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El Pianista por Akins

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Le  gustaba mucho la dedicación y la pasión de ese muchacho, aunque su ego hacía que tratara a todos como seres insignificantes pero no podía culparlo, debía de haber vivido siempre elogiado por su gran talento y fue eso lo que lo convirtió en lo que era ahora.


Pero Thomy  no  admiraba la persona que era, sino su gran talento con la música. Lo había escuchado tocar con sus dulces manos suaves melodías que habían acariciado su alma, y no fue el único, muchos de sus compañeros también se debían de sentir así al escucharlo tocar.


—Benjamín...


Susurró su nombre cuando lo vio pasar por su lado, no podía evitarlo, pero siempre era pasado por alto, como todos los demás.


Él no buscaba el reconocimiento de alguien, Thomy  solo quería divertirse y estudiar cómo lo hacían sus demás compañeros, no buscaba ser popular.


En cambio el comportamiento de Benjamín era de lo más pésimo, no tenía respeto por nadie, ni siquiera por los maestros. Era un chiquillo con un gran ego por ser siempre campeón en todos los concursos de piano a los cuales se presentaba. Además, contaba con un atractivo que volvía locas a todas las chicas.


Thomy también sabía tocar el piano, aunque claro, no lo hacía de la misma manera  que Benjamín. Sólo aprendió a tocar piano por diversión.


En las clases de música siempre era Benjamín quien tenía toda la atención


—Ohh Benjamín, enseñamos a tocar como tú lo haces — decía un chica emocionada por escuchar tocar al joven pianista


—De nada serviría, sólo estaría perdiendo mi tiempo, el tocar el piano no solo es trabajo duro también es tener talento — mencionó con total frialdad


Algunos abucheaban sus comentarios, otros simplemente se alejaban y Thomy sólo se mantenía al margen.


—Alumnos sigamos con las clases — interrumpió el maestro


Siempre era así, con sus comentarios hacía menos a todo el mundo, en clases con gran inteligencia y sus sabios conocimientos  hacían que los profesores se replantearan  la pregunta.


Tan bueno en todo, era talentoso, inteligente y guapo, pero tenía muy mal carácter.


...


Estaba próximo el aniversario de la escuela y Benjamín iba a realizar el acto principal. El maestro de música se ofreció a enseñarle y ensayar con él, pero Benjamín rechazo la oferta y sólo pidió que le permitieran el auditorio para él sólo todas las tardes al término de las clases.


Ya llevaba varias semanas ensayando y Thomy no había faltado a ninguno de sus ensayos, con cautela y sin ser descubierto se adentraba en el auditorio y se quedaba a admirar el espectáculo  del muchacho.


Aquella tarde espero por toda una hora pero el joven pianista nunca llegó, ya era tarde y Thomy pensó que no llegaría, se atrevió a sentarse en el lugar de Benjamín y tocar una de las tantas piezas que sabía.


Aliviano sus manos, respiro profundo y empezó, Franz Liszt era su artista favorito, con excelencia y con toda su pasión tocó "Love dream", estaba haciendo un destello de emociones y una increíble presentación, había pasado tanto tiempo que no tocaba un piano y aquella tarde tocó con todo lo que había estado guardando, conocía las notas mejor que nadie y sentía talvez la misma emoción de aquel hombre que compuso tan bella melodía.


—Qué demonios...


Escucho aquella voz tan conocida para él, era Benjamín


—Qué demonios ha sido eso?! - pregunto furioso


Thomy no respondió, no sabía que hacer o decir


—como un ser tan insignificante como tú ha podido...


Respiraba agitado, estaba realmente furioso


—Lárgate... LARGATE!!!


Thomy tomo sus cosas en la primera oportunidad y salió corriendo lo más que pudo, había sido descubierto tontamente.


...


No podía creerlo, que había sido aquello, no era posible que ese tipo haya podido tocar de tal manera, él no era nadie especial, era un ser común igual que los demás.


...


Thomy no volvió al auditorio en los días siguientes, no podía siquiera mirar a Benjamín pero por alguna extraña razón, ahora era Benjamín quien miraba a Thomy, desde aquel día su mirada se posó en ese chico rubio que parecía un niño.


Thomy sabía que Benjamín lo observaba, pensó que se debía a que estaba furioso por atreverse a tocar el piano en su lugar de ensayos, pero no era así. No era por esa razón.


...


En el aniversario todo salió tal y como se esperaba, nada había salido mal, el coro de los jóvenes, el baile de las chicas, el campeonato interno de futbol y la presentación de Benjamín habían sido un total éxito. Sólo faltaba la fiesta de gala, era la última actividad por el aniversario.


A pesar de haber sido ovacionado de pie por el público, no se sentía feliz, algo dentro de él había cambiado el día que escucho aquel chico tocar el piano, no podía saber con certeza que era eso que hacía tan especial al chico.


"Siempre habrá alguien mejor que tú"


Fueron las palabras de su primer maestro de piano, y ahora entendía a qué se refería, siempre se había sentido mejor que nadie pero ahora no se sentía nada bien, sabía que si algún día aquel chico decidiera concursar en los campeonatos en los que él había concursado, Benjamín no sería nadie a lado suyo.


No quería ir a la estúpida fiesta de gala, no tenía ánimos y tampoco tenía pareja para ir.


Es más, prefirió dar un paseo por la ciudad, después de todos tampoco tenía amigos con los cuales dar un paseo, con esa actitud tan mierda que tenía nadie se le quería acercar. Pero era mejor estar solo que al lado de un montón de idiotas.


La brisa era tan fría esa noche que tenía las yemas de los dedos congelados.


En su mente se reproducía la melodía de aquel chico, obviamente no era de él pero la manera en que la toco parecía que fuese suya. Su corazón empezó a latir rápidamente, ¿porque siempre que recordaba aquel chico su corazón se descontrolaba? no tenía sentido.


Caminó por las solitarias calles de la ciudad a esa hora, había empezado a llover y se adentró a una cafetería para cubrirse de la lluvia, el lugar estaba casi vacío.


Era un espacio muy acogedor, sólo había unas 3 personas dispersas a lo largo del lugar y él tomo asiento en una de las tantas mesas junto a la ventana


Reposo su cabeza sobre la mesa y se cubrió con la capucha.


—Vaya lluvia verdad? — decía un joven mientras le servía una taza de café


Escucho al que parecía ser el mesero.


—te sientes bien?


Se levantó y lo miró a la cara, era él


—Tú... —dijo levemente enojado


—Ho..Hola  Benjamín


—que estás haciendo aqui?


—trabajo aquí


Lo observó fijamente por unos segundos y pudo ver cómo se ruborizaba


—Que sucede?


—Siéntate - ordeno con dureza el  pelinegro


—yo..yo no puedo... Debo seguir atendiendo a los clientes


—No hay nadie en este maldito lugar así que SIENTATE!


Thomy tenía una actitud muy pasiva, siempre lo trataban con fuerza y se aprovechaban de él y lo débil que era.


Benjamín no podía quitarle los ojos de encima, esos cabellos rubios, esos ojitos verdes y sus mejillas sonrojadas le llamaban demasiado la atención, ese rostro era tan angelical que le daba un aspecto de niño y esa aptitud tan suave lo hacía un ser único.


—Mírame — le ordeno al ver que no le estaba mirando


El chico hizo un gran esfuerzo para poder mirarlo de frente, era muy tímido y le era imposible mirar a los ojos a las demás personas


—Como lo haces? —Benjamín no cambiaba su semblante serio y frío.


—no entiendo


—Cómo es posible que puedas tocar el piano de esa manera


—yo... Lamento mucho


—Contéstame—  lo interrumpió duramente —  no me interesa como te sientas, sólo quiero saber cómo has hecho para tocar de esa manera


—No lo sé, no sé a qué te refieras cuando me dices eso — desvío la mirada nuevamente


—es imposible que tu... No lo  entiendo, no he podido dejar de pensar en ti


—qué?


—nadie me  había hecho sentir de esa manera, nunca antes me había emocionado así


El semblante frío y duro de Benjamín había desaparecido, ahora se le podía ver un poco abatido y tenía los ojos un poco húmedos


—me gustaría saber cómo hacer que las personas sientan lo mismo que yo sentí cuando te escuché


Ambos se quedaron en silencio, Thomy sólo observaba como las manos de Benjamín rodeaban la taza de café que le había servido, podía ver como la mirada de Benjamín estaba perdida en aquel líquido oscuro


—podría pedirte un favor — dijo el pelinegro sorprendiendo al rubio — podrías... Tocar para mí


Los ojos de Thomy me abrieron como un par de platillos, de todas las cosas en la vida jamás se esperó algo como eso.


—por favor


Era la primera vez que vio a Benjamín en tal estado, era como estar viendo a una persona totalmente diferente


—yo no tengo piano


—Yo tengo uno


Dudó si debía de aceptar, además ya era muy tarde, debía de volver a casa.


—está bien


Aun así no se pudo negar, por alguna extraña razón acepto, sintió que era lo que debía de hacer.


Salieron juntos de la cafetería y caminaron hasta la casa del pelinegro.


Thomy iba detrás de Benjamín, el tipo era fuerte y tenía buen porte, su cabello era negro y tenía los ojos grises, era como un chico de revista pero  Thomy se sentía inferior en todo a ese chico.


—Ya llegamos


Se detuvieron frente a una casa bastante linda, el césped era verde y la casa estaba pintada de blanco y tenía una linda entrada. Todas las luces estaban apagadas y se arrepintió de haber aceptado, con el sonido del piano podía despertar a las personas que vivían en aquel hogar


—Benjamín... Es un poco tarde para


—No te preocupes, no hay nadie en casa — Pareciera que el pelinegro le había leído la mente.


Abrió la puerta, entró primero y dejo que Thomy lo siguiera. Al entrar encendió las luces para poder guiarse


—te traeré una toalla


La lluvia los había mojado, el estar mucho tiempo mojado podía hacer que se enfermen y el pelinegro lo sabía. Dejó al rubio en la sala y  Thomy pudo notar que había varias fotografías en las que sólo aparecía Benjamín junto con dos hombre más, uno un poco mayor que él y otro hombre adulto.


—Son mi familia— dijo sorprendiendo al ojiverde — mi hermano y mi abuelo


Le ofreció la toalla


—quieres algo de beber?


—no, gracias


Caminó hasta llegar a la cocina siendo seguido por el más joven


—qué hay de tus padres? — se atrevió a preguntar


—ellos... Son un tema muy aparte — dijo sacando un par de botellas de agua entregándole una a Thomas


Era la primera vez que había llevado a alguien a su casa, y también era la primera vez que conversaba con alguien tanto tiempo y de temas personales. Pero ya no podía seguir esperando, quería escucharlo una vez más.


—sígueme


La casa era grande, lo condujo por unos pasillos hasta llegar  a una sala especial, el lugar era muy espacioso y tenía grandes ventanas que dejaban ver el recorrido de  las gotas de lluvia


Era un escenario perfecto, el piano estaba solitario en media de la sala, un hermoso piano de cola.


No se sentía muy cómodo al estar solo con aquel muchacho, lo ponía nervioso.


Se sentó y sus dedos se posaron suaves sobre las teclas, luego de unos segundos empezó a tocar.


Mientras tocaba en la mente del joven pelinegro se reprodujeron recuerdos de años pasados, tristes momentos volvieron a causar en él una tristeza inimaginable, luego el recuerdo de los bellos momentos junto con su abuelo quien había sido el responsable y el único que causó en él y su hermano los momentos bellos de su vida y  ahora ya no estaba más...


Fue todo un conjunto de sentimientos que se mezclaron en subidas y bajadas que lo hacían sufrir y a la vez lo hacían estar feliz. Como podía ese chico ocasionar tal caos en su interior con tan solo una melodía.


Sin darse cuenta unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas, se dirigió hacia él y lo abrazó por la espalda, lo necesitaba, había necesitado tanto aquello, hace mucho quería haber sacado todo de su interior y sólo Thomy se lo había permitido.


—Gracias...


No podía dejarlo ir, no quería dejarlo ir, con él no se sentía sólo, con él se sentía especial. Thomy era un ser especial que había nacido para estar con él


—Benjamín, te sientes bien?


Lo soltó del abrazo en el que lo tenía.


—perdona por haberte hecho venir hasta aquí, pero lo necesitaba


—Entonces ya me puedo ir?


Benjamín no respondió, no quería que aquel momento terminara


—No te vayas... Quédate conmigo esta noche


El más joven se giró para mirarlo de frente, no podía ser verdad lo que le estaba diciendo Benjamín, era una total locura. Pero una vez que se dio vuelta sus labios fueron atrapados por un suave beso, los labios de Benjamín estaban sobre él.


Luego de un par de segundos reaccionó, lo empujo con sus fuerzas y trato de salir corriendo, Benjamín había perdido la cordura.


Antes de llegar a la puerta unos brazos lo atraparon impidiendo su escape.


—déjame ir Benjamín, estas demente— dijo asustado y casi en desesperación


—No puedes irte, no puedes dejarme así


—déjame.... Yo no quiero estar aquí...


—por favor... — le dijo abrazándolo más fuerte — quédate... No voy a dejarte ir


Thomy empezó a llorar, estaba muy asustado, sintió un terror profundo y  no entendía porque Benjamín empezó a portarse de esa manera, pero no iba ganar nada en aquella situación, debía de calmarse.


Dejo de luchar por liberarse y dejo que Benjamín lo abrazara como quisiera, grave error.


Benjamín lo empujo contra una pared,  lo acorraló con su cuerpo y empezó a besarlo como nunca antes lo habían besado. Metió una de sus manos debajo de la ropa del rubio y manoseo la piel blanca de Thomy.


—Benjamín...


Dejo de besarlo para dirigirse a su cuello en donde dejo un par de marcas.


—no...


—shh!


Lo volvió a besar con más pasión, mordió uno de sus labios para que pudiera entrar en él y explorar como quisiera


Todo el cuerpo de Thomy se estremeció, estaba siendo sometido a algo que no quería y empezó a llorar


—ya basta! — lo empujo con todo lo que pudo y más lágrimas salieron de sus ojos — por favor ya basta... Ya no sigas... No me hagas daño


Benjamín reaccionó, como su hubiera estado bajo un hechizo, se dejó  poseer  por la pasión y callo en cuenta de lo que estaba asiento y entendió el miedo que podía estar teniendo Thomy, lo estaba obligando a algo que no quería.


—lo siento... No sé qué es lo que me pasó, no quería que te fueras  — dijo secando las lágrimas del rubio —no quiero que me dejes.


Sintió que los fuertes brazos del mayor lo estrujaron en un abrazo, tenía la cabeza sobre el pecho de Benjamín y podía escuchar los latidos de su corazón.


—sólo tú haces que mis latidos se descontrolen


Y sintió sus mejillas arder, porque se empezó a sentirse así?  Porque las palabras de Benjamín lo avergonzaban?


—sólo te pido que te quedes está noche.


Se fue dejando solo y triste con el corazón roto al joven pianista. Thomy no iba a quedarse después de lo que había ocurrido, después de aquella noche todo iba a cambiar en la vida de ambos, benjamín había descubierto algo nuevo y Thomy había descubierto al nuevo Benjamín.


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