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Last Dance por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Tal como se menciona en el resumen este fic está basado en la canción Last Dance de ONE OK ROCK. Mi idea principal para este fic es que dure al menos unos tres capítulos, y dado que he estado algo oxidada buscó la forma de ponerme las pilas al escribir varios fics, y para qué negarlo, si se trata de Tora y Saga, amo realizarlos. Este fic también ha nacido a pedido, por lo que para mí son como un desafío, ya que también buscó la aceptación de quienes me lo han pedido.  Así que podría decirse que vendrá una seguidilla de fics que son “desafiantes”

 

Para los que deseen conocer la canción en español, pueden verla aquí, también: https://www.youtube.com/watch?v=MQA8cIK_Du4

Notas del capitulo:

Este capítulo y los que continúen están dedicados a Geno, Sabri, Yesi y Naty quienes son las que me han  pedido esta tarea para el hogar, como verán soy algo lenta para hacerlo, pero dado todo lo que me han brindado y me brindan día a día, pienso en satisfacerles con estos fics.  Así que espero que sea de su agrado y si no lo es, no duden en decirlo, estoy para cambiarlo (Eso sí soy vaga, así que me tardare más xD)

¡Disfruten!

 


Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, al mismo tiempo que nubarrones grises cubrían el cielo, una vez más, la lluvia se haría presente. Unas pequeñas gotas resbalaron por el rostro de Saga, a medida que caminaba rápidamente para llegar pronto a su hogar. Sólo unos cuantos metros lo  separaban  de la puerta de entrada del edificio en el que vivía hacía aproximadamente un año. Subió por el ascensor al piso correspondiente, y en cuanto estuvo frente a la puerta de su apartamento,  sintió frío.  Al tocar el picaporte para ingresar,  el castaño observó las luces prendidas,  sobre todo las del enorme estudio que quedaba pegado a su dormitorio. Seguramente Shinji se encontraba trabajando, aunque no lograba oír ni un sonido en absoluto.


 


 


Saga se quitó el calzado y caminó a paso lento hasta la cocina, pronto una suave melodía inunda el lugar, acompañado del sonido de la lluvia al golpear contra los ventanales de forma suave. El castaño se quitó la chaqueta y acomodó las pequeñas compras que había realizado. Por instinto su mirada se dirigió hacia la heladera, sobre la misma un pequeño pizarrón,  anunciaba un borroso “Te amo, Taka-chan”, un mensaje que Tora le había escrito hacía ya varias semanas. Saga tragó saliva, sintiendo un pequeño nudo en su pecho. ¿Cuándo había sido la última vez que habían compartido algo, que no sea trabajo? ¿Que había provocado aquella grieta con el mayor? Llevaba día tras día preguntándose lo mismo. Pero no encontraba la respuesta.


 


 


 


Creía que era sólo por el trabajo, pero hace un año,  cuando la banda intentaba regresar y con todos los conflictos de por medio, ellos al contrario se mantuvieron más unidos que nunca. Ya nadie podría decirles nada, eran sólo ellos, pero desde  el momento en que Tora había pedido cambio en el escenario, Saga sintió como si el hilo invisible que los unía,  se hubiese enredado y alargado, complicando sus encuentros. Ello sumado a los trabajos individuales de cada uno y las nuevas amistades del mayor, era casi como si un abismo se hubiese abierto entre los dos.


 


 


 


El bajista retuvo las lágrimas,  una vez más.  Le dolía ver como lo que tanto les había costado forjar, lentamente se desmorona. Respiro profundo, desde hacía meses le costaba respirar, y rara vez sus suspiros se escapaban, sintiendo cuánto dolía extrañar a alguien que estaba a solo unos metros de distancia.  No le gustaba mostrarse débil,  sólo quería pensar que ello era solo una crisis, que todo pasaría y que volvieron a reír juntos, como lo hacían.  Ver aquella sonrisa en los labios de Tora dolía,  dolía mucho cuando no era quién lo hacía reir.


 


 


 


Su relación había comenzado por bromas y risas, él había logrado que aquel pelinegro al que se catalogaba como “temible” se riera de sus estupideces, a bromear con los demás integrantes, había logrado que Tora se riera, y liberara ese verdadero “yo” que guardaba.  El bajista entendía que por la forma en que Tora había sido criado, le costaba mostrarse como realmente era. Una sonrisa amarga se formó en los labios del menor, al pensar como aquel tigre podía ser un verdadero gatito en la intimidad. Un gato al que extrañaba,  incluso cuando podía oír su voz, a unas cuantas paredes de distancia. 


 


 


 


La lluvia comenzó a caer con mayor fuerza, provocando un pequeño retorcijón en el  vientre del bajista, recordando cómo se habían besado bajo la lluvia, al declararse lo mucho que se amaban, en uno de los balcones del hotel que la PSC había contratado para un tour.  Recuerdos de cada momento de su relación. Llevaban juntos cerca de seis años pero no habían podido convivir hasta hacía uno. Y no era una complicación la convivencia,  al menos Saga no sentía que fuese la razón.  Quizás el amor se había apagado y los restantes factores habían favorecido a que se extinguiera. Tal vez ninguno de los dos estaba preparado para afrontarlo, pero su relación estaba casi terminada.


 


 


 


Los pensamientos del bajista se vieron interrumpidos cuando la figura del pelinegro se hizo presente en la cocina, observando con curiosidad. Saga sonrió con simpleza.


 


 


 


-       No sabía que habías llegado. ¿Cómo te ha ido?— Preguntó el de orbes claros, acercándose a los labios del bajista para besarlo de forma seca, un beso con sabor a nada. Apagado y carente de sentimiento, casi simbólico. 


 


 


 


-       Bien. Ya he hecho los trámites y compré lo que necesitábamos. — Saga pronunció aquello con desgano, tomando asiento, liberando un suspiro profundo.


 


 


 


-       ¿Estás cansado? —El más alto de los dos, preguntó mientras buscaba una lata de cerveza de la heladera. — ¿Quieres? — Le ofreció, abriendo la misma y tomando el primer sorbo.


 


 


 


-       No, gracias. Estoy cansado…-Dudó unos minutos antes de responder, observó al mayor, quien le observaba expectante,  sentándose a su lado para tomar su mano con suavidad, un gesto que quebró en dos a Saga, logrando que todas las lágrimas que había contenido durante días,  se derramaran por su rostro, asombrando a Tora. Saga no lloraba con facilidad.


 


 


 


-       ¿Qué ha pasado Taka-chan? — Preguntó,  dejando la lata de cerveza y poder envolverlo entre sus brazos para lograr calmarlo. El bajista se aferró a la remera oscura del guitarrista, sin poder dejar de llorar. — ¿Salió algo mal? —


 


 


 


-       No…— Saga no quería separarse del pecho del mayor. Tora buscó su mirada y le secó las lágrimas, quería entender qué ocurría. — Shin… ¿Tú aún me amas? — Se atrevió a preguntar con lágrimas en sus ojos.


 


 


 


-       Sí… Takashi, sé que estos últimos meses han sido los peores, pero…—


 


 


 


-       No continúes por favor. — Saga le tapó con sus finos dedos los labios del guitarrista. — Comienzo a sentir que lo nuestro… ha terminado y no estamos queriendo ver el fin.


 


 


 


-       Takashi no creo que sea de ese modo. — El guitarrista se negaba a darle fin, no podía mentir, había pensado en la grieta que cada día parecía volverse más profunda entre los dos, pero no consideraba que sea el fin. — Amor, hemos pasado por muchas situaciones difíciles,  pero no considero que éste sea el fin. —


 


 


 


-       ¿Sólo crees que es una crisis? ¿Que podremos salir? — El pelinegro asintió ante sus preguntas pero el bajista prefirió bajar la mirada. — También lo he pensado...Pero no veo que esto cambie, sino todo lo contrario. Es como si ya no pudiera hacerte feliz de ningún modo. —


 


 


 


-       ¿Qué dices? Realmente tú me haces feliz.  Takashi sino luchamos juntos, es muy probable que la relación se deteriore pero no veo la razón ni el motivo por el cual tengamos que llegar a la ruptura. —


 


 


 


-       Te niegas a ver la realidad, Shin. Llevamos más tiempo peleando por todo y por nada a la vez, eso es desgastante. No veo la salida, sólo puedo pensar en lo felices que llegamos a ser, pero ello como algo del pasado. Como algo que no logro conseguir en estos tiempos y me duele…


 


-       También me duele y sé que estamos discutiendo mucho pero considerar el fin, no. Takashi podemos cambiarlo juntos. —


 


 


 


-       Basta Shinji, admite la realidad. Te rehúsas a ver el fin sólo porque te has acostumbrado a que estemos juntos y porque le temes a estar solo, luego de seis años de relación. — La voz del bajista subió unos tonos, sin llegar a gritar, pero demostrando cuanto le molestaba que no coincidiera. 


 


 


 


-       ¿Insinúas que sólo estamos juntos porque nos acostumbramos? Me parece lo más estúpido que has dicho en tu vida Takashi. Eres mucho más inteligente que esto. No estoy seguro que es lo que te apura por separarnos,  pero…—


 


 


 


-       Es que no entiendes… Si alargamos esto, que ya no tiene ni nombre…— Las palabras del castaño fueron interrumpidas.


 


 


 


-       Para ti no tendrá nombre, pero yo te sigo amando. Eso no ha cambiado Takashi, y no va a cambiar. Y no es costumbre, porque  que hemos vivido juntos momentos tan difíciles,  y me has demostrado que eres la persona que cambio mi vida…—


 


 


 


-       No sigas...Yo sé que nada va a cambiar. Y menos de un día al otro, pero siento que… alargarlo, terminaremos haciéndonos daño,  y quiero conservar lo mejor de tu amor. —  Las palabras del bajista se desprendieron de su propio corazón,  aquello dejó sin palabras al mayor, quién no estaba de acuerdo con la separación,  pero no podía objetar ni obligar al castaño a continuar con lo que para él mismo había llegado a su fin.  Al cabo de unos minutos,  Tora se levantó de su asiento.


 


 


 


-       Dame un tiempo para encontrar un lugar… — El guitarrista mencionó aquello en un tono de resignación, con la mirada gacha y la expresión de su rostro desencajada, como la de un boxeador que había sido derrotado de un buen golpe a los últimos segundo del round final.


 


 


 


-       No… Prefiero que te quedes aquí,  te sienta más cómodo.  Yo me iré de aquí,  pronto encontraré un lugar. — Saga  rápidamente menciono aquello, puesto que no tenía intensiones de dejar al pelinegro fuera de la casa que el propio guitarrista había conseguido para ambos. Todavía recordaba el día en que Shin le había sorprendido con la elección de aquel bello lugar.


 


 


 


-       Puedes quedarte aquí mientras lo buscas. — El más alto, negó suavemente con la cabeza, antes de agregar. — No creo que esto sea necesario, Takashi. Podríamos vivir juntos, ya no como pareja pero si como compañeros. — El de ojos claros se negaba a separarse del bajista, no podía tolerar aquello.


 


 


 


-       No. Es imposible, muchos años juntos…— Las palabras del bajista se habían cortado por la mitad, pues las mismas eran  crudas pero reales, algo a lo que Shinji ya no podía objetar para convencer al menor de que se quedara.


 


 


 


Saga se levantó de la silla, para mirar al guitarrista, sabía que el mismo no estaba de acuerdo con la separación pero dado que seguir discutiendo no arreglaría nada, aquella conversación se daba por terminada.


 


 


 


-       Adiós, Shinji. — El bajista mencionó aquello, mientras sus dedos se movían sobre la mejilla contraria en una pequeña caricia. Sus miradas se volvieron a encontrar, quizás por última vez (al menos como pareja) y Saga presenció como aquellos orbes coloridos, más con aquel día de lluvia,  estaban tristes. Tora no lloraría frente al menor, pero sus ojos delataban las lágrimas que contenía con fuerza. El más bajo de los dos apego sus comisuras en un beso delicado y dulce, pero con sabor a despedida, Tora envolvió la cintura ajena con sus brazos y correspondió al beso con el dolor que ocultaba, no por orgullo sino por respeto ante la decisión del castaño.


 


 


 


 


La lluvia se había detenido del mismo modo que las manecillas del reloj que se encontraba en el comedor de la casa,  tal como se había terminado la relación,  también se había terminado la vida en ese apartamento. Aquella noche Saga dejó el edificio, alejándose de la persona que había amado pero al que también había optado por dejar por el bien de los dos. Tora al sentir como la puerta se cerraba, sintió un nudo en su pecho, un nudo que solo logró desprenderse unas lágrimas rebeldes que resbalaron por sus mejillas. Aquella noche sería la más larga que había vivido en años.


 


 


 


 


Continuara…


 


 

Notas finales:

Admito que no tengo la continuación escrita, pero la tengo en mi mente y espero ponerla en una semana o en lo que va la semana, porque tengo otros proyectos que también deseo terminar (Aunque esos son puro gusto mío) Espero que sea de su agrado, cualquier cosa comentario, por aquí o por donde deseen, saben donde contactarme ;)

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

¡CUIDENSEN MUCHO!

¡BESOS!


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