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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Holi~

Krat no está familiarizada con este fandom. Krat solo vino a dejarles esto porque quiere tantear terreno. Krat desea que lo disfruten

^^

Notas del capitulo:

Holi~

Estoy de pasada, solo quise dejarles este pequeño short para que sepan de mi jajajja

Na, mentira, me encanta Viktor, me encanta Yuri... me estoy encantando con el omegaverse

Disfruten~

 

 

 

-Viktor – es el único nombre que sale de sus labios al momento de abrir sus ojos y ver las luces a su alrededor. Escucha muchas voces, diferentes, agudas, graves, no sabe muy bien qué pasa… solo piensa en esos ojos azulados – Vik… tor

-¿ya está lista la sala?

-es urgente, diez miligramos más

-su presión está bajando

-¡no se asusten! – la voz gruesa paró el caos y reinó el silencio – es normal… todos solo  hagan su trabajo

-Yuri… ¿me oyes? – sus ojos enfocan a esa voz femenina – todo saldrá bien… tu hija viene en camino, tranquilo – dolores repentinos, la fecha se había adelantado

 

 

No procesaba nada en ese momento, solo se hundía en la inconsciencia. No entendía nada, no quería nada, no recordaba nada, solo sabía que… su lazo se había forjado maravillosamente y con horrible rapidez se rompió. Era un omega, estaba consciente de eso. Tenía que buscar un lazo, lo tenía presente cada día desde sus quince  años cuando sintió su primer celo. Tenía solo a una persona que entregarse, sonaba tan bello como en las historias de fantasía. Dos almas que se unían, sea el género que fuera, mientras sean un omega y un alfa todo saldría bien. Tenía la suerte de formar parte de los que estaban destinados a encontrar el amor verdadero y eterno. Los betas lo envidiaban… y por eso debía ser feliz. Eso le dijeron desde que su naturaleza se mostró

Desde niño se vio atraído por esos ojos azules, ese cabello grisáceo, esos movimientos tan delicados y precisos cuando tocaba la pista de patinaje. El hielo limpio y liso, la música calmada o estruendosa, como fuere, él podía interpretarlo todo. Aun se fascinaba con cada coreografía que veía en internet, en la televisión, hasta en su celular tenía variaos videos. Lo amaba, aunque en ese entonces, donde su sueño era ganar la Grand Prix, no sabía la verdad… en ese entonces ese “amor” no era tan diferente a la “fascinación”. Pero cuando él vino a este país lleno de tradiciones y de misterios, todo cambió para bien. El vino a ser su entrenador, aquel que subiera su autoestima, aquel que le diera confianza para alcanzar las metas trazadas. Aún puede soñar con la premiación, las flores, las cámaras, las medallas, la sonrisa de todos… su sonrisa. Que maravilloso fue descubrir que era su parte faltante, que estaba destinado a estar junto a quien amó la mayor parte de su vida, al que creyó inalcanzable. Mucho mejor fue ser correspondido

Un sueño eso era, eso es y eso será, un hermoso y emocional sueño. Alegría, tristeza, enfado, miedo, desesperación, pasión, vergüenza… todo y nada. Esas palabras describían su dicha, su nube de algodón donde podía dormir en paz. Cuando por una casualidad, mientras Viktor había bebido para festejar el premio, se besaron… un beso cálido, aunque a la vez un poco agrio por el sabor del alcohol. Fue gracioso, porque la señal de que eran el uno para el otro estaba confusa debido a la risita de Viktor. Otro beso cuando ya estaban más lúcidos lo confirmó, al menos el mayor de ellos lo confirmó, porque… Yuri, el menor, lo sintió desde el primer contacto

Un noviazgo, un alfa y omega que hallaron lo que muchos nunca pudieron, pues el mundo era enorme y las personas eran… casi infinitas. ¿De qué otra forma un ruso y un japonés podrían haberse encontrado? Solo por una casualidad, una hermosa casualidad que conllevó a los dos años más hermosos de su vida. Yuri con sus 25 años y Viktor con sus 29 años eran como la pareja más melosa, perfecta, risueña, rara, amorosa, de todo… menos realista. Porque todo era dulce, porque todo era color de Sakura, porque todo era hermoso. Noches de pasión, días de risas y besos, la familia del menor estaba encantada y la del mayor también.

 

 

-Yuri… al fin despiertas – la madre amorosa fue la primera en ese lugar. Quería ver despertar a su hijo y darle la nueva noticia

-oka-san – sonrió con ternura mirando a su alrededor, el suero, las cortinas blancas, las paredes blancas… una maquinita que pitaba cada cierto tiempo – ¿dónde está?

-aquí – sonreía contenta mientras iba por aquel bultito envuelto en una cobijita de color rosado con figuritas de blancos conejos – mírala Yuri – decía limpiándose la única lágrima que salió de sus orbes

-es ella – susurró y empezó a llorar, de emoción, de felicidad, de… de… de… de miedo

-tómala – dijo con voz calmada, ayudó a Yuri a sentarse y le acercó la bebita que dormida no hacía ningún ruido – mírala – de cabellos plateados, hermosos, pequeños todavía, la piel clarita

-¿qué color? – preguntó en un susurro mientras deslizaba sus dedos por la mejilla sonrosada de esa pequeña criatura que lo acompañó nueve meses en su vientre – sus ojos – dijo al ver que su madre estaba confundida

-marrones como los tuyos – se reía bajito, disfrutando de la mueca de la infante, quien como reconociendo la voz de su progenitor estiró la manita sacándola de la cobijita

-hermosa – susurró aun llorando, suspirando por la desesperación y el vacío que sentía – es hermosa… no se merece un padre como yo

-Yuri… deja de hablar así

 

 

Yuri estaba destrozado, quería a su alfa cerca, le mataba la soledad, le acababa de pasar lo más hermoso de esta vida pero no era feliz. Sintió las caricias de su madre, las manitas de su pequeña acariciándole la mejilla cuando la acercaron y sonrió débilmente. En casa, todo era dicha, festejos, visitas… una pequeña Katsuki había llegado a la familia y la pregunta del millón llegaba ¿Katsuki? ¿Y por qué no Nikiforov? La respuesta era una enredada confusión dada desde que el festival de invierno dio inicio. Una mujer fue la causante, y no cualquier mujer, una que algún día los Katsuki deberían conocer en persona y no solo en videollamadas. La madre de aquel peligris, una mujer hermosa, sonriente, vivaz, confiada, segura… oscura en alma. Yurio era de las personas más amables e ingenuas que había, todo a pesar de su edad, era tímido pero también era fuerte cuando se lo proponía… pero jamás pensó que aquello pasaría. Confió en aquella mujer que llegó de visita, le abrió su corazón, le abrió las puertas de su casa, le cedió a su familia, le cedió sus sueños, le cedió sus dudas y ese fue su peor error. Nunca se imaginó aquello

Pasaba por una depresión inmensa, porque ahora estaba solo, sin su otra mitad, sin su destinado, sin su lazo, sin su gran y único amor. Pasaba por una etapa dura donde dudaba hasta de cómo darle de comer a la pequeña hija que tenía, cuyo nombre era Elizabeth, Ely para todos, porque le tenían cariño. No sabía cómo enfrentarse a la vida si no lo tenía a él cerca, pero veía a esa nena hermosa en sus brazos que dormía sin saber nada del mundo y algo en él despertaba. Tardó un año, un largo, eterno, horrendo año de lágrimas nocturnas, de falta de apetito, de sueños hermosos que le daban mal sabor de boca en la mañana, para recuperar el valor, la sonrisa y la esperanza de un buen futuro

El patinaje terminó, los sueños de ser grande se fueron desde que se enteró que llevaba en su cuerpo el fruto de su amor con aquel guapo ruso. Al principio no sabía que hacer, pero ahora lo tenía en claro. Debía luchar, trabajar, ayudar en el negocio familiar, contarle cuentos a su pequeña aunque no le entendiera nada, besarla cada noche y verla descansar tranquila, porque él la protegería. Era un omega cuyo alfa se fue a los confines de la tierra, del cual no tenía noticias, del cual no sabía nada más de lo que veía en los reportajes. Yuri aun lo amaba y lo seguiría haciendo hasta el fin de sus días, estaba seguro

 

 

-pa… papá… pa… pi – las risitas de todos adornaban el lugar, las primeras palabras de Ely fueron esas, mientras miraba a Yuri

-mi niña – sonreía el pelinegro de ojos marrones, casi llorando al escucharla – mi Ely-chan

-felicidades a la señorita – reían mientras le aplaudían y le daban besos de mariposa en esas mejillas rosadas

-sabes Ely-chan… hoy iremos a pasear un rato… es navidad, no está nevando, así que iremos al templo  a pedir por un buen año venidero – sonreía Yuri al ver a su pequeña que mordía los adornos de su suéter para después reírse

 

 

Así lo hicieron, familia, amigos, vecinos, todos fueron al templo, a pedir suerte, a pedir prosperidad y Yuri… a pedir fuerza y una oportunidad. ¿Se iba a quedar así? ¿Sin saber por qué jamás recibió ni una sola llamada de Viktor? Lo dejó ir porque había una oportunidad de regresar a las competencias, lo dejó ir porque prometió volverse más grande aún, lo dejó ir porque planeaban competir frente a frente defendiendo el honor de su propio país. A Viktor debió parecerle raro que Yuri no fuera a las competencias, debió llamar, debió buscarlo. ¿Por qué no lo hizo? ¿Aquella mujer tenía la culpa? ¿Qué pasó? ¿Por qué no volvía? Además tenía que contarle sobre Ely, porque se fue antes de que alguien supiera que esa vida crecía. Yuri estaba decidido al fin, tenía todo listo, hizo malabares para conseguir el número personal de Viktor, número que cambió muchas veces para despistar a quienes lo buscaban. Daba gracias a las trillizas y sus aficiones hackeadoras. Yuri se reía por eso con solo pensarlo

 

 

-Viktor – su voz temblaba, estaba solo, sentado en una banqueta y mirando el horizonte – soy yo… Yuri

-¿Yuri? ¿Por qué me llamas ahora? – esa voz era una melodía hermosa para un omega que anhela la cercanía de su pareja. Yuri sonrió de forma boba

-me alegra escucharte

-Yuri… ha sido tanto tiempo… yo…

-has cambiado de número – dijo con ilusión de que le dieran alguna excusa, alguna cosa hermosa que le recompusiera el corazón dolido

-si… he hecho muchos viajes y los acosadores no paraban – escuchó risas al fondo y se armó de valor – Yuri yo…

-te extraño tanto Viktor – una lágrima rodó por su mejilla al escuchar solo silencio – yo necesito verte, porque tengo que con…

-¿por qué no has vuelto a las competencias? – la voz dura de Viktor detuvieron sus palabras – Yuri, estaba esperándote

-ha pasado algo y…

-Yuri… quise verte pero… yo, ahora yo estoy con alguien más – ¿alguien escuchó ese crack en su corazón? Tal vez, porque fue demasiado doloroso y repentino – Yuri, yo no necesito de alguien que se derrumba solo con algo tan simple como la lejanía el uno del otro

-Viktor… espera, yo no me derrumbe… yo solo quiero – estaba desesperado, sus lágrimas brotaron, trataba de darle forma a esas palabras porque… eso no podía ser cierto

-Yuri… tus lágrimas solo me demuestran que no has dejado de ser débil. No quiero a alguien así a mi lado, me detienes, me atas… me impides seguir

-estas bromeando – habló esperanzado

-no lo estoy – Yuri empezó a sollozar y a hipar, le dolió tanto que parecía que su alma sangraba y se despedazaba – ya no me llames Yuri… puedes ser mi destinado pero no puedo volver contigo. Traté de que tus inseguridades no me afectaran, pero fue muy cansado… no puedo aguantarlo, soy un alma libre y así seguiré Yuri

-yo te amo Viktor – susurró apenas apretando el celular y agarrándose el pecho

-yo también – susurró por el teléfono – pero eso no me es suficiente. Lo nuestro se acabó Yuri

 

 

El tono de llamada finalizada fue el detonante de los gritos dolidos de aquel japonés. Se hizo pedazos, lloró todo lo que pudo. Se dañó los puños por golpear el suelo en busca de despertar de su pesadilla. Pero no hubo nada más que la soledad, el rechazo, la humillación, las mentiras, la decepción… la desesperación. Yuko fue quien lo encontró en ese estado lamentable, cuando las lágrimas ya no salían y la garganta estaba rasposa. Lo llevó a casa, lo dejó desahogarse, lo acunó en brazos, lo consoló y al final lo escuchó. Ese doloroso rechazo se quedó como secreto de ellos dos, porque así lo decidió Yuri. Porque nadie debía saber el asco de pareja que tuvo, porque… le dolía saber que todos fueron engañados por esa sonrisa hermosa y esos ojos brillantes

 

 

-no volveré a patinar – susurró Yuri mientras sostenía a Ely quien dormía sin saber nada – porque nunca más quiero verlo

-¿y qué le dirás a Ely cuando pregunte por su padre? – Yuko dijo eso con temor de ver llorar a Yuri nuevamente

-que fue lo más hermoso que me pasó, que amé a su padre como a nadie… y que lo amaré por siempre, porque fue parte de mis más grandes sueños… pero que al final tuvo que irse porque tenía cosas más importantes que hacer

-¿no será mejor no decirle quién era su padre?

-no quiero mentirle a mi hija… porque no quiero ser como Viktor

-será duro

-no importa – sonrió Yuri acariciando la mejilla de su pequeña – porque Ely será mi nuevo sueño… porque la veré crecer fuerte, decidida, la voy a ver llegar lejos en lo que escoja. Y voy a hacer realidad ese sueño

 

 

Notas finales:

Espero que sus emociones hayan estallado ^^

¿Review?

¿Crítica?

¿reclamo?

Si alguien me conoce de otro fandom... ¿teorías de por qué publico estos pequeños shorts? XD

Besos~

Bye-bye~


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