pesado asiento donde estaba sentado Alfred solo podía ser movido con dificultad por dos hombres, él, con una chispeante mirada de ira, movió el objeto con facilidad, haciéndole rechinar.
-La reina esta en confinamiento. Eso no es posible.
-lo sé. Pero, confió en los ojos que me lo han informado.
Alfred rasgó su mirada fria y la clavó a su Jack exigiendo respuestas. Pero el Jack no las tenía.
-Yao, quiero que un nuevo As sea asignado, busca y trae aquí a ese traidor y esa supuesta reina. No quiero que nada interfiera mi avance.
-Como ordene su majestad.
-Y Yao…no quiero que nadie me moleste esta noche.

El rey había dejado sus guardias atrás, era el momento que la preciada soledad fuera su única compañera.
Entrando a las entrañas del castillo, Alfred se dirigió a él, a los aposentos especiales para la reina.
Los aposentos estaban envueltos en magia. Las paredes blancas se alzaban impecables sobre un vitral especial. El escudo de picas y el reloj característico del reino velaban a su único huésped. Aquí donde no había suelo u otra cosa que destacara, solo una escalera ancha que te llevaba al fondo donde aguas cristalinas reflejaban el escudo y el reloj como un espejo. Esta era una fuente de cuentos de hadas que se utilizaba para un objetivo especial.
-“Tu reina te espera”
La voz que solo Alfred podía escuchar lo animó y este, sin titubear entró sumergiéndose en las aguas, turbándolas, no hubo un sonido que advirtiera el chapoteo.
Su cuerpo se sintió ligero al verse despojado de cualquier ropa al entrar a este plano lleno de la magia de Picas.
-Arthur.-Dijo y el agua no lo ahogó. Los tatuajes del rey se iluminaron. Su espalda completa tenía la marca del legitimo soberano.-Estoy aquí.
Alfred extendió los brazos a medida que se sumergía y en su rostro, la paz y felicidad se reflejó al contemplar en sus brazos a la reina de Picas.
Sus ojos cerrados y una calmada respiración hacían evidente que dormía. Sus cabellos rubios flotaban y pequeñas burbujas de vez en cuando subian cuando Alfred le acariciaba. Su cuerpo desprovisto de cualquier prenda encajaba a la perfección con el resguardo de los brazos y el pecho de Alfred.
-Si tan solo tuviera la fuerza necesaria…
Alfred tensó la mandíbula y recordando el motivo de sus acciones, dejó que su cuerpo y el de la reina flotaran en las aguas pacificas del tiempo.
-Mi querido Arthur.- Alfred acarició con gentileza su mejilla.-Ha sido un día largo y la batalla se acerca, mi querida reina de Picas, tu pueblo te necesita, yo te necesito…por favor lléname de tu fuerza. Provéeme del poder que necesito para proteger nuestras tierras, a nuestra gente.
Alfred cerró los ojos y besando a Arthur provocó que la marca de la reina brillara desencadenando su poder curativo. El poder necesario para fortalecer al rey.

Bajo la mirada de la misma luna, dos sombras furtivas se agazapaban fuera de los caminos marcados en los mapas de Picas.
-Descansemos un momento.
Renegó la sombra mas pequeña deteniéndose cuando un punto caliente sobre su pecho le advirtió que su magia estaba siendo usada.
-Lo siento su majestad, pero no podemos descansar hasta que no crucemos la frontera.
-Ah, ahh…¡Agh! L-lo siento es que estoy agotado.
-Lo sé.-Dijo la segunda sombra.-Entonces tendré que cargarle.
-Pe-pero…
-No se preocupe. Soy mas fuerte de lo que aparento y, lo primordial ahora es mantenerla a salvo.
Indeciso, por fin el mas pequeño cedió. Sobre la espalda de su guardián, escuchó su corazón acelerado mientras corría entre arboles fantasmagóricos. Las torres del castillo habían quedado atrás y sus ojos esmeraldas ya no podían verle. Apretujándose entre las ropas de su guardián, ocultó su rostro lloroso del viento silbante, la concentración del calor en su pecho comenzaba a doler y se irradiaba a su espalda. Su poder, su fuerza…
<<Debo darme prisa>>
A pesar de que le cargaban, seguían moviéndose con rapidez.
-¿Esta bien su majestad?
Bajo la capucha, un perfil que era terriblemente parecido al rey de Picas hizo que se le revolviera el estomago. Sus ojos y su cabello eran diferentes y la prueba de que se trataba de su fiel As.
-Matthew. Ahora en adelante llámame Arthur. Si sigues llamándome “su majestad” atraerás las miradas.
-…lo siento.
-Esta bien. Yo…lo siento…lo siento Matthew…perdóname.
Las pequeñas manos de Arthur se aferraron con fuerza a los hombros de Matthew. La angustia y el dolor de su reina, le hicieron sentir impotente.
-No se disculpe. Por favor…Arthur.-Decía Matt entre agitadas respiraciones.-Mi deber como As es proteger a la reina de Picas sin importar que.
Arthur recargó su frente en su espalda y dejó de hablar, como siempre, sus sentimentalismos le hacían flaquear con voz quebradiza. Por eso, aptó por callar y tratar de contener su llanto.
b28;b28;b28;
Bajo la mirada de una misma luna, el rey de Picas tomaba a su reina, su bella durmiente para recuperar su fuerza. Bajo la misma luna, otra reina, mas pequeña, escapaba junto con su As, ahora un traidor ante Picas, entre las sombras del oscuro bosque. Bajo la mirada de la luna, la búsqueda de un fantasma plata empezaba, para detener la guerra, para darle un fin a la locura del rey de Picas.

Notas finales:

Primer capitulo y pues aquí empieza todo, las dudas y sus teorías de que puede pasar XD si me conocen saben como manejo eso (poco a poco revelare las cosas) Espero que les haya dejado una buena impresión y bueno, que comenten que les a parecido -w-
Saludos, nos leemos! ^3^


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