Amar es una locura
Como darte cuenta que es real y que no.
El amor es ciego, tonto, terco y está loco; y es por eso que muchos nos perdemos en ese mundo infinito de sentimientos.
Esta historia es una como muchas en que el amor es la mayor felicidad y la mayor condena.
En una pequeña ciudad de Japón vivía un joven moreno, alto, fornido y peliverde que como muchos se enamoró, su amor era un joven rubio, alto, de ojos azules, con un porte cual caballero. Su amor era especial.
-Zoro, levántate llegaras tarde al trabajo- Le llamo el rubio mientras le movía- Marimo levántate, no soy tu niñera ni tu madre para hacer esto todos los días- De un momento a otro se rindió así que hizo lo que sabía siempre funcionaba, besarlo.
-Me encanta despertarme así- Rio el moreno.
-Y yo siempre caigo eres un aprovechado- Le reprocho pero estaba más que claro que no le molestaba así que repitió la acción.
Todas las mañanas estos jóvenes enamorados hacían lo mismo se demostraban su amor.
-Que chico tan guapo- Se oyó decir a una joven
-Aunque su acompañante no está mal- Le hablo su amiga.
Escuchar esto provoco el disgusto del celoso peliverde porque de un movimiento abrazo y beso a SU rubio.
-Eres un tonto, lo sabias- Le reprocho con una sonrisa para luego volver a besarlo.
-Pero soy TU tonto y tú eres MIO- Medio grito para que esas jóvenes escuchasen muy bien que el rubio no estaba disponible ni lo estaría en lo que le quedase de vida.
Para ellos la vida no era fácil pero no se quejaban, para ellos vivir era un reto que aceptaban con gusto porque estaban juntos.
Hasta que un dia….
-Marimo te digo que no es por ahí.
-Que si
-De veras que cada vez estas peor marimo- Se burló del mal sentido de la orientación de su pareja.
-Tks- Mascullo enojado.
-Te amo no te enojes, pero no quiero llegar tarde así que sígueme- Le jalo para que cruzaran la calle, pero no se esperaban un grito, llanto, dolor.
-Ahhh- Se despertó adolorido el rubio, al ver a su amado peliverde tirado a su lado bañado en sangre quiso socorrerlo pero algo lo tenía apresado y solo pudo gritar- Ayúdenlo por favor.
-Tranquilo cariño ya todo está bien descansa- Le hablo una hermosa mujer.
Días en el hospital han pasado en que el peliverde sufre por no ver a su amor.
-Quiero ver a Sanji- Le reclama a sus nakamas. Todos quedan callados, después de minutos solo uno dice algo mientras llora.
-Sanji se fue, Zoro- La peli naranja se atrevió a decir lo que nadie más quería.
-Pero volverá, yo lo sé- Les declaro antes de caer en la inconciencia estaba cansado.
Más nunca se volvió a tocar el tema. Pensaron que el peliverde con el tiempo lo entendería.
El día en que se le dio de alta, al llegar a su hogar se encuentro a su rubio esperándolo en su sofá favorito.
-Sanji porque no fuiste a verme- Le reprocho con un puchero.
-Lo siento amor mío- Se disculpó con una triste sonrisa.
-Te perdono porque ahora estas aquí- Se le acerco- A mi lado.
-Gracias.
Y pasaron los días, en que ambos eran felices.
-Entonces todos nos reuniremos para el partido- Exclamo Usopp emocionado.
-Sera en la casa de Luffy- Declaro Nami, sabiendo que el monito no se opondría.
-Comeremos Carne- Por supuesto que para él algo como la carne no faltaría.
-Nunca cambia Luffy-san- Negó Brook el mayor del grupo.
En casa de Mugiwara como sus amigos le llamaban. Zoro toco la puerta.
-Zoro llegas tarde- Le reprocho Chopper.
-Lo siento, Sanji no dejaba de molestarme- Chopper lloro y los chicos quedaron en desconcierto.
-Zoro tu no…- No termino de decir Nami.
El rubio huyo y el peliverde luego de dirigirles una mirada furiosa a sus amigos le siguió.
-Sanji espera.
-Zoro ellos me odian.
-No es así.
-Me fui, los deje nunca van a perdonarme.
-Ellos nunca podrían odiarte.
-Te deje cuando más me necesitabas.
-Pero volviste- Le abrazo.
Y eso fue el principio del fin.
-Zoro abre esa puesta por favor, no queremos hacerte daño.
-No, ustedes quieren separarnos.
-Zoro entiéndenos es por tu bien.
-No, váyanse.
-Luffy- Le dijo la chica a su amigo- Derriba la puerta.
-Luffy no- Demasiado tarde sus amigos habían entrado a su hogar- Si lo hacen nunca los perdonare.
-Lo siento tanto- Lloro la chica- Llévenselo- Le dijo a los médicos, los cuales no sin luchar sedaron al moreno.
El peliverde como muchos se volvió loco de amor o es lo que todos siempre pensaron, o tal vez tenían razón.
-Lo siento por mi culpa estas aquí- Se lamentaba el rubio.
-Lo importante es que te tengo a ti- Le abrazaría pero sus brazos estaban atados con una camisa de fuerza.
Su amor perduro hasta el final de los días del moreno más nunca volvió a ver el sol brillar, pero fue feliz porque tenía a su amor a su lado.
Y así el amor como en muchas ocasiones fue la causa de la más grande felicidad como de la más grande desdicha.
FIN