Ai ni yume.
En un castillo ubicado sobre la colina más alta, dos vampiros conversaban mientras veían el cielo nocturno apenas iluminado por la luna, ambos dejaron a sus familias para estar juntos, sus padres se opusieron fervientemente a su unión que no tuvieron más opción que huir de ellos. Medio siglo a pasado desde entonces y hasta el momento disfrutaban de una vida tranquila.
— Taiga-kun recuerdas la primera vez que nos vimos. Mirando a su ahora esposo, el Condé Akashi con ojos y cabello de un rojo brillante, a simple vista daba la impresión de ser un tigre de dientes afilados, su mirada paralizaba a cualquiera que lo viese.
— Por supuesto que lo recuerdo Tetsu, aquel día decidí que tu serias para mí. Rodeandole con sus brazos, atrayendolo más a su cuerpo, el Duque Nijimura su piel más delicada que otras por el tono blanquecino el cual combina perfecto con sus ojos azules claros, su cabello parece una nube del cielo al amanecer.— Yo estoy muy feliz contigo, fuiste el primero en notarme y apesar de mis defectos me elegiste como tú pareja por la eternidad. Pegandose a su pecho, lugar donde se sentía seguro.
— Mi lindo conejito, lo que tú llamas defectos yo los conozco como virtudes, esos hermosos ojos que descubren la verdad en todo, tu piel tan suave y tersa me cautiva, soy presa de tus encantos, si volviese a nacer te elegiría de nuevo. Sellando sus palabras con un beso apasionado.
— Taiga-kun no podemos hacerlo, no querrás lastimar a nuestro pequeño. Acariciando su vientre visiblemente abultado, después de estar varias noches en cama, un día se levantó con mareos y náuseas, preocupados por lo que pasaba acudieron con sus amigos, un médico vampiro Midorima Shintaro y su esposo, quien les dijo el porque su malestar.
— Aún no me lo creo, Midorima habló bastante serio pero ahora entiendo el motivo por el cual tus padres me querían alejar. Recordando la pelea que tuvo con el padre del peliceleste, Nijimura un sujeto bastante temido y respetado, aún con ello lo desafío y aunque perdió el encuentro, sé llevo a Tetsuya con el.
— Tu padre también te prohibió hacercarte a mi, Akáshi-san es peligroso cuando se enoja y su mirada es aterradora no es fácil oponerse a el, me costó mucho trabajo evadirlo.
— Lo importante es que ahora estamos juntos y en la espera de nuestro primogénito. Tomandole delicadamente por el rostro, lo acercó probando sus labios, en tan sólo unos segundos el ojiceleste abrió su boca intensificando el beso, sus lenguas pasaron de un juguete a una danza apasionada, separándose por la falta de aire.
— Ta... Taiga-kun, deberíamos ir a la ... la cama.
— No hay tiempo, te tomaré justo aquí. Recostandolo sobre la alfombra de su habitación, entre besos le fue quitando la ropa, disfrutaba hacerlo de esa forma ya le permitía escuchar los jadeos y suspiros además de sentirlo estremecer con cada toqué. Tuvieron su momento de pasión junto a los mimos hasta entrada la madrugada, debido a la gran actividad su necesidad de alimento se disparó por lo cual salieron de su cálido hogar en busca de presas, hechos murciélagos pasearon por una de las aldea que rodean la colina, divisando a la distancia una pareja de enamorados que recién iban a su casa, con solo un contacto de ojos se sincronizaron atacando al mismo tiempo.
— Su sangre es dulce, tiene buen sabor.
— No te la bebas toda, a menos que quieras una sirvienta.
— Taiga-kun debería seguir su propio consejo.
— Mmm, bien sabes que tengo un apetito voraz, una víctima no es suficiente para mi.
— En todo caso dejemos a estos dos y vamos a buscar más comida.Dejando a sus víctimas sobre el césped, volaron por todo el lugar dejando tras su paso cuerpos inconscientes, una vez satisfechos regresaron a su cómodo hogar pues debían descansar para que al amanecer fuesen a sus respectivos trabajos, como vampiros tenían la vida resuelta además de haber sacado todo lo de valor antes de huir, sin embargo para no levantar sospechas consiguieron empleo, el más alto como profesor de matemáticas en la universidad comunitaria, el bajito laboraba como secretario en la jefatura de policía, así ambos se ocultaban del sol y pasaban como personas normales.
Los días siguientes pasaron sin novedad, la gente hablaba de los cuerpos encontrados con marcas de mordidas atribuyendolas a una clase de reptil, otras criticaban a los hombres embarazados, si bien era algo posible los adultos mayores lo veían como algo del diablo, simples aberraciones que no debían existir, afortunadamente contaba con la ayuda de un médico y el siempre divertido enfermero Takao Kazunari cuesta trabajo creer que son pareja, por esa razón no le afectaban los comentarios, a unas semanas de dar a luz recibieron noticias de su familia, por parte de los Akashi el hijo menor Tatsuya heredaria el mando, en cambio la legión de vampiros de Nijimura al sólo tener un hijo lo heredará su sobrino Daiki, a fin de cuentas con ese nombramiento quedaban libres para hacer su vida como quieran.
— No me sorprende, era lógico después de todo nosotros huimos.
— Yo no estoy triste ni nada, pienso que el es más capaz como líder, aún así me preocupa lo que pueda pasar después.
— Eso ya no es nuestro problema, debemos ocuparnos por el futuro bebé, según Midorima puede heredar nuestras habilidades o las de sus abuelos.
— Te imaginas un niño con la capacidad de desaparecer y saltar tan alto como para volar, sería hermoso.
— Prefiero eso a uno con ojos que ven el futuro y una fuerza e inteligencia superiores, daría miedo, pero se haría respetar.Imaginandose a su pequeño vampirito y sus futuros poderes se fueron a dormir, se les hizo larga la espera pero al fin el día había llegado, en el consultorio de Midorima ya se encuentraba todo listo para recibir al nuevo integrante.
— Descuida Kuro-chan te aseguro que mi Shin-chan sabe lo que hace o de lo contrario no podría con el suyo.
— Es verdad eso, Midorima-kun no perdió el tiempo.
— No lo hizo y hasta donde se tendré dos bebés.
— Felicidades Takao-kun es una gran noticia.
— ¿Cual es la gran noticia? Deberías estar reposando las contracciones se harán más fuertes.
— Shin-chan no empieces con tu tsunderismo. Cruzándose de brazos haciendo cara de enojado.
— Estos pequeños hay que compartirlos.
— Sigue siendo el mismo, creo que tendrás que cuidar de tres pequeños.
Sonrojandose acomodó sus anteojos y comenzó a revisar a su paciente. — En unos minutos más podremos empezar la operación, quizá Taiga pueda llegar a tiempo.
— Ojalá que sí, no puede perderse el nacimiento de su hijo.
— Lo hará, Taiga-kun llegará, sólo debe entregar las evaluaciones y vendrá. Respirando apresurado por una fuerte contracción.
Cada segundo contaba en el precisó instante que la cesárea iba comenzar, el padre hizo su aparición agitado por la carrera que emprendió pero feliz al ver que llegó a tiempo, aguantando cada parte de la operación ambos sonrieron al oír el llanto de su hijo, Takao lo limpio envolviendolo en una suave manta rojo, lo acercó a los padres depositandolo en los brazos de su "mami".
—Es hermoso, tiene tu cabello y mis ojos es perfecto, gracias Tetsuya por darme este maravilloso momento.
— Yo te agradezco a ti, por no abandonarme aún cuando todos estaban en contra y más aún por darme un precioso bebé.Uniéndose en un cálido beso, los otros dos espectadores compartían su felicidad.
—Shin-chan esto es maravilloso, ya quiero que nuestros hijos nazcan.
— Todavía falta un rato para que nos acompañen, pero si salen igualitos a ti los encerrare en su habitación.
— Shin-chan, eso no te lo permitiré, ellos deben vivir su vida. Abrazandole, dejo un beso en sus labios.
— Yo también te amo.
— No es cierto, yo te amo más. Salieron de la pequeña sala de operaciones, llegaron a la oficina donde disfrutaron de un momento de intimidad.
— Crei que lo harían enfrente de nosotros.
— No seas así Taiga, se aman eso es todo, ahora bien que nombre le pondremos a nuestro pequeño.
— Kuroi Kagami Kuroko, llevará nuestros nuevos apellidos ahora que no podremos usar los otros.
— Es muy lindo y me encanta mi nuevo nombre.
— Lo hice pensando en ti, que bueno que te guste.
Sellando su nueva vida con un apasionado beso, apartir de ese momento sus días estarían llenos de amor y felicidad teniendose uno a otro para apoyarse en todo.