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En la oficina del Hokage-Sama por Ann Carmesi1

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Notas del fanfic:

¡Holiwis!

Bueno, este fic ya lo había publicado antes en fanfiction, pero dije, llevo años en amor yaoi y nunca he publicado nada.

Además, amo a esta pareja, y no podía aguantarme las ganas de escribir lo que yo pienso, sería la única convivencia que este par tendría.

 

Eran buenas épocas para la aldea oculta de la hoja, la economía junto con el comercio entre naciones estaba dando excelentes retribuciones y la entrada a un nuevo mundo más globalizado era la recompensa de los esfuerzos y sacrificios de todos los shinobis que lucharon por un sueño de paz.

Aunque, esa noche en concreto, parecía salida de una película de terror. Estaba cayendo una tormenta monumental, y aunque el séptimo hokage era capaz de regresar a su hogar independientemente del clima que hubiera, debía de quedarse hasta el mañana siguiente atrapado en su oficina, ya que, si se presentaba algún problema en la aldea, podría ser localizado fácilmente.

¡Lo cual le parecía una real estupidez!

No es que le fueran indiferentes las medidas de seguridad de la aldea (él más que nadie se preocupaba por el bienestar y la seguridad) pero era ilógico pensar que un ataque se pudiera llevar a cabo con semejante diluvio, además de que la seguridad y la infraestructura de Konoha eran uno de los más grandes orgullos de los habitantes y altos mandos de la aldea, todo esto sin tomar en cuenta que no cualquier idiota se atrevería a enfrentarse al héroe de la cuarta guerra y junchuuriki de las 9 bestias con cola.

Si, sin duda el Uzumaki tenía plena confianza en su gobierno.

Pero en este momento, cualquiera que lo viera, dudaría de la autoridad que ejercía aquel hombre.

-Me aburro- decía el séptimo hokage desparramado en su escritorio.

Él siempre fue una persona activa y llena de energía, así que, estar secuestrado en su oficina (cortesía de su consejero) y sin otra señal de vida gracias a la lluvia y a que todos los empleados se habían marchado a sus respectivas casas hace horas, terminaban por agobiar en demasía al rubio.

Seis minutos después:

-Me aburro- dijo ahora sentado en la ventana, viendo demasiado tentadora la idea de saltar. En momentos como este, maldecía el no haberse quedado como jonin. Gracias al cielo su hijo aborrecía el puesto de hokage, era demasiado estresante y aburrido algunas veces.

Cuatro minutos y treinta y tres segundos después:

- ¡Shikamaru me aburro! -Gritó a su consejero mientras este se encargaba de ordenar unos nuevos papeles para que Naruto los firmará.

Shikamaru juraba que, si Naruto volvía a decir que estaba aburrido, olvidaría que era el séptimo hokage y le cerraría la boca él mismo con su kage mane.

- ¡Te escuché las primeras veintitrés veces Naruto! -Sí, las había contado todas- ¡¿Qué rayos quieres que yo haga?! ¡No puedo hacer que deje de llover, y estamos condenados a pasar aquí al menos otras dos horas debido a que alguien olvido llenar los formularios de los exámenes chunnin! –

Vale, quizás otras de las razones (más concretamente la principal) de que estuviera hasta altas horas de la noche encuartelado en la torre era porque tenía demasiado trabajo pendiente gracias a las escapadas a ichiraku ramen con Boruto, apenas empezaban a recuperar su relación amena, no lo echaría a perder.

Además, joder, si hacía falta quejarse otras veintitrés veces para ver a Shikamaru así de exaltado, Naruto no dudaría ni un segundo en arriesgar su pellejo, pocas veces lograba ver esta faceta del ninja de las sombras, es más, estaba seguro que ni siquiera su esposa, la hermosa Temari, había visto tantas veces como él a Shikamaru alzando la voz.

Y tenía que admitir que se veía jodidamente atractivo.

-Ya, ya, no es para tanto- si logró hacer que Sasuke desistiera de destruir el orden y la paz ninja, calmar a Shikamaru sería pan comido-Ven, tómate una copa conmigo para amenizar el rato, nos la tenemos bien merecida, ¿No piensas igual? - Sabía que la sonrisa que estaba poniendo junto al seductor tono de voz empleado, lograría que cualquiera hiciera lo que él quisiese, había aprendido ese y varios trucos de manipulación para su actual puesto.

- ¿Acaso estas bromeando Naruto? Te acabo de decir que tenemos mucho trabajo pendiente y tú piensas en jugar y perder el tiempo- Realmente Shikamaru a veces se cuestionaba la edad mental del ninja rubio.

- ¡Justamente por eso-datebbayo! No nos podemos deslindar del trabajo, pero si podemos posponerlo para tomar un merecido descanso, la salud mental es fundamental para el hokage y su mano derecha- decía con el dedo índice levantado aparentando estar dando alguna lección de clases- es más, ya que soy tan bueno y generoso, te dejaré tomar la primera copa ¿Vale?

Shikamaru no sabía si reír por la pose sabionda que adoptó el rubio u ofenderse por lo dicho, así que simplemente prefirió dejarlo pasar.

Aunque, debía admitir que también se encontraba muy aburrido, y cualquier cosa que Naruto propusiera, siempre prometía algo bueno.

Pero trabajo es trabajo, y entre más rápido acabaran mejor. Él más que nadie estaba desesperado por llegar a su casa, el hecho de encontrarse totalmente a solas con Naruto hacía que su cabeza rondara en base al rubio y sus labios, y de seguir así no podría contenerse más.

-Enfócate en tu trabajo y menos en los vicios Uzumaki, querías ser hokage, ¿no? A disfrutar de las letras pequeñas del contrato- Fue la sonrisa cruel que le dirigió a Naruto lo que hizo que los vellos del hokage se erizaran, y no precisamente de miedo.

Sabía que lo que estaba pensando estaba mal, pero hacía tanto tiempo que nada cambiaba en su rutina matrimonial que inevitablemente terminó cediendo ante la atracción que emitía el Nara. Lástima que todo se quedaría en simples pensamientos, pero siempre había otras formas de pasar el tiempo con Shikamaru.

-Te propongo algo (dijo imitando la sonrisa de su asistente) ya que estamos ¨condenados¨ -haciendo un exagerado gesto con las manos – a pasar otro buen rato aquí hasta que aminore la lluvia y acabemos el papeleo ¿Por qué no jugamos un poco?

- ¿Jugar? - ¿Era enserio? ¿Primero alcohol y luego esto? - Deja de tontear Naruto, además no hay muchas cosas que se puedan hacer en esta oficina, por lo que la mayoría de las cosas físicas son contraproducentes realizarlas aquí- Había procurado que sus palabras fueran inocentes, él se refería exclusivamente a los retos físicos que Lee y Naruto siempre proponían, y el hokage lo sabía.

-Entonces jugaremos lo que tú quieras Nara- decía alzándose de hombros- cualquier cosa es mejor que estar firmando un montón de hojas.

Shikamaru soltó un bufido resignado sabiendo que nada ni nadie haría desistir a Naruto de posponer el trabajo, cuando algo se le metía en la cabeza lo conseguía, e internamente eso era algo que adoraba del blondo.

Y sabía cuál era la mejor propuesta para molestar al Uzumaki, se encontraban ahí por culpa de él, no lo dejaría disfrutar de algo entretenido.

-Bueno, pues propongo que juguemos shogi- la cara de Naruto fue digna de fotografía.

¡Él, empeñándose en buscar algo que los entretuviera un rato y Shikamaru salía con una propuesta tan aburrida!

-Estas de broma ¿verdad? ¡¿No pudiste encontrar algo más enfadoso que el shogi?!

-Oye viejo, no tienes por qué ponerte así- decía con un goterón en la cabeza tras ver el berrinche y las pataletas que el ninja más poderoso de la aldea estaba haciendo- Tu dijiste lo que yo quisiera, no es mi culpa que le tengas tanto miedo a perder- Auch, directo al orgullo.

Shikamaru conocía a Naruto tan bien, que sabía que subestimarlo sería el incentivo perfecto para salirse con la suya.

- ¿Qué has dicho baka? ¡Uzumaki Naruto no le teme a nada, y menos a ti!

- ¡Vamos hombre! ¡Admítelo, jamás me ganarías en una partida, ni aunque tuviera los ojos vendados! - Sabía que exageraba, pero era entretenido hacer enojar así al hokage.

Ambos sentían cierto placer al hacer rabiar al otro.

- ¡Trato hecho! acepto el reto Shikamaru, si te gano en una partida mientras tienes los ojos vendados, admitirás que soy mucho mejor que tú- Alegó el junchuuriki con pose desafiante.

Alto ahí…

¡¿En que momento había propuesto semejante idiotez?!

No, él no fue, fue la cabeza hueca del hokage quien se inventó ese estúpido reto. En fin, las cosas se ponían interesantes y sabía que ninguna fuerza en el mundo haría desistir a Naruto.

Y él ya sabía perfectamente la recompensa que quería del rubio. Al diablo la fidelidad, el profesionalismo y el respeto. Llevaba casi dos años atrapado en esa oficina desde el ascenso de Naruto. Podría ser un flojo holgazán para muchas cosas, pero estando al lado del rubio las ganas de moverse mucho (y no de la manera inocente) surgían sin control.

-Bueno hokage-sama- haciendo especial énfasis en el apelativo del rubio- si yo ganó, se dejará follar en su escritorio por mí- Listo, ya no había vuelta atrás, lo dicho, dicho estaba. Ahora solamente esperaba la cantidad incalculable de gritos que le aventaría el rubio.

Esperaba cosas como: ¨ ¡De qué rayos hablas Shikamaru, no soy gay! ¨o también un: ¨ ¡JAJA Qué buena broma! ¨y lo más factible (además de un golpe) un ¨ ¡Estás loco, estamos casados! ¨

Sin embargo, no escucho nada por 30 segundos, (tiempo récord tomando en cuenta que Naruto hablaba hasta por los codos) el cual solamente estaba con la boca abierta y un sonrojo prominente en las mejillas.

Joder, estaba empezando a creer que fue mala idea el haberle confesado a Naruto que quería follárselo.

 ¡Pero mierda! ¡Qué él no era de piedra! Y el tener al apuesto hokage-sama, dueño de la mayoría de sus sueños húmedos (junto con Temari) todos los días a solas bajo el mismo techo estaba a punto de volverlo loco.

Desde siempre le había atraído el rubio, su tenacidad aunado a su carisma, siempre le provocaban ganas de seguirlo a donde fuera, y está de más decir que su hokage se había puesto bastante bueno (aunque él lo prefería con el cabello más largo)

A si que, totalmente resignado a que algo así jamás pasaría debido a la estupefacción de Naruto, Shikamaru optó por el plan de decir que solo era una broma, sin embargo, nunca se esperó la respuesta del ojiazul.

-De acuerdo- jamás esperó que su asistente pediría algo así, se imaginó que lo obligaría a hacer el doble de trabajo, o que le pediría días libres e incluso un aumento, pero bajo ninguna circunstancia esperó que el otro diera el primer paso para algo más que una simple amistad- pero si yo ganó, además de admitir que soy mejor que tú- decía con una sonrisa indescifrable en la cara- serás tú, el que se deje follar por mí.

Shikamaru tenía 12 kunais, 9 estrellas ninja, y una cantidad aceptable de chakra en ese momento, así que podría causarse todo el dolor necesario para lograr salir de ese genjutsu, por qué no encontraba otra explicación lógica a lo dicho por el rubio.

¡Ganará o perdiera tendría sexo con el hokage!

Y, aunque no le entusiasmara demasiado la idea de ser el pasivo (no le apetecía un dolor de trasero) sabía que quizás no volvería a tener otra oportunidad así. Era un genio, y sabía hacer las cosas de la mejor manera.

-Jum, de acuerdo hokage-sama, pero váyase preparando para no poder sentarse bien mañana- Ya se estaba imaginando las cosas que le haría a ese cabeza hueca- Porque jamás logrará vencerme. -Shikamaru nunca había estado tan seguro de sus palabras.

-Estás demasiado arrogante perezoso- contestó igual de seguro el jinchuuriki, llevaba años preparándose para ser el hokage, Tsunade junto con Kakashi prácticamente lo habían obligado a convertirse en un excelente estratega, además la desventaja visual de su asistente le estaba poniendo la partida en bandeja de plata. -Tu hokage-sama te enseñará quien manda.

Así dio por comenzada sobre el escritorio de madera la tan controversial partida, y con toda la confianza del mundo junto con todo su esfuerzo mejor esfuerzo mental, indudablemente Naruto:

Perdió.

-Ja, lo vez Naruto, te dije que no me vencerías- Si había algo que el Nara conociera mejor que nada, era el tablero de shogi, podría ganar una partida aun estando dormido -Aunque debo darte crédito por tu honestidad al decirme que te había pateado el trasero.

Naruto estaba perplejo, ¡Lo habían pulverizado sin ver! Realmente no debió haber subestimado a Shikamaru.

Y el Nara, al ver que Uzumaki estaba buscando alguna excusa para evitar lo inevitable, decidió dejar de perder el tiempo, ni loco dejaría que el hokage escapará de su deuda.

-E-Espera tebbayo! ¡Bájate de encima idiota! – Tal parecía que Shikamaru no era perezoso para todo, pues aprovechando la distracción del otro, se posicionó sobre su cadera de una forma poco sana.

Haría que gritara su nombre mínimo diez veces esa noche.

-No, perdiste así que acepta las consecuencias Naruto- decía mientras sacaba un kunai.

El pobre rubio sintió que se le iba el alma al ver el arma en la mano derecha del otro, y temiendo que Shikamaru tuviera extraños fetiches relacionados con el dolor y la sangre, rogaba internamente que nada demasiado extremo terminara metido en su trasero.

Pero simplemente sintió como su camisa era desgarrada con el filo del arma, mierda, era su favorita.

-Oye Shikamaru idiota, me tendrás que comprar una nueva ehh- le dijo al tipo que ahora se estaba encargando de encontrar el botón de su pantalón- y mira que este color es difícil de encontrar- refiriéndose al anaranjado de sus ropas, había cosas que jamás cambiaban.

-Créame hokage-sama- contestó seductoramente en el oído del rubio- después de que te habrá como pavo en navidad, no tendrás capacidad de pensar en otra cosa aparte del dolor de tu trasero- comenzando a besar húmedamente el lóbulo de su oído, para posteriormente seguir con el mismo método en su moreno cuello.

Esto no debería estar sucediendo, en primera, estaban tomando esa situación como lo más normal del mundo, y mira que no todos los días tenías a un guapo moreno besándote el cuello mientras te producía ligeras y placenteras cosquillas en el hombro con su barba.

En segunda, no tenía ni idea de cómo proseguirían al día siguiente ¿Serían amantes? ¿Amigos con derechos? ¿Se repetiría o actuarían como si nada hubiera pasado?

En tercera, ambos estaban casados con dos mujeres que los amaban, tenían familia, y una reputación que cuidar y respetar.

-Oye, si te la pasas pensando en todo lo que hay allá afuera, nada de esto habrá valido ni siquiera el esfuerzo- Naruto le ordenaría a Ino hacerle unos exámenes mentales a Shikamaru, empezaba a cuestionarse si el moreno podía leer la mente.

- ¿Y tú? -dijo mirando por primera vez en todo ese rato al otro a los ojos- ¿Estás seguro de que no te arrepentirás al amanecer?- preguntó temiendo que el otro fuera a alejarse y salir corriendo, sin embargo,  de un momento a otro ambos habían terminado tumbados en el suelo y sin la parte de arriba de sus ropas, estaba disfrutando demasiado del contacto de alguien que no era Hinata, y no era precisamente culpa lo que sentía, quería a su mujer, de eso no había duda, pero él era alguien extremo y alocado que necesitaba dominio y emociones fuertes en su vida, cosa imposible de conseguir con la conservadora heredera de lo Hyuga.

-También amo a Temari y a Shikadai- decía mientras empezaba a masturbar el miembro del otro por encima de la tela, eran hombre, entre ellos no hacían demasiada falta las palabras innecesarias- pero ambos nos estamos dando cuenta de que aquí hay más que un simple polvo-

Tuvo que aguantar un pequeño gemido que amenazó con salir de su boca, de un momento a otro el Uzumaki sacó su miembro del cómodo pantalón negro que llevaba puesto para acariciarlo de arriba abajo- Y que deseábamos más estar así entre nosotros que con ellas desde hace ya mucho tiempo.-

Claro y directo. Shikamaru nunca se andaba con rodeos y pudo notar desde que empezaron ese bizarro juego, que Naruto estaba igual de ansioso que él, así que no dejaría que cualquier burdo intento de excusa moral arruinara ese momento.

-T-Tienes razón- adiós pantalones y ropa interior, tenía que dejar de mentirse a sí mismo, le daba igual ser infiel si eso le permitía que siguiera disfrutando el como Shikamaru metía de a poco dos dedos dentro de él- Pero una cosa te debe quedar clara Nara, si seguimos con esto, no permitiré que algún día se detenga. –

Pudo sonar como una obscena y cínica petición, pero ambos sabían las palabras ocultas detrás de esa frase, que ninguno quería separarse del otro. Dicen que se puede querer a dos personas a la vez, pero siempre amarás a una un poco más, e interiormente sabían que esa persona no era ninguna de sus esposas.

-Como usted guste, hokage-sama, aunque yo tampoco pensaba detenerme después de este día- y tras decir esto, jaló a Naruto de la mano.

El blondo sabía lo que se avecinaba, tal parece que Shikamaru hablaba muy enserio sobre la cláusula de follarlo sobre el escritorio.

-Shikamaru, ¡date prisa y métemela de una vez, joder! - no era de cristal, y aunque sabía que el otro lo estaba dilatando lo más posible para evitar lastimarlo, no podía evitar desesperarse.

¡Estaba malditamente caliente! Casi podía jurar que, si no lo empotraban de una buena vez, él mismo crearía un clon y se follaría duro a sí mismo.

Además, estaba el hecho de que hacía bastante tiempo que había perdido su virginidad de la parte trasera. Después de acabada la guerra, aceptó plenamente su bisexualidad, y, que aparte de las chicas, había tres hombres que le atraían profundamente.

 El primero: Sasuke, el tipo estaba buenísimo por donde sea que se le mirase, y poco antes de que se volviera a ir de la aldea, decidieron visitar unas aguas termales. El hecho de haber compartido el futón al dormir, combinado con sus revolucionadas hormonas, ocasionó que tuvieran una sensacional primera vez. Aunque esa fue la primera y última, era simple calentura y atracción física lo que los orilló al sexo. Un año después empezó a salir con Hinata.

El segundo: Gaara del desierto, su cabello rojo en combinación con sus ojos aguamarina, hacían que el Uzumaki tuviera constantes erecciones durante sus primeras visitas a Suna después de la guerra.

Se había pactado una paz entre las grandes naciones, y como medida adicional, constantemente enviaban a ninjas a otras aldeas para seguir afianzando lazos. Pero una noche combinada con algunas botellas de sake que decidieron compartir para pasar un buen rato, terminó en una extremadamente buena sesión de sexo duro en la habitación del Kazekage.

El tercero era obviamente Shikamaru, e internamente sonrío al caer en cuenta que había follado con los tres en algún momento de su vida.

De un momento a otro sus pensamientos se pusieron en blanco debido a la descarga de placer que recorrió todo su cuerpo, el moreno al darse cuenta que Naruto estaba lo suficientemente dilatado, decidió entrar de una sola estocada, le gustaba el sexo duro, y haría que el Uzumaki se acostumbrara rápido a ello.

Así que, guiados por el desenfreno y la piel, se unieron una y otra vez esa noche. Sobre el escritorio, en el piso, en la silla del hokage e incluso contra las paredes, todas sin preocuparse en lo más mínimo en nada del exterior.

-Oye Shikamaru, la próxima vez seré yo quien te dé por detrás-datebbayo- dijo mientras acariciaba distraídamente el pecho del Nara, estaban recostados sobre sus ropas y solo la túnica del hokage los cubría, no les preocupaba estar así, total, aún faltaban otras dos horas para que empezaran a llegar los demás empleados y ninjas.

-Solo si logras vencerme en una partida de shogi- contestó divertido mientras besaba sus labios.

Ante ojos de todos ellos seguirían siendo el amado hokage de konoha y su leal mano derecha, pero lejos de todos, solo eran un par de personas infieles que disfrutaban el candente tacto de su amante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, pero es que, después de leer un sin fin de historias sobre infidelidades de Naruto y Sasuke, me dije ¡¿Dónde diablos está Shikamaru?!

Amo a esta pareja, y creo que son hermosos juntos.

Criticas, ideas, todo es bien recibido, me motivan a seguir subiendo cosas jaja.

Hasta luego.

besos.

Ann.


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