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Platicas paternales por Ann Carmesi1

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 Yuuri estaba agotado, llevaba casi cuatro horas seguidas entrenando y sentía que en cualquier momento terminaría por colapsar, sin embargo, esa idea sonaba mucho más tentadora que seguir pensando en las estupideces que rondaban por su cabeza.

Maldecía internamente a Mila por ponerlo en esa situación tan problemática. Él era alguien totalmente feliz y despreocupado hasta hace unas horas...en las que la pelirroja se atrevió a decir… A decir ¡Joder que hasta la palabra le resultaba grotesca!

Pues esa bruja se atrevió a insinuar que él estaba enamorado, ni más ni menos, de Otabek Altini.

¡De su mejor amigo, por Dios!

Maldita bruja, seguramente estaba en otra de esas crisis de "soltería" por las que pasaba cada vez que cumplía una semana más sin novio.

¡Pero él no tenía la culpa de los traumas de la mujer!

Bueno, aunque gritarle solterona en medio de un ataque de ira tampoco ayudaba mucho, según la opinión de los demás.

- ¡Yurio, será mejor que descanses un poco! - gritó un japonés, preocupado al ver como el rubio empezaba a jadear a la mitad de la pista.

Ohh, esa era otra de las razones por las cuales se sentía tan molesto ese día, pues el idiota de Víctor había decidido hacer su compromiso oficial y habían invitado a todos los patinadores amigos a una cena para la celebración.

¡Un demonio, que para nadie era secreto eso!

- ¡No, cerdo, aún me falta más! -gritó con todo el orgullo de que era capaz de generar en ese instante.

Por fortuna, a comparación de Yuuri, Víctor conocía de años a ese molesto y difícil adolescente, y sabía que sólo faltaban unas pocas técnicas de insistencia para hacer que el rubio saliera de la pista.

¡Que Dios bendijera Mila y su gran afición por los chismes!

- ¡Yurio, será mejor que vengas en este instante o le enseñaré a Otabek la foto que te tomaron acurrucado con un peluche de gato cuando dormías! -amenazó a todo pulmón a un aterrado rubio que casi se cae en el hielo de la impresión.

- ¡Muérete, maldito anciano! - dijo alterado Yuri mientras se dirigía hacia la salida de la pista - Ojalá te atragantes con tu maldito pastel de bodas y te mueras. 

Si, puros buenos deseos salían de sus infantiles labios.

-Deja de molestarlo, Víctor - dijo nervioso Yuri al ver que el adolescente acariciaba "peligrosamente" el filo de la cuchilla de su patín derecho al mismo tiempo que miraba tentadoramente a Víctor.

Ohh no, no se quedaría viudo antes de casarse.

-Ohh, vamos Yuuri, no me vas a negar que es demasiado obvio que a nuestro bebé le sucede algo - acercándose al rubio mientras posaba su mano derecha encima de su cabeza - dinos Yurio, ¿acaso estás así de nervioso por la boda? ¿O por algún invitado en especial? -dijo divertido.

Podía parecer alguna especie de burla de parte del veterano, pero en realidad, desde que cenaron en aquella cafetería en Barcelona, había notado la mirada ilusionada que su pequeño alumno le dirigía al kazajo.

¡Que bello era el amor juvenil!

Lástima que Yurio fuera un tonto malhumorado incapaz de diferenciar el amor por los panes rellenos y el amor pasional.

¡¿Y así quería interpretar el Eros pasional?! menudo crío sin experiencia.

- ¡¿Qué rayos quieres decir con eso, anciano?! – 

- ¡No soy ningún anciano, mocoso irrespetuoso! - se defendió de la falta de tacto del menor - ¡¿Acaso así le hablas a Yakov y Lilia?! 

-Claro que no, a ellos si los respeto - dijo con una sonrisa arrogante al ver la cara desencajada del otro.

¿Y se atrevían a decir que el infantil era él?

-Yo creo que será mejor que ambos se calmen y guarden silencio - pidió/ordenó el moreno, de seguir así, alguno de los dos terminaría con la cabeza atorada en el hielo... De nuevo. 

- ¡Pero si él empezó a molestarme! - dijo Plisetsky, señalando acusadoramente al mayor.

-Yo no dije nada, Yurio, tú mismo fuiste quien se delató con su actitud - argumentó sacándole la lengua.

En este tipo de situaciones, era cuando Yuuri se preguntaba cuál de los dos rusos era el adolescente con problemas de personalidad.

- ¡Yo no me he delatado de nada! - alegó frustrado. Él, muriendo en vida por no saber definir sus sentimientos por Otabek, y todos sus compañeros burlándose de él. 

Bueno, al menos el cerdo y Lilia parecían tener un poco de comprensión.

-Entonces, Yurio -dijo Yuri sentándose en las bancas del gimnasio, mientras palmeaba el asiento vacante en señal de que tomara asiento a su lado - ¿Qué es lo que te tiene así de nervioso?

Yurio podía asegurar de que en esos meses ese par habían aprendido a leerlo mejor que él mismo, así que para la pareja era evidente de que, cuando su bebé tenía algo, se refugiaba en el hielo hasta aclarar su mente.

Podían parecer fastidiosos o los ojos del adolescente, pero a pesar de las bromas y la violencia -de parte de Yurio- se preocupaban sinceramente por él. 

-Yo no estoy nervioso, cerdo - dijo inflando los mofletes mientras refunfuñaba.

-Vamos Yurio, sabes que puedes confiar en nosotros, ¿cierto? -dijo calmadamente Víctor, mientras tomaba asiento en el piso, enfrente de los otros dos.

-Y-Yo, lo sé - respondió rendido, ¿Para que se hacía del rogar? Si necesitaba urgentemente platicar eso con alguien relativamente maduro - Pero es que, no sé, enserio que no lo sé - decía frustrado mientras se rascaba la cabeza con la mano - se trata, de, de su boda. 

- ¿Te molesta que nos casemos? -dijo suavemente Víctor 

- ¡Claro que no! - se apresuró a decir, en realidad, estaba muy feliz por ellos, pero no tenían por qué enterarse de eso - p-pero Otabek vendrá -acabó de decir con un ligero sonrojo que les pareció adorable a los demás.

Yurio era algo así como un gatito arisco que pocas veces se dejaba acariciar, pero aun así daba ternura.

Claro que ese pensamiento se lo guardarían hasta la muerte.

- ¿Eso es malo? ¿Acaso no es tu amigo? - dijo extrañado Yuuri, pero de pronto la sonrisa en la cara de Víctor lo calmó. 

-No se trata de eso, amor - decía acomodándose mejor en su "asiento" -lo que nuestro pequeño Yurio tiene, es un enamoramiento hacia Otabek, ¿es eso lo que te está molestado, querido? -intentó decir eso en el tono más dulce y paternal que pudo crear, era el momento de mostrarle a su prometido lo maduro y sabio que era.

Lástima que la poderosa patada en la cara que recibió del otro destruyó todo vestigio de respeto que quiso mostrar.

- ¡¿Qué rayos te pasa, por qué me golpeas?! -dijo Víctor terriblemente adolorido mientras rodaba en el piso.

-¡¿Qué rayos te pasa a ti?! -dijo rojo de coraje - ¡Yo no estoy enamorado de Otabek! 

-Yurio t-tranquilízate -pidió nerviosamente Yuuri - platiquemos como adultos ¿Bien? -sabía perfectamente que la palabra "adulto" serviría como la carnada perfecta contra Yurio - así que sentémonos de nuevo y dime... ¿Qué piensas de Otabek? 

-Y-Yo, no estoy seguro -decía calmadamente para sorpresa -y frustración - de Víctor - es un patinador cool y genial, no…No lo hace nada mal - recordando con un brillo en los ojos la actuación en el Grand Prix - además es súper interesante y su moto lo hace ver tan cool - recordando lo genial que se sentía cada vez que Otabek lo subía a dar una vuelta.

-Ya entiendo -decía divertido un adolorido Víctor en el piso - Te parece interesante su talento y esa imagen de chico malo.

- ¡Pero él no es ningún chico malo Hum! - inmediatamente salió en defensa del otro -Sólo...sólo es alguien serio cuando no conoce mucho a alguien, pero en realidad es muy divertido e inteligente, también es súper noble, pues la mayoría de sus ganancias las dona para los niños pobres de Kazajistán ¿Sabían que eso es posible? ¡Además fue el primer kazajo en destacar a nivel mundial en el patinaje! ¡También prometió enseñarme a andar en motocicleta en cuanto consiga mi licencia! - ambos adultos no pudieron evitar temblar ante la idea de Yurio en una máquina mortal, para los demás - ¡También es bastante bueno en otros deportes extremos, y una vez con sus padres fue a un campamento y encontró una serpiente del tamaño de un humano, además...! - hablaba sin control sobre las virtudes del otro, sinceramente Víctor y Yuuri se preguntaban si el menor nunca necesitaba respirar, pues parecía no hacerlo de lo rápido que hablaba.

- ¡Alto, alto ahí! - dijo entre risas Yuuri -Ya entendimos lo "cool" -imitando la manera de hablar del menor -que te parece Otabek.

-Bueno, es alguien sorprendente - alegó avergonzadamente Yuuri, pues apenas acababa de darse cuenta del ridículo que hizo al emocionarse tanto.

-Y dinos, Yurio -intervino de nuevo Víctor - ¿Qué sientes cuando estas cerca de él? 

- ¿Sentir de qué? – 

-Vamos, no te hagas el desentendido, sabes perfectamente a lo que me refiero - sintiéndome raramente divertido ante la incomodidad del otro, se lo debía por su nariz inflamada.

-E-Eso -Joder ¿Desde cuándo tartamudeaba tanto? Estúpidos ancianos - yo... yo me siento extraño, como si mis pasos se volvieran torpes y unas ganas de vomitar me entraran de repente, además de que siento que mi estómago estuviera peleando dentro de mí - Víctor río ante eso, pero bueno, no es como si el menor fuera a usar frases como "mariposas en el estómago " - y me dan ganas de alejarme de él, pero al mismo tiempo no quiero separarme de su cuerpo, ¡es tan raro! - decía jalándose los rubios cabellos - ¡Y no empezó ayer, ya lleva tiempo pasándome esto! Desde el día que la pasamos juntos en Barcelona -terminando por dejar caer depresivamente su cabeza entre sus manos.

Eso es lo que lo tenía de esa manera, ayer el kazajo, en cuanto fue interceptado por Yurio en el aeropuerto, fue arrastrado -literalmente - por el ruso a todas partes, total, no es como si Otabek pensara pasar el tiempo con alguien más.

Aceptó la invitación a la cena de compromiso más específicamente por pasar esos días con Yurio que por la boda en sí. 

-Una última cosa Yurio ¿Cómo te sientes cuando las fans de Otabek se acercan a él? - decía tranquilamente el japonés, seguramente diría algo como "triste" o "inseguro "

-Quiero arrollarlas con la motocicleta – contestó rápida y calmadamente, totalmente seguro de sus palabras. 

Los dos adultos sintieron una gota resbalar por su cabeza antes las palabras del rubio.
Si, definitivamente harían todo lo posible por evitar que ese muchacho obtuviera una licencia, era como entregarle cien litros de gasolina y un encendedor a un pirómano.

-N-No creo que eso sea una buena idea -decía nervioso Víctor, sin duda alguna empezaría a plantearse la idea de no volver a molestar al menor - Pero yo propongo algo.

Eso logró llamar la atención del rubio, el cual se encontraba en "Yurilandia" imaginando todo lo que haría en su futura moto.

-Habla ¿Proponerme qué? -dijo interesado ante la mirada determinada del otro.

-Como es indiscutible que sientes algo más que una simple amistad hacia Otabek - poniendo las manos enfrente de su cara para evitar otra amistosa patada -y que te mueres de celos cada vez que lo ves cerca de alguien- riendo ante lo roja que se puso la cara de Yurio - ¿Por qué no lo invitas a salir esta noche? Al fin y al cabo, la cena es mañana, así que no pasar nada si se pierden un poco entre las calles de Moscú, trajo su moto ¿verdad? Salgan a pasear.

Por primera vez en toda la tarde, Yurio a permitió soltar una relajada risa.

Daba igual que tan torpes, pervertidos, entrometidos y anticuados fueran ese par, los amaba y se sentía realmente bien saber que podía acercarse a ellos y pedirles algún consejo.

-Creo que eso haré, le enviaré un mensaje ahora mismo - decía entusiasta mientras sacaba su celular de su chaqueta deportiva. 

-Además, si intentas dar tu primer beso hoy, sólo déjate llevar y lleva crema para los labios, tampoco comas nada que te deje la boca apestosa -se atrevió a soltar esa bochornosa bomba el japonés, pero vamos, no siempre tenía que ser el serio de la relación. 

Y antes de que Yurio tuviera la oportunidad de gritarle hasta de lo que se iba a morir, la faceta de padre celoso de Víctor salió a la luz.

Pero entiéndanlo, que pasar tanto tiempo al lado de pervertidos como Cris o Georgi, lo habían vuelto bastante paranoico con su pequeño pupilo/bebé. 

- ¡Claro que no! ¡Él aún es muy joven para esas cosas, así que no hará nada que incluya una lengua y volverá temprano! ¿Verdad? -volteando anhelantemente ante la afirmación que esperaba del otro.

Lástima que lo que escucho termino por romper su recién estrenado corazón de padre.

-No creo que lo de volver temprano sea posible, Víctor - volteando con una sonrisa después de recibir el mensaje de Otabek diciendo que estaría ahí en diez minutos - le prometí ayer a Otabek que dormiría con él estos días, como vino sin nadie más, no quería que se sintiera tan sólo en el hotel, por otra parte, prometió mostrarme algo genial está noche, ¡muero de ganas por saber que será! -imaginando que quizás esa noche obtendría algo de la experiencia de la que tanto alegaban los otros patinadores -Pero no tienen idea de cómo me ayudó con mis dudas el hablar con ustedes -decía terminando de abrocharse las agujetas de sus tenis y dirigiéndose a la salida con sus patines colgando en su espalda -¡Hasta mañana! 

Y tras decir eso salió corriendo bastante emocionado por la gran entrada.

Por su parte, los otros dos adultos estaban estáticos en su lugar. 

-V-Víctor... ¿Te encuentras bien? - preguntó preocupado el japonés al ver que su prometido quedó ido en el piso.

-Lo mataré, te juro por todas las medallas de oro del mundo que arrollaré a ese tipo con su propia motocicleta -expresaba fríamente el mayor en el piso - ¡No permitiré que nadie le quite su inocencia a Yurio! ¡Primero muerto!

-Ohh, vamos Víctor, el ya no es ningún niño inocente -decía enternecido ante el berrinche que estaba protagonizando el otro -Además, esto es parte de crecer.

Para posteriormente levantarse de su asiento y estirar un brazo hacia su prometido.

-Pero es que, aún es muy pequeño - pateando el suelo mientras que amargas imágenes atravesaban su cabeza.

-Ya no lo es, vamos, mejor apurémonos en volver que tenemos que arreglar muchas cosas para mañana.

Y así, ambos adultos salieron por el mismo lugar en el cual huyó Yurio minutos antes, sólo para encontrarse con la escena de un par de jóvenes arrancando en una moto.

Víctor debía de afrontar la idea de que Yurio estaba creciendo, y de que esa misma noche, empezaría a practicar cosas más adultas, con su próximo novio.

A fin de cuentas, Otabek pasaría una semana en Rusia.

Notas finales:

Si te gustó un poco esta historia, déjale un review a esta escritora amante de Yurio y Otabek, me animan a seguir con mis locuras.

Después de ver tantos memes sobre un Víctor con complejo de padre celoso, no pude evitar que esto saliera de mi mente jaja, además, las hormonas hacen mella, y con Otabek cerca, no se debe desperdiciar la oportunidad XD.

Besos.

Ann.


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