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La Caja. por 691396

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Notas del fanfic:

Bien, Descubriran la pareja en el transcurso de la historia, si no, no seria divertido.

 

 

 

 

La Caja.

 

 

 

¿Dónde estaba? Su cuerpo se sentía pesado, tan jodidamente pesado, no sentía las piernas, estaba aturdido, intentó hablar logrando leves bufidos.

 

 

Su garganta estaba seca, sus labios ardían, todo era oscuridad a su alrededor, intento levantarse, su cuerpo se tensó, un bufido ajeno resonó y pudo sentirlo, estaba sentado en algo, no… en alguien ¡Por favor! ¡Que alguien le dijera que esa cosa grande, caliente y que dolía era parte de su imaginación! ¡Que lo que sea que lo estuviera desvirgando fuera falso!

 

 

Intentó moverse con más ganas, apartarlo ¡Sacárselo de adentro! ¡Pero sus manos estaban atadas a los tobillos! Cada movimiento hacia que se enterrara más esa asquerosa cosa ¿Quién era? ¿Quién era el que le torturaba de esa forma? Escuchaba los gemidos –al igual que los suyos- ahogados, de quien sea que estuviera allí con él, se calmó un momento, aunque no lo quisiera haría la prueba, se movió con ímpetu lo más que podía sobre -lo que no quería aceptar- era un pene, escuchó más voz ahogada, más nada más, si, era lo que pensaba, si fuera un pervertido cualquiera hace rato que le hubiera puesto la mano encima, más no era así, tal vez y solo tal vez, el otro sujeto estuviera en igual condición que él, quiso decirle un “¡Aguanta!” “O un ¡Todo estará bien!” aunque no tuviera la menor idea de que así seria, quería consolar a esa persona que debía estar igual o más asustada que él, lo podía sentir por los temblores ¡El pobre chico temblaba! Se sintió mal por él, su alma de héroe no le dejaba pensar en su propia situación, si, el chico… ¿Por qué un chico? Bueno, no quería pensar que era un viejo, necesitaba su ayuda, una nueva determinación le inundó, sacó fuerzas de quien sabe dónde y dio un salto, se golpeó la cabeza y cayó con fuerza sobre el pedazo de carne, se lo enterró hasta el fondo sintiendo llenarse por dentro, algo resbalaba por sus muslos, sintió terror, no, no podía ser que el chico eyaculara dentro suyo ¿cierto? ¡¿Cierto?! Negó con la cabeza tratando de quitarse con más desesperación, más era un lugar estrecho, en su espalda podía sentir una pared, arriba otra a pocos centímetros, ladeó el cuerpo sin importarle sentir de nuevo la dureza dentro suyo, paredes a los lados, solo faltaba el frente, se recostó en el cuerpo debajo suyo, pudo tocar con sus pies los muslos recogidos del otro, con su pecho sentir los latidos, también la respiración entrecortada en su frente, no alcanzaba, se movió dando pequeños saltitos ignorando como el movimiento en el pecho del otro se volvía más arrítmica ¿Cuánto le media? ¡Por Dios! Había intentado de todo para sacársela sin resultados, dio un último salto recibiendo otro golpe en la cabeza a la vez de una nueva oleada de espesura en su interior, lo ignoró; Ignoraría todo lo que pasara en ese lugar, se lo juraba, si lograba salir de –lo que confirmó –una caja, borraría su casete.

 

 

Se echó de nuevo hacia adelante tocando con lo que tenía de piel expuesta en el rostro, el contrario, lo confirmó, estaba igual que él, una venda y una mordaza, tenía calor ¡Se iba a volver claustrofóbico! La madera que los encerraba era gruesa por el sonido al golpear con su cabeza, quería llorar, patalear, hacer berrinche, pero si se movía se enterraría más esa cosa innombrable, a todas esas ¿Cómo había terminado allí? Lo último que recordaba era estar durmiendo en el bosque después de un muy productivo entrenamiento ¡La aldea debía estar vuelta loca! ¡Su Hokage estaba desaparecido! Y ni que decir de Hinata y los niños, le había prometido a Boruto enseñarle Taijutsu, estaba determinado, saltó con más fuerza pegando contra el techo, el “Crack” de la madera le dio esperanza, siguió saltando enterrándose de forma profunda y voraz el apéndice masculino, escuchó los gemidos del otro, sintió varias veces llenarse, ni siquiera las contaba, más podía jurar que su vientre estaba abultado, sentía muy llenas sus entrañas, siguió saltando sin importarle sentir que su cabeza de abría, los “Crack” de la madera ahora eran más fuertes, podía sentir una ligera brisa, su espíritu sonreía, se estrechó más sin querer ocasionando un gran placer a quien fuese estaba debajo suyo ocasionando una nueva eyaculación y él ¡Por todo el mundo ninja! Se sentía jodidamente excitado desde que comenzó a saltar sobre el “Soldadito” sintió su próstata ser estimulada, no lo quería admitir, pero había soltado su semen con gusto ¿Eso se consideraba infidelidad? No ¡Claro que no! Cuando saliera de allí, eso sería como una mordida de perro, nada relevante ¡Hinata nunca se enteraría de su desgracia! Siguió cabalgando con más ahínco, solo una eyaculación más y volvería a lo suyo ¡Lo prometía!

 

 

Estaba decidido, golpeo con aún más fuerza, con toda su fuerza, la madera cedió a la vez que sentía y soltaba esencia, respiró lo que podía, la brisa de la libertad le inundo –además de otras cosas – sacó la cabeza percatándose del sabor ferroso de su sangre, bien, pudo sacar la cabeza, aunque solo un momento, las amarras en sus extremidades no le permitían más, solo saltitos, respiró profundo ¡Nunca se rendía! ¡Él era Uzumaki Naruto! Saltó de nuevo, pudo sacarlo ¡Sacó esa cosa! Más poco le duró la felicidad, un pinchazo en el cuello y toda fuerza se perdió, después de todo desde el principio había sido oscuridad.

 

 

Despertó por la luz del sol, escuchaba agua cerca, abrió los ojos somnoliento, estaba en el bosque, en el lugar de entrenamiento ¿Había sido un sueño? Su cuerpo le confirmó lo contrario, se rio histérico por un momento.

 

 

- ¡Que sueño tan extraño!

 

 

Sonrió, si, para él, para el Hokage, para el ninja número uno en sorprender a la gente era mejor que todo fuera un sueño, sin más, se levantó despacio, una parte de su cuerpo punzaba como herida supurante y se dirigió a su hogar.

 

 

¡No había nadie! Ni una pista de su familia ¿Dónde estaban? Un mal presentimiento se posicionó en su corazón, raudo llegó a su oficina, suspiró con alivio, allí estaban, lo miraban enojados, la vieja le miró aun peor, sintió el golpe, se estrelló contra la pared.

 

 

-¡Una semana! –no entendía - ¡Te desapareciste una semana, mocoso! ¡¿Crees que un mensaje con un clon lo resuelve?! Ese “Me voy a entrenar, vieja” –imitó su voz - ¿Es suficiente? –no pudo más que sonreír al rascarse la nuca, se escuchó un bufido general –Que no vuelva a pasar –asintió ante la advertencia, estaba seguro que sus costillas estaban rotas, dio gracias a que Tsunade se contuviera.

 

 

Fue fácil que le perdonaran, en especial su querida Hinata, como siempre nunca le reprochaba nada, pero fue difícil con Boruto, ese niño se parecía demasiado a él, tuvo que enseñarle por cuatro semanas para que le perdonara, a la vieja bastó con unas cuantas botellas de sake y Sasuke, bueno, él ni enterado, daba gracias a que desde hace como cuatro meses estaba en una misión, él no caía con su sonrisa falsa, el muy…teme ya se lo conocía como la palma de su mano, suspiró volviendo al trabajo, tenía un dolor de cabeza terrible y la diarrea por la leche en mal estado que se tomó estaba empeorando ¡Cómo le dolían las tripas! ¡Ni Hinata puede apartarlo de ese Karma!

 

 

Bien, ahora el sueño lo atacaba, estaba tan cansado que podía desmayarse en cualquier momento, Sasuke había regresado después de seis meses y ¡Ni ganas de pelear con él tenía! ¡Así de cansado estaba! Suspiró mirando al pelinegro frente a él, quien le miraba tirándole nitrógeno líquido, hizo una mueca de diversión estirando los brazos, algo así como un infantil “cárgame”, miró la ceja alzada del otro, se carcajeó, para sentir los brazos del otro en su cintura, se quedó estático aun cuando era llevado como una novia hacia el mueble.  

 

 

-¿Algo más princesa?

 

 

Su rostro se puso rojo, un puchero le salió –como siempre –natural.

 

 

-¡Teme!

 

 

Gritó para voltearse, necesitaba dormir con urgencia, cerró los ojos, más en ningún momento sintió que el mayor se apartara de su lado, así se sentía mejor.

 

 

Se sentía extrañamente sensible ¡Nunca en su vida se imaginó llorar por que Sasuke le ignorara! ¡Que patético! Y aún más porque el pelinegro tuvo que consolarlo ¡Se puso a llorar en su regazo! ¡Por todos los cielos!

 

 

-¿Van las cosas bien con Hinata? -Asintió con un sonrojo ¿Por qué el maldito tenía que hablar en su oído? -¿Te sientes presionado por ser Hokage? – Negó con la cabeza, ya podía escuchar la irritación en la voz de su mejor amigo –Entonces ¿Qué te pasa?

 

 

-No lo sé - ¡Rayos! Su voz salió entrecortada, tenía ganas de llorar sin motivo aparente, podía sentir la pesada mirada de Sasuke –solo déjame estar así un poco más –se acurrucó en el cuerpo contrario ¡¿Por qué se sonrojaba?! ¡¿Qué mierda le estaba pasando?!

 

 

Dos meses más pasaron volando ¡Daba gracias al cielo que sus cambios de humor desaparecieron! Aunque ahora el Teme le miraba de forma sospechosa, que, por supuesto, le ponía nervioso, Hinata no tenía idea de nada, de hecho, era otro de los muchos secretos entre Sasuke y él, el cual, por extraño que parezca le hacía sentir más cálido.

 

 

Otro mes pasó ¡Estaba gordo, lo juraba! ¡Antes no tenía esa llanta en sus hermosos músculos! No había tocado a Hinata ¡Se sentía inseguro! Y aún más cuando el teme se carcajeó cuando le contó de sus inseguridades ¡Maldito Teme! ¡Un día se las pagaría! “Es la edad dobe. El rameen ya pasa factura” ¡Ya vería lo que su amado alimento le hacía! Además ¡Él no era ningún viejo! Tenía 28, estaba en la flor de la juventud… se dio un cabezazo en el escritorio, ese no era el imitando a el remolino de Konoha ¡No lo era!

 

 

Si antes era gordo ahora se sentía Chouji ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué a él?! Dramatizó, comenzaba a creer que lo que decía Sasuke era cierto, más ¡Nunca dejaría su amado alimento! Tuvo dos meses ejercitándose, pero parecía tener el efecto contrario y lo peor ¡Parecía que nadie se daba cuenta! Incluso persiguió a Sasuke con la camisa levantada para que viera, le hizo tocarle, más solo recibió una ceja levantada ¡Maldito! ¿Por qué no lo veía? Bueno, si Hinata no lo hacía, menos el teme, negó, el teme tenía que darse cuenta, el muy maldito tenía que ayudarle, se levantó del escritorio con desgana, además de gordo se sentía pesado y desapareció, ya sabía dónde estaría el idiota.

 

 

Sintió que lo estaba mirando como a un bicho raro, bien, puede que el haberle tumbado mientras se quitaba la camisa fuera un poco raro ¡Oh! Y también hacerle tocarle el estómago, pero eso ahora no importaba, quería que Sasuke viera –y tocara –por sí mismo lo que le sucedía, el Uchiha se quedó examinando el cuerpo después de un resoplido, frunció el ceño cansado, para activar el Sharingan por un momento, luego me miró sin interés para suspiras, quitándome de encima suyo.

 

 

-Es el rameen, ya te lo había dicho –bufé –desde ahora, haré que coma más saludable, tal vez te de unas vitaminas –le miré asombrado ¡Me iba a ayudar! Sonreí asintiendo, el teme no era tan malo después de todo ¡Siempre lo supe!

 

 

Corrijo lo que había dicho ¡Es un demonio! Es peor que Madara, que Obito ¡que el diablo! ¡Llevo dos meses sin rameen! Sin dulces, comiendo pura fruta y verdura, además de pastillas ¡Me voy a volver vaca! Lo bueno es que no he engordado más, pero me siento más pesado, tuve que mudarme con el teme por este tiempo ya que no “confiaba ni en mi ni en Hinata” ¡Maldito! Aunque… bueno, tiene un poco de razón, ella nunca me niega algo.

 

 

Ahora, justo en estos momentos, estoy muriendo y no, no estoy exagerando, siento que algo se mueve dentro mío ¡¿Será un alíen?! Estoy sudando, me levanto como puedo, Sasuke está a solo unos pasos de mí, se levanta rápido al sentir mi movimiento, bufa al verme en esa condición, sin decir algo hace tres clones que de inmediato se reparten y me mira, se levanta con pereza, me carga acomodándome en el futon, no entiendo nada, me quita el pantalón, no me resisto, el dolor es demasiado, cierro los ojos, Sasuke sabrá lo que hace, él siempre sabe.

 

 

Siento un cuerpo pegárseme por la espalda, sosteniéndome por las axilas, los clones llegaron, el teme mete sus manos donde no debería, le miró desconcertado, hace fuerza metiendo sus dedos ¡¿Qué rayos hace?! ¡Me hizo un hueco! Porque juro que no tenía ningún orificio extra en esa parte.

 

 

Mira sus propios dedos llenos de sangre, gritó, no, no por la horrorosa y casi enferma imagen del Teme agujereándome, si no por el dolor insoportable de que algo quiere salir por ese hueco, ahora estoy seguro ¡Un Alíen! ¡Alojé un Alíen sin saberlo!

 

 

-¡Sácalo!

 

 

Tengo miedo lo admito, el me mira sin expresión para suspirar, posicionándose entre mis piernas diciéndome que puje, lo hago con todo empeño, el clon que me sostiene me motiva con palabras dulces mientras el maldito no aparta la mirada de mi intimidad ¡No tengo tiempo para divagar! Pujo con todas mis ganas escuchando un chillido ensordecedor, no quiero mirar la vida extraterrestre que acaba de salir de mí, cierro los ojos al ver que Sasuke se lo pasa a otro clon, respiró más tranquilo, pero Sasuke aún no se quita y comprendo por qué, vuelvo a pujar, no se ha acabado.

 

 

¡Tres! Tres organismos salieron de mí, estoy exhausto, el clon me limpia con sumo cuidado mientras me sonríe ¡Quiero a ese clon! ¡Que alguien reemplace al Teme por ese clon!

 

 

Sasuke está a parte mirando a los organismos, los mira interesado ¿Cómo serán? ¿Tendrán tentáculos? ¿Serán grises con grandes cabezas? O ¿Serán monstruos dispara acido? Quiero verlos y a la vez no, miro al idiota, está sonriendo, él toma a uno, los otros clones a los demás ¡Oh por Buda! ¡Son normales! ¡Se ven humanos! Me los acerca, me hace amamantarlos, no entiendo nada.

 

 

-Felicidades Dobe –sonríe arrogante –eres mamá –se mofa –le respondería como se debe si no estuviera tan cansado, no le presto mucha atención y me quedo dormido, después ya vería ese teme lo que le espera.

 

 

Desconcertado, no sé qué otra palabra usar para describir como estoy en estos momentos, a pesar de que pasaron dos meses desde que nacieron, aun no lo creo ¿Yo? Yo el gran Uzumaki Naruto, Ninja número uno en sorprender a la gente logró sorprenderse a sí mismo con tal logro ¡Maldito Kurama! Todo era culpa del maldito zorro, Sasuke se lo dijo junto a una explicación que solo alguien con maestría entendería ¡Que se joda el teme! ¡Que se joda Kurama! ¡Que se joda el mundo! No, mejor que no se joda el pelinegro, él le había ayudado después de todo ¡Era un gran amigo! Había tomado a los híbridos extraterrestres como suyos, bueno, no era difícil se prácticamente eran su copia ¡Casi muere del susto cuando Sakura fue a llorarle al enterarse después de llegar de una misión! Más lo había aceptado, después de todo no estaban casados y ella sabía muy bien que Sasuke quería revivir el clan y con una sola mujer no se podía, algo con variación genética o algo así, no entendió muy bien, la cosa era, que a él le tocaba cuidarlos, no es que le molestara ¡Eran suyos después de todo! Pero mantener tareas de Hokage, luchar contra las estrías y ser papá y mamá lo estaban acabando, Hinata le ayudaba de vez en cuando Y Sasuke siempre que llegaba de una misión, Sakura ni los volteaba a ver y Sarada, bueno, ella estaba feliz de tener hermanitos, lo mejor era que nadie sospechaba de él, aunque tenía cargo de consciencia, sabía que no eran extraterrestres –lo supo por la explicación de Sasuke –si no por el “sueño” que tuvo, por ahora no importaba, ahora, su amigo era el padre y él, él, el consentidor padrino.

 

 

Se repetía la historia, otra vez estaba en ese lugar cerrado, otra vez sus manos atadas y su tronco hundiéndose en la carne, no veía nada, pero podía hablar, un ligero cambio, reprimió un gemido al sentir movimiento, ya comenzaba, sonrió, quien quiera que les encerraba en esa caja le estaba ayudando, no solo con primogénitos, si no con “mostrarle” la verdadera cara de esa persona ¡Él no era tonto! ¡Conocía ese chakra! Participaría si pudiera moverse, aunque el que lo cabalgaba parecía un vaquero experto, se mordió el labio, los gemidos del otro le estaban volviendo loco, conocía esa voz, bien, ya había pasado u año desde el nacimiento de los trillizos, ya era hora de encargar más, y ese Dobe, le ayudaría las veces que fueran necesarias, claro, con ayuda de quien sea que les metía en esa caja.  

 

FIN

(15/10/16)

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?


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