- durante la fiesta de clausura, debo hablar contigo
Esa fiesta, por lo general era bastante aburrida, a yurio, como lo había apodado la hermana de Yuri, no le gustaba ir, sobre todo por un pequeño detalle, y es que ahí JJ no hacía más que presumir de su hermosísima novia.
“por qué me tuve que enamorar de un ególatra como él” pensaba el rubio quinceañero “de todas las personas del mundo… tuvo que ser él”
Ya era malo haber tenido que admitir frente al espejo su orientación sexual, cosa que en Rusia no era muy bien recibido, y además debía cargar con esos frustrantes sentimientos.
- ¿por qué no lo dices ahora? No puede ser tan terrible – respondió, la competencia era al día siguiente y no tenía ganas de tener aún más cosas en la cabeza como lo que le diría Otabek.
- no me gustaría incomodarte antes de competir, hasta el día de la fiesta olvídalo.
- me sentiré peor con la duda, así que dime
- ¿estás seguro? – le preguntó nervioso, era extraño que él emitiera sentimientos
- sí, estoy seguro, se me acaba la paciencia así que se rápido – ni siquiera alcanzó a tomar aire luego de vociferar lo anterior. Sus labios habían sido atrapados por los de Otabek. Se sentían cálidos y suaves, al punto de que por un segundo, bajó su guardia y se dejó acariciar la espalda mientras un nuevo cosquilleo inundaba su estómago. El golpe de realidad le llegó cuando otabek se separó de él.
- me gustas – le dijo – por favor sal conmigo
Las mejillas de yurio se enrojecieron un poco, hasta el momento la única persona con la que se había abierto un poco era el Yuri japonés, y su amistad no había pasado más allá de compartir un tazón de cerdo ruso.
- Yo…
- ya sé que te gusta JJ
- ¿¡cómo sabes tú eso!?
- es evidente, se nota por cómo te pones cuando aparece con su novia, o cuando te dirige la palabra, quiero que me des una oportunidad para enamorarte como es debido.
Se quedaron unos minutos en silencio, yurio no sabía que podía responderle, tal vez otabek le atraía un poco, lo había salvado de una ola de fans solo minutos antes, las posibilidades con JJ eran nulas, pero aún era muy pronto para tomar una decisión.
- mañana debes concentrarte en la competencia, así que olvídalo por ahora, pero en la fiesta te voy a preguntar otra vez – le dijo - ¿volvemos?
Por un segundo había olvidado que se estaba haciendo tarde y debían ir al hotel, aceptó el casco, se afirmó de la chaqueta del Kazajo y partieron en la moto.
Yuri katsuki, primer lugar, Yuri plisetsky, segundo lugar, jean Jackes leroi, tercer lugar.
“¡además no le gane al cerdo japonés! Mierda, de verdad que este no ha sido mi mejor momento” pensaba el chico ruso mientras se preparaba para la fiesta “¡además quien inventó las estúpidas corbatas!”
Toc toc
- quien es – preguntó Yuri desde la habitación.
- JJ
- ¿Qué haces aquí? – preguntó algo desconfiado mientras abría solo un poco la puerta.
- necesito hablar contigo bella dama – le dijo mientras usaba su fuerza algo bruta para apartar al quinceañero y entrar a su habitación, incuso dejó la puerta abierta.
- ¿Qué quieres?
- verás – dijo mientras se acercaba peligrosamente al adolecente, lo acorraló contra una pared y olió su cabello recién lavado.
- me gustas, y terminé con mi novia… divirtámonos un poco – eso había caído como un balde de agua fría, es decir, se había rendido con él, pero ahora venía a pedirle únicamente sexo. Si esto fuera un manga shojo, entonces significará que lo ama… pero no había que olvidar que él es JJ, y esto era la realidad, por lo que…
- no te ayudaré a sacarle celos a tu ex novia – le dijo, aunque sonó más nervioso de lo que hubiese preferido
- ¿ha no? – acto seguido le robó un beso hambriento, era diferente al de otabek, ya que JJ intentaba robarle el alma con su tacto, lamió sus labios y se abrió paso a la tibia cavidad del rubio. Desde hacía tiempo que le tenía ganas, pero esa tensión se volvió cada vez más evidente hasta que su novia se dio cuenta y lo dejó por eso, JJ quería demostrar que no le importaba ella, que podía estar con quien quisiera. Sentía atracción por yurio, sí, amor, no.
La mente de yurio por mientras era un desastre, la lengua de su amor platónico se paseaba por su interior, había soñado con eso mucho tiempo, pero ahora que se hacía realidad no era lo que esperaba, es más, no le gustaba, y de alguna forma quería volver a sentir el toque tímido y tierno del Kazajo.
- ¡aléjate de mí! – le gritó dando una patada a su entrepierna y saliendo rápidamente por la puerta, caminó por el pasillo hasta los ascensores, pero haí algo llamó su atención. Había un ramo de flores en el basurero.
- me pregunto por qué… - decidió que no perdía nada si leía la tarjeta
“para Yuri Plisetsky:
Tal vez aun sea pronto para este tipo de regalos, pero de ahora en más empieza mi cortejo, espero que recibas estas flores de felicitaciones.
Te quiere
Otabek”
Mierda