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Visita a Sunagakure por Ann Carmesi1

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Notas del fanfic:

¡Holiwis! ¿Cómo están?

Esto lo subí debido a mi reciente gran felicidad XD

¿Les ha pasado que una de sus escritoras favoritas les envía un mensaje diciéndole que tienen mucho en común y que le gustan tus trabajos? *0*

Es uno de los mejore días de mi fucking vida lol

Bueno… volviendo al fic, esto es dedicado a todos los que me pidieron la historia de lo que pasó en la habitación de Kazekage *0* anécdota narrada en mi anterior ShikaNaru.

En especial a Zeramuski, va con todo mi amor a ti XD.

Notas del capitulo:

OoC en ambos,pero era necesario n.ñ

Calor...

Mucho calor...

Demasiado jodido calor…

-Joder ¡¿Cómo rayos puede estar haciendo tanto calor, si estamos en enero?! - Decía dramáticamente Naruto mientras levantaba los brazos y se disponía a quitarse la camisa negra que cargaba.

Kankurou estaba seguro que, si el rubio amigo de su hermano se quejaba una vez más, lo encerraría dentro de una de sus marionetas. 

Total, Gaara no tendría porque enterarse si amenazaba lo suficiente a Naruto para que cerrara la boca.

-Eso es porque estamos en el desierto, grandísimo idiota- contestó hastiado.

 ¡Ni él se quejó tanto en el país del hierro!

- ¡Oye! ¡No me insultes! - reclamó el Uzumaki mientras intentaba en vano lanzarse un poco de aire con su mano derecha - Temari debió haberme acompañado, ella es mucho más amable' tebbayo-

Decía recordando anhelantemente como la rubia se ofreció a invitarlos a unas aguas termales la última vez que lo escoltó a Suna, bueno, el hecho de que Shikamaru hubiera ido con ellos aquella vez tuvo mucho que ver, pero él no se fijaría en esos detalles. 

-Porqué uno de los dos se tenía que quedar en Konoha para que tú vinieras, y por obvias razones, Temari fue la principal voluntaria- resoplando enojado. Era normal que los ninjas fueran enviados a otras naciones para afianzar lazos, y los intercambios como ese eran más comunes de lo que parecían.

No es que le molestara la compañía del rubio, es más, en circunstancias menos calurosas y problemáticas seguramente estarían platicando animadamente y Naruto se daría cuenta de que él era mucho más agradable que su violenta hermana, sin embargo, el saber que su hermana se hospedaría en la residencia de ese vago del Nara logró esfumar cada vestigio de buen humor de su ser.

Y eso que habían salido de Konoha hace tres días. 

- ¡Mira Kankurou, llegamos! -Por un momento el Sabaku mayor se sobresaltó debido al grito que soltó el otro y, antes de poder reclamarle, este ya se encontraba varios metros adelante debido a que empezó a correr a la entrada de la aldea de la arena.

-Y decía estar muriendo de cansancio por el calor - susurró con una gota resbalándole por la cabeza.

Bueno, al menos su hermanito tendría alguien con quien divertirse estos días. 

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- ¡Gaara! ¡¿Cómo estás?! - tal parecía que Naruto tenía una garganta de acero, nadie encontraba otra explicación del porqué el rubio aún no quedaba afónico por todos los gritos que soltaba por día. 
Llegó estrepitosamente a la oficina del Kazekage y abrió de una patada la puerta, logrando que Baki, el consejero de Gaara (en caso de que sus hermanos no estuvieran) escupiera el té que recién había ingresado a su boca, y que Matsuri tirara al suelo la pila de documentos que tenía que entregar a Gaara para que los firmara.

Sí, una escena típica de la oficina del Hokage, solo que esta vez en un país extranjero.

El susodicho, en cambio, seguía manteniendo su semblante tranquilo, debido a la arena con chakra que tenía esparcida por toda la aldea y alrededores, se dio cuenta enseguida del momento en que había ingresado su amigo a la aldea, y la rapidez con la que llegó a su oficina. 

Así que ese escándalo ya lo veía venir.

-Bien, bien Naruto… ¿Y Kankurou? - Preguntó más por obligación que por otra cosa, sabía de sobra que Naruto lo había dejado atrás. 

- ¿Ehh?... Ni idea -dijo volteando a todos lados, tal parece que apenas se había dado cuenta de la ausencia del marionetista - Estaba conmigo' tebbayo, estoy seguro – decía frotando su barbilla con sus dedos índice y pulgar.

Y antes de que el rubio tuviera la oportunidad de salir por la puerta en busca de su acompañante, éste entró como alma que lleva el diablo.

- ¡Hey tarado, acaso no sabes que hay normas de ingreso! -regañó al Uzumaki recordando los reclamos de los cuidadores de la puerta, por poco y le aventaban unos papeles explosivos al blondo, pensando que se trataba de un posible ataque - ¡Además ¿Qué fue eso de abandonarme así sin más?! –

-Vamos amigo, no fue para tanto - decía rascándose nerviosamente la nuca - es que me emocioné, ya sabes' tebbayo, llegar, tenía calor, tu hermano - enumeraba las razones torpemente con los dedos.

- ¿Qué tiene que ver Gaara -sama con que tú tuvieras -o tengas - calor? – preguntó con sorna Baki, a pesar del incidente que le provocó con su té de jazmín -el cual manchó su impoluta vestimenta, cabe resaltar- ese chico le agradaba, el simple hecho de haber salvado antes a su alumno (física y emocionalmente) era suficiente razón para tenerle estima y dirigirse con confianza a él. 

Eso, y que ese comentario podría ser bastante bien exprimido por mentes morbosas como la suya, que lograban notar la asfixiante atracción que sentían esos dos jóvenes. 

Daba igual que tan poderosos e importantes fueran, seguían siendo dos jóvenes recién iniciados en la adultez con demasiadas hormonas que satisfacer. 

- ¡E-Ehh! - Su sonrojo no fue causado por la pregunta en sí, sino por el sugestivo y burlón tono con el que le fue dirigida - ¡Nada' tebbayo, Gaara no calienta ni da calor ni nada! –

Puede que fuera por el clima, pero sus respuestas no eran precisamente las más acertadas o inteligentes para la situación.

Bueno, Naruto tampoco lo era.

- ¡Oye, Gaara- sama calienta con su presencia a cualquiera! – a Matsuri no le interesaba sonar bastante indecente, era la principal fan de Kazekage y tenía que cuidar su reputación… o al menos eso pasaba por su cabeza.

-Ya basta, guarden silencio todos -dirigiendo una mirada de especial advertencia a su alumna y a Naruto.

No hacían falta gritos ni nada por el estilo, Gaara era capaz de domar y calmar cualquier conflicto con una simple frase directa, por algo era el Kazekage a tan temprana edad.

Él no se dignaría, a estar presenciando ese tipo de discusión, al menos no con tanta gente, ya se encargaría después de sonsacarle la verdad a Naruto.

-P-Perdón Gaara -decía Naruto avergonzado de su comportamiento, o más bien del ridículo que hizo.

-Lo lamento, Kazekage- sama -Matsuri, bueno, ella solo se disculpaba por haber hecho enfadar a su amor platónico, no sentía que hubiera dicho nada malo.

La verdad nunca era mala, ¿cierto?

-Vamos, hermanito, no seas tan duro con estos niños –

- ¡¿A quién le llamas niño, cerebro de insecto?! - ¿Qué manía tenía toda la gente a su alrededor de seguir tratándolo como un niño? ¡Acababa de cumplir 18, merecía un mayor respeto! ¡¿Cierto?!

- ¡Hey, cuida tus palabras mocoso, todavía que te defiendo! –

- ¡¿A eso llamas defender?! –

Baki sintió un terrible escalofrío en la columna vertebral al ver como la arena empezaba a revolotear peligrosamente alrededor de Gaara, era momento de interferir o esos dos terminarían -en el mejor de los casos - con la cabeza enterrada en arena.

- ¡Hey, guarden silencio de una buena vez! – habló solemnemente con toda la autoridad de la que era poseedor.

Y fue total y cruelmente ignorado.

Cada vez había más arena alrededor de Gaara.

-C-Chicos, calmémonos todos, ¿vale? -pidió de manera nerviosa Matsuri, ella también sintió el instinto asesino que desprendía el pelirrojo.

Segundo strike.

Los otros dos estaban más ocupados en hacerle otro hueco a su enemigo.

Y Gaara, no dispuesto a ver una tercera falla, decidió tomar cartas en el asunto.

-Tienen tres segundos para callarse o los enterraré en el desierto toda la noche –

Quizás fue por la amenaza, o por el tono amable con el que fue lanzada, que los dos culpables en cuestión cerraron de inmediato la boca al ver una pequeña fracción de su vida pasar ante sus ojos.

Vaya que la habían cagado.

-Ahora, Matsuri, encárgate de conseguir y traer para mañana los informes de los resultados económicos con la ruta de comercio con Takigakure, Baki se encargará de asesorarte con eso - los dos en cuestión solo se limitaron a asentir de manera frenética ante la evidente excusa que uso su líder para deshacerse de ellos.

Igual, no es que les molestara salir de ese campo minado.

-Kankurou, deja tu informe de la misión y encárgate de ir a revisar el estado del armamento ninja de las bodegas y me haces un inventario - Kankurou lloró por dentro ante esto último. 

¡Joder, eran más de diez mil armas, explosivos, marionetas, abanicos de guerra y demás cosas!

Pero sin duda alguna, todo era mejor que dormir en la arena.

Y no hicieron falta más de treinta y tres segundos para que la oficina quedara sola, a excepción de Naruto y Gaara.

-Y tú, Naruto – el amante del ramen solo se dedicó a esperar la tortura que le sería encomendada por su pelirrojo amigo- ven y salúdame como es debido – pidió/exigió con una diminuta sonrisa en su boca, la cara que puso el blondo fue suficiente tormento.

- ¡Maldito infeliz! -suspiró sonoramente al ver que el otro solo se estaba burlando de él – mira que casi me cago del susto hace un momento –

-Realmente eran estresantes hace un momento – decía tranquilamente mientras se levantaba de su silla y se dirigía al rubio – lo menos que se merecían era trabajo extra una semana entera, digamos que solo fui condescendiente contigo – tendiéndole la mano izquierda para que Naruto la estrechara.

- ¿Eso es por ser extranjero y el héroe del mundo? -dijo con un tono divertido y sarcástico, tomando la mano que le ofrecía el otro.

-No, es simplemente por ser tú – Naruto no supo cuál fue la verdadera causa de su sonrojo, si las palabras del Gaara, el tono insinuante con el que las dijo, o el hecho de que llevaban tomados de la mano más tiempo del requerido para un saludo formal, el cual parecía más una caricia insinuante entre ambos.

Puede que hubieran sido las tres cosas, pero de pronto sintió el calor de Suna mucho más intenso.

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-Gaara-Sama, la habitación de Naruto-sama ya está lista – dijo respetuosamente un empleado de la mansión de los Sabaku.

En ese momento se encontraban a la mitad de una lujosa cena dirigida especialmente al amado Kazekage y su admirado invitado, el cocinero se había esforzado más de lo normal esa noche.

Lástima que Kankurou no la disfrutaría debido a que apenas iba por la quinceava parte del inventario, bueno, seguramente llegaría para la cena de mañana.

Si se daba prisa.

- ¿Naruto-sama? Wow, pensé que al menos aquí me libraría de eso – dijo fastidiado, recordando el incesante e incómodo trato que recibía todos los días, él no se sentía un héroe ni nada por el estilo, y el único sama que quería recibir, era el que iba acompañando al título de Hokage.

-Déjalo, te terminarás acostumbrando -dijo conciliadoramente -a su modo- el otro, Gaara sabía de sobra que Naruto se sentía demasiado incómodo con ese tipo de tratos.

E internamente adoraba que su amigo se mantuviera igual de humilde que siempre.

-Pff, si tú lo dices – decía recargando su cabeza en la mano izquierda -oye, ¿qué harás está noche? -

-Trabajar, por si lo olvidabas dirijo una aldea – respondió de manera cínica ante la pregunta.

-Vaya, eso sí que es una sorpresa, Gaara-sama, por un momento pensé que solo eras un loco con complejos de dictador -Naruto no solía ser sarcástico nunca, sin embargo, la situación lo ameritaba.

-Puede ser- masticando orgullosamente una zanahoria finamente rayada- y tú te encuentras dentro de esa dictadura –

-Bueno, podría ser peor, por ejemplo, podría pasar toda la noche durmiendo en casa de Shikamaru, que bueno que tu hermana sea tan valiente y haya aceptado el profundo reto – supo que dio en el clavo y había ganado esa pequeña -y absurda- discusión, cuando de pronto el otro empezó a masticar con más violencia de la necesaria.

En el fondo envidiaba un poco a Temari, Shikamaru era bastante guapo, pero por nada del mundo cambiaría esa oportunidad de estar a solas con Gaara.

- ¿Para que querías saber que haré al rato? -Si no había ganado el anterior diálogo, lo menos que podía hacer para mantener su orgullo intacto era cambiar hábilmente el tema.

Y funcionó.

-Ehh, ¡Cierto! -recordando su principal objetivo- ¡Pasemos la noche juntos, no quiero aburrirme solo´ tebbayo! –

- ¿Y quieres que no aburramos juntos? – decía levantando una ceja ante la frase del rubio, solamente con él mostraba ese lado cínico y burlón que poseía – No eres de los que se resignan a caer solo, ¿Verdad? –

- ¡Deja eso ya! ¡Sabes a lo que me refiero! -sintiéndose ofendido por la forma en que el otro se reía a su costa, una con mierda eso de que el Kazekage era alguien sumamente caballeroso y noble, ya le gustaría ver las caras del todos los fans de Gaara cuando se dieran cuenta que   era un sádico con exceso de cinismo y veneno en la lengua.

Bueno, en realidad no le molestaba esa parte de su amigo, se sentía muy bien ser consciente de que solo se comportaba de esa manera con unos- muy- pocos allegados.

-No, no sé de qué hablas – empezando a tantear el terreno- ¿Acaso me estás haciendo una propuesta indecorosa? Porque normalmente me las envían firmadas y con el sello de alguna casa noble – podía parecer broma, pero no lo era, varias veces le habían llegado mensajes invitándolo a pasearse (por decirlo de una manera muy genérica) por los aposentos de gente importante.

-Jum, yo pensaba simplemente en charlar y ponernos al día con nuestras vidas, puede que con alguna pequeña botella incluida – captando de inmediato la trampa en la que lo quería someter el otro -aunque estoy seguro que, de ser esa mi intención, no necesitaría ningún formalismo – decía con comillas -para llevarla a cabo, podría meterme como Pedro por su casa en tu cama si yo quisiera-

Para posteriormente cruzarse altivamente de hombros, claro que estaban jugando, entre jóvenes eran normales las bromas de índole sexual, y ellos se tenían demasiada confianza.

Mucha, en realidad.

-Pareces muy seguro de eso, rubio- haciéndole gracia las palabras del otro, lo bueno era que solo estaban ellos dos en el comedor.

-Lo estoy, pelirrojo – copiando el tono que usó Gaara.

Y no pasó mucho tiempo para que ambos se soltaran a reír a carcajadas, esa conversación sí que logró ponerlos de muy buen humor.

-Bueno, bueno, basta de chistes -decía mientras se limpiaba la boca y alejaba su plato, la cena había terminado -está bien, pospondré mi trabajo por hoy para que charlemos, o lo que sea que quieras hacer – alzándose de hombros.

- ¡Yei, Gaara-sama pasará la noche conmigo! -decía imitando una voz extremadamente molesta y chillona, algo así como la que usaba Sakura cuando mendigaba la atención de Sasuke.

Bueno, eso era asunto aparte.

- ¡Dios, haré lo que quieras, pero no vuelvas a hacer eso jamás! –

-Jaja, ya, ya, está bien, me callaré – decía satisfecho al ver cómo logró hacer que el serio Gaara perdiera los estribos -Hey, ¿A dónde vamos? –

Preguntó al verse de pronto guiado por la enorme casa de Gaara.

-A mi habitación, no quiero que me molesten en lo que resta de la noche, y todos tienen prohibido meterse ahí – contestó como si fuera lo más obvio del mundo- ahí estaremos tranquilos –

Naruto sabía a lo que se refería el otro, siendo ambos bastante populares, cada que salían eran rodeados por decenas de aldeanos.

Subieron unas lujosas escaleras, dieron vuelta a la derecha y luego otra a la izquierda, y finalmente llegaron a la habitación de Kazekage.

Era un gran cuarto con paredes marrones, una gran cama matrimonial con un edredón -visiblemente muy cómodo- de color negro, un gran estante con una gran cantidad de libros y pergaminos, entre otras cosas más.

-Vaya, tengo que apresurarme en volverme Kage, tienen una exagerada y lujosa vida -decía burlón mientras se adentraba más en la alcoba - Esto se considera abuso de poder y mal uso de los recursos económicos, ¿no? – Kakashi, Iruka y Shikamaru lo habían obligado a pasar horas estudiando ese tipo de lenguaje político y profesional.

Kakashi ya lo estaba puliendo para convertirlo en su sucesor.

-Es simplemente uno de los locos e innecesarios caprichos de Temari, un día llegué de la oficina y mi sencilla y plácida habitación se había convertido en esto- recordando la sorpresa que se llevó al pensar que se había equivocado de cuarto- se puso a alegar que un kage, sobre todo si era su hermanito, debía tener un ambiente digno de su poder -resoplando ante el materialismo de la rubia.

-Y nadie le gana una discusión a tu hermana, pobre Shikamaru, la va a tener difícil – decía hilarante ante la idea de que su vago amigo fuera mangoneado por aquella princesa.

-Hum, que tenga un poco de trabajo ese flojo – recordando amargamente que su hermana se encontraba bajo el techo de aquel tipo, eran hermanos, y la celaban demasiado.

-Ya, relájate un poco – le aconsejó mientras se tiraba encima de la gran cama -vamos, ven, ponte cómodo- dando ligeras palmaditas al espacio al lado suyo.

-Paso, tengo otra idea – decía abriendo una pequeña cava que tenía en su cuarto, esta, cortesía de Kankurou – decía que querías una botella ¿No? –

Escogiendo una costosa botella de Martell y mostrándosela a Naruto.

-Fiuu, ¿con que coñac, ehh? Tienes gustos bastantes finos, Gaara -decía socarronamente.

-Te burlas de mis gustos precisamente tú, ¿el chico con una insana obsesión con el ramen? – decía divertido empezando a servir dos copas en las rocas.

-El ramen es el mejor invento del hombre, tú no sabes apreciar eso´ tebbayo – decía con un falso aire filosófico mientras tomaba la copa que Gaara le estaba ofreciendo.

-Ni yo, ni nadie más en el mundo, Naruto- sentándose al lado de Naruto, el cual, cabe destacar, seguía cómodamente tendido en la cama, gracias a sus buenos reflejos aun no tiraba ninguna gota de alcohol.

-Jaja, ¡Salud por eso! – Más que nada, eso había sido una excusa barata para brindar con el otro.

-Supongo que salud - alzando el vaso de cristal y chocándolo con el del otro.

Así pasaron los minutos y posteriormente las horas, entre anécdotas, pensamientos, carcajadas, y uno que otro roce -aparentemente accidental- y la tercera botella a punto de ser abierta.

En este punto, cualquier filtro al hablar había quedado completamente inhabilitado, y la temperatura empezaba a subir en el, ya de por sí, caluroso ambiente de Suna.

-Oye Gaara, ¿ahora traes puesta tu protección de arena? – preguntó acercándose aún más al otro.

-No, ¿por qué preguntas? – diciendo cerca, demasiado cerca, de la cara del otro.

-Porque tu piel se ve demasiado suave como para ser arena -decía mientras pasaba una mano por las mejillas de Gaara. En este punto la piel del otro ya le tentaba demasiado.

-Mmm, no hagas eso, Naruto – sin embargo, sus acciones decían todo lo contrario, se frotaba inconscientemente contra la palma del otro.

-Hacer qué, ¿esto? -mientras dirigía de a poco su mano hacia el blanco cuello - ¿Te molesta? – en este punto ya no solo tocaba, sino acariciaba la piel de Gaara, cabe resaltar, que el calor que empezaban a sentir ya no era precisamente por el clima.

-…No, pero no me quedaré precisamente quieto, si sigues así –

-…No lo hagas, entonces – acercando su cara tan cerca del otro, que sus respiraciones se empezaban a mezclar - …Tócame, Gaara –

Y rompió la distancia que separaban sus labios de los ajenos, ambos querían eso desde hace mucho tiempo, y con o sin alcohol de por medio, eso irremediablemente iba a pasar.

Solamente se dedicaban a saborear los labios del otro, primero fue un beso tímido, que intentaba tantear el terreno y ver si el otro no se arrepentiría de estas acciones, las cuales, ya distaban de ser simples contactos cualquiera entre dos amigos.

Sin embargo, sus cuerpos pedían más.

Más contacto.

Más calor…Más, más…

Piel.

No faltó más tiempo para que perdieran el miedo, así que, con mucha más confianza, empezaron a pasear sus manos por el cuerpo de su compañero, primero los brazos, el cuello, la espalda, hasta que llegó un momento en que las camisas desaparecieron y los botones de su pantalón estorbaban.

-H-Hey - ¡¿Acaso Gaara había tartamudeado?! – Deja ahí – pedía/ gemía mientras Naruto se entretenía mordisqueando su pezón izquierdo, tal parecía que los chupetes y mordidas que se dejaron mutuamente en el cuello ya no eran suficiente.

-Vaya, Kazekage- sama, ¿quién se imaginaría verlo de esta forma tan…sumisa – decía con un tono de entre reto y burla.

Craso error, acababa de despertar el lado más orgulloso del líder de la arena.

-Vas a pagar-

- ¿Ehh? O-Oye, ¡¿qué haces?! – quiso reaccionar a tiempo, pero de pronto, la arena de Gaara lo habían tumbado en la cama y sus manos terminaron agarradas por encima de su cabeza.

-Quitarme el aburrimiento- decía socarrón, rememorando la plática que los llevó a esa situación.

Sin andarse con más rodeos, se dedicó a desabrochar y quitar totalmente los pantalones de Naruto, se podía notar por el gran bulto en su bóxer negro, que esa erección debía de estarle molestando en exceso.

Se aproximó a la intimidad del otro, y sin ningún tipo de vergüenza sacó su erecto pene y empezó a lamer la punta con gula.

Naruto soltó un gemido de éxtasis puro al sentir la lengua de su amigo jugando con Naruto junior, y fue en el momento en que se lo metió completamente en la boca, en que sintió que se podría desmayar de placer.

Arriba, abajo, lamía sus testículos mientras que con sus manos masajeaba todo el tronco que quedaba a su disposición, Naruto no sabía dónde diablos Gaara había aprendido a hacer una felación así de gloriosa, quizás otro día -con mucha más calma- le pediría grabarse mientras le aplicaba una limpieza en los bajos, podría aprender alguna cosa que se le estuviera pasando por alto.

Hasta ahora, lo único racional que podía ocurrírsele, era que Gaara lo hacía mucho mejor que Sasuke.

Solo hicieron falta unos cuantos lengüetazos para que Naruto terminara en un potente orgasmo que el Kazekage saboreo gustosamente.

- ¿Qué tal estuvo? – preguntó altaneramente mientras limpiaba los rastros de semen que quedaron en su cara.

-Realmente creo que abusas de tu poder, seguramente tienes bastantes esclavos sexuales que te hacen ser así de bueno, simple y llano tirano despilfarrador – lo mejor que se le pudo ocurrir para contestar a la provocación aumenta egos de Gaara, fue hacer otra broma respecto a su posición política, la cual, irónicamente, el mismo Naruto anhelaba en su respectiva aldea.

Bien dicen que, entre la crema y nata, se encuentran las mayores diversiones.

-Justamente eso, jaja – divertido ante las ocurrencias del otro.

-Bueno, creo que ahora es mi turno de compensarte a ti, vamos, no seas malo y libérame de esta arena- señalando con la mirada al amarre que seguía manteniendo el otro sobre sus manos- no vaya a ser que tengas alguno de esos fetiches raros que tienen que ver con dolor y sangre y esas cosas locas – puede que lo haya soltado a modo de broma, pero nunca estaba de más ser-especialmente- precavido.

-Já, veamos que eres capaz de hacer- mofándose del otro, internamente se moría de ganas por follarse de una buena a Naruto, sentía que su pene iba a explotar.

Naruto, viendo luz verde para avanzar al ser liberado de una buena vez, se dispuso a desnudar completamente a Gaara, no le parecía justo que el pelirrojo todavía tuviera los pantaloncillos de seda que solía usar cuando se quitaba la ropa ninja, y él ya no tuviera nada puesto -por culpa del otro- así que, entre caricias, lametazos y una que otra mordida no-tan-leve, quedaron en igualdad de condiciones.

- ¿Naruto? – dijo sorprendido y severamente excitado Gaara al contemplar lo que el otro había comenzado a hacer, Naruto de pronto se empezó a lamer los dedos de la boca para posteriormente empezar a dilatar su ano, era una visión simplemente sublime.

Bueno, al menos no habría ningún problema al decidir quién de los dos sería el activo, igual, aún quedaba una semana para que Naruto se marchara, podían hacer miles de cosas más.

-V-Vamos -decía entre gemidos de ligera incomodidad combinados con extremo placer al sentirse observado de esa forma por el otro – follame de una vez, Kazekage-sama – pidió con un toque de extrema lujuria en su voz, moría de ganas por sentir que el pelirrojo lo partiera en dos de una buena vez.

Y por alguna razón, usar el honorífico que Gaara poseía, lograba aumentar diez niveles el morbo y la excitación del momento -aún más. –

No hicieron falta repetir esas palabras para que Naruto sintiera como algo empezaba a abrirse paso en su interior, podía parecer sencillo, pero el pene de Gaara era bastante grande (otra razón para seguir elevando el ego del otro) y pese al dolor inicial, el placer que empezó a sentir cuando ese miembro llegó a su próstata le hizo soltar un no-tan-varonil gemido, pero es que…

 ¡Joder!

 Que el pelirrojo sabía bien lo que hacía, hasta le daban ganas de pedir que le aumentaran el plazo de su estadía en Suna, total, no creía que Temari se quejaría mucho con eso.

Dentro, fuera, lento para después volver a encajarlo con más fuerza, y la posición de perrito que habían adoptado le maximizaba el éxtasis a su más grande categoría.

 Concentrarse en las sensaciones que experimentaban con el cuerpo del otro era lo único que hacían, besar la espalda de Naruto, apretar las sabanas de Gaara, gemir el nombre del contrario… sumirse en un nirvana sin precedente alguno.

¿Quién se imaginaria tener el honor de vislumbrar a los hombres más poderosos de dos distintas aldeas en tal vorágine de morbo?

Y con un jadeo que les supo a ambos a gloria pura, tuvieron uno de los mejores orgasmos de su vida.

 Sus respiraciones se encontraban entrecortadas y el olor a alcohol y sexo era evidente en aquella alcoba.

Se sentían plenos, felices y satisfechos, llevaban demasiado tiempo deseando al otro y hoy por fin lo habían vuelto realidad.

-Oye, Gaara – llamaba Naruto después de que el pelirrojo saliera de él y se acostara a un lado de la cama.

-mmm, ¿qué? – se encontraba tan cómodo sumido en aquel silencio, que la voz de Naruto hizo que no cumpliera su propósito de quedarse dormido.

- ¿Mañana me dejarás empalarte sobre la pared? – dijo burlón, pudo haber sonado como una broma ocasional post- sexo, pero era una pequeña promesa de que seguirían disfrutando del cuerpo del otro sin ningún riesgo en su amistad.

-Solo si tú te dejas follar sobre mi escritorio – Gaara no acostumbraba a hacer bromas, pero el furor de la ocasión logró que se dejara llevar un poco.

-Vaya que tienes un serio problema de abuso de poder Jajaja –

-¿Qué quieres que te diga? A comparación de ti, yo no me tardé tanto en conseguir mi sombrero de kage – señalando altaneramente el perchero donde descansaban su túnica y su sombrero.

- ¡Muérete! – gritó indignado para después lanzarse encima de Gaara dispuesto a romperle su bonita cara.

Acción que terminó en una segunda y tercera ronda de sexo desenfrenado, y con Gaara duramente empotrado en la pared con Naruto y un clon.

Solo esperaban que Kankurou no notara un caminar extraño en su bondadoso hermano y su raro y ruidoso amigo.

Claro, eso sí acababa con el inventario de armamento ninja para el día siguiente.

.

.

.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí llegó, espero que les haya gustado, aunque sea un poco y me lo hagan saber en un lindo review, me hacen muy feliz n.n

Críticas constructivas, peticiones, ideas, correcciones etc. Son todas bienvenidas, pero todo con respeto, es algo que me gusta recalcar en todos mis fics.

Besos.

Ann.


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