Meditaba y mucho aunque pareciera que solo se perdía en sus recuerdos, soledad y vacío, nació con dudas que nunca fue capaz de responder salvo el saber que algo le faltaba, buscando inconscientemente aquello que le fue arrebatado y sabía que volvería a encontrar.
Comienza a anochecer y vuelvo a estar triste
un día más se va y tú no estás
Quisiera escapar, huir de esta soledad...
Pero algo me impide dejar todo atrás
Sin ti, nada es igual
-Ulquiorra...- se presentó al momento, era respeto lo que representaba ese shinigami venido a llamarse Rey de hueco Mundo destronando al actual Segundo Espada sentado en la mesa junto a sus iguales, no había razón para luchar contra él, contra sus órdenes, su instinto le decía que por algo estaba ahí, en ese palacio, a las órdenes del Rey, si era expulsado de Las Noches estaría incompleto.
-“Lameculos” tal vocabulario vulgar silbado en un susurro solo podría venir de las espadas Quinta y Sexta pero Ulquiorra sabía que era de Grimmjow, nunca pudo matarlo lo intento pero era como atacarse a sí mismo, nunca lo comprendió.
Quizás haya una razón por la que luchar
cuentan que un ser provocó
la ira de un dios por su perfección
Su envidia acabó con el don, en dos le separó
y el dios descansó
-Yo quiero ir...- Grimmjow amaba la lucha y pelea y se le notaba en todos sus gestos y el brillo de su mirada, no dejaba escapar una oportunidad por más pequeña que fuera, era como si hubiera nacido con el sentimiento de la destrucción en su interior, era joven y tendría tiempo de desarrollar su poder, con el tiempo haría temblar a los dioses.
-No Grimmjow...- Nunca, Grimmjow había salido en muchas misiones acompañado con absolutamente todos sus iguales excepto con Ulquiorra -...No se llevarían bien...- calma y tempestad, parecía comprensible pero...no lo era, juntos serían imparables, harían temer a alguien superior, el tiempo lo vería, el destino los uniría, pero no ahora.
Intento no pensar, no quiero estar triste
mi vida ya no es igual si tú no estás
No entiendo la razón, pero algo me dice
que un día tú y yo
haremos temblar a ese dios, ya lo verás
-No estarán separados por siempre Sousuke...- susurró contra su oído la criatura que sonreía como zorro mientras le acariciaba una mano entrelazada con la suya -...No hay razón para tal envidia...- le beso la cabeza, en su opinión no había razón, salvo que siendo uno eran peligrosos y él lo sabía mejor que nadie al acariciar con cuidado la cicatriz oculta bajo ese espeso cabello castaño, hasta los dioses caen y de no ser por su mano uno más lo habría hecho, su espada fue creada para separar hasta la perfección.
Quizás haya una razón por la que luchar
cuentan que un ser provocó
la ira de un dios por su perfección
Su envidia acabó con el don, en dos le separó
y el dios descansó
Pelea, pasión, golpes y sangre mesclados con lujuria, con complicidad con enigmática sensualidad nacida de años, de conocimiento, de destino, de no saberse separados, de sentirse unidos en un acto carnal de generaciones pasadas.
Morir lo sentía, lo recordaba, las cenizas que volaban con el viento eran parte de su carne y sangre pero...el recuerdo de sus ojos azules permanecía, su sangre le llamaba, tenía la seguridad que al llegar a su lado le salvaría, le daría paz y cobijo, familiaridad que recordaba haber tenido tiempo atrás, buscando en las blancas arenas aquello que se le arrebato dejándole ese mascara blanca que le cubría como una máscara la cual al romperse le guio a las Noches y le encadeno a servir a un shinigami por una sola razón.
-Corazón...- miro su palma abierta y lo comprendió, el conjuro se rompió y por fin lo recordó.
Y un día, tal vez, se vuelvan a ver
Sintiendo una atracción
no entienden por qué, pero han de saber
que han roto esa maldición
han de hacer caso a su corazón
El tiempo pasa, las guerras acaban, los shinigamis aceptan un nuevo Rey que tiempo atrás los destruyo, aquel dios de sonrisa amable y mente maquiavélica que a su consorte perdió en busca de lo que lo encadeno, los Quincys aceptan su destino quedando su recuerdo en un solo humano que sin descendencia su raza extinguirá y los héroes creen vivir su mundo de felicidad el cual solo es un engaño de aquel quien los salvo, aquel que domina la Sociedad de Almas haciéndose pasar por un dios, aquel que un día a él y su pareja destinada destruyó, los separo.
-Grimmjow...- Salvo más de uno incluyendo a la antigua Tercera pero solo uno se llevó, tarde o temprano se volverían a unir, pero no aceptaba esperar más, le costó poder y fuerza volver a recontruirse para irse sin su premio obtener, lo que por derecho era parte de él, tal como Stark era hablar de Linnette, unidos en uno solo.
Ojos verdes fue lo primero que vio, lo esperaba hace mucho -...Ulquiorra tu eres la otra mitad...- separados eran negro y blanco, vacío y destrucción...juntos eran amor.
Cuentan que un ser provocó
La ira de un dios por su perfección
Por nombre le puso amor
Tú eres la mitad... la otra soy yo