Cerré el libro tan rápido que el sonido de las hojas chocando entre sí sólo lograron hacer que mi cabeza doliera más. Suspiré mientras me recargaba contra el respaldo del sofá.
Intenté relajarme, incluso cerré los ojos y moví mis hombros para estar más cómodo.
Ya terminé el libro de penología pero tendré que leerlo de nuevo para subrayar lo más importante y una tercera vez para estudiarlo. Fruncí el entrecejo por eso, y lo fruncí más porque esa es sólo la tarea de Derecho Penal.
Todavía me falta hacer el reporte de lectura para el Dr. Yuu y el ensayo del libro de Crimen y Castigo que todavía no leo. Ni saco de la biblioteca.
-Qué triste.- susurré abriendo los ojos para mirar el techo. –Todos están celebrando Halloween ¿y yo? Yo tengo que buscar Crimen y Castigo en internet. Pero en un par de años serás un exitoso criminólogo y podrás ir a las fiestas que quieras, ¡es más! ¡Las organizaré!-
Asentí efusivamente pero dejé de hacerlo porque mi estómago comenzó a hacer ruiditos. Iré a prepararme algo para comer y continuar estudiando.
Dejé el libro en un lugar seguro, me estiré hasta tronar los huesos de mi cuello y bostezar un poco.
Alcé las cejas sorprendido porque estaban llamado a mi puerta.
-¡Que no voy a ir a ninguna fiesta!- caminé hacia ella, tomé la perilla y la abrí.
-¿Dulce o truco?- parpadeé efusivamente y bajé la mirada hasta encontrar a un pequeño niño.
-Oh.- susurré un poco incómodo. –Lo siento mucho.- hice una pequeña reverencia. –Pero no tengo nada qué ofrecerte.- sonreí aún más incómodo.
Supuse que el hecho de no haber decorado mi puerta sería un mensaje claro de que no deberían de llegar a pedirme dulces.
Pero el niño sólo me veía con su entrecejo un poco fruncido.
-Soy estudiante y estoy a finales de semestre, no puedo ni comprarme dulces para mí. Lo siento mucho niño.- volví a hacer una nueva reverencia e intenté comenzar a cerrar la puerta sutilmente.
-Ya veo.- susurró bajando la mirada.
-No te pongas triste.- incluso negué con mis manos haciendo que el niño me mirara. –Espera un poco.-
-Me llamo Taemin.-
-Espera un poco, Taemin.- abrí más mi puerta para que entrara. Luego de que lo hiciera corrí hacia la cocina.
-Mi mamá me había dicho que no entrara la casa de los extraños, Señor.-
-No soy ningún señor.- contesté abriendo la alacena, ahí encontré un paquete galletas, las tomé y me giré sobre mis talones para regresar a la sala de estar. –Toma, es lo único que tengo.-
-No las tomaré.- Taemin incluso cerró su calabaza de plástico para impedir que las metiera. –Pero contésteme una pregunta.-
-¿Qué?-
-¿Porque el mar es azul?- alcé las cejas.
-Por el reflejo del cielo.- pero Taemin negó sonriendo, incluso con sus ojitos cerrados.
-Dime por qué es azul.-
-Porque los peces hacen “blue, blue”.- se rió un poco que su risa me hizo sonreír. –Tome, feliz Halloween.- me entregó tres caramelos.
-Yo…- volvió a sonreír y luego salió corriendo. –No sé cómo sentirme.- miré los caramelos en mi mano. –Gracias, Taemin.- el siguiente año te regresaré tus caramelos.