En una enorme mansión se encuentra una joven de pelo rosado, piel blanca y ojos color esmeralda.
Peina con delicadeza su corta cabellera, al termino de esto se ata un lazo rojo en la cabeza.
Se levanta del pequeño banquito frete al tocador blanco con detalles negros y dorados. Hecha un vistazo a su habitación y suspira con pesadez al saber que no la vería más por mucho tiempo.
Toma sus maletas y las agrupa cerca de la puerta para después asegurarse de que no le falte nada.
Mira una pequeña fotografía debajo de la cama y se inclina para recogerla, en ella se puede observar a ella misma hace años junto a su mejor amigo el cual luce muy sonriente.
-No puedo creer que casi la olvido. –Se regañó a si misma después de guardarla en su bolsillo.
-¡Sakura!-
Escuchó desde la planta de abajo el inconfundible grito de su escandaloso amigo, frunció el ceño levemente al oír sus típicos escándalos matutinos. Oyó las apresuradas pisadas del mencionado dirigirse a su puerta.
Al verlo frente a la puerta no dudó en reprenderlo. -¡Naruto, sabes que no debes hacer ruido a estas horas! La señora Tsunade aún duerme y sabes que se molesta si la despiertan. –Le golpeó la cabeza como “castigo”.
El rubio pegó un salto hacia atrás sobando la zona golpeada. -Lo olvidé- Dijo con un puchero en su rostro.
La oji verde solo suspiró cansada y prefirió cambiar de tema. -¿Listo para el viaje? –Preguntó sonriendo.
-¡Claro! –Sonrió ampliamente. –Mi equipaje ha estado listo desde hace una semana. –Explicó.
-Me sorprende que te sea fácil abandonar este lugar. –Dijo mientras posaba su mano derecha en una de las paredes del lugar. –Después de todo aquí crecimos….-
-Lo sé, pero ya era hora de dejar el nido Sakura, al lugar a donde iremos seguro conoceremos a nuevas personas. –La peli-rosada soltó una breve risa pues sabía bien que Naruto estaba desesperado por conseguir nuevos amigos.
-Claro, claro. Será mejor bajar ya casi es hora. –Lo apresuró mientras le ayudaba con sus maletas. –Gracias Naruto. –Le sonrió.
Efectivamente al llegar a la planta baja encontraron a Shizune acariciando a su pequeña cerdita Tonton.
-Ya era hora chicos, lady Tsunade los está esperando en el comedor con el señor Iruka. –Les informó mientras los guiaba.
-Claro, ya vamos. –Dijo mientras agradecía Sakura mientras que Naruto solo llevaba ambas manos tras su nuca.
Se dirigieron al lugar y efectivamente ahí estaban los adultos esperándoles mientras comían tranquilamente.
-Por fin. –Exclamó con un notorio gesto de sarcasmo la mujer rubia.
-Me da gusto verlos muchachos. –Habló esta vez el moreno.
-Sentimos las tardanzas, estuvimos empacando. –Explicó con una reverencia respetuosa.
-Bueno, apresúrense a desayunar que les queda un largo viaje que recorrer. –
Al cabo de unos minutos ya estaban afuera despidiéndose.
-Cuida de Naruto Sakura, el suele ser muy cabezota. –Dijo Tsunade en burla al rubio.
-Claro. –Soltó entre risas también.
-Y Naruto, cuida de Sakura, ella te necesita. –Dijo sabiamente Iruka.
-¡Por supuesto, déjenmelo a mí!- exclamó con orgullo.
-Naruto… promete que volverás…- Habló esta vez una chica pelinegra con nerviosismo en sus palabras acompañado de un sonrojo.
-Claro Hinata. –Sonrió ampliamente.
-Y ni se te ocurra olvidarnos, tonto. –Habló un chico un poco despeinado acompañado de su cachorro.
-Eso ni pensarlo, Kiba, Shikamaru y Chouji. –Miró a sus amigos los cuales habían ido a despedirse.
-Shino no pudo venir pero te desea suerte. –Explicó el intelectual Shikamaru.
Naruto estaba a punto de seguir con la conversación sin embargo el cochero ya estaba impaciente por partir.
-Vámonos cabeza hueca. –Dijo Sakura llevándolo de las orejas.
-¡Hasta pronto, espero vernos pronto! –Se despedían desde la entrada de la mansión Tsunade, Iruka, Shizune y Tonton, Al igual que los jóvenes.
Mientras que el transporte en el que iban Naruto y Sakura se alejaba cada vez más de ese lugar.
-La señora Tsunade dijo que primero nos hospedaríamos en la casa de un tal Orochimaru, para ser exactos tres semanas, dijo que era un conocido. Después de eso podremos irnos al internado sin problemas ni interrupciones. –
Volteó para escuchar algún comentario de parte de su amigo sin embargo este se encontraba dormido. A lo que la peli rosa solo sonrió y miró por la ventana para apreciar el paisaje de ese lugar.
Durmió también apoyada en la ventana del transporte privado. Así pasaron las horas hasta que por fin llegaron.
-Hemos llegado muchachos. –Informó el cochero a lo que Sakura después de despertar a Naruto le pagó por el servicio y quedaron frente a una enorme Casa.
-Es más grande que la de la vieja Tsunade. –Exclamó con asombro el rubio.
-También es muy tenebrosa, ya viste eso. –Se refería a la enorme escultura de piedra desgastada en forma de una serpiente en la entrada.
Tragó duro pues ya estaba oscuro y la tormenta no ayudaba en nada. -¿Estas segura de que es aquí? –Quiso asegurarse el de mirada celeste.
-Si al parecer sí. –Respondió dubitativa.
Justo con un fuerte estruendo de un relámpago que iluminó por instantes el obscuro jardín. Se sobresaltaron al ver una figura encapuchada dirigirse hacia ellos.
-¡Waa! ¿Qué fue eso? –Saltó tras Sakura para sentirse seguro.
Sakura aclaró su garganta y decidió hablar. –Hola, buenas noches nosotros queríamos saber si esta es la residencia de Orochimaru-sama. –Dijo finalmente.
-Si aquí es. –Habló esa sombra desde las tinieblas del ambiente. –Ustedes deben ser los protegidos de Lady Tsunade. –Aseguró.
-¡Si es así! –Exclamó con entusiasmo Naruto saliendo de su escondite.
-Muy bien, entonces que esperan jovencitos dejen de mojarse y pasen. –Abrió la reja del gran e inmenso jardín dándoles paso.
Y comenzaron a ser guiados por aquel hombre misterioso, mientras que un chico pelinegro observaba desde el balcón de su habitación a los visitantes y tuvo una curiosidad por el rubio con cara de tonto.
Se giró con indiferencia perdiéndose entre la oscuridad de su habitación.
Mientras que Sakura y Naruto ya estaban en sus habitaciones asignadas desempacaban un poco rápido para poder descansar.
-Me pregunto si habrá algo interesante aquí…- Pensaba Naruto ya acostado en su cama con sus manos tras su nuca.
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Ya había amanecido en aquel lugar, Sakura estaba tomando una ducha mientras que Naruto rondaba sin “permiso” en aquella mansión.
-Vaya, pero que mal gusto. –Dijo en burla al ver tantas esculturas de serpiente mientras avanzaba a una enorme puerta para investigar que había allí.
-Tu no deberías estar aquí. –Afirmó alguien desde atrás con una voz cortante y fría.
-¿Eh? –Giró el rubio y encontró a un joven aparentemente de su misma edad, con el cabello rojo y una mirada penetrante. -¿Quién rayos eres tu? –Preguntó con molestia al sr tratado así.
-¿No me oíste? Dije que te fueras de aquí. –No respondió al cuestionamiento del rubio.
-Grr, pues tu no me vas a dar ordenes idiota. –Se giró dispuesto a avanzar.
-Me llamó idiota…- Frunció el ceño y se lanzó posiblemente a golpearlo por su “falta de respeto”.
-Gaara, ya fue suficiente. –El pelirojo se tensó al escuchar esa voz.
Naruto se quedó helado del miedo al ver a ese sujeto tan tenebroso a simple vista.
-Lamento esto Lord Orochimaru. –Se disculpó a regañadientes.
-Ve a hacer tus deberes Gaara yo me encargaré de nuestro invitado. –El mencionado tembló ante la idea de quedarse solo. –Sasuke muéstrale el lugar y también recálcale las estrictas reglas que manejamos aquí.-
Sin decir nada salió desde las espaldas del hombre de cabello largo un chico con la misma expresión de pocos amigos que el pelirojo anterior.
-“¿Ese tipo de donde salió?” –Se preguntó mentalmente.
-Vamos. –Lo tomó de la mano para apresurarlo a caminar.
Por su parte el Uzumaki se sonrojó por el contacto tan sorpresivo, sin embargo se zafó de ese agarre rápidamente.
-Yo puedo solo. –Dijo cortante adelantando el paso.
Para Orochimaru esto pasó desapercibido.
Caminaron distanciados por todo un pasillo sin decir una sola palabra el uno al otro. El rubio frenó sus pasos sorpresivamente.
-Ya puedes dejar de seguirme, ese tal Orochimaru ya no está- Dijo con molestia. –Fuera de aquí tonto. –Pensó que podría dirigirse de ese modo al pelinegro.
-Mira…-Bajó la cabeza. –Realmente es un fastidio tener que tratar con gente estúpida como tú, pero es una orden.
-¿¡Me llamaste como!? ¡Repítelo! –Se remangó las mangas de su camisa.
-Dije que eres un estúpido. –Dijo sin mostrar temor ante la agresividad del rubio.
-¡Me las vas a pagar! –Se lanzó con su mano hecha puño para golpear al otro.
Sasuke solo se hizo a un lado dejando que el otro pasara por su lado quedando inclinado, inmovilizó sus manos tras su espalda y lo acorraló contra la pared.
-¿Q-que..? ¡Sueltame! –Comenzó a moverse frenéticamente.
-Más te vale no meterte conmigo. –Susurró en el oído del otro causando que se estremeciera. –De lo contrario tendrás problemas.-
Involuntariamente su cuerpo comenzó a temblar, tal vez por la cercanía del otro o por sus palabras de advertencia.
-Ya déjame…- pidió ahora en un susurro. El pelinegro sonrió al tenerlo aterrado por lo que lo liberó.
En cualquier otra situación Naruto hubiera dado pelea para sanar su orgullo sin embargo no fue capaz de nada de eso pues se sentía extraño cerca de ese chico y atinó con salir de ese sitio lo más pronto posible.
-“¡¿Qué me está pasando?!” –Pensó con impotencia.
CONTINUARA…